Estela Zatania
10-17 de junio, 2017 Alburquerque, Nuevo México, Estados Unidos
“Es como si el flamenco fuera nuestro…no se siente ajeno”
Una vez más, el milagro de Alburquerque. ¿Todavía se puede llamar “milagro” después de tres décadas de actuaciones y talleres siempre extraordinarios, año tras año, además de un sorprendente surtido de actividades paralelas e innovadoras, sin mencionar la incorporación de un auténtico tablao flamenco con la participación de algunos de las figuras españolas más destacadas? Sin el más mínimo lugar a dudas. Haciendo la competencia a otros proyectos similares no españoles en Francia, Canadá, Japón, Holanda y otros lugares, el Festival Flamenco Internacional de Alburquerque en Nuevo México es uno de los eventos más notables de esta naturaleza. Así que llegar al hito de las 30 ediciones se merece una sentida “enhorabuena” de todos los sectores.
Los números hablan solos: 26 actuaciones en directo, un público colectivo de unas 13.000 personas, 35 talleres de diversos niveles, 54 intérpretes y conferenciantes españoles, alrededor de 475 alumnos de lugares tan esparcidos como Brasil, Australia o Japón entre otros, y un impacto económico en la zona de unos 1,3 millones de dólares al año.
UN EMPEÑO FAMILIAR
En los primeros años del siglo veinte, un hombre llamado Antonio García regentaba una academia de baile en el centro de Alburquerque, y en la década de los años cincuenta su hermana, Clarita García Allison, cantante y bailaora, habiendo estudiado en España y otros sitios, estaba dando clases de flamenco en Alburquerque y participando en recitales con sus alumnos. En 1987 su hija, Eva Encinias, actual directora del Festival, y que también estudió con Clarita, fue encargada por la Universidad de Nuevo México con organizar un evento para conmemorar el quincuagésimo aniversario de la institución. De esta manera nació el Festival Flamenco Internacional de Alburquerque. Corto de presupuesto y largo de entusiasmo, se compuso un programa con una actuación, y dos días de talleres con unos 25 alumnos en total. Cuando la organización le pidió que hiciera el evento de forma anual, la dinámica Eva asumió el reto. Actualmente, siguen activos en el proyecto sus hijos Marisol y Joaquín que manejan responsabilidades importantes dentro de la organización, y siguiendo la tradición familiar, los hijos de los hijos también participan de forma activa. Es una magnífica historia de dedicación, fuerza de voluntad, compromiso y el sincero deseo de promocionar una cultura que tiene mucho en común con el legado hispano de Nuevo México, a la vez que abarca las tradiciones indígenas de la región. Como explica Marisol: “Es como si el flamenco fuera nuestro…no se siente ajeno”.
LA NECESIDAD DE APOYO
Cuando hablamos con Marisol acerca del proyecto, subrayó la necesidad de apoyo: “Siempre estamos buscando apoyo adicional para los muchos proyectos que tenemos en marcha, siendo el Festival el de mayor envergadura. Este año hemos recibido una ayuda de la Junta de Andalucía, y de la Oficina de Arte y Cultura de la embajada española en Washington. El mayor reto es el enorme gasto de los viajes y los trámites de la inmigración para que los artistas puedan llegar a Nuevo México”.
Hace tres años las instalaciones de la organización se perdieron en un incendio catastrófico. Pregunté a Marisol por el proceso de recuperación: “Todavía estamos buscando un lugar permanente, actualmente alquilamos un edificio donde están la academia, la administración y el taller de vestuario. Necesitamos y queremos una sede permanente, pero estamos agradecidos por poder seguir haciendo el trabajo que más nos gusta”.
Sentí curiosidad acerca del grado de interés en estas actividades entre la población local de Alburquerque y Nuevo México en general: “El interés ha crecido con los años. Es el Festival que ahora cumple 30 años, pero es sólo uno de los programas entre muchos que producimos. Tenemos un colegio/academia donde todos los alumnos estudian danza, música y artes escénicas todos los días, y un Conservatory of Flamenco Arts. Colaboramos con un tablao en Alburquerque y en Santa Fe, además de una compañía profesional de repertorio llamado ‘Yjastros’, compuesto de intérpretes que ensayan 5 días a la semana, todo el año, y realizan actuaciones en temporada. Tenemos grupos de alumnos que dan actuaciones, y en colaboración con la Universidad de Nuevo México, un programa de Artista en Residencia. Estos artistas residentes llegan para enseñar, coreografiar y aconsejar. Hay un gran número de jóvenes poco atendidos que necesitan educación de calidad en las artes. Por encima de todo, nuestro proyecto central es el Festival Flamenco Internacional de Alburquerque, cuya misión es el epicentro de toda la organización sin ánimo de lucro, con el objetivo de presentar el flamenco más sobresaliente. Estamos a 8.000 kilómetros de España, y nos sentimos afortunados al ver que los artistas están entusiasmados con venir a enseñar y actuar”.
Marisol comentó la diversidad de la actual oferta flamenco, y nos dio un avance del programa de este año: “He notado que el público se conmueve igualmente tanto con lo tradicional como lo vanguardista. Este año tenemos seis compañías que presentarán sus espectáculos. En la gala de los artistas, Fiesta Flamenca, cada intérprete principal realiza un solo en un recital compartido. Siendo el treinta aniversario, el programa es de un nivel extraordinario. Entre los artistas tenemos a Marco Flores con Alejandro Granados y Carmela Greco, además de Rosario Toledo, Jesús Carmona, Pepe Torres, María Moreno, Adrián Santana y Águeda Saavedra, cada uno con el acompañamiento de algunos de los más notables cantaores, guitarristas y demás músicos de apoyo.
En resumen: “Mi madre fundó el Festival hace 30 años, y nunca soñó que aún estaríamos haciéndolo a estas alturas. Dio la chispa con un equipo que trabaja incansablemente, inspirando a generaciones de intérpretes y seguidores. El flamenco es lo que hacemos, y esperamos ser capaces de seguir así durante otros treinta años a lo mínimo”.