Resumen: Paco de Lucena: 150 años, por Eusebio Rioja
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El día uno de junio se cumplirá el 150 aniversario del nacimiento de Francisco Díaz Fernández: Paco el de Lucena, el guitarrista flamenco más importante del siglo XIX y la personalidad más trascendente de la historia de Lucena. Paco el Lentejo –nació mientras su madre segaba lentejas- comenzó a aprender a tocar siendo aprendiz en la barbería lucentina del maestro Espinosa. Tras recibir clases del marqués de Campo de Aras y de Rafael Nieto Tamarit, se traslada a Málaga, adolescente aún, en cuyo café cantante del Sevillano se presenta y se profesionaliza. Habiendo conquistado un alto prestigio, pasa al café de Silverio, de Sevilla y continúa una carrera de éxitos que lo lleva a recorrer incesantemente la geografía flamenca bien acompañando a cantaores, bien dando conciertos solísticos, bien alternando ambas funciones. En 1895 viaja a París donde reside durante meses e imparte conciertos en cualificadísimas salas como la Erard, sala que poseía el marchamo de ser la más distinguida e influyente del mundo. De regreso a España, prosigue su formidable carrera hasta su pronto fallecimiento, ocurrido en su ciudad natal el 24 de mayo de 1898 víctima de tuberculosis. Lamentablemente, no se conservan ni sus restos ni su tumba. Además del brillantísimo historial artístico desarrollado que lo encumbraría a la cabeza indiscutible de los guitarristas flamencos decimonónicos, Paco Lucena relumbró en otras vertientes. Su personalidad fue reconocida como pletórica de virtudes humanas, su vida sentimental fue intensa y llegó a destacar incluso como empresario, regentando el Centro de Recreo, de Córdoba. Escasas resultan las notaciones testimoniales de su toque, pero algunas poseemos, notaciones que de todos modos se convierten en unas de las pocas muestras existentes hoy de las músicas de los guitarristas flamencos de la decimonona centuria. Curiosamente, su estilo se seguiría con singularidad en Morón, no siendo difícil reconocerlo en el de Diego el del Gastor como referente. El 1995 apareció un capítulo nuestro que lleva por título su nombre, apellidos y su sobrenombre artístico. El soporte fue la Historia del Flamenco (Ediciones Tartessos, S. L., 6 vols., dirigida por José Luis Navarro García, Miguel Ropero Núñez y Cristina Cruces Roldán, vol. II, pp. 151-159). Tres años después, en 1998, con motivo de cumplirse el centenario de su fallecimiento y de celebrarse en Lucena el Congreso de Arte Flamenco, el Ayuntamiento lucentino editó nuestro libro Paco el de Lucena o la redonda encrucijada, su biografría más completa y el estudio crítico más detallado sobre su obra. Al año siguiente dimos nuestro artículo Más sobre Paco Lucena en Candil. Revista de Flamenco (nº 123, Peña Flamenca de Jaén, Jaén, 1999, pp. 3497-3502). Y fuimos nosotros quienes escribimos la entrada correspondiente a su sobrenombre en el Diccionario de la Música Española e iberoamericana (S.G.A.E., 9 vols., Madrid, 2000, dirigida por Emilio Casares Rodicio, vol. 6, p. 1073). Destacando las profundas raíces que Paco echó en la capital malacitana, en el mismo año 2000 publicamos nuestro artículo El guitarrista Paco Lucena. Sus relaciones con Málaga (revista Jábega, nº 85, Diputación Provincial de Málaga, Málaga, 2000, pp. 76-88). Y en 2001 el libro la Pequeña gran historia del flamenco. Textos del Encuentro celebrado en Punte Genil en junio-julio de 2000 recoge nuestro trabajo Paco Lucena: la proyección histórica de su toque (Diputación de Córdoba. Delegación de Cultura, Córdoba, 2001, dirigida por Félix Grande, pp. 104-108), con el que completamos un total de seis estudios sobre la figura y la música de Paco el de Lucena. Así las cosas, resulta evidente que desde antes de 1995 venimos desarrollando investigaciones históricas sobre nuestro guitarrista y su entorno. Y consecuentemente, poderosa es la base de datos que poseemos y que se encuentran inéditos en notable cantidad. Sería bueno publicarlos ahora con motivo de su 150 aniversario y hacer justicia a su memoria histórica. Desde luego, tal acontecimiento de ningún modo puede pasar desapercibido. …asistir a una de sus sesiones era presenciar una exposición de cuadros multicolores, animados con la fuerza del sol de Andalucía. Necesitaba de las sublimidades de su guitarra para una sensibilidad que rayaba en lo sobrenatural. Producía efectos de pedrería moruna cuando arqueaba su pecho sobre la guitarra… Y éstas otras del periódico malagueño La Unión Mercantil: Eusebio Rioja.
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