Resumen: Especial. Bernarda de Utrera
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Especial |
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Bernarda de Utrera, la fiesta más jonda Estela Zatania Entre lágrimas y penas Confieso que después de estar el día entero siguiendo el féretro de Bernarda en su corto pero largo viaje, estoy abrumada por la emoción que han expresado tantos, y que aquí he pretendido comunicar con unas breves citas textuales de sus colegas y amigos. Estamos de luto por una gran cantaora, también por su hermana que se nos fue hace tan sólo tres años, por un pueblo flamenco que navega ahora sin rumbo y por una forma de expresión cada día más difícil de encontrar.
Con la desaparición a los 82 años de Bernarda Jiménez Peña, todos hablan de una pérdida imposible de asimilar, y del final de una época. En mente de todos está la imagen de las dos hermanas, Bernarda y Fernanda, nuevamente reunidas. ¿Por qué parece que la despedida definitiva de Bernarda de Utrera duele incluso más que las anteriores? Se nos han ido tantos, y cada vez decimos que es el final de una época. Pero en esta ocasión, ya no es un posible futuro, sino una ineludible realidad. Igual que en otras localidades flamencas, la prolífica generación de intérpretes que brilló con tanta intensidad en la segunda mitad del siglo veinte, y que hizo de este arte un monumento admirado en todo el mundo entero, se nos va. “Para mí, se me fue ya el cante. Me gusta mucha gente nueva, pero ya no hay personalidades, son rasgos que no se olvidan. Bernarda de Utrera es parte fundamental de la historia que se nos ha ido y no volverá”. MAYTE PULPÓN, Representante. “El flamenco goza de excelente salud” nos dicen. Más bien es la palabra “flamenco” que está en boca de todos, pero qué duda cabe que esa palabra ha llegado a representar otro tipo de música con la cual muchos aficionados ya no se identifican. El flamenco ha sido domado y domesticado, ha aprendido buenos modales para satisfacer el sofisticado gusto internacional, y ahora se interpreta en ambientes controlados sin olor a ajo ni mantel de hule. Bernarda representaba todo aquello que tan alegremente hemos archivado, y sólo ahora nos damos cuenta de la magnitud de esta pérdida. “El último disco de Bernarda lo grabé yo. Una cantaora muy larga, una faceta desconocida en Bernarda, genial. Fue mucho más que una festera, fue dominadora de todos los cantes. Siempre un poco eclipsada por Fernanda, pero una de las grandes. Una pérdida impresionante para el flamenco”. TERE PEÑA, Periodista y productora.
Artísticamente ubicada en el compacto cosmos flamenco con sabor específico del interior que es Utrera-Lebrija, Bernarda de Utrera es conocida, por encima de todo, por sus bulerías, aunque todos los entendidos insisten en que fue cantaora larga, y que es un error encasillarla como festera. Yo iría más lejos diciendo que sus enjundiosas bulerías fueron un vehículo multiuso con el cual ella viajaba a los lugares más insólitos, a veces misteriosos o terribles, a veces dulces y tiernos, pero siempre aplastantemente flamencos. En todo caso, en Utrera, la bulería no es un cante, ni un palo, sino una forma de ser. Todo encaja y todo es emoción a compás. No es el insistente compás de Jerez, sino un vaivén seductor que Bernarda supo aprovechar para arropar sus “soníos” negros que otros no alcanzan ni por siguiriya. “No sólo yo, ni los artistas, sino todo el mundo gitano estamos de luto. Aparte de cómo cantaba, lo que ha hecho ella, no lo va a poder hacer nadie. Todos los momentos que nos ha hecho felices…le gustaba la fiesta mucho, y la sentía de verdad. Hasta hablando con ella era una satisfacción, a su lado no había pena”. CURRO FERNÁNDEZ, Cantaor. La formación vivencial, la transmisión oral en familia, es la clave de una manera de cantar que en boca de genios instintivos como Bernarda, establece una comunicación directa al alma de los oyentes. Se crió en la legendaria Calle Nueva donde se paliaba la miseria con el cante cuando ambas cosas abundaban. Reuniones, fiestas y señoritos fueron el día a día de los artistas de los años cuarenta. Una arrolladora personalidad ya se hizo patente cuando Bernarda intervino cantando por solea en 1952 en la película Duende y Misterio del Flamenco. Otro hito importante fue su participación unos años más tarde en la histórica grabación “Sevilla, cuna del cante”, y posterior triunfo en el segundo Concurso de Córdoba. “Bernarda en lo suyo ha sido única. No volverá a salir otra igual que ella. Se te ponía los vellos de punta. He tenido mucha amistad con las dos, y las quiero mucho. Artistas de este siglo, como esas, no vuelven nunca. Cante grande como lo que ya no hay hoy”. GRACIA MONTES, tonadillera.
Es destacable que por tradición social y familiar, pocas mujeres se dedicaban al cante en aquella época, y en este sentido las dos hermanas se adelantaron a su tiempo. Con este panorama el maestro Antonio Mairena tuvo que convencer al padre de las niñas para que las dejara viajar a Madrid para actuar en el tablao Zambra. A partir de los años sesenta, Bernarda paseó el nombre de su pueblo por los tablaos más relevantes de la época como Corral de la Morería o Las Brujas. El ambiente madrileño en general tuvo mucho que ofrecer profesionalmente, y un acontecimiento importante fue la grabación, ahora clásica, realizada con el granadino Juan Maya Marote, guitarrista que supo aprovechar y complementar hábilmente la capacidad de Bernarda y su hermana. En otras ocasiones fue acompañada por una larga lista de tocaores, como Eduardo de la Malena, Melchor de Marchena, Paco del Gastor, Diego del Gastor, Juan y Pepe Habichuela, Ramón de Algeciras, Manolo Domínguez, Pedro Bacán, Pedro Peña, Enrique de Melchor, Enrique Escudero, Justo de Badajoz o más recientemente, Antonio Moya. “Una cantaora completa, pero nunca le gustó el artisteo, ella vivía para el cante. La mañana después de mi boda la encontré cantando en la calle con dos gitanos de Francia amigos míos”. ANTONIO MOYA, Guitarrista. En 1964 viaja a Nueva York para cantar a la gran Manuela Vargas en la Feria Mundial, interviniendo en uno de los primeros y más importantes discos de baile flamenco con dicha bailaora, y un elenco de primeras figuras de aquellos años, entre ellos Beni de Cádiz y Naranjito de Triana en el cante, y las guitarras de Juan Habichuela, José Cala ‘El Poeta’ y Paco de Antequera.
La época de los grandes festivales arrancó con el de su pueblo, el Potaje Gitano de Utrera, y en 1968 las nietas de Pinini fueron homenajeadas en la duodécima edición del mismo. Participó en todos los grandes festivales incluyendo la emblemática Reunión de Cante Jondo de la Puebla de Cazalla, el Festival de Cante Jondo de Mairena del Alcor, la Caracolá de Lebrija o el Gazpacho Andaluz de Morón de la Frontera. Hubo también participaciones diversas en la Bienal de Flamenco de Sevilla, e históricas intervenciones en la antología “Archivo del Cante Flamenco” además de la ya mítica serie televisiva, “Rito y Geografía del Cante”. “Con Bernarda, se nos va la otra reina del cante por soleá, y el último eslabón de los Pinini. Una de las más puras. Se nos está yendo gente, esta generación que no se sirve de estudios académicos para cantar”. SEGUNDO FALCÓN, Cantaor. Su grabación en solitario de 1999, “Ahora”, con la guitarra de Antonio Moya, da fe de su largos conocimientos y repertorio, y de una vida entera con el cante. Premio Nacional de Cante de la Cátedra de Flamencología de Jerez, Hija Predilecta de Utrera y de la Provincia de Sevilla, Medalla de Plata de Andalucía, la del Mérito en el Trabajo y la de Oro de las Bellas Artes… tantos y tan bien merecidos honores. ¿Pero ahora quién nos va a cantar la jondura de Utrera? RECURSOS CONSULTADOS Acal, Miguel y Martín Martín, Manuel. Cantes inéditos, Fernanda y Bernarda de Utrera. Sevilla, 1999. Fotografías de archivo: |
