Si hay una voz capaz de fusionar dos estilos tan diferentes como el flamenco y el soul, esa es la de Pitingo. Su ‘Soulería de ida y vuelta’ llegó a la ‘Catedral del Cante’ del 63 Festival Internacional del Cante de las Minas, con el respeto que le profesa a este lugar donde comenzó su carrera en 2004, cuando fue galardonado como Cantaor Revelación en La Unión. Ahora, 20 años después y con el recinto lleno, Pitingo dedicó su concierto a los grandes maestros que lo acompañaron en sus inicios y que ya no están, como Enrique Morente y Juan Habichuela, entre otros.
Con una voz firme y segura, Pitingo demostró su dominio del escenario, logrando que la mezcla de nervios e ilusión se transformaran en una noche especial, en la que el público se rindió a su talento. El concierto comenzó con una primera parte flamenca cantando por soleá y seguiriya, acompañado solo por la guitarra de Jesús Núñez, y continuó con malagueñas y bulerías, ya junto a su banda, que incluía instrumentos de viento y seis coristas.
Al ritmo de ‘Soulería’, la noche cobró vida. “Para mí es una noche muy feliz, porque son 20 años de carrera desde que todo empezó aquí, concursando”, confesó al público, mostrando orgulloso el ‘Castillete de Oro’ que había recibido horas antes. “El verdadero premio es estar aquí, después de 20 años, con su apoyo, llevando el flamenco por el mundo entero”, añadió, agradeciendo a Paco de Lucía, Enrique Morente y Juan Habichuela, así como al festival de La Unión, por su apoyo.
Durante el concierto, Pitingo puso en práctica uno de sus principios: “al flamenco hay que darle personalidad y no se puede imitar”. Así, presentó en primicia su versión de ‘Con los años que me quedan’ y versionó ‘Ángel’ de Jon Secada, dedicada a su esposa.
Momentos de gospel se intercalaron gracias a su coro y músicos, con versiones de temas populares como ‘A puro dolor’ que emocionaron al público, y su interpretación de ‘Cucurrucucu’ solo con guitarra y voz.
Pitingo aprovechó para hablar sobre su mestizaje y la historia de su familia, mencionando a su padre Guardia Civil y su madre gitana. Con ‘Stand by Me’ de Ben E. King, el público de más de 1.000 personas acompañó con chasquidos de dedos y voces. La noche culminó con ‘Guantanamera’, ‘Kimbara’ y ‘Killing Me Softly’, con el público en pie. Pitingo concluyó agradeciendo al público, asegurando que eran “el mejor público del mundo”, y se despidió “como se van los gitanos”: por bulerías, dejando una profunda impresión en todos los asistentes.
Vídeos & fotos: @Manjavacas.flamenco
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