Resumen: Especial SABICAS – Centenario 1912-2012
ESPECIAL CENTENARIO SABICAS |
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Investigación, coordinación, traducciones y texto original: Estela Zatania Entrevista histórica para Guitar Review en 1990 RECORDANDO AL NIÑO DE LAS HABICAS Hace 100 años desde su nacimiento. Veintidós desde que nos dejó, y su fama no hace más que crecer. Las gafas grandes, la pícara sonrisa y la inocente mirada desmentían su genialidad. Hoy en día nadie pone en duda el extraordinario talento de Agustín Castellón Campos, “Sabicas”. A pesar de cierta confusión en cuanto a la fecha, e incluso el lugar de su nacimiento, gracias al trabajo de Pablo Calatayud, director del nuevo documental en torno al maestro, sabemos que nació el 16 de marzo de 1912 en el número 7 de la calle Mañueta de Pamplona, de padre zaragozano y madre madrileña. Le tocó la generación afectada por la guerra civil española, lo cual le impulsó a llevar la música a otra parte poco después de que lo hiciera su compañera artística y sentimental de entonces, la mítica bailaora Carmen Amaya. La catalana y el navarro llegarían a dominar y transformar dramáticamente el género flamenco, enganchando a medio mundo con su energía e interpretación del mismo, y dejando su impronta indeleble en lo que ahora es Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Pero en la trayectoria de Sabicas, la gran Carmen Amaya es un solo capítulo de una larga historia que el mismo artista cuenta en su entrevista realizada en Estados Unidos, y que aquí publicamos por primera vez en español. Buenos Aires, México, Nueva York, una carrera que abarcó siete décadas, y más de treinta años fuera de España, volviendo como artista consagrado a un país que apenas sabía quién era. En una el guitarrista Manolo Morilla (Morón 1924) comenta lo siguiente al ser preguntado por el impacto de las primeras grabaciones de Sabicas que llegaron a España: “Nos quedamos todos asombraos, nosotros los guitarristas…como se fue a América y no lo conocíamos, ni discos ni na’…esa forma de tocar, tan flamenca…” Hace cincuenta años el guitarrista Fernando Martínez (San Sebastián 1913-Nueva York 1966) me dijo que la historia de la guitarra flamenca se resumía en tres nombres: Ramón Montoya, Niño Ricardo y Sabicas (evidentemente, eso fue antes de la aparición de Paco de Lucía). En 1935 Fernando el de Triana mencionó a Sabicas en el libro «Arte y artistas flamencos», destacando su fama de niño prodigio, autodidacta (aunque siguió claramente la línea de Ramón Montoya) y virtuoso de una tierra que quedaba lejos de Andalucía, debutando en público a los seis años, y presentándose en Madrid como concertista con tan sólo diez. En Estados Unidos Sabicas alcanzaría la fama y el éxito como concertista de la guitarra flamenca, es decir, auténtico solista sin acompañamiento de percusión u otros músicos, una especialidad poco practicada en aquel entonces. En Nueva York fue el personaje central de la comunidad flamenca de españoles emigrados que incluía entre otros al guitarrista alicantino Mario Escudero con el que realizó grabaciones de dúo, otra novedad para la época, o el cantaor jerezano Domingo Alvarado con quién compartió escenario en la compañía de Carmen Amaya. De su extensa figuran más de mil referencias, entre temas en solitario o de acompañante, incluyendo las históricas grabaciones con Carmen Amaya o tocando al cante de Pastora Pavón, La Niña de la Puebla, José Cepero, El Cojo de Málaga, Pepe Pinto o Juanito Valderrama entre muchos otros. Solía sentenciar que para tocar la guitarra flamenca de solista, era necesario primero tocar veinte años al baile y veinte años al cante. Realizó uno de los primeros experimentos con la fusión al grabar “Rock encounter” con Joe Beck. Elevó el nivel técnico de la guitarra flamenca, y sacó un sonido del instrumento hasta entonces desconocido. Paco de Lucía siempre cuenta que con las grabaciones de Sabicas descubrió la limpieza y sonoridad de los que era capaz el instrumento. Añoraba su tierra, pero según cuenta el gran guitarrista Juan Maya “Marote” (Granada 1936-2002) en una entrevista que le hice, Sabicas no se atrevía a volver durante décadas: “Un día [en Nueva York] Sabicas me abrazaba y dijo ‘me quiero ir pa' España…aquí no hay más que rascacielos…pero yo no puedo ir pa' allá’. Y yo le dije ‘¿pero no puedes ir a estas alturas?’. Él tenía miedo… luego vino después y ahora tiene su nombre en España. Para mí ha sido un monstruo, y yo lo he escuchado bien”. Un destacado recital tuvo lugar en el Teatro Real de Madrid en 1987, al que asistieron Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar, Andrés Batista, Juan Maya “Marote”, Juan y Pepe Habichuela y Perico del Lunar, la flor y nata de la guitarra flamenca. En aquella ocasión escribió Manuel Ríos Ruiz: “En su completísimo paso por los estilos básicos, así como por composiciones auténticamente creativas, Sabicas – conmovido por las clamorosas ovaciones – dictó una lección magistral de su arte, verdaderamente asombrosa e inolvidable. Su concierto fue magno, en una palabra. Y primordialmente nos proporcionó un reencuentro con la pureza flamenca. Es decir, con lo maravilloso”. En 1989 había un homenaje en el Carnegie Hall de Nueva York donde llegaría a tocar Sabicas en público por última vez un año antes de su muerte. Con motivo de aquel homenaje, el maestro recibió una carta de reconocimiento del gobernador del Estado de Nueva York que reproducimos en este reportaje. En la rueda de prensa antes del recital, estaba presente Paco de Lucía al que Sabicas consideró su discípulo. Un cuarto de siglo antes, el joven Paquito había llegado a Nueva York con la compañía de José Greco, y pidió conocer a Sabicas dando lugar a un encuentro histórico que a la distancia de los años, vemos como un importante relevo generacional. De su unión con una bailaora mexicana, Sabicas dejó a dos hijos que residen en Nueva York, Margarita y Agustín, de 55 y 59 años, y desde el año 2008 una placa conmemorativa señala la casa donde nació uno de los maestros más grandes de la guitarra flamenca. Fue enterrado en Pamplona, como fue su deseo, sonando una grabación suya. Con ocasión del centenario del maestro, el director Pablo Calatayud ha filmado un excelente documental, “Tras la pista de la leyenda de Sabicas”, y en su ciudad natal una gran variedad de actos y conmemoraciones se están realizando, incluyendo una misa flamenca en la Catedral de Pamplona el día de su fallecimiento. Pero un pamplonés anónimo dejó las palabras más emotivas en un artículo al respecto: “¡Cuánto cariño por Pamplona debía haber guardado el Maestro Sabicas en su corazón, para desear que sus restos volviesen a descansar en su tierra! Debería tener un monumento aquí y un museo. ¿Cuántos artistas más de la talla de Sabicas son de Pamplona, cuántos más se han estrenado en el Gayarre? La lista no es muy larga”. Un año antes de su fallecimiento, Sabicas grabó con el cantaor Enrique Morente, un histórico acontecimiento a pesar de las facultades mermadas del maestro. La siguiente crónica cedida por El País, recuerda ese encuentro: 'Morente-Sabicas', una grabación histórica Se presenta en Madrid el disco póstumo del guitarrista flamenco Angel Alvarez Caballero, Madrid 25 abril, 1990 «Yo estaba obsesionado con la idea de hacer esta grabación», declara Morente. «Conocí al maestro hace 20 años, y me acompañó el cante en muchas fiestas, pero no había una grabación de él con sonido actual acompañando cantejondo, clásico. Y yo creía que ese toque debía quedar para la historia, pues sería una lección para los guitarristas que vengan después». Hace siete años, Morente había propuesto ya a Sabicas cumplir el empeño, y el guitarrista aceptó encantado. Pero eran los tiempos en que las compañías discográficas tenían completamente olvidado el flamenco y Morente, dispuesto a financiar él mismo esa grabación, no tenía entonces los recursos para abordarla. Así fue pasando el tiempo hasta julio de 1989, cuando los dos se encontraron de nuevo en Bagur (Gerona), donde el cantaor daba un curso para el Taller de Música de Barcelona en el Centro Carmen Amaya, al que fue invitado Sabicas. Oferta Morente le recordó su oferta de años atrás, y el maestro aceptó de nuevo encantado. «¿Cómo no voy a querer, hijo», le dijo, «si se trata de grabar cante bueno, cante grande?». Sabicas siempre fue un gran aficionado al cante y disfrutaba acompañando a cantaores amigos en reuniones privadas. En 1983, algunas noches en el café de Silverio de Malasaña, a Sabicas le daban las claras del día acompañando el cante de quienes estuvieran con él, incansable, para deleite suyo y de quienes se hallaban alrededor. Desde Bagur, Morente y Sabicas viajaron juntos a Madrid, en pleno mes de agosto, para meterse en el estudio de grabación. No hubo ensayos ni preparación. Sabicas le preguntaba a Enrique qué iba a cantar y dónde ponía la cejilla, y muchas grabaciones fueron válidas a la primera toma. En otras que hubo que repetir sirvieron las dos tomas, porque el maestro guitarrista nunca le hacía al cantaor las mismas variaciones. La grabación completa se hizo en tres sesiones de dos o tres horas cada una. Y aún había tiempo para los toques y los cantes confidencialmente, como una taranta que le cantó al maestro la hija de Morente, Estrella, y la réplica que le dio cantándola también el propio Sabicas. «Esa forma de tocar para el cante, de hace 60 años, se pierde con Sabicas», afirma Morente. «Esa frescura, ese sabor, ese color de toque. Hay muchos guitarristas que tocan maravillosamente bien, pero harían otro disco distinto. Lo de Sabicas no se va a hacer más». Artículo gentileza de El País
Documentación (click para ampliar o acceder a la traducción)
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