Faustino Núñez – «A la investigación de flamenco, ni agua!»

Cuando se editó el libro «El Afinador de Noticias» de Faustino Núñez, nos encomendamos en realizarle una entrevista para abordar temas sobre su libro, naturalmente, y también sobre la situación de la investigación, flamencología  y otros temas candentes en el flamenco. Charlando con Chemi López, el editor del libro –La Droguería Music– para la preparación de la entrevista, pensamos que él mismo era el que mejor conocía la obra de Faustino, sabiendo que ni uno ni otro se muerden la lengua, le pedimos que cuestionara al autor con este resultado:

 


Chemi López: Cuando me propusiste editar “El Afinador de Noticias” me pesaba que gran parte del contenido hubiese estado en Internet o que otros compañeros hubieran hecho libros basados prácticamente en esas entradas de tu blog. Pero conforme fui metiéndome en la lectura supe que reunir en un volumen todo ese material, más allá de que fuese conocido, convertiría la publicación en una obra de consulta imprescindible y única. Creo que así va siendo, pero te pregunto. Aunque os citáis y hay un aparente buen rollo entre investigadores, ¿realmente existe la colaboración y el intercambio desinteresado de datos, o la competencia es tan dura como se dice en los mentideros?

Faustino Núñez: Siempre hay mangones, hurtadores de noticias, pero en general nos conocemos todos, y además con las redes sociales es difícil encontrar algo y que te lo birlen. Por otra parte hay compañeros que creen en la propiedad de las noticias que encuentran. A mí me han llegado a decir: ¡Paquirri es tuyo eh!, por haber encontrado la noticia de 1847 en Cádiz, donde vimos que no era guantero sino que se apellidaba Guanter. En la universidad me ensañaron que los datos son de todos y no tiene mayor importancia quién lo hay encontrado. Da coraje de todos modos haber estado cinco años en una biblioteca y que venga un listo a mangarte un dato y no te cite en una publicación. Pero no soy de los que miran el índice onomástico cuando compra un libro por ver si aparece o no mi nombre.

Faustino Núñez & José Manuel Gamboa – Presentación del libro en Círculo Flamenco de Madrid

ChL: Te lo preguntaba porque con la cantidad de hemerotecas digitales que tenemos a mano en la actualidad han salido investigadores con blogs por todas partes. Pones en el buscador lo que quieres y es cuestión de echar un rato hasta encontrar resultado. ¿Pero qué grado de responsabilidad tiene el investigador en la interpretación de los datos que encuentra?

FN: En mi opinión una cosa es encontrar una noticia y otra es mojarse interpretándola, afinándola. No solo es necesario aportar el dato sino encuadrarlo en el contexto histórico y musical que ayude a alumbrar el pasado, aunque sea un poco, a traer luz sobre las tinieblas de los siglos en los que se forjó el género, sobre todo entre el 16 y el 19.

Una  cosa es encontrar una noticia y otra es mojarse interpretándola, afinándola.

 

ChL: Con todo el material recopilado por tanta gente ¿tan difícil es replantear ciertos dogmas y dar carpetazo a la antigua flamencología?

FN: Hay personas que tienen una historia del flamenco bien armada en su cabeza y no quieren que un dato se la eche por tierra. Prefieren su tópico, su leyenda, tan bonita, tan romántica. Y no va a venir un gallego a llevarles la contraria. Los investigadores solemos remar contracorriente. No por el afán de llevar la contraria sino porque lo que nos dice la historia “oficial” no concuerda con lo que pudo haber pasado. Además, casi todos los flamencos son flamencólogos en potencia. Por defecto saben más que tú y eso es difícil de cambiar. De todos modos, poco a poco las perspectivas van cambiando y la labor de los estudiosos, muy lentamente, va siendo reconocida. Creo que en el siglo 22 habrá quien diga que un gachó de Vigo dijo esto y lo otro y la verdad que no iba desencaminado, pero no lo veremos. Personalmente no tengo intención de verlo, no es algo que me preocupe especialmente. Investigo por vocación, me gusta encerrarme con documentos antiguos y escudriñar el pasado intentando traer luz a las tinieblas de los siglos pasados. Si no interesa hoy ya interesará dentro de doscientos años. Porque el flamenco dentro de dos siglos seguirá ahí.

ChL: ¿Crees que, por ejemplo, si Mairena y Molina hubieran tenido a mano estos datos que manejamos ahora  habrían escrito de igual manera “Mundo y Formas”?

FN: Los prejuicios no son fáciles de superar cuando tienes una opinión hecha y muy concreta sobre un aspecto de la historia y la música del flamenco. Creo que de haber sabido lo que hoy conocemos sobre el pasado del flamenco tanto Mairena como Molina hubieran mostrado una perspectiva más creíble en algunos extremos. Mairena aportó una importante cantidad de repertorio que sin su labor, cuasi mesiánica, se habría perdido o disuelto en otros cantes, sin embargo creo que en su interpretación del pasado no estuvo muy acertado. Las ideas preconcebidas son malas consejeras en la investigación. Sin restarle un ápice a su determinante contribución estuvo escorado hacia unas ideas producto de una mentalidad, muy propia de las últimas décadas del franquismo, un tanto sectaria, una visión racial que no casa con lo que vamos sabiendo hoy acerca de cómo surgió el flamenco.

ChL: A nivel científico, sobre teoría musical flamenca se había escrito muy poco antes de tu aparición. ¿Qué panorama encontraste y quiénes -de los musicólogos que te precedieron- dejaron cosas de provecho?

FN: La musicología estaba totalmente divorciada del flamenco, los musicólogos se interesaban por la música académica y algunos géneros de música tradicional pero el flamenco parece que les daba miedo. Las aportaciones de Manuel de Falla, García Matos, Arcadio Larrea e Hipólito Rossy daban algunas pautas interesantes. Phillipe Donnier, uno de los pioneros, también apuntó hacia una dirección más científica del estudio comparado del flamenco, sin embargo en la teoría musical, compases, tonalidad, formas, análisis melódico y rítmico no se había avanzado apenas. Yo, que me licencié en Viena con una tesina sobre Puccini, creí que estaba obligado a avanzar en este terreno y en eso llevo ya tres décadas. Hoy el panorama es distinto, tenemos por ejemplo a Guillermo Castro que es un serio estudioso del flamenco desde la musicología.

Si pudiésemos trasladarnos a los años de Silverio o de El Planeta seguro que nos sorprendería cómo de distinto es lo que cantaron aquellos pioneros

Faustino Núñez junto a Antonio Gades

ChL: Seriamos infinitamente felices si tuviéramos una máquina del tiempo en la que retroceder a la época de Silverio o Manuel Torre. ¿Cualquier tiempo pasado fue realmente mejor?

FN: Como dice Nieves Concostrina “Cualquier tiempo pasado fue anterior”. Fuera de ahí poco más que añadir. Si pudiésemos trasladarnos a los años de Silverio o de El Planeta seguro que nos sorprendería cómo de distinto es lo que cantaron aquellos pioneros con respecto a lo que hoy reconocemos como cante flamenco. Cuando escuchas las primeras grabaciones en cilindros de cera de finales del 19, llama la atención lo distinto que se cantaba, el tempo, el acompañamiento, los tipos de voz. Con la llegada de Chacón, Torres o Pastora se pusieron las bases de una nueva forma de interpretar, los cimientos de lo que hoy llamamos flamenco. Me gusta escuchar esas grabaciones antiguas, pero disfruto mucho con las generaciones más jóvenes. El flamenco es un arte que goza de muy buena salud y, a pesar de los agoreros, tiene garantizado el futuro. El repertorio clásico es para siempre, de las nuevas propuestas ya se verá. El tiempo nos dará la perspectiva adecuada para valorar algunas de las corrientes más actuales, sin embargo los cantes, toques y bailes clásicos son para siempre, como Mozart o los Beatles.

ChL: Muchos dicen que “el flamenco tiene que evolucionar”, y tú defiendes que el flamenco ha experimentado una evolución constante desde que empezó a generarse. ¿Pero en qué dirección tiene que evolucionar? ¿Es todo ese movimiento progresista capricho de determinados grupos relacionados con discográficas, medios, universidad…?

FN: Creo que hay una exagerada necesidad de evolucionar. Muchos artistas creen que deben hacer cosas nuevas para no quedarse interpretando piezas de museo. Yo creo firmemente en el repertorio clásico. Bach murió hace 270 años y su música sigue viva y, respetando los parámetros de su obra original los músicos siguen proponiendo nuevas perspectivas, sin sacar los pies del tiesto. En el flamenco hay quien prefiere dedicarse al repertorio clásico, que tiene un público asegurado, y hay quien cree que se deben proponer cosas nuevas. Lo malo es que esas ansias de renovar en ocasiones obligan a hacer cosas que no son flamenco, ni de cerca ni de lejos, pero el tiempo dirá. Las discográficas suelen saber poco de música y algo más de negocio, siguen el rastro del dinero. En los medios hay buenos especialistas y otros que no diferencian una soleá de un blues y sin embargo opinan de flamenco. Por su parte la universidad debería implicarse de forma más decidida, sin complejos y dejándola en manos de los que saben, en general los artistas y algunos pocos estudiosos, para así evitar que el mundo académico invada terrenos que desconoce. Hay mucho valiente que cree que por estudiar, por ejemplo, sociología, puede interpretar el fenómeno del flamenco sin conocer el repertorio, tan solo aplicando métodos de análisis sociológico, y sin detenerse a estudiar el fenómeno musical del flamenco. Así es cuando llegan a veces a conclusiones erróneas.

Hay una exagerada necesidad de evolucionar.

 

ChL: Sigamos por ahí. Medios de comunicación primero. Porque analizando “El Afinador” me di cuenta de que la prensa ha tratado el flamenco casi siempre de un modo generalista…

FN: Antes eran meros cronistas de un fenómeno como el flamenco. Sin embargo leyendo algunos comentarios en la prensa del 19 se puede apreciar cómo había plumas excelentes comentando y observando el género de forma muy aguda y proporcionando perspectivas interesantes. Que en los medios se llame al género flamenkito me molesta mucho, lo escucho con demasiada frecuencia. Hay mucho prejuicio con el flamenco en muchos medios, algunos lo consideran un género musical desfasado que debe ser olvidado, comparándolo con los toros y otras expresiones tan españolas que a algunos parecen molestarles. Menos mal que están los extranjeros, libres de prejuicios y aficionados al arte, ni más ni menos. Ellos son nuestra salvación. En España algunos quisieran perder de vista el flamenco porque les recuerda a tiempos pasados. El flamenco ha sido, en este sentido, una víctima más del franquismo, a pesar de que durante la dictadura surgieron algunas de las mejores figuras de este arte.

En ocasiones parece que los críticos actúan al día siguiente de un espectáculo.

Faustino Núñez, conferencia en Flamenco on Fire 2018

ChL: En la segunda mitad del XX aparece la crítica especializada. Pero en los últimos tiempos se ha impuesto un tipo de periodismo flamenco más light, puesto que en muchas ocasiones los organizadores de los eventos pagan a los medios para que envíen a alguien que los cubra y, ya se sabe, la implicación es distinta. ¿El crítico con el hacha en la mano ha pasado a la historia?

FN: La crítica es útil, sobre todo para aquellos que no han podido ir a un evento en concreto, pero los hay que creen que están en posesión de la verdad lanzando dardos a diestro y siniestro. En ocasiones parece que los críticos actúan al día siguiente de un espectáculo. Primero lo hace el artista y después el crítico en su periódico. Una vez leí una crítica a Cristina Hoyos donde no la mencionaban. Por muy poco que nos guste un espectáculo solo por el hecho de subirse a un escenario y enfrentarse al público para mí ya debería ser digno de valorar positivamente. También he leído críticas de gente que no asistió al concierto. Por su parte, los organizadores pagan hotel y viajes y ya creen tener derecho a un crítica buena, eso tampoco. El crítico debe dar su sincera opinión pero sin destrozarle la carrera a nadie. Son cuatro días y dos está lloviendo. Tampoco es para tomárselo tan a pecho. De hecho en el estreno de la Butterfly un crítico afirmó no iba a llegar a ningún lado, de ahí que el gran Puccini dijese “I critici, la peggior raza inutile al mondo”.

No tiene mucho sentido que los españoles pongamos dinero para un evento flamenco que se hace en Londres.

 

ChL: Encuentro intereses velados en muchas publicaciones sobre determinados artistas.  Y a veces hasta político. ¿El papel de la política en el flamenco está justificado o solo interesa la foto?

FN: Las instituciones cuanto más lejos estén de la cultura mejor. Preservarla y potenciarla está bien, pero creo que los esfuerzos hay que hacerlos sobre todo en la formación. Es más cosa del Ministerio de Educación que del de Cultura. No tiene mucho sentido que los españoles pongamos dinero para un evento flamenco que se hace en Londres. Esa gente tiene dinero, pues que arriesgue. Un día, un grande de la guitarra me dijo que se ofreció para un concierto en Nueva York y la respuesta que tuvo fue que la Junta le mandaba a los artistas gratis. Valderrama decía algo así: “cuando los políticos se metieron a empresarios comenzó la ruina”. Gades siempre fue a taquilla y ahí es donde se tienen que batir el cobre los artistas. El dinero que haya para el flamenco debe ir para la formación, y para la investigación, que es la gran abandonada. Parece que en los Pactos de la Moncloa había un artículo que decía: al flamenco ni agua. Todo debe ir dirigido a los niños y los jóvenes. Los artistas que tienen todo pagado se suelen olvidar del público y luego hacen cosas que cuestan un pastizal y se presentan dos días nada más. Si para un espectáculo se dan treinta mil euros hay que exigir al menos una cantidad mínima de espectadores. Es dinero público y debe revertir en el pueblo.

ChL: No sé si la queja general es razonable o desproporcionada, pero mucha conformidad con lo hasta ahora hecho no hay…

FN: Hay artistas que si no fuera por las ayudas públicas no serían profesionales. Los artistas de subvención no son artistas. El dinero público es sagrado y no debe ser otorgado a la ligera. Siempre hay quien apela a que si no es por lo público no habría forma de presentar cierto tipo de espectáculos. Bodas de Sangre de Gades empezó su camino en Roma en 1974 y se sigue haciendo. En su momento fue rompedora. ¿Cuántos espectáculos hoy sobreviven el paso del tiempo?. Todos son  demasiado efímeros y es señal de que algo está fallando. Puede tener que ver con que están montados sin ningún tipo de riesgo para el artista. Así monto yo un Quijote, me lo llevo crudo y hago un bodrio, total ya está todo pagado. Qué manía tienen los políticos de meterse a empresarios del arte sin tener las más de las veces ni pajolera idea de lo que se traen entre manos. Una vez una Consejera, montando un espectáculo, me dijo: Faustino, mete algo de Fulanito que a mi hija le encanta. Por to la cara.

ChL: Si por un lado no hay ayudas y por otro tampoco es que te celebren los hallazgos como una Champions, imagino que ponerte delante de un tomo de prensa debe ser jodido. ¿A quién interesa de verdad la investigación del flamenco?

FN: La investigación es una vocación. Nadie investiga por dinero. En treinta años dedicado a esto no sé si he recibido un euro o ninguno. Ayudas a la edición sí que suele haber pero ¿quién paga los años metidos durante horas en una hemeroteca, seis horas diarias? Esto es amor al arte. La afición te lo agradece y eso suele ser suficiente, pero el poco interés que los poderes públicos y privados muestran por la investigación es sorprendente. Vas a pedir algo de dinero para estudiar un tema concreto y se te ríen en la cara que parecen decirte: ¿Pero tú qué te crees? ¿Qué yo soy Cofidis?

ChL: Vives y conoces las interioridades de conservatorios y facultades. ¿Está bien programada la enseñanza reglada del flamenco o es un disparate y no es oro todo lo que reluce?

FN: El panorama es pa llorar. Mi plaza en Córdoba creo que están a punto de dársela a alguien que no tiene ni idea de flamenco, pero está hasta arriba de títulos. A Guillermo Castro, un tío preparadísimo, no se la dan porque no tiene ni sé qué titulación, cuando es doctor con una tesis impresionante. Ya te digo, pa llorar. Por otra parte los planes de estudio son un despropósito. Por ejemplo, el currículo de guitarra flamenca se ha hecho a imagen y semejanza de la guitarra clásica, cuando son dos instrumentos totalmente distintos. Hay jóvenes que acaban tocando La Barrosa del Gran Jefe Paco y no saben acompañar el cante por soleá. Algo está fallando. La política de elección del profesorado es esencial y no puede hacerse siguiendo parámetros de Conservatorio por las especiales características del flamenco y de los flamencos. Prescindir, por ejemplo, de Manolo Sanlúcar para una cátedra porque no tiene un determinado título es un despropósito. Llevo décadas diciéndolo pero como quien oye llover.

Machista es la sociedad, no el flamenco.

 

ChL: La cuestión femenina es otro tema sensible. ¿Estuvo realmente integrada en la sociedad flamenca del XIX o existía discriminación de género?

FN: Sin la mujer el flamenco simplemente no hubiera sido. Su presencia en teatros, fiestas en ventas y cafés es constante. No creo que se haya discriminado de forma alguna a la mujer, más allá del contexto concreto de la sociedad de la época. Machista es la sociedad, no el flamenco. Una vez escuché a uno que afirmaba que la guitarra era machista. La pobre guitarra, tan femenina ella, acusada de machista por imperar el hombre frente a la mujer como intérprete. Un disparate. El tema creo que se ha salido de madre. En todos mis años de profesional junto a Antonio Gades jamás aprecié machismo, más allá del trato natural entre hombres y mujeres tan propio de nuestra cultura. Si llamar guapa a una mujer en un jaleo es machista, apaga y vámonos.

ChL: Otra faceta en la que te has desenvuelto con soltura es la de producir discos. ¿De qué trabajos estás más satisfecho?

FN: Uno que hice a la Chirigota del Selu para Nuevos Medios, y “El Niño” de Rocío Márquez. Ese fue un trabajo precioso junto a una artista a la que quiero y admiro, junto a Pepe habichuela, Manolo Franco y Manolo Herrera. Un lujo. De todo lo que hice con mi querido José Manuel Gamboa en la época de los fascículos también guardo muy buen recuerdo. Aprendí un montón de cosas con ese fenómeno. Para Universal he trabajado veinte años y creo haber aportado cosas interesantes.

Faustino Núñez con Fosforito. Foto Toni Blanco

ChL: Faustino. ¿Dónde está realmente el Big Bang de esta música?

FN: Creo que el gran milagro fue conseguir fundir en un solo género musical un instrumento temperado como la guitarra, que divide la escala en semitonos idénticos, por mor de los trastes, con el cante, con su melodía atemperada que no cabe en un pentagrama. Esa fusión de Oriente y Occidente me parece la más importante para que se forjara un género musical tan fascinante como es el flamenco.

ChL: ¿Seguirás ligado al flamenco o estás en el camino de cerrar esta etapa de tu vida?

FN: Aunque he vuelto a mi tierra para estar cerca de mi familia, el flamenco te atrapa para siempre. Cuando entras en ese mundo ya no puedes salir. Actualmente estoy preparando un trabajo que creo que me llevará al menos tres años. Aún hay mucho por hacer. En lo que pueda contribuir ahí estaré siempre, como un guerrillero al servicio de la mejor música española, el flamenco.


Video de la presentación del libro ‘El afinador de noticias» en el Círculo Flamenco de Madrid, con Carlos Martin Ballester, Faustino Núñez y José Manuel Gamboa.

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