De tu mano. En homenaje a la carrera artística de la maestra Merche Esmeralda.
Centro Social Blas Infante – 6 de marzo 2025 – Festival de Jerez
Foto portada: Ana Palma – Galería fotográfica & vídeo
Detrás de toda forma de tributo a quienes admiramos-amamos-agradecemos, suele haber al menos dos cuestiones de fondo: una, parapetarnos tras el nombre consagrado (y evitar así indagar en nuestros adentros para averiguar qué tenemos que decir) y/o dos, considerar de justicia, desde el honesto epicentro del sentir, revalorizar los aportes y la figura de alguien insuficientemente reconocida. A veces ambas van de la mano, pero el ejercicio en el que cada vez más mujeres flamencas se sumergen para iluminar las vidas de otras tiene poco que ver con personalismos y mucho con ocupar nuestro digno lugar y contribuir a que lo hagan las demás. La justicia social como acto de amor.
Así me llega De tu mano, un espectáculo de corte tradicional y estructura sencilla y limpia que invita a revisitar la figura de Mercedes Rodríguez Gamero, Merche Esmeralda, a través del baile de Gloria del Rosario, de quien es maestra y a quien propuso nombre artístico inspirada en el segundo apellido de la madre de la bailaora. Mujeres trayendo a la luz a otras, insisto. Y ya que hablamos de luminosidades, traigo a colación el trabajo preciso de Olga García en su diseño de luces que con su conciencia profunda de su oficio regula intensidades, modula volúmenes y crea así nuevos espacios escénicos, entre otras consecuencias de su labor (esto no es publicidad encubierta sino otro acto de amor).
Es la voz de la propia Mercedes -en una clase magistral a Gloria- la que inicia la pieza. Guiada por los ajustes corporales que recomienda esa voz, las explicaciones, consejos y jaleos, la sevillana baila, gira, repite el gesto, explora en él, respira, modifica la postura y la mejora, la guarda. La precisión y el conocimiento del propio cuerpo también se enseña. El metrónomo de fondo nos transporta a una sala de estudio y nos recuerda la exigencia tremenda de este oficio con su latido incesante y machacón sobre nuestras cabezas.
Con las lecciones de la maestra como impulso y estímulo, Gloria del Rosario baila rigurosa, expresiva, llenando el espacio escénico con la elegancia que mandan los cánones de la escuela sevillana, la suya. Y la mantendrá en la solemnidad por una siguiriya coreografiada por Esmeralda y con idéntico vestido que en aquel baile junto al Chato de la Isla y a Manolo Sanlúcar en Televisión Española. De tu mano bebe directamente de la bailaora que deslumbró a Mairena, pero no sólo por una querencia personal con la que podemos estar o no de acuerdo, sino por la creencia firme de que los aportes a la danza y su sabiduría para con la conciencia corporal de Merche Esmeralda son claves en el desarrollo bailaor.
Gloria no dejará de sonreír en ningún momento de la cantiña ejecutada con flecos y bata de cola para pasar de esa alegría y exuberancia al fragmento de Medea -coreografiado por Alberto Sellés, también codirector de la pieza- el más libre y carismático, donde apreciamos lo bien que le sienta a Gloria dejarse llevar por alguna que otra fuerza oscura. No viene nada mal como contrapunto a cierta candidez o a ese roneo templado con los músicos por guajira, que huele desde luego a otras épocas.
Con el trabajo impecable de Pepe de Pura y Manuel Pajares al cante y la guitarra de Ramón Amador, rematará por garrotín y unas sevillanas de Sal Marina con el faldón entrecerrado y ya despidiéndose tras un ejercicio a la altura de las circunstancias, la de su primera apuesta en solitario y la de rendir tributo y hacer justicia a quien ama-admira-agradece. Y me recuerda a un SMS que recibió mi madre hace unos años sin saber de quién: no importa el tiempo ni la distancia, sólo el amor. Te quiero siempre.