Cantaores: Paco 'El Gasolina', Chano Lobato, Antonio Ruiz, Jesús Heredia, María 'La Coneja' Agustín Fernández, Manuel 'El Flecha', Luis Caballero, Maite Maya, 'Talegón' de Córdoba, 'Mijita' hijo y Jesús 'El Almendro'.
La primera antología de cante del siglo XXI Medio siglo después de que Pedro del Valle Picardo, 'Perico el del Lunar' para la afición, hiciera historia con la primera antología de cante flamenco jamás grabada, su hijo y tocayo, en colaboración con la casa discográfica Original Future Sounds (OFS) de Sevilla, ha repetido la experiencia produciendo la primera antología de cante del siglo XXI. Habían sido años flacos para el flamenco. Durante más de tres décadas, un par de generaciones, reinaba la 'ópera flamenca' con Pepe Marchena como monarca indiscutible. Los cantes básicos como la soleá, la siguiriya o las tonás, apenas subsistieron en los entornos privados o entre unos pocos profesionales como Tomás Pavón o Juan Mojama que fueron reacios a interpretar aquellos cantes floridos, recargados y sensibleros y optaron por la integridad artística. En 1922 Manuel de Falla había organizado el Concurso de Cante Jondo de Granada con la intención expresa de promocionar la conservación del cante más tradicional o puro, pero el destino se burló de sus propósitos y fue a partir de entonces que la 'ópera' empezó a adquirir una popularidad desorbitada. Esta fue la puesta en escena en 1954 cuando Perico del Lunar, reunió a los cantaores maestros del tablao madrileño Zambra para dejar testimonio permanente de los cantes clásicos del repertorio flamenco. El producto final fue una obra que según José Blas Vega «resultó básica para la revalorización del cante flamenco». Casi cincuenta años después, en 2002, cuando no queda ningún sobreviviente de aquel noble empeño, Perico del Lunar hijo ha querido llevar a cabo un proyecto muy similar, con resultados admirables si desiguales. La globalización nos hace más sensibles a la consideración de las culturas genuinas Habría que establecer primeramente ¿qué es una antología? ¿Qué finalidad tiene que la diferencie de una grabación cualquiera? Una antología siempre aspira a más y presume de propósitos más elevados que una grabación aislada. Se pretende demostrar, conservar o destacar alguna cosa. Si Antonio Mairena con su «Archivo del cante flamenco» dio especial protagonismo al cante gitano, en esta antología hay de todo: «algunos cantes puramente jondos y otros sencillamente andaluces» como dice Francisco Almazán en el escueto librito que acompaña los tres CDs. Sugiere además que la misma globalización (eufemismo que podemos tomar aquí como una referencia oblicua a la fusión) «nos hace más sensibles a la consideración de las culturas genuinas» y ya con esto se delata una parte importante del propósito de esta antología. Del director artístico, Perico del Lunar hijo, subraya su «regusto y clasicismo y la ambición de ofrecer una representación de los principales cantes o 'palos'». En cierto modo, esta intención explícita, por otra parte bien cumplida, revela lo que es uno de los fallos de la colección: se da excesiva importancia al mero desglose de cantes sin tener en cuenta la respectiva importancia de los mismos en el contexto actual del flamenco. Una soleá (porque sólo hay una) recibe la misma atención que la farruca, la mariana o las bamberas, cantes en desuso que apenas reúnen cualidades para merecer su inclusión en una antología de cante flamenco; hace cuarenta años Antonio Mairena los omitió por completo. En 1954 pocos cantaores o aficionados distinguían los estilos de las diferentes comarcas cantaoras o creadores específicos. Para bien o para mal, los seguidores del cante flamenco hoy en día hacen gala de estos conocimientos y resulta pobre 'Soleá de Alcalá' como corte único de este palo tan fundamental, extendido y variado.
Los aficionados que sienten un cariño especial Los aficionados que sienten un cariño especial por la antología de Perico padre estarán satisfechos con esta segunda entrega, pero la obra peca de excesiva nostalgia. Ojalá el hijo hubiera sabido emular sin imitar, aportando su personalidad que por la fuerza de la razón ha sido tocada por la segunda mitad del siglo veinte. Perico hijo ha heredado el toque intimista, escueto y sin extravagancias de su padre, una forma de tocar algo anacrónica en la era después de Paco de Lucía, no porque estamos obligados a adornar y trivializar, sino porque es un aire caduco. También hubiera sido interesante traducir los cantes de la primera obra a un lenguaje actual, pero se busca lo contrario con algunos cantaores que parecen haber sido elegidos porque recuerdan voces de la antología antigua. Antonio Ruiz por ejemplo canta con la misma dulce fragilidad de Bernardo el de los Lobitos, Chano Lobato ofrece una obvia imitación de Chaqueta por romeras. Perico hijo ha heredado el toque intimista, A diferencia de otras antologías, la distribución aleatoria de los cantes por los tres CDs refleja la clara intención de no agrupar cantes emparentados. El primer disco abre con Tangos de Málaga, Bulerías por Soleá, Livianas Serranas, Cantes de Siega y Temporeras, y así sucesivamente. Sólo los estudiosos más empedernidos podrían quejarse – los demás podemos estar agradecidos porque es una antología para escuchar, no sólo estudiar.
Si damos por válida la propuesta de representar el mayor número de cantes, nos resulta más fácil aceptar el curioso cartel de cantaores que intervienen. Artistas de primera línea, solo hay uno: Chano Lobato, que interpreta Bulerías por Soleá, Tanguillos de Cádiz y Romera. Luego hay unos cantaores menos conocidos como Jesús Heredia, Luis Caballero, Talegón de Córdoba, Manuel El Flecha y el joven Mijita hijo. Los demás son muy poco conocidos, con más o con menos dominio, y más o menos fama local, incluyendo dos voces femeninas, en total, doce cantaores para 35 estilos. De la antología original se suprimen saeta, sevillanas, alboreá, polo, martinete, nanas y verdiales, pero se agregan campanilleros, villancicos, zambra del Sacromonte y romance. A pesar de algunos defectos, hay A pesar de algunos defectos, hay momentos que rozan lo genial. Jesús Heredia no es una máxima figura del cante, pero sus hermosos Cantes de Siega y Temporeras rezuman sabor campero y autenticidad. Talegón de Córdoba es un gran profesional del cante para baile que hace años se dedica a la enseñanza del cante, y sus caracoles son valientes y personales. Alfonso Carpio 'Mijita' hijo es un joven jerezano que derrocha aire plazuelero y conocimientos más allá de sus años con tientos, fandangos de Manuel Torre y valientes toná y debla. Los melismas sin melindres de Maite Maya son especialmente aptos para los cantes de ida y vuelta y unas granaínas. Chano Lobato por tanguillos jamás tiene desperdicio. Paco el Gasolina posee el tipo de voz añeja y afillá que gusta a todo aficionado, y sus bulerías de 'El Chozas' a palo seco son una delicia. En resumen, algunos elementos altamente interesantes, otros curiosos, otros francamente cruditos. Una colección de veteranos cuyo mejor momento quizás ya pasó, y jóvenes para los que ese momento todavía no ha llegado. Como punto positivo, la clara intención de documentar las formas, los cantes como son. Una antología siempre es un proyecto ambicioso y arriesgado y aquí el balance de la relación técnica/conocimientos cae por su propio peso en el lado de los conocimientos, dejándonos con una antología de interés didáctico – un documento correcto pero 'corto'. |