Una selección de cinco lecturas sobre lo jondo y sus contornos.
Silvia Cruz Lapeña
Antes solía pensar que uno no debe ser lo que no es ni en verano ni fuera de casa. Que ni la distancia ni el calor son excusas para portarse peor o mejor que en la vida doméstica o cuando aprieta el frío. Lo sigo pensando, pero es cierto que en estío todos tenemos más tiempo y por eso, no sé si leemos más, pero parece que nos lo proponemos con más ahínco. De ahí y del convencimiento de que el flamenco también se lee sale esta selección de lecturas que no dirijo sólo a los entendidos: también se la recomiendo a quienes desde fuera tienen la impresión, errónea, de que los del mundo jondo nos pasamos la vida hablando sólo de lo puro y de lo impuro.
José Luis López Cepero. El poeta del cante. El cante de un poeta de Antonio Conde González – Carrascosa
Ahí va un libro con juego de palabas en el título. Y dentro, una exhaustiva investigación sobre un cantaor de Jerez de la Frontera que haría las delicias de cualquier productor de Netflix. Sólo el rastro genealógico de “un hombre fantasma” da para una serie o para un ensayo sobre el binomio verdad-mentira, o mejor, historia-cuento. De desbrozar una cosa de la otra se encarga el autor, Antonio Conde González-Carrascosa, a quien el libro le valió el I Premio de Investigación de Flamenco “Ciudad de Jerez”. En el recorrido por la vida y por la obra se mezclan política y arte como no puede ser de otro modo. Más aún cuando el protagonista pasó la Guerra Civil en Madrid cantando letras así: “Y yo con mis propias manos / coger a Queipo de llano / y retorcerle el pescuezo”. El libro analiza las características de su cante; hace una comparativa con otros cantaores de su tiempo así como la herencia que dejó a los artistas que vendrían más tarde. Para completar el trabajo, enorme e impecable, un CD en el que se recopila por primera vez la obra completa del cantaor y que incluye 138 cantes.
El ruiseñor sin ojos 52 cantes ilustrados de Seisdedos
O libro de cantes ilustrados. Esta pequeña maravilla es , en realidad, una colección de miradas y eso es lo mejor que se puede decir de cualquier obra firmada, sea o no escrita. El autor, Álvaro García, ha puesto sobre el flamenco un ojo que es a la vez social, cortante y amoroso y ha dibujado 52 cantes en los que predomina un aire oscuro que recuerda más al gótico sureño de la literatura estadounidense y a algunos relatos Edgar Allan Poe que al Romancero Gitano. Mirada del siglo XX y del XXI, adornada y borracha de otras lecturas, que no sólo de Andalucía vive el flamenco. Un libro objeto con pocas letras pero que habla, una pieza delicada con la que regodear el corazón, que también sabe leer.
Un payo entre los flamencos de Pablo San Nicasio
“A ese menda había que entrevistarlo”. No es la primera frase del libro pero es el primer motor, el que explica el tono y el por qué Pablo San Nicasio se metió en la tarea, impagable, de escribir la vida de un personaje como del tocaor holandés Payo Humberto. El libro narra una España y un flamenco que ya no volverán y quizás por eso tiene un punto algo nostálgico. El libro también tiene el aire de San Nicasio, mejor narrador de lo que se cree o presume y que aquí se deja ver. En su anterior trabajo, Contra las cuerdas, dos volúmentes de entrevistas con guitarristas flamencos que abarcaba tocaores tan distintos como Manolo Sanlúcar o Josemi Carmona apenas se le oía a él. En estas memorias del Payo Humberto están su voz y su pulso. Y es una maravilla.
Flamenco. Negro sobre blanco. Investigación patrimonio, cine y neoflamenco de Cristina Cruces Roldán
Con este título, la catedrática de Antropología Social de la Universidad de Sevilla recoge algunos artículos, conferencias e investigaciones hechas en los últimos años. La fuerza de este libro está en el poso, en la reflexión y la observación del flamenco desde su contexto y en algo que se olvida con frecuencia: que un libro, sea del tema que sea, tiene ser un libro. O lo que es lo mismo: estar bien escrito. No es una perogrullada pues si de algo pecan muchos títulos que versan sobre flamenco es de abusar del lugar común y de emplear pobres criterios de edición y presentación. No es el caso de este volumen que llega con prólogo juguetón de José Luis Ortiz y en cuyas páginas la autora aborda temas como la música andalusí y el flamenco; lo jondo y la religiosidad popular sevillana; el nuevo flamenco; la intelectualización del arte y un meta-tema: la investigación en el flamenco, asunto en el que se cuela una elegante, pero clarísima crítica a la falta de apoyo institucional a la materia.
¿Qué me estás cantando? Memoria de un siglo de canciones. Fidel Moreno
No es un libro de flamenco, pero es flamenco, no sólo porque a su autor le gusta el género o porque aparecen en él La Niña de los Peines, Manuel Gerena, Bambino o Manuel Molina, lo es porque pretende ser una memoria musical de este país y guste o disguste, España es flamenca. Los capítulos, ninguno muy largos y todos con mucho ritmo, repasan la Historia española del último siglo al compás de sus canciones. Porque si a todos nos parece que este o aquel tema hablan de nosotros y nuestra vida, lo que está claro es que casi todos hablan del sistema. Así lo entiende Moreno, a quien “Mi casita de papel” le sirve para hablar de España como un país de propietarios, del alquiler o del problema de la vivienda que se destapó con la crisis de 2008. Una selección musical con la que el autor dice que conoceremos mejor a nuestros padres y abuelos aunque en realidad el resultado se parece más a una radiografía de lo que fue y, para qué engañarnos, sigue siendo España.
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