José Quevedo Bolita protagoniza el festival que se celebra en los Países Bajos. Entre el 18 de enero y el 10 de febrero.
José Manuel Gómez Gufi
Arranca Flamenco Biënnale, la bienal de Holanda que se celebra cada dos años en diversas ciudades de los Países Bajos como Amsterdam, Rotterdam, Den Haag, Utrecht, Antwerpen y Eindhoven entre otras. El festival holandés es uno de esos que propone nuevas rutas, las inquietantes conexiones que dan que hablar entre los aficionados y que resultan la mar de interesantes a foráneos, extranjeros y otros seres ajenos a la vieja cultura flamenca.
Comparada con la Bienal de Sevilla da la impresión que la Bienal holandesa está más -y mejor- acostumbrada a las vanguardias. Ya saben que cuando se habla de la Europa en dos velocidades en el territorio flamenco quiere decirse que en Holanda van más deprisa.
Ernestina Van der Noort es la directora de la Flamenco Biënnale y tiene claro la oferta al público holandés con mucho “baile contemporáneo” y esos experimentos que, a veces, tardan en llegar a los escenarios españoles. Pero si piensan que Ernestina no ama el flamenco clásico o que no conoce el tuétano del arte jondo es que no conoce el documental “El cante bueno duele” (2011) codirigido con Martijn van Beenen que introduce el ambiente flamenco de Jerez, a través de la figura de Moraito Chico.
La primera sensación al enfrentarme al programa del festival flamenco de Holanda es que los organizadores holandeses dan todas las oportunidades para introducirse en el flamenco en los espectáculos propuestos. Andrés Marín protagoniza “El Quijote”, pero antes pasa por Instituto Cervantes y participa de la conferencia diez razones para leer El Quijote.
Así, abundan los documentales engarzados con la programación. Aquí no hay sorpresas, gusta el baile y si es contemporáneo, mejor. Olga Pericet, Leonor Leal, Patricia Guerrero, José Galán, Al Andalus, Anabel Veloso, El Periquín y su “Tributo a Michael Jackson” son los espectáculos que preceden a la presentación del “Delirium tremens” de la Tremendita. En trío. Un show que tengo curiosidad por ver de nuevo para palpar su evolución. Uno de esos conciertos que hay que ver para seguir apostando por la evolución del flamenco.
El protagonismo del festival corresponde este año a José Quevedo “Bolita” que se presenta a dúo con el pianista de jazz Tony Roe, en trío y el 2 de febrero lo veremos con la big band que ha formado con el saxofonista Bernard Van Rossem que lleva años dirigiendo una banda gigante que conjuga flamenco y jazz.
ACADEMIA DEL PLACER
Fahmi Alqai montó un grupo para interpretar música antigua y lo bautizó como la Accademia del Piaccere, que puede atentar las verdades asumidas por los académicos. Inventar en el pasado puede ser un ejercicio tan riguroso y creativo como atisbar el futuro. El impulsor es el sevillano Fahmi Alqai, una de las estrellas de la música antigua (que por asuntos que son largos de comentar, lo antiguo es anterior a “lo clásica”). En su grupo convive con el percusionista Agustín Diaserra y con el guitarrista flamenco Tino Van der Sman puntal de la sonanta en Sevilla que ahora está grabando con Esther Weeks.
La otra gran apuesta del festival es el guitarrista Dani de Morón que presenta su disco “21” y que se presenta con un trío de cantaores que sobre el papel parece impecable a la hora de abordar el repertorio: Jesús Méndez, Duquende y Antonio Rey y el baile de Patricia Guerrero.
Amir Elsaffar es un trompetista de origen iraquí que ha tocado con Cecil Taylor y Marc Ribot y aquí cuenta con el cante de Gema Caballero.
El sorprendente Eduardo Guerrero se enfrenta con Slagwerk Den Hag un grupo de percusionistas de La Haya que han investigado en todos los territorios sonoros, otra combinación inusual.
Rafael de Utrera acude con el trío Arbos. El flautista Sergio de Lope presenta “Una noche en Utrera” una combinación de jazz flamenco muy sólida que vimos en el Teatro Flamenco Madrid. El remate lo ofrece el baile de Vanesa Aibar (con el cante de Tremendo Hijo), Israel Galván con “la fiesta” y David Carmona con Kiki Morente.
