Marisabel Lucas
Israel Fernández (Toledo, 1992) se abraza con Diego del Morao. Minutos antes mostraron al público que pocas guitarras y voces suenan igual cuando se unen. Un traje blanco sobre una camisa negra de lunares blancos completan su personalidad: “Esta mañana me he puesto una guayabera que a lo mejor tiene 20 años”. El año pasado publicó su tercer disco “Universo Pastora”, una obra en la que el cantaor homenajea a Pastora Pavón “Niña de los Peines” rescatando algunos de sus cantes y llevándolos a su terreno. Siguiendo este patrón, prepara su próximo disco junto a Diego del Morao, y a su vez produce el disco del maestro Antonio El Rubio, quien a sus 91 años solo tenía grabado algunos LPS por fandangos en la década de los 70: “Estoy muy contento porque es una experiencia nueva ya que es la primera producción en mi carrera de un disco. Y además es muy importante porque para mí, él es un maestro y un creador”.
Israel Fernández es el nombre que aparece en las conversaciones flamencas actuales como indicio de que las cosas no parecen ir tan mal. Cuando él participa en la conversación coloca el flamenco por encima de todos: “El flamenco tiene su vida propia y no le hace falta nadie. A nosotros nos hace falta el flamenco”. En relación a unas declaraciones recientes de su compadre y guitarrista Carlos de Jacoba, quien ha asegurado que los flamencos tienen que actualizar los cantes, dice estar de acuerdo: “Yo actualizo las letras, las recreo porque yo creo que lo más bonito es contar las vivencias de la vida, y qué mejor que contarlo cantando. Para mi forma de ver las cosas no hay nada antiguo ni moderno. Un beso, por ejemplo nunca es antiguo, ¿no?”. Así como considera que no hay nada antiguo ni moderno, opina que la música no entiende de razas, rechazando de esta manera la acusación de apropiación cultural a un artista: “Yo no entiendo eso. La música no entiende de razas ni de nada, solo entiende de corazón, de verdad, de sensibilidad y de dinámica que es lo que no tienen quiénes hacen esta acusación. Si tuvieran todo eso, no dirían lo que dicen. Donde hay cariño, sensibilidad y respeto no hay raza. Lo más feo que puede hacer una persona es hacer extinción de otra”.
Durante el encuentro, el manchego hace uso constante de la palabra amor. Asegura que lo hace porque cree que el amor todo lo puede y todo lo soporta. En su manera de ponerlo en valor, se deshace cualquier intento de entenderlo como tópico. Parece ir intrínseco: “Cuando yo canto lo único que hago es ponerle amor. Por eso, me inspiro en las personas que quiero, en mi familia, en mis amigos y también en mi pena y en mi alegría. Además, es importante darle cariño al público que viene a verte porque no hay nada más bonito que eso. Es como cuando una persona llama a tu puerta sin conocerte y te regala su cariño; lo mínimo que puedes hacer tú es devolvérselo”. Si le preguntas si sobre el escenario es consciente de cuando las cosas están saliendo bien, te responde que sí, pero tiene muy presente lo que decía Camarón: “Parece que siempre se puede hacer mejor”.
Fotos: Jesús Domínguez en Flamenco Eñe Málaga