Resumen: ESPECIAL CENTANARIO TIO GREGORIO EL BORRICO (1910-2010)
ESPECIAL CENTENARIO Texto y fotos color : Estela Zatania Los días 22 y 23, viernes y sábado, la comunidad flamenca de Jerez de la Frontera ha estado de celebración para recordar a uno de sus cantaores más queridos. Gregorio Manuel Fernández Vargas, “El Borrico” nació en el barrio Santiago de Jerez hace cien años, y estamos seguros que en vida no hubiera podido imaginar este tipo de reconocimiento tres décadas después de su desaparición en 1983. Cuando subió el telón la tarde de viernes en el Teatro Villamarta, la mesa de madera, la botella de vino y los hombres alrededor indican que estamos en un tabanco jerezano. En Jerez todo empieza y termina con la mesa de madera. Nudillos para marcar el compás, unos cantes guardados como oro en paño y voces añejas para darles vida. Porque un cante no es más que notas muertas hasta que intervengan la personalidad, vivencias y conocimientos del cantaor. Al Borrico le sobraron estos elementos. Con su cálida voz rota y cierta inocencia de espíritu acariciaba el cante sin histrionismo alguno, abriendo el grifo del dolor bueno que tanto nos gusta a los aficionados. Hace cuarenta años, demasiado poco caso le hicimos a este hombre de campo que un día descubrió su capacidad no sólo de comunicar emociones sino de generar ingresos con el cante que le venía de manera tan natural como el respirar. En su libro Tío Gregorio “Borrico de Jerez; recuerdos de infancia y juventud”, José Luís Ortiz Nuevo recoge estas palabras del cantaor: “… le dije a mi mare que iba a un bautizo y me fui a un cabaré que había en los Cuatro Caminos, que se llamaba La Espiga de Oro, y aquella noche me salió superior, me presentaron a varios señores, me los presentaron las señoritas que trabajaban en el cabaré, una me presentó a un señor, otra me presentó a otro señor, total que aquella noche gané yo lo que no ganaba en tol año en el campo, porque aquella noche, me acuerdo muy bien, don Manuel Balcels me dio cien duros por cantarle por soleá y por seguiriya”. En ese momento el joven se hizo profesional del cante, aunque a lo largo de su vida se alejó poco de su querido Jerez donde tan a gusto se encontraba con tan poquito. Ahora, con la mirada retrospectiva, vemos claramente que el hombre sencillo con la voz permanente y convenientemente desgastada, fue uno de los transmisores más importantes de los cantes de una época anterior que estaban en él mediante su familia y entorno. Cuando el Tío Borrico fallece, estamos en plena época de Camarón y empiezan a circulan los primeros ordenadores domésticos. ESPECTÁCULO EN EL TEATRO VILLAMARTA Cante: Capullo de Jerez, Juan Moneo “El Torta”, Luis “El Zambo”, Juana la del Pipa, Juanillorro. Guitarra: Periquín “Niño Jero”, Manuel Parrilla. Palmas: Gregorio, Chícharo. Narrador: Luis de Pacote. Dirección: José Ma. Castaño, Alfredo Benítez, Gonzalo López. El espectáculo “100 Años de Tío Gregorio ‘El Borrico’” incluido en el ciclo Flamenco Viene del Sur organizado por la Agencia Andaluza del Flamenco con la colaboración del BBK, es una merecida y sencilla evocación de la persona, vida y obra del cantaor. En una mesa, Luis de Pacote cuenta informalmente detalles de la vida del Borrico entre las actuaciones de cante que tienen lugar en una mesa al otro lado del escenario, en otro “tabanco”.
El joven cantaor Juanillorro, el menos conocido del reparto, recrea el decir y repertorio del Tío Gregorio por tangos, y es el que más te hace sentir la presencia del homenajeado. ¿Dónde está la frontera entre la imitación y la evocación? Imposible definirla, pero en este recital homenaje se agradece la aportación. Por bulerías, más de los mismo con Manuel Parrilla a la guitarra con su toque contemporáneo y su sonido Jerez puro. La hermosa sinceridad del cante de Luis Zambo nos regala bulería por solea, “bulería pa’ escuchar” como dicen aquí, una etiqueta poco comprendida fuera de Jerez. Martinete y bulerías completan la contribución del Zambo antes de la aparición de Juana la del Pipa que pone su voz singular al servicio del cante en honor al Tío Borrico, y en el telón de fondo se proyectan imágenes del legendario bar Volapié, punto de encuentro de varias generaciones de cantaores jerezanos. Olor a bodega y oloroso, fatiguitas mezcladas con vivencias flamencas y bulerías, Jerez de la frontera de la mente, donde el recuerdo pesa más que el presente, y lo imaginado tiene vida propia. El Torta, figura de culto, por alegrías y bulerías con Periquín a la guitarra y el público entusiasmado aunque no llenara el aforo – uno de la organización del teatro me había comentado horas antes que “el flamenco en Jerez no llena hasta que vengan los extranjeros para el festival de baile”. Curioso dato. Remató el Capullo por siguiriya (inexplicablemente encomendada a este festero, habiendo artillería de mayor potencia) y bulerías. Se había echado de menos un poco de calor en este acto artístico sentimental, pero el cante de un nieto de Borrico puso la guinda nostálgica cantando con mucho sabor y cariño cosas de su abuelo, y todo terminó con la proyección de un breve segmento de la serie Rito y Geografía del Cante para apreciar el arte y personalidad del Borrico cantando y bailando.
MESA REDONDA Y PRESENTACIÓN DE LIBRO El guitarrista Paco Cepero recordó como Pedro Peña y su hermano el Lebrijano venían a Jerez de jóvenes cada vez que tenían algo de dinerito para escuchar al Tío Borrico, que según Cepero “enseñó a mucha gente a cantar”. El investigador Ramón Soler destacó la importancia de la transmisión oral como método de aprendizaje del cantaor, y su recreación del cante gaditano al que dio un giro inconfundiblemente jerezano. Poco después, en la peña Antonio Chacón, fue presentado el libro-disco “Cien años de Tío Gregorio El Borrico”, un trabajo de José María Castaño con la colaboración de Alfredo Benítez y Gonzalo López que recoge datos biográficos, comentarios diversos, fotos y documentos sonoros inéditos.
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