Sara Arguijo
Fotos: Ana Palma
Acaba de recoger el Giraldillo al Mejor Espectáculo de la pasada Bienal de Sevilla por «Catedral», un espectáculo que presentará el 29 en Madrid y el 30 en Bilbao y que la sitúa como una de las bailaoras más prometedoras del flamenco actual.
Patricia Guerrero no cree en la suerte. Se rebela al pensar que el término pueda ensombrecer lo que se construye a base de esfuerzo. Y no habla de horas de ensayo, dietas específicas o la falta de tiempo hasta para deshacer las maletas. Relata más las renuncias personales que conlleva toda toma de decisiones. La responsabilidad frente al trabajo.
Por eso, afronta con naturalidad y pasmosa madurez saberse a sus 27 años una de las bailaoras más prometedoras del flamenco actual y, aunque su currículo desvele una carrera propia de niña prodigio, recalca que lo que ha conseguido “me lo he ganado yo” y sólo anhela conservar siempre el entusiasmo.
“Si no hubiera dado el paso de salir de mi casa y venirme a Sevilla con 18 años nada me hubiera pasado”
-Con 8 años ya pisó el escenario de la Peña la Platería, con 17 ya había ganado el Desplante de La Unión, a los 20 le llamó Carlos Saura y ahora cuenta con dos Giraldillos. ¿Se considera una niña prodigio?
-Puede que por cómo ha sido mi camino de pequeña se entienda así pero realmente no he tenido un éxito repentino. Siempre he ido haciendo las cosas poco a poco. Antes, por ejemplo, no podría haber hecho ‘Catedral’, no tenía ese discurso. Además, no me gusta estar de moda porque la moda pasa de moda.
-¿Qué ha aprendido de este trabajo?
-Primero a saber cómo me manejaba como cabeza de una compañía y después a ponerme en manos de otra persona. Es la primera vez que cuento con un director de escena y, sin duda, es lo que mejor me llevo. Ya no concebiría hacer un proyecto sin un ojo externo porque es muy distinto lo que uno ve a lo que se ve desde fuera. Luego, es un choque con uno mismo porque tienes que asumir que te digan tus fallos. Juan Dolores Caballero ha cambiado mi forma de bailar.
-En su caso, ha tenido desde muy joven el respaldo de la afición y de la crítica, ¿presiona saber que el público espera algo de su parte?
-Soy consciente, por ejemplo con ‘Catedral’, que había esa sensación de ver qué ofrecía pero no me agobio mucho por esto. Esto no me preocupa. Es más el ser consciente de que la responsabilidad es cada vez mayor, pero mientras haga lo que me apetezca tendrá valor para mí.
-Pero sabe que en usted se proyectan muchas esperanzas, personalmente, ¿dónde se ve?
-Bueno, ahora que he podido estar en determinados festivales o teatros sí siento que estoy entrando en el círculo de las bailaoras que he admirado toda la vida. Pero no tengo ningún tipo de expectativa concreta. Sí que me gustaría tener mi compañía, coreografiar… pero no pienso mucho más allá en estos momentos.
“Ahora ya siento que tengo un discurso y estoy en un determinado lugar. Antes no hubiera podido hacer algo como ‘Catedral’”
-¿Siente entonces que ya es Patricia Guerrero?
-Al menos veo que tengo un discurso, que estoy en un determinado lugar. Digamos que me estoy acercando, ya estoy segura de lo que estoy haciendo.
-¿Y qué ha sido lo más difícil del camino hasta llegar aquí?
-El paso más duro que di fue el de irme de mi casa de Granada a Sevilla, hace ahora nueve años. Tenía 18 años y tenía claro que tenía que estar aquí. Vine buscando clases que no fueran de flamenco porque es lo que había estado aprendiendo allí siempre. Entonces fue cuando conocí a Rubén Olmo, que para mí ha sido clave. A partir de ahí me fui rodeando de gente como Agustín Diassera, me llamaron de la película de Saura, allí conocí a Arcángel y todo fue rodando… Si no hubiera dado el paso de salir de mi casa nada me hubiera pasado.
-¿Cuestión de suerte?
-En la suerte no creo. Evidentemente hay circunstancias que pueden ser extremas pero lo que tengo y me he ganado me lo he buscado yo. He tenido mucha gente alrededor que me ha ayudado, pero también uno elige de quién se rodea.
“En mis espectáculos siempre dejo espacio a la improvisación, sino no podría bailar”
-En este sentido, ¿qué artistas le han influido más en su forma de entender el arte?
-Me he rodeado de muchos Mario Maya, Rubén, Arcángel… Personas que tienen una característica en común: aman lo que hacen y lo hacen con tanta pasión que me lo han contagiado. Siempre he intentado seguir esa línea, no perder la ilusión, tener ganas de hacer las cosas y hacerlas con buena actitud, que es lo que he visto en ellos siempre. No importa la edad que tengas.
-De su baile se destaca la energía y la elegancia… ¿coincide en la visión que tienen los demás?
-Sí, quizás sea eso lo que más me identifica, la fuerza, la energía. También me gusta mucho la parte interpretativa. En mis espectáculos, aunque parezca que no, hay un treinta por ciento que es improvisado porque si no es de esta forma no podría bailar. Necesito permitirme esos espacios donde dejarme llevar. Es muy importante para que no se pierda la naturalidad o, como dice Andrés Marín que me gusta mucho la palabra, lo orgánico.
-En ‘Tablao’, el espectáculo donde participa con Arcángel, le vemos incluso atreverse a cantar por sevillanas ¿hay todavía muchas facetas de Patricia Guerrero por descubrir?
-Seguramente, porque soy muy payasa. Desde pequeñita he hecho teatro y me gusta muchísimo. Incluso recuerdo una vez que de niña hacía en la Peña de la Platería un número en el que recitaba y bailaba, como si fuera Lola Flores. Espero que aún pueda hacer muchas cosas y en muchas facetas.
-A pesar de su juventud ha recorrido medio mundo y ahora ha estado tres semanas en el Flamenco Festival, ¿cómo es su experiencia fuera?
-Es increíble. Con Flamenco Festival he estado una semana en Londres, otra en Miami y otra en Nueva York y es la primera vez que he ido sola. Para mí ha sido un regalo poder estar con una de mis maestras, Juana Amaya, que para mí es un icono, y hacer unos tangos con ella y con Herminia Borja. Son experiencias irrepetibles.
“Hay que ser aficionado, escuchar cante, y conocer qué es el flamenco para interpretarlo”
-¿Ha cambiado mucho la imagen internacional del flamenco?
-Ha cambiado todo, creo que ahora los artistas tienen necesariamente que estar más en el mundo… Bueno, ahora pasa que me cuesta encontrar a alguien que quiera tomar algo. A veces les digo, ¿en serio que nadie quiere salir? Todos se levantan temprano para ir al gimnasio, ya no hay fiestas (bromea).
-Además de bailar imparte clases, ¿qué buscan sus alumnos en el flamenco?
– Veo que mucha gente quiere pasos y material y, desde mi punto de vista, hay que ser primero aficionado, escuchar más, conocer qué es el flamenco en toda su amplitud. Es necesario saber cómo es el cante para poder interpretarlo sino sería una reproducción de lo que tú les marcas y el flamenco es todo lo contrario. De todas formas, lo que veo muy claro es que el flamenco es un arte que engancha.
-Porque a usted, ¿qué le ha enseñado el flamenco?
-Me ha enseñado a ser quién soy. A vivir mi vida de una forma más pasional. El arte me permite expresar sentimientos y liberarme. Me ha enseñado a conocerme a mí misma y ser más sincera conmigo también. No me gusta decir que es una forma de vida porque no soy bailaora 24 horas al día pero el baile me ha quitado muchos dolores de cabeza. Me meto en el estudio y vuelo.
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