Texto: Carolina Le Port
La ciudad atesora varios de los momentos épicos de ambas disciplinas juntas y separadas como ocurre en Barcelona o Madrid.
El Festival Internacional de Jazz de San Sebastián “Jazzaldia” celebra este año su edición número 58. De la Plaza de la Trinidad hasta el Auditorio Kursaal la ciudad se transforma en una Jam Session urbana entre el 21 y el 26 de julio. “Desde el comienzo, y hace ya seis décadas ha estado muy pegado al público, porque fue una iniciativa impulsada por aficionados que estaban deseando ver música en directo. Enseguida la plaza de la Trinidad empezó a tener un ambiente muy especial, con mucho entusiasmo por parte del público que iba allí con su bocadillo a ver un concierto tras otro. Como un “plan de comunión” con la música, y con los demás, que en los años 60 tenía mucha relevancia. Ese afecto de la ciudad por el Jazzaldia se ha mantenido siempre, incluso en algunos momentos de incertidumbre, y se ha ido multiplicando con la incorporación de más escenarios y más público visitante. También influye que los tres grandes festivales veraniegos de San Sebastián, con la Quincena Musical y el Festival de Cine , han tenido siempre el apoyo del público de la ciudad, y con una continuidad muy sólida a lo largo de las décadas. Y especialmente el Jazzaldia, por sus escenarios al aire libre tiene un sentido comunitario muy particular, también por la calidad que ha mantenido siempre la programación, adaptándose al cambio de los tiempos y a públicos diversos, pero sin perder la exigencia musical”, me explica Ricardo Aldarondo, reconocido periodista cultural donostiarra.
En esta edición el pianista y compositor nipón Yosuke Yamashita y el trompetista italiano Enrico Rava, reciben el premio Donostiako Jazzaldia en días consecutivos en el Teatro Reina Victoria. Lluis Cabrera, fundador del Taller de Músics recuerda: “en los ochenta el festival organizaba un concurso de jazz, que por cierto tenía una incidencia enorme en el sector. Dos propuestas que salieron del Taller “A Free K” con Xavier Capellas, Jorge Rossy, Mario Rossy, Joan Marcet, Perico Sambeat, Ramón Cardo y Eladio Reinón obtuvieron un primer premio. Al año siguiente el segundo fue con “Beboporum” formado por Mercedes Rossy, Marc Miralta, Guillermo Prats, Joan Sanmartí, Xavier Figuerola, Sergi Vergés, Jorge Rossy. Ese año quedó primera la portuguesa María Joao”.
Esta línea pirenaica de San Sebastián a Barcelona para aprender y enseñar, dejó una impronta en la sólida comunidad jazzística de la ciudad condal que asumió, compartió e incluso transformó la musicalidad de artistas como Iñaki Salvador, Patri Goialde, Javier Juanco, Sorkunde Idígoras, Iñaki Ascunze, Guillermo McGill, Iñaki Andueza o José Luis Gámez entre otros. Esos “cantes de ida y vuelta” que son esenciales para dotar de herramientas a las improvisaciones y estructuras en el jazz. Cuando entendemos que la raíz tiene que alimentarse para que la planta crezca y poder formar parte de un ecosistema incuestionablemente diverso: estamos creando, de lo contrario aniquilamos cualquier probabilidad de enriquecimiento cultural. Cuando sólo hablamos del rizoma y del tiesto donde fue plantada y venga a echarle agua y a decirle lo bonita que es su raíz, existen muchas probabilidades de que la planta muera sola y ahogada. El fundador del Taller de Música, Luis Cabrera, desde luego sabe cómo alimentar a los ecosistemas para que sean diversos en la adversidad. Generó un espacio espiritual y material en Barcelona desde el que Enrique Morente, Miguel Poveda, Mayte Martín, Chicuelo, Juan Ramón Caro o Rosalía; pasando por los jazzeros Perico Sambeat, Jorge Rossy, Sean Levitt, Gorka Benítez, Chano Domínguez, Marc Miralta, Javier Colina, David Xirgu, Joan Monné o Vicens Solsonase; se colocaron sus alas para volar, me añade: “Fermín Muguruza ideó el proyecto “Micaela Chalmeta Big Band” estrenada en Donosti y contratada por Miguel Martín”. Fue una propuesta que Muguruza recogió frente a la demanda de visibilización de la diversidad de género en la música y en la práctica totalidad de este proyecto las instrumentistas eran mujeres. No estaría mal que también recogieran esta propuesta quién tiene entre sus competencias, la responsabilidad de seleccionar las direcciones de los grandes festivales de música (en todas sus vertientes) y otras artes escénicas y audiovisuales; y empezasen a pensar en las mujeres y en la diversidad cultural y étnica para ampliar las direcciones artísticas y ajustarse a la realidad del mundo en el que vivimos.
La capital donostiarra está atravesada por una línea cantábrica flamenca. Esa pureza del flamenco en la casa, se conserva en muchos caseríos en Guipúzcoa a los que sólo tienen acceso los miembros de la comunidad gitana creando una cartografía sonora vasco-flamenca muy particular, utilizando instrumentos tradicionales vascos en esas reuniones en familia. Algunos de estos artistas decidieron abrir las puertas y mostrar su forma de hacer. Ese fue el caso de José Antonio Jiménez Barrul “El Txipi” (1976-2012), quien acompañó como cantaor al guitarrista Pascual Gallo (colaborador habitual de Paco de Lucía) y publicó en 2004 el disco “Suena del Norte” arropado por la comunidad gitana de Donosti. El tema que da título al disco contiene una ornamentación con txalapartas colocadas de tal forma que consiguen una extraordinaria armonización entre lo tradicional vasco y el flamenco. Para los que quieran saber más, el doctor David Martin Sánchez tiene publicado con la editorial Txalaparta “Historia del pueblo gitano en Euskal Herria”.
La otra puerta abierta es el especialísimo “Concurso de Cante Flamenco” que se celebra en San Sebastián desde hace más de 20 años. Concretamente desde el 2001, el mismo año que se funda Musikene (Conservatorio Superior de Música del País Vasco). Montxo Jiménez, miembro de la asociación que lo organiza “Kamelamos Adikelar”, me cuenta: ”Mi abuelo Montxo se llamaba José Ramón Jiménez Amaya. Era un amante del flamenco, tanto en lo musical como en todas las otras formas en que podía verse reflejado (la pintura, la literatura…). La peña “La Paquera de Jerez” en el barrio de Amara, la inauguró mi abuelo a finales de los 90, con la idea de acercar y enriquecer esta zona con el flamenco. Comenzó con una cosa que se llamaba “Raíces Gitanas”, que fue programado en la Universidad de Deusto, y en otros espacios en Zurriola, Rentería… De aquella actividad nació la idea del Concurso de Cante Flamenco de San Sebastián en el año 2001 en el Teatro Principal y tuvimos como artista invitado a Ramón “el Portugués”, y desde entonces nos han acompañado artistas como Esmeralda Rancapino, Guadiana, Remedios Amaya, Montse Cortés, Rancapino Chico, Paco de Léon o Diego del Morao. Allí en el Sur, llaman a nuestro concurso el de “la Sillita” por la imagen del cartel. Los concursantes tienen que prepararse dos palos y David Escudero es quien acompaña con la guitarra. Desde que falleció mi abuelo incorporamos un nuevo premio en honor a su memoria”.
Álex López Allende (programador en Dabadada y Altxerri) arrancó su incursión en las propuestas flamencas con Rancapino Chico: “Sí tengo claro que cada persona que ha tenido la oportunidad de acercarse a alguno de los que hemos organizado nosotros, se queda pillada con la verdad que se transmite en contextos tan cercanos e íntimos. El que viene acaba abrumado ante esa sensación, el pellizco, por tirar del tópico, tan difícil de sentir con casi ninguna música”. López Allende propuso al público del Dabadaba a una incipiente pero desconocida para la gran mayoría Rosalía en marzo de 2017 con Raül Refree: “allí estaba presentando Los Ángeles. Fue algo histórico, algo que creo que nos trascendía”. Precisamente, la barcelonesa contó en su entrevista en el exitoso programa “Hot Ones” hace unos días que el “Jazz Sí” de Barcelona era su local favorito para cantar. Lo define como una especie de “Catedral del Flamenco” bajo la convivencia de músicos de jazz y de ortodoxia flamenca. También el flamenco y el jazz han compartido sacros lugares en Madrid: el emblemático Colegio Mayor San Juan Evagelista “El Johnny” y el Café Berlín, de quien es Bandolero (el día 23 de julio estará en el teatro Reina Victoria) el programador del Festival de Flamenco que se organiza anualmente.
Me atrevo a sugerir que al menos existen dos ediciones del Jazzaldía en las que forman parte de esos espacios de culto politeísta. La primera es en el año 2002 cuando la celebración del 20 aniversario de la discográfica “Nuevos Medios” de Mario Pacheco se convierte en un espectáculo de jazz y flamenco con Carles Benavent, Tino di Geraldo, Jorge Pardo, Diego Carrasco y Diego Amador (“el Ray Charles Gitano”). El tercer sitio para su representación tras Barcelona (Festival del Grec) y Madrid, se eligió a San Sebastián y su emblemático festival de jazz: “Mi padre se sintió muy arropado por unos y por otros. Fue todo muy bonito. Muy especial”, recuerda María Pacheco (Directora de Nuevos Medios). Donosti era la única ciudad en la que coincidiría con Chick Corea, que también estaba programado en el festival, y decidieron invitarle a participar en su espectáculo: “Carolina, te cuento”, me dice Benavent, ”estas actuaciones se te quedan siempre muy grabadas. Actuar con Chick Corea era siempre estar con alguien con una visión ejemplar. Ese listado de consejos escritos por él, y se hacía especialmente presente el de “toca para que los otros músicos suenen bien. Toca cosas que hagan que la música, en general, suene mejor…” Aquella noche estábamos Tino, Jorge Pardo y yo, nos acompañó Chick en Ziryab y luego claro que formó parte del fin de fiesta, dónde estábamos todos los músicos que habíamos participado.” La Trinidad vivió algo que nunca había ocurrido antes y que jamás volvería a repetirse: Tino, Chick, Amador o Carrasco… Eso es en esencia un festival: que ocurran cosas que no pasan dentro de un circuito habitual.
Pasó una mayoría de edad completa hasta que Carles Benavent volvió a ser convocado en la plaza de la Trinidad. En la edición del 2020, el bajista más internacional que tenemos hizo doblete. Un primer show con Tino di Geraldo y Jorge Pardo y dos días después con Roger Mas y Aleix Tobías. “Ocurre que muchas veces actúas en grandes festivales más fuera que dentro, pero el 2020, el año de la pandemia, lo cambió todo y también esto”, cuenta Benavent. Efectivamente esa edición Chano Domínguez, Marco Mezquida, Perico Sambeat, Chicuelo, Sílvia Pérez Cruz, Antonio Serrano, Javier Colina, David Xirgu, Raül Refree junto con la portuguesa Lina, Josemi Carmona, Barrueta o Tino di Geraldo…sólo faltaron Pepe Habichuela, Joan Albert Amargós e Israel Suárez “Piraña” para tener allí a todo el santoral flamenco-jazzero (y otras aves) reunido.
El flamenco comenzó a formar parte del repertorio del Jazzaldía desde mediados de los años 80. “El festival empezó a abrirse a otros géneros y el flamenco ha tenido una presencia constante. Desde Paco de Lucía a Chano Domínguez, Jorge Pardo, Josemi Carmona, Martirio o Buika, siempre cerca de la fusión de géneros y a menudo en combinación de diferentes talentos: B. B. King con Raimundo Amador; Bebo Valdés con Diego El Cigala, Chicuelo con Marco Mezquida o Jorge Pardo con Niño Josele” relata Aldarondo. Siendo así que Juan José Heredia “Niño Josele”, actúa esta semana dentro del JazzEñe, siendo uno de los 8 proyectos seleccionados (de los más de doscientos sesenta que se presentaron) y que es fruto de la colaboración de la Fundación SGAE, el Ayuntamiento de San Sebastián y el propio Jazzaldía: “A los que conocen el mundo del jazz saben perfectamente los grandes artistas que han pasado por este festival. A nosotros nos gusta mucho tocar en grandes festivales, porque así tú como artista te pones una meta muy alta para dar lo mejor de ti allí y ponerte a la altura de los grandes músicos en los que tú te has visto reflejado”, explica el guitarrista almeriense.
Niño Josele estrenó en 2022 su último disco “Galaxias”, que contiene colaboraciones con Chick Corea, Jorge Pardo o la Tremendita. De su primer disco titulado “Calle Ancha” (1994), le separan trece discos y más de treinta años de profesión “de esta gran aventura que ha sido mi vida como artista han pasado muchas cosas, pero sí destacaría algo que es el gran privilegio que he tenido, el regalo que me ha hecho la vida compartiendo escenario con tantos grandes artistas del flamenco, del jazz y de otras disciplinas”. Paco de Lucía, Enrique Morente, “el Cigala”, Serrat, Alicia Keys o Elton John son algunos de los nombres mayúsculos que forman parte de su carrera. “Lo que me ha cambiado más, es darle más valor a lo que antes tenía que siempre ha sido el flamenco. Le doy más valor porque conozco mi raíz y desde mi raíz puedo ir a otros géneros. En este caso al jazz, que es un género muy afín al flamenco, esas improvisaciones… Con el tiempo te das cuenta de que esto es una cosa que nunca va a acabar, que siempre vas a estar aprendiendo”, concluye Heredia.
Esta IX edición de Jazzeñe cuenta también con el madrileño José Manuel Ruiz Motos “Bandolero”. Ha trabajado con figuras del flamenco como Morente, Tomatito, Pepe Habichuela, Sara Baras, Vicente Amigo. Antonio Serrano, Chano Domínguez, Jorge Pardo, Tino di Geraldo, Javier Colina, Larry Coryell, Carles Benavent, Rubem Dantas, Dave Holand o Pat Metheney, el guitarrista norteamericano, que también estará en el festival el día 24 de julio con Side Eye en el Kursaal. Al preguntarle por el espectáculo que presenta aquí “Bandolero Cuarteto”, me cuenta que “destacaría de estos músicos, su forma de ver la música ¿no?, siendo grandes compositores e instrumentistas dentro del flamenco-jazz y de la música actual. El pianista Alex Conde, Miquel Álvarez al contrabajo y Enriquito con la trompeta son los ideales para hacer este programa que vamos a presentar en Jazzaldía. Es un encuentro entre el jazz y el flamenco desde el punto de vista de una percusión, donde el ritmo y la libertad a la improvisación es tan abierto. Creo que [refiriéndose a los músicos] son las piezas, los eslabones adecuados para llevar esto y con la calidad que ellos tienen. Muy ilusionado de traerlo a San Sebastián ¡qué mejor marco y qué mejor público!”, exclama Bandolero, “para mostrar este proyecto”.
Rocío Márquez y Bronquio presentan también en esta edición el que sin duda es para muchas, entre las que me incluyo, el mejor disco del 2022. Márquez sabe que a Spotify no se le puede engañar, así que no es cumplido es realidad. Estar dentro de programaciones tan elásticas como la del Jazzaldía (Norah Jones, Ben Harper o los Village People) y este año especialmente murcianas (Viva Suecia y Arde Bogotá) nos liberan de tener que categorizar o etiquetar el estilo musical, y así poder disfrutar de la experimentación y la libertad de esta creadora musical, acompañada por un virtuoso de lo electrónico, capaz de someterse al complejo lenguaje del flamenco: Santiago Gonzalo “Bronquio”. La transformación corpórea de Rocío en este espectáculo se debe en gran parte a la elección para ello de uno de los mejores coreógrafos actuales: Antonio Ruz.
El jazz y el flamenco tienen ganas de seguir encontrándose en San Sebastián. La plaza de la Trinidad probablemente puede ser uno de los espacios llamados a convertirse en templo por ser origen y destino del festival, sin olvidar el propio sentido de la congregación del público y el enclave histórico y artístico: es fascinante. Sitúo fuera de la ecuación al Dabadaba. No quiero ponerles en el compromiso de una programación que deje en segundo lugar a otras disciplinas musicales. El esfuerzo que han hecho en todos los sentidos posibles por organizar conciertos de flamenco, pudiendo siempre presumir de ser visionarios de la fuerza creadora e imparable de Rosalía (entre otros artistas y entre tantos otros que no la vieron, y hay incluso quien todavía hoy lo cuestiona) ya les sitúa como un espacio para ser observado, respetado y muy cuidado. La experiencia única entre jazzeros y flamencos, ya sean artistas o aficionados, en la ciudad del “Señor del Puerto” bien merece su propio lugar de culto.
Gracias a todos los entrevistados. Gracias a la familia Briones (Lander, Carmela y Luis), Amaya Guelbenzu, David Martín Sánchez, Lucía Ramos, Tali Carreto y Ernesto Novales. Gracias a los equipos de comunicación y prensa del Festival Jazzaldía y la Fundación SGAE.