Con más de 300 colaboraciones discográficas
a sus espaldas, Enrique de Melchor (Marchena, 1950), hijo
del mítico guitarrista Melchor de Marchena, acaba de
editar su cuarto trabajo en solitario. Se titula “Raíz
Flamenca”, un perfecto reflejo y declaración
de las intenciones del músico, porque la grabación
es una celebración de su pasado con mirada hacia el
futuro. El flamenco está en él desde que nace,
y sus composiciones rezuman un aire a lo auténtico
y lo vivido.
¿Qué es Plaza Ducal?
– Es una plaza que hay en Marchena, allí la conocen
más por Plaza Rivas, pero su nombre es Plaza Ducal.
Allí es donde se criaron todos los gitanos y es donde
nació mi padre. Allí se formaban las fiestas,
hacían una candela allí en medio y se ponían
a cantar y a bailar. Por eso he llamado con ese nombre a las
bulerías de mi nuevo disco.
¿Esa plaza es la que aparece en
la portada del disco?
– No, en la portada aparece la iglesia de San Agustín,
yo vivía en una calle muy cerquita y al lado estaba
el colegio donde yo estudiaba.
¿Cuanto tiempo viviste en Marchena?
¿Qué recuerdos tienes de aquella época?
– Me crié allí hasta los trece años.
Suelo volver bastante, a ver a la familia que todavía
tengo allí, y a amigos que quedan todavía. Cuando
voy me gusta darme mi paseíto por los sitios que recuerdo
de mi infancia, la verdad es que han cambiado mucho.
¿Tu padre vivía contigo
entonces?
– No, allí vivíamos todos los hermanos, mi
padre estaba viajando siempre. Hasta que más menos
con doce o trece años nos vinimos todos a Madrid.
«Mi padre no quería
que fuera guitarrista…pero yo desde pequeño tocaba».
¿A la hora de aprender a tocar
la guitarra, te ayudó tu padre, el gran guitarrista
Melchor de Marchena?
Mi padre no quería que fuera guitarrista. Pero yo
desde pequeño tocaba, y cuando mi padre entró
a tocar a Los Canasteros con Caracol aquí en Madrid,
yo solía venir cada mes a verle unos días. Una
de las veces que vine fui a “Los canasteros” y
me encantó el ambiente. Entonces le dije a mi padre
que ya no quería ir al colegio que lo que me gustaba
era tocar la guitarra.
Había un guitarrista allí en el tablao que
tocaba muy bien, que se retiró, El Nani, de Caño
Roto, y me dijo que tocara la guitarra, que yo tenía
mucha facilidad…me hice muy amigo de él, salíamos
juntos, empezó a enseñarme a tocar y ya me quedé
allí.
¿Por qué no quería
tu padre que fueras guitarrista?
– No es que no quisiera, a todos los padres les gusta que
sus hijos sigan la tradición familiar, pero en aquella
época se vivía tan malamente con la guitarra,
con el flamenco en general…y él quería
un futuro más estable para mí; si no tocara
la guitarra ahora, estaría en una oficina, o en un
banco. Era lo que pensaban los artistas de aquella época,
nadie pensaba que hoy en día el flamenco iba a estar
tan fuerte. Ten en cuenta que en esa época los artistas
ganaban dos pesetas el que podía estar en un tablao,
y la mayoría se tenían que ir a las ventas esperando
hasta las cuatro o las cinco de la mañana a que llegara
el señorito pa que le diera algo pa’ poder comer.
¿Entonces eres el discípulo
primero de tu padre, Melchor de Marchena? ¿Hay más
guitarristas en la familia que continúen con la escuela?
– Si, su principal discípulo y el heredero además.
Sí, hay un sobrino mío que también es
guitarrista, tiene ahora 32 o 33 años, aunque ciertamente
allí moverse es muy difícil, el mundo de la
guitarra está muy complicado.
¿Tienes hijos?
– No, tengo niñas, y a mí una mujer tocando
la guitarra no me gusta, no por machismo, veo a una mujer
tocando el piano, el violín, y la veo femenina, lo
veo bonito, pero con la guitarra no me entra por la vista.
La única mujer guitarrista que yo he conocido se llamaba
Francisca, que estaba en el “Café de Chinitas”,
que tocaba muy bien, se casó y no sé si seguirá
tocando.
¿Tu has hecho escuela en el mundo
de la guitarra. Has tutelado a tocaores?
– Sí, he enseñado a mucha gente, también
he dado muchos cursos de guitarra, he hecho seminarios…y
hay mucha gente que sigue mi forma de tocar, como Oscar Luis
Herrero o Juan José Pantoja, muchísima gente.
¿También hay métodos
tuyos de aprendizaje de guitarra?
– Sí, ahora hace un mes hice uno para Francia, es
un vídeo de enseñanza que lo sacan también
en partituras, en Septiembre saldrá a la venta.
Las falsetas que has hecho para el acompañamiento
se han convertido también en referencia para muchos
tocaores.
– Muchos han tomao como modelo mi forma de acompañar,
igual que mucha gente ha cogido como modelo la forma de acompañar
de Paco, sus falsetas. Porque es muy diferente tocar para
cantar que en solista: Las falsetas para el cante son más
definidas, más cortas.
Estuviste tocando con Paco de Lucía
durante dos años, como segunda guitarra, ¿no?
– Sí, íbamos los dos solos, en esa época
Paco no era tan conocido. Hicimos giras por muchísimos
países, Francia, Alemania, Japón…después
más tarde se incorporó mi compadre, Ramón
de Algeciras. Paco hacía la primera parte solo y después
hacíamos la segunda parte nosotros.
Enrique de Melchor con José M. Gamboa en la presentación
de su disco
En el disco hay un tema que grabaste
con Paco: Los fandangos “Viejos Tiempos”.
– Sí, eso fue una vez que coincidimos los dos en el
estudio, él estaba grabando; le dije que me gustaría
mucho que colaborara, y él no puso ningún problema.
¿Y a Mairena, como le conociste?
¿Cómo fue vuestra relación?
– Yo era un crío cuando le conocí, a él
le tocaba mi padre. Después yo toqué en un ballet
con Sara Lezana, teníamos que ir a Barcelona a trabajar,
y yo sabía que mi padre estaba grabando con Mairena
en un estudio, entonces dos horas antes de coger el avión
para Barcelona aproveché para ir allí a escucharlos
a los dos. Entonces mi padre le pidió a Mairena si
yo podía tocar algo en el disco, y Antonio por compromiso
accedió. Le gustó tanto que antes de irme al
aeropuerto en dos horas hice un disco con él. Cuando
mi padre ya era mayor, en los últimos festivales y
conciertos que dio Mairena fui yo el que le toqué con
él. También hice otro disco en Sevilla, “Al
calor de mis recuerdos”, hice muchas cosas con él.
«Tenemos que tocar como tocamos,
flamenco, nosotros en las otras músicas no pintamos
nada, yo defiendo mi música».
¿Cómo eran “Los Canasteros”?
– Los Canasteros era entonces algo así como el Teatro
Real ahora. Por allí pasaron todos los grandes artistas,
muchos de ellos estaban en el cuadro.
¿Los jóvenes iban a aprender de los guitarristas
que pasaban por allí?
– Sí, entonces era distinto a cómo es ahora;
había mucha más afición, yo me enteraba
que había un guitarrista en cualquier tablao y yo me
iba a tomar una copa con tal de escucharlo. Ahora está
más complicado, ahora se van más a los sitios
modernos…se habla mucho, hay mucho ruido pero no se
escucha nada.
Y los tablaos de ahora tampoco tienen
nada que ver con los de antes…
– Ahora son distintos, están más enfocados
para la cena, el turismo…ahora a las doce y media ya
se cierran. Cuando yo trabajaba en Canasteros terminaba a
las cuatro o a las cinco de la mañana.
Además ahora para aprender hay escuelas especializadas,
antes no, está el Conservatorio de Flamenco de Córdoba,
aquí en Madrid en Amor De Dios hay profesores de guitarra,
baile, cante…de todo.
Siendo uno de los primeros concertistas
de guitarra se te conoce más por el acompañamiento,
tal vez porque has tocado a los mejores artistas.
– El noventa por ciento de los artistas que han grabado de
hace treinta años para acá he tocado o grabado
con ellos. Yo he participado en una discografía de
más de 300 discos. Eso ha sido una suerte que yo he
tenido pero que no la he buscado; a mí me han encasillado
así porque he tenido la suerte de que todos los cantaores
piensen que soy un tocaor muy cómodo para cantar. El
Lebrijano, Mercé, Mairena no tienen nada que ver pero
todos me preferían a mí.
– No es que me haya perjudicado, pero todo esto me ha quitado
en cierta manera mi identidad como tocaor solista, pero a
la vez he cogido un nombre: dentro de cincuenta años
cuando yo ya no esté y alguien mire la discografía
verá que Enrique de Melchor está en 300 discos
con los mejores cantaores.
¿Pero cómo te gusta más
tocar, para cante o en solitario?
– Yo creo que el guitarrista está más realizado
cuanto toca como solista, es lo que te gusta, pero la verdad
es que en España siempre ha sido muy difícil
ser solista, aquí, quitando a Paco de Lucía,
de la guitarra como solista vive muy poca gente, porque salen
muy pocos conciertos, aunque ahora, de hace unos años
para acá se esté abriendo el mercado. Lo que
está claro es que en el resto del mundo la guitarra
flamenca está más valorada que en España,
hay mucho más interés por la guitarra en concierto.
De todas maneras creo que la guitarra hoy en día en
nuestro país está más valorada que el
cante; si miras la programación de cualquier festival
suele haber algún concierto de algún guitarrista
solista. A la juventud le entra mucho más la guitarra
que el cante. A eso ayuda que los recitales de guitarra suelan
llevar alguna percusión, voces, a veces baile…
Ahora se graban en realidad muchísimos
discos de guitarra, pero de cante se graban poquísimos.
– El flamenco se vende muy poquito, vende muchísimo
más la guitarra que el cante.
– Antonio Mairena venderá toda la vida, pero no se
puede pretender que en un año se vendan muchos, es
mas un cuentagotas, además es más difícil
promocionar una soleá o una seguiriya.. .el cante es
para una minoría. La guitarra puede gustarle a cualquiera
sin que tenga predisposición para el flamenco.
¿Y tú eres también
un cantaor frustrado, como tantos guitarristas?
A mí me gusta muchísimo el cante, pero canto
muy malamente.
¿Te identificas más con
el flamenco clásico o con el de ahora?
Es el mismo, eso de nuevo flamenco es un invento como el
que dice otra palabra, el flamenco es de toda la vida, no
puedes decir que el nuevo flamenco es Ketama, ellos son grandísimos
artistas, pero no es flamenco, la música que hacen
huele a flamenco. Flamenco es lo que hace Paco de Lucía.
Pero Paco mete muchos instrumentos, flautas…
Paco de Lucía siempre es flamenco, es normal, no
vamos a vivir con la época de hace 100 años,
el sigue tocando flamenco y siempre ha acercado a otros artistas
a su terreno, no al revés. José Mercé,
‘Confí de fuá’ no es flamenco, él
es un cantaor de flamenco y eso se ha hecho para vender discos
y me parece muy bien, pero no es flamenco, es inspirado en
flamenco, algo aflamencado. Ayer vi en la televisión
a Falete, un pedazo de artista, hace un flamenco que se hacía
en los tablaos hace 30 años, lo que hacía Bambino,
La Cañeta, exactamente igual que antes, no se ha modernizado
nada, es lo mismo.
Tu disco se llama Raíz Flamenca,
igual que la seguiriya que incluye, dice Gamboa en el libreto
que es de tus inicios.
Son falsetas que he grabado con muchos cantaores, seguiriyas
normales, pero cortas, no está estructurado como un
número sólo, nadie toca por seguiriya como solista,
es un toque demasiado serio, a mí me parece un palo
precioso, no hay cante y lo que hago es falseta tras falseta.
Y el título ‘Raíz Flamenca’ marca
el contenido del disco.
Yo vengo de una raíz flamenca, mi padre era un genio,
un acompañante increíble, por mucho que avance
mi raíz siempre va a estar ahí.
Tienes cuatro temas nuevos y ocho de
tu discografía anterior.
Los temas nuevos los he grabado para este disco, ya hace
mas de un año, pero hacer un disco nuevo completo y
viendo que querían hacer una recopilación de
todo lo anterior, pensé que era lo mejor, cuatro temas
nuevos y recuperar otros que a mí me gustaban especialmente.
¿La elección de los 8 temas
la has hecho tú?
Sí, he elegido lo que creía conveniente, sobre
todo por con quien estaba, por Paco de Lucía, Paco
Rabal, Antonio Carmona, Tino di Geraldo.. una joya la gente
que hay.
El primer tema, la colombiana, Pa’
que tú bailes, suena muy bien.
Ese tema lo grabé hace 30 años, el primer
disco que hice en mi vida ‘La guitarra flamenca de Enrique
de Melchor’ en Philips con el padre de Paco de Lucía,
el tema me gustaba mucho y le incorpore una flauta, una percusión
y la voz de Guadiana.
¿El flamenco es un mundo
cerrado todavía?
No, siempre ha estado abierto, lo que pasa es que el mundo
del flamenco es pequeñito, yo estoy de acuerdo en hacer
mestizaje con cualquier grupo, pero intentando que la música
que resulte me suene a flamenco, para no perder la identidad.
Nosotros tenemos que tocar como tocamos, flamenco, nosotros
en las otras músicas no pintamos nada, yo defiendo
mi música.
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