Por Carolina Le Port
La impronta de Carmen Amaya es eterna. Añado tres nombres con su propia huella: la Chana, la Singla y la Chunga. Estas mujeres gitanas que aún teniendo todo en contra, expandieron el flamenco a cada rincón del planeta. La valentía y compromiso de todas ellas deja en el inconsciente colectivo la posibilidad de visionar la disciplina del baile flamenco como una vocación a desarrollar, borrando cualquier frontera y siendo la exigencia artística el faro que ilumina el puerto. Mila de Vargas, Irene Alba (bailaora y fundadora junto con Luis Adame del Tablao “El Cordobés”), La Tani o La Tolea acorazan esté legado en Barcelona.
Jonatan Miró, Jesús Carmona, Ana Morales, Belén López, José Maldonado, Olga Llorente, el Yiyo y Yoel Vargas encabezan esta nueva generación mediterránea. Se conocen desde niños y al reunirlos a todos para este artículo, percibes una complicidad tribal. Se saben parte de un todo, aún siendo entes propios.
Algunos coincidieron en la escuela de la Tani, la de José de la Vega o el Institut del Teatre; casi todos se han bautizado en “el Cordobés” o en “el Carmen” siendo extraordinarios bailaores de Tablao; se han formado en otras disciplinas dancísticas; dirigen, crean coreografías para ellos y para otros; e incluso hay quien pinta o escribe.
Más allá de lo innato, existe un contexto que facilita: las escuelas flamencas que transmiten la ortodoxia y el saber hacerlo propio; la estrecha relación entre los Tablaos y estas escuelas: existe un interés persistente por saber qué está pasando allí. Y por último, potenciar la imaginación, los pasos hacia delante, el riesgo…un posible camino de vanguardia en el que el Institut del Teatre, el Festival del Grec y el Mercat de les Flors han tenido mucho o todo que ver. “A pesar de trabajar un flamenco ortodoxo como base técnica,me explica Cristina Casanova del equipo académico del Institut del Teatre, siempre ha tenido una mirada contemporánea. Bailar a partir de lo que somos y no como copia de nadie. Esta mirada ha estado presente en el baile flamenco, pero también en el resto de las disciplinas que conforman la Danza Española”.
Yoel Vargas terminó allí su formación profesional en el 2021 con Premio Extraordinario: “También destacaría valores, disciplina, compañerismo… aprender a valorar a los profesores y a esos maestros que son tantos. Además es el primer motor que tengo yo para crear: no sólo te desarrollas como bailarín, también como creador”.
Empecemos por el origen. Jesús Carmona me explicó hace unos meses su relación con la infancia y las peñas y me añadió cómo había crecido en un ambiente feliz y con una familia estupenda. Jonatan ¿qué recuerdo tienes tú? “El recuerdo de mi infancia siempre es mi abuela cantándome “las rejas” baile típico de Granada y yo moviendo los brazos, después mi infancia siempre se desarrolló en las peñas flamencas de Barcelona”.
“Yo en cambio, me acuerdo de José Maldonado, dice Ana Morales, lo recuerdo de pequeñito corriendo por los pasillos del Institut del Teatre, a él y a Jesús Carmona y por ahí también pululaba Jonatan (Miró). Me produce mucha ternura pensar en ello. Hablar de José Maldonado es hablar de un compañero y de un amigo al que quiero mucho. Lo admiro mucho por su forma de entender el arte y su versatilidad. Él está muy cerca de la pintura, de la danza, del flamenco y de todas las artes, y eso me produce una gran admiración. Creo que es un artista con una sensibilidad y una elegancia clásica dentro de la forma masculina del hombre contemporáneo”.
¿ Y tú Belén? : “Era un camino de hora y media de tren de ida, y luego la vuelta. Mi paso por la escuela de la Tani me marcó mucho. Era muy pequeñita cuando empecé, tenía unos 5 años. Mis padres se esforzaron mucho por llevarme a cada curso que se organizaba allí, cuando estaba el Toleo o Javier Latorre. Yo vivía en Tarragona, pero mi familia supo ver el papel tan importante que todos ellos tendrían en mi aprendizaje. Recuerdo a un Edu Cortés super jovencito, tocando la guitarra en las clases de su madre…”. Contesta Belén López (Tarragona, 1986)
“De Belén López destacaría el virtuosismo. Juega con el ritmo de una manera increíble sin perder la flamencura”, señala Olga Llorente. Belén, yo no sé si queda algo por escribir de su forma de baile. “El baile y mi familia son lo máximo en mi vida. Son por lo que vivo cada día. Y por supuesto cada vez que me subo en un escenario soy feliz allí arriba”.
Me imagino que de alguna forma, la irrupción de Yoel Vargas te está evocando esa etapa: “Es así. Cuando le veo bailar, no puedo evitar acordarme del Yoel pequeñito. Empezó en la escuela de Adelaida Guerrero, que es gran amiga mía, como una hermana. Estuvo desde los 4 años hasta los 12 que se fue al Institut del Teatre. Adelaida me decía todo el rato : mira qué niño tengo, mira cómo baila. Ella lo tenía clarísimo desde el principio”. Vargas (Tarragona, 2003) es el benjamín del grupo y ganador del “Desplante” de este año. Forma parte de la compañía de Manuel Liñán con el espectáculo de “Viva”, tiene varias piezas propias y está terminando “Óbito”. En unos días estará en Nueva York bailando e impartiendo un taller.
Olga, ¿qué es lo qué te fascina del flamenco? “Lo que más me fascina del flamenco es la riqueza que posee en todas sus vertientes. Como puede emocionar a otra persona externa sin conocerte y recibir lo que tú quieres contar”. Olga Llorente (Barcelona, 1990) también ganó el Desplante (2019). Te estuve viendo bailar por Farruca en el Teatro Real hace unas semanas con el espectáculo “Renacer”, me encantó. ¿Cuáles son tus retos como bailaora?: “Mi reto como bailaora es seguir creciendo día tras día artísticamente. Siempre hay algo de lo seguir aprendiendo de todos mis compañeros”.
Olga Llorente y el Yiyo, forman parte de la programación de flamenco del Teatro Real esta temporada. Al preguntarle a Borja Ezcurra (Director Adjunto del Teatro Real) por ellos, me responde. “Si miras el espectro de artistas flamencos actuales te encuentras con bailaoras y bailaores jóvenes con una calidad extraordinaria (refiriéndose Ezcurra a toda la geografía). Son una generación que se ha formado técnicamente en escuelas, con enorme rigor, pero que han podido aprender, gracias a las grabaciones y a los medios audiovisuales, de los referentes históricos, empaparse del espíritu de esos iconos irrepetibles. La gran mayoría, además, bebe de tradición familiar, de un lenguaje aprendido antes de saber andar. Parten de esa solidez cultural, pero bailan con la frescura y las trazas del tiempo nuevo que les ha tocado vivir.
Los dos ejemplos que mencionas reflejan muy esto que te digo. Olga Llorente es una bailaora vocacional, llega al flamenco por iniciativa propia, El Yiyo nace en él, lo mece en la cuna, y lo que hacen ambos es de una belleza extraordinaria”.
El Yiyo (Badalona, 1996) es el hermano mayor de una saga de bailaores que completan el Tete y el Chino. Lleva siendo bailaor profesional desde niño. Su primer destino internacional fue Taiwan y hace sólo unos días conoció por fin Canadá. Protagonista de videoclips, de campañas de moda, incluso junto a Belén López fue el protagonista de la pasarela de Dior en Sevilla:
«Yiyo ha desarrollado un estilo personal con sus propias herramientas, me cuenta Jonatan Miró, destacaría su fuerza sumado a su gran físico. Todo esto le convierten en un artista genuino y además tiene un punto exótico que me gusta mucho».
Jonatan Miró (Badalona,1981). Es bailaor y el actual director artístico de “Flamenco de Leones”. ¿Cómo concibes tú un Tablao? “Para mi el Tablao es un intercambio de energía a través de un arte de culto por eso es imprescindible para mi hacerlo con artistas de calidad y gran conocimiento del medio. Es llegar a entrar en un “estado de” para contar algo que se forja en el momento. Es algo que sucede ahí y ahora que no se volverá a repetir”. ¿Y cómo haces esa selección entre tanto artista y tan bueno? “De un artista busco siempre: la calidad, el conocimiento y una personalidad. Los artistas son entes transmisores y deben tener esa capacidad y tiene que venir acompañada de la humildad y compañerismo”.
Miró sabe perfectamente cómo equilibrar las formas antagónicas del flamenco, cómo sacar brillo, cómo dar oportunidad y cómo hacer que un espectáculo esté armonizado. “De Jonatan Miró lo que más destacaría es el respeto, la pasión y el gusto con el que trata y cuida el flamenco y el arte en general” me dice José Maldonado.
Estoy de acuerdo con él, y además creo que es la persona a la que habría que tener en cuenta para dirigir cualquier de los grandes festivales de flamenco. Fue el director artístico de Tablao Villa Rosa desde 2011 hasta su cierre. Ha colaborado en compañías como la de Rafaela Carrasco, Rocío Molina, Estévez y Paños, Marco Flores y Manuel Liñán.
Sois un grupo especialmente premiado, de hecho Ana Morales (Vilafranca del Penedés, 1982) ha levantado ya siete espectáculos propios, y ha obtenido un merecidísimo Premio Nacional de Danza (2022) entre otros galardones. “Nunca he vivido mi carrera en torno a ningún premio. Han llegado como un regalo que lo he disfrutado con mucho cariño y me ha servido de inspiración para seguir creando y creyendo en las propuestas auténticas y profundas que quiero seguir haciendo” me explica Ana Morales. ¿Qué es entonces lo que te apetece ahora? “Lo que a mi me apetece especialmente es seguir dedicándome al mundo del arte. Eso es lo que tengo claro. Seguir disfrutando del flamenco, eso lo tengo también muy claro. Quiero luchar por tener una vida sencilla, dónde pueda saborear cada momento de disfrute de esta carrera tan bonita, que es lo que intento hacer cada día. Disfrutar de todo mi entorno que son seres maravillosos. Me apetece seguir creando y reflexionando sobre mis inquietudes”.
El otro Premio Nacional de Danza (2020) de este Dream Team, Jesús Carmona, explica: “Destacaría su compromiso con la danza porque es una mujer que está comprometida al cien por cien. También destacaría su búsqueda incansable de su movimiento, de un movimiento propio. Hay muchas cosas más que decir de ella ¡imaginate!, pero esto es lo más destacable”.
Jesús Carmona (Badalona, 1985), va camino de convertirse en uno de los bailarines más importantes de la historia reciente de la danza. Es poliédrico pero también camaleónico. Puedes estar viendo a un bailaor flamenco, a un bailarín de danza española, a un cuerpo en movimiento contemporáneo y a un coreógrafo con una enorme imaginación que hace de cada una de sus direcciones algo completamente distinto a lo anterior. “Tenía que volver a casa (Barcelona), pero justo estaba Jesús Carmona con “Baile de Bestias” y me quedé un día más para poder verlo. Necesito ver cosas que me abran la cabeza. Jesús es buenísimo. Es además de todo lo contemporáneo que hace, un bailaor de flamenco que es muy bueno. Hemos trabajado mucho en tablaos juntos, y es un fenómeno”, explica el Yiyo.
Yiyo, tú tampoco te quedas atrás. No cumples ni los 30 y has sido cartel de más de 20 espectáculos… ¿Qué nos falta por hacer?: “En mi carrera Carolina, lo que sé, es que a mi me gustan los retos. Todo aquello en lo que me meto es porque me va a exigir ponerme las pilas. Exigirme a mi. Activar cosas que no había activado”. ¿Y hay algo más a parte del baile y la creación de piezas? “Me gusta mucho escribir. Lo voy dejando en el móvil, anotado, y ahora estoy recopilando todos esos escritos míos para transformarlos en algo más”.
Hemos hecho las fotos en las escaleras de Flamenco de Leones. Es un encargo realizado por el pintor Iván Floro (Mataró, 1993). José, como no podías venir a la sesión, hemos decidido citarte en el estudio de Floro.
Iván, tenemos un debate abierto sobre quién es quién en las escaleras de Flamenco de Leones: será Carmen, será la Tolea…
“No me gustaba la idea de que fueran personajes reconocibles, y al final trabajé sobre la idea de que son arquetipos. Estoy cogiendo otras imágenes que pueden recordar a grandes flamencos, pero no son ellos”.
Es una gozada contemplar aquello, pero tuvo que ser dificilísimo…“el proceso de las pinturas de Flamenco de Leones fue complejo, porque yo quería tratar el tema con el máximo respeto hacia el flamenco. Quería hacer algo que fuera auténtico y mostrando mi respeto a un arte que ya es completo de por sí”.
José, en el año 2021 estrenaste la pieza “Galería”. Maldonado pintor parece que se abre paso… Sí, es una obra donde conviven la danza, la música, la pintura y las artes audiovisuales. Ahora estoy preparando una instalación y exposición “Monstruos del Flamenco”: una combinación única de pintura y performance en directo”.
José Maldonado (Barcelona, 1985). Es un destacado bailarín y coreógrafo dentro del flamenco actual. Ha colaborado con Manuel Liñán, Marcos Flores. Rafael Carrasco, Antonio Canales, el Güito, Rocío Molina o Alfonso Losa entre otros nombres. Ha sido bailaor en los principales Tablaos. Está inmerso en la creación de la nueva pieza que estrenará en el Festival de Jerez con Chicuelo y Karen Lugo. Maldonado, entre tanta cosa como has hecho ¿cuál es el rol tuyo dentro del Flamenco en el que más te gusta estar?: “Me encanta cuando surge el duende en un momento de improvisación. El aquí y ahora. Y la posibilidad de conectar desde una emoción con otros”.
El espíritu de Carmen Amaya: aquella eterna fuente está escondida, que bien saben los BailadOrs donde tiene su manida. De la misma Fuente que beben tantas y tantos otros. De José Manuel Álvarez a Lorena Oliva, Eli Ayala, el Costi, David Romero, Pedro Córdoba, Divina Cortés… Son, están y darán continuidad.
Agradecimientos a Natalia Rico, Cristina Casanova, Inés Tostón y Borja Ezcurra e Iván Floro. Jesús Carmona, Belén López, el Yiyo, Yoel Vargas, Jonatan Miró, Olga Llorente, Ana Morales y José Maldonado.