Villaescusa: «Propongo crear un Secretariado Payo para defender nuestros derechos en el flamenco»

Villaescusa Flamenco

Villaescusa Flamenco

Entrevista por Sara Arguijo

Rubio, con gafas y de Albacete, Alejandro Villaescusa se ha hecho viral gracias a vídeos en los que rompe los tópicos de lo jondo desde sus 'Anécdotas payunas' o sus 'Dobl-age flamenco'. Una combinación de humor y cante que ha conquistado a aficionados y artistas como Israel Galván, lo ha llamado para trabajar en 'Dju Dju', el espectáculo de Isabel Bayón que se verá el 9 de marzo en el Festival de Jerez.

 

“Mejor que yo hay quien cante, pero ya más payo no, no hay más que verme la cara pa sabé que soy gachó”. Estas ‘bulerías payunas’ protagonizaron uno de los primeros vídeos que Alejandro Villaescusa, cantaor payo, rubio, blanco como la leche, con gafas y de Albacete lanzó en sus redes sociales, consiguiendo rápidamente la simpatía de aficionados y artistas que vieron en su sentido del humor una válvula de escape en este “apretao” mundo de lo jondo.

A partir de ahí, en menos de un año, el polifacético artista se ha hecho viral gracias a las reflexiones de sus ‘Anécdotas payunas’ o de sus ‘Dobl-age flamenco’ en las que rompe con los tópicos que envuelven al flamenco y denuncia muchos de los problemas que viven los artistas.

Así, desde un natural y sutil sarcasmo, Villaescusa Flamenco cuenta la de veces que lo han confundido con el técnico de sonido, critica a los gitanos de temporá o revela los chanchullos que hay detrás de los cachés, en una agradecida combinación de arte, gracia e inteligencia que se ha convertido en su mejor currículo. Entre sus proyectos más inmediatos está su estreno el próximo 9 de marzo en el Festival de Jerez en ‘Dju Dju’, el espectáculo de Isabel Bayón en el que sustituirá a David Lagos. Un trabajo para el que tiene claro que Israel Galván no lo hubiera llamado sino fuera por sus vídeos “y porque se negaron siete u ocho cantaores antes”, bromea.

-A ver, ¿entonces el flamenco no se lleva en la sangre?

-En mi casa mi madre escuchaba a Paloma San Basilio y Los Pecos y a mí me gustaba Luis Miguel. Lo más flamenco que tenía era el disco de Potito y los recopilatorios con los cantaores de moda en los que estaban Diego El Cigala, Camarón, Ketama o Niña Pastori.

-Pero, al menos, le gustaría cantar…

-Cantaba en la ducha como todos. Realmente lo que me gustaba era la percusión. Empecé primero con el tambor, que tiene mucha tradición en Albacete, y después me llamó mucho la atención el cajón flamenco. Para tocarlo monté un grupo de flamenco fusión para acompañar al baile pero no encontrábamos cantaor y me acabé poniendo yo. Canto por necesidad, vamos.

“Soy un cantaor polifacético, no hay más que verme”

-¿En qué momento pasó de Potito a Chacón?

-A raíz de los bolos que tenía con el grupo quise profesionalizarme y conseguí que en Castilla La Mancha me dieran una beca para estudiar en la Fundación Cristina Heeren donde estuve dos cursos aprendiendo todo lo que no sabía. Fue aprendiendo a cantar cuando me empecé mi afición por lo jondo. Es más, no me gustaría el flamenco tanto si no fuera capaz de reproducirlo. Al principio, imagino que como muchos, cuando salía una malagueña en el disco me la saltaba y sólo escuchaba los palos festeros.

-Después, da clases tres años en el Conservatorio de Danza de Murcia, se va a Madrid, hace giras internacionales, consigue plaza en el Conservatorio de Córdoba, ahora en Sevilla… ¿en qué momento decide grabar el primer vídeo?

-Al principio lo que hacía era compartir mis actuaciones pero, hablando con el guitarrista Blas Martínez sobre el trato de payos y gitanos en el flamenco, pensamos en darle la vuelta a la cosa. Tiene mucho que ver en Villaescusa Flamenco porque yo soy lo imagen pero él aporta muchas ideas y además es mi control de calidad, el que me dice si lo que grabo tiene aje o no. 

-Así nacen las bulerías payunas…

-Sí, nos dimos cuenta que los gitanos tienen muchas letras sobre su raza pero los payos no, así que las transformamos. Las primeras que subimos fueron las de “A mi raza yo le canto porque payo puro soy, me gusta la vidalita, la guajira y petenera. Chacón es mi referente, qué viva el Arcángel, que viva Poveda, que viva Morente, Juan Valderrama, Naranjo de Triana y Pepe Marchena con sus colombianas” y de repente vimos que se hizo viral dentro del flamenco y fuera. Lo mejor es que fueron muy bien recibidas todos.

 “Era de los que cuando salía una malagueña en el disco me la saltaba hasta que llegaba un palo más festero”

-A pesar de atreverse con el asunto de gitanos y payos, un tema que levanta ampollas en el flamenco, ¿no ha mosqueado a nadie?

-Algún hater siempre hay por ahí pero son los menos. Soy consciente que es un tema delicado pero lo trato siempre con respeto, cuidado y con sentido del humor. Lo que quiero es que la gente se ría y que capte el mensaje, la ironía. Es curioso pero tengo más seguidores gitanos que payos, se divierten mucho. Es evidente que en la sociedad general el pueblo gitano es una minoría que sufre discriminaciones pero es cierto que en el flamenco el payo también. A veces vas a una reunión y no te dejan prácticamente ni tocar las palmas. Sería conveniente crear un Secretariado Payo para defender nuestros derechos (Risas).

“El flamenco es muy apretao, no se trabaja mucho el humor a pesar de nacer en una tierra con tanta guasa”

-En esta línea, aboga por los jaleos payos ¿suena igual eso de ole ahí ese payo puro?

-Es una parodia para reflejar nuestra vida como flamenco payo. Todavía hoy se usa como algo peyorativo el que alguien canta muy payo, cómo va a cantar si lo es. Es algo en lo que nadie había caído y se ve que ahora, en tono de humor o no, lo hacen en muchos tablaos. Que conste que no soy racista para nada, todo lo contrario, me parece un ejemplo cómo los gitanos defienden su raza pero creo que lo importante es que se cante bien o no.

-En Twitter ha tenido también mucho éxito la cuenta de @todayflamenco en cuya bio aparece que el duende son los padres, ¿le hacía falta al flamenco un poco de guasa?

-Sí, claro, porque el flamenco es muy apretao y hay cosas que tienen que serlo pero otras no. En los camerinos y en las reuniones fuera del escenario existe esa guasa pero no sé por qué una vez salimos nos ponemos serios. Ha habido muchos artistas, sobre todo de la rama de Cádiz, como Chano, Pericón o Emilio el Moro, que eran unos genios y además tenían gracia y la mostraban sin pudor. Pero, en general, no se trabaja mucho el humor en el flamenco, a pesar de nacer en una tierra con tanto arte.

“Me parece un ejemplo cómo los gitanos defienden su raza pero creo que lo importante es que se cante bien o no. Todavía hoy se usa como algo peyorativo que alguien canta muy payo, cómo va a cantar si lo es”

-De todos los artistas que le han felicitado, ¿cuál le ha sorprendido más?

-Cuando veo algunos ‘me gusta’ no me lo creo. Artistas a los que admiro muchísimo. Me sorprendió por ejemplo Tomatito, que me llamó para conocerme cuando estuvo en Córdoba porque decía que le encantaban mis videos. 

-Bueno, y Israel Galván…

-Sí claro, estaban buscando a alguien para sustituir a David Lagos en ‘Dju Dju’ porque no podía y por lo visto el Niño de Elche le habló de mí. Fue gracioso porque Israel me dijo que había visto mi vídeo del romero pero que no me conocía. Se ve que habían llamado ya a siete u ocho antes y ninguno podía, o no querían, se quitaron del medio, vamos (Risas). Así que le dije a Israel en broma, pero muy serio,  que me había hundido en la miseria, que creía que era su primera opción. Se reía pero estaba apurado, ahora sí lo eres, me decía (Risas). Me lo pasé pipa en los ensayos y él quedó muy contento. Me apetecía algo así porque me gusta el flamenco tradicional pero me siento un artista polifacético, no hay más que verme.

 

 

 

 


Salir de la versión móvil