“Todavía deseo con toda mi alma desarrollar mi mente lo bastante como para poder crear más cosas”
por Manuel Moraga
Desde hace catorce años, el Festival Flamenco Cajamadrid tiene como eje central la entrega del Galardón Flamenco Calle de Alcalá. En esta ocasión es el maestro Víctor Monge “Serranito” -que lleva cincuenta y tres de sus sesenta y cinco años trabajando con la guitarra entre las manos- quien recibe la prestigiosa distinción. Así lo ha decidido el jurado habitual compuesto por José Manuel Caballero Bonald, Félix Grande, Ángel Álvarez Caballero, José Mª Velázquez-Gaztélu y Alejandro Reyes.El Galardón Flamenco Calle de Alcalá se concede a artistas que hayan desarrollado la mayor parte de su vida profesional en Madrid.
Foto Serranito – Rafa Manjavacas
Mayor vinculación a Madrid no puede haberla en tu caso. No recuerdo a todos los galardonados hasta ahora, pero sé que algunos no son de Madrid aunque lleven muchos años afincados aquí y sean grandísimos artistas. Y muchos se han formado aquí, pero más de Madrid yo no puedo ser.
Eres gato, gato Totalmente gato. Y también supongo que reconocen la labor de divulgación y difusión del flamenco por el mundo que el artista ha realizado a lo largo de su carrera. Y fíjate si me he dado ya vueltas al mundo: por lo menos tres veces en mi vida.
Hoy Madrid ¿gana o pierde flamenquería? No creo que se esté perdiendo. Es cierto que hubo un momento en que los artistas emigraban a Madrid para poder trabajar mejor y darse más a conocer porque en sus lugares de origen había menos actividades. Madrid para ellos era como un trampolín. Hoy ya se pueden desenvolver desde allí e ir a trabajar a cualquier parte de España o del mundo. Aún así, Madrid sigue siendo el centro de muchas manifestaciones artísticas y el flamenco no va a ser menos.
¿Echas de menos que las Administraciones madrileñas apoyen más el flamenco, como lo está haciendo la Junta de Andalucía, la Diputación de Málaga o el Ayuntamiento de Jerez, por ejemplo, que han tomado al flamenco como uno de los pilares estratégicos de sus políticas culturales y de promoción? Al fin y al cabo, no se entiende el flamenco de hoy sin lo que ha supuesto y supone Madrid. Se podría hacer algún tipo de asociación de artistas -ya sean andaluces, madrileños o vascos, da igual- para poder reunirnos tener y fuerza en todos los aspectos: en los culturales, en el desarrollo de nuestro propio trabajo. Podría y debería hacerse porque que Madrid tiene mérito para ello, pero que políticamente se nos apoye creo que es más difícil. En Andalucía es lógico porque el flamenco es su música más internacional, mientras que nunca se vincula directamente a Madrid con ese tipo de música, a pesar de que aquí se hayan hecho lo mejores artistas flamencos.
“De tus penas y de tus alegrías nace tu música”
¿Cómo te enteraste de que te había siso concedido el Galardón? Me llamó personalmente Alejandro Reyes porque quiso notificármelo él mismo. Me dio mucha alegría y le doy mil gracias a todo el jurado. Me siento muy honrado.
Ese chavalillo que con sólo 12 años se buscaba ya la vida por el Riscal ¿se imaginaba que algún día iba a pisar las tablas Teatro Albéniz, no ya para actuar, sino para recibir una distinción tan prestigiosa como esta? La verdad es que a los 12 años uno es inconsciente e ignorante en todos los aspectos, pero la sensibilidad ya existía y la ilusión, por supuesto, también. No me imaginaba nada, la verdad ¿Cómo me iba yo imaginar que Dios me había dotado a mí como para sobresalir en algo? Entre comillas lo de sobresalir. Todo aquel que se dedica al arte tiene algo, pero no cabe duda de que la ilusión la tenía. Y también fue un gran honor cuando el Ayuntamiento de Madrid de concedió la Medalla de Oro al Mérito Artístico. Creo que lo que te den siempre es bueno, y la verdad es que hasta ahora me habían dado muchos más honores en Andalucía que mi propio Madrid. Dicen que uno no es profeta en su tierra, pero también es en cierto modo lógico, porque Madrid es muy grande, somos muchos en el mundo del arte y entonces se destaca menos. A un artista de, qué sé yo, de Utrera, por ejemplo, le ponen una estatua inmediatamente y además con todo merecimiento. Pero en Madrid es más difícil y se destaca, por ejemplo a Don Santiago Ramón y Cajal, que es lo suyo.
Como casi todos los artistas flamencos, empezaste trabajando en los tablaos ¿Cómo te tomabas el trabajo de cada noche en estos locales? Pues tan seriamente como que había artistas que iban a verme tocar a un cuadro en Las Brujas, por ejemplo, porque me lo tomaba como si estuviera dando un concierto para mí. Me tomaba todo muy, muy en serio. Esa es una de las características que te ayudan para poder conseguir otras metas que ambicionas. Tengo el recuerdo de que siempre he puesto todo. Y en todos los sitios por donde pasaba imponía el solo de guitarra, la parte de concierto de guitarra porque pensaba que era justo. En aquella época era inconcebible que se contratara a un artista para que hiciera únicamente solos de guitarra, pero yo, con catorce años, estaba con un ballet en Pasapoga y hacía un solo de guitarra. Ese miniconcierto lo he impuesto siempre porque esa era mi verdadera vocación, si bien mi universidad ha sido el acompañar a tantos grandes cantaores y bailaores que para mí fueron mis maestros. Hoy se puede aprender de otra manera, pero en aquella época, no. Y estoy orgulloso de ello.
Tomarse en serio el trabajo también es dignificar la profesión. No sé si he dignificado, pero lo que sí he hecho ha sido luchar mucho por la guitarra e imponerla siempre, incluso en festivales donde todo era cante y más cante también imponía al menos un par de solos, aparte de tocar a los cantaores. Después ya, con Manuel Cano y Paco de Lucía conseguimos que empezaran a contratarnos para dar un concierto de guitarra tocando por separado y logramos festivales dedicados a la guitarra. Creo que esa fue una de las cosas más bonitas que se fueron consiguiendo y lo hemos llevado bastante lejos. Ahora los chiquillos quieren ser ya artistas y yo les diría que aunque estudien en Conservatorios y tengan cualidades, los conocimientos profundos se adquieren tocando para el cante y para el baile.
“He tenido la gran suerte de vivir de aquello que me gusta y de ser feliz y, al mismo tiempo, muy infeliz con mi trabajo”
¿Cuánto tiempo de tu vida has dedicado a estudiar? No te podría decir, pero desde luego, mucho, muchas horas… Aunque también me he divertido: soy conocido por haberme divertido mucho. Una vez me decía Vicente Amigo “maestro, quiero ser como usted, tocar bien la guitarra pero también divertirme”. Y eso está muy bien, porque de tus penas y de tus alegrías nace tu música. Vicente me decía eso y fíjate que es un ángel tocando. Yo le decía “tú sigue así que vas estupendamente, pero diviértete, caramba”.
¿Os reuníais los flamencos antes más que ahora? No creas. Hombre, ahora entre los de mi generación es muy difícil. Quizá coincidimos en algún festival, y de hecho vamos a coincidir este año en Málaga, en septiembre, que creo que vamos a tocar todos, tanto mi generación como las nuevas generaciones porque hay un ciclo de la Bienal de Málaga que se le dedica con todo merecimiento a Paco de Lucía. Me ofrecieron un concierto y yo encantado porque Paco se merece con creces eso y muchísimas más cosas. En esos momentos nos reunimos y charlamos, pero en general cada uno tenemos nuestras obligaciones, diferentes caminos que hacen difícil que nos podamos ver. Sin embargo tengo entendido que los guitarristas jóvenes se reúnen mucho y se enseñan unos a otros. Y eso es muy bonito.
Es bonito compartir… Claro porque antes aprendíamos fijándonos unos en los otros o con las grabaciones de turno. Entonces no teníamos mucho contacto precisamente por eso, a no ser que tocáramos juntos. Recuerdo que con Paco, con Manuel Cano y con Juan Habichuela nos reuníamos en todos los festivales del verano.
Foto Serranito – Rafa Manjavacas
“Soy barroco y esa es mi forma de sentir la música”
De los sitios donde has tocado ¿Cuáles te han impactado más, bien por lo bonito, bien por la afición, etc.? Desde luego, el Teatro Real, por donde pasaba todos los días para ir a tocar al Corral de la Morería: me hizo una gran ilusión porque siempre que pasaba me preguntaba ¿podré tocar yo aquí algún día?… Pero también me impactó tocar en el Teatro Tchaicovsky de Moscú cuando tenía sólo 21 años. Gabriel Moreno, Lucero Tena y yo fuimos los primeros flamencos que pisamos Rusia, y aquel teatro es maravilloso. Ahora posiblemente vaya al mismo teatro y eso también me da mucha alegría porque es como culminar una carrera llevando otra vez a ese mismo espacio mi música, aunque esta vez con mi grupo y haciendo un flamenco actual. Y también me llevé una gratísima sorpresa cuando estuve en la India, donde creo que también fui el primer flamenco en actuar. Fui por mediación de la embajada y fue una sorpresa ver con qué delicadeza escuchaban y cómo aplaudían, y eso que iba solo con mi guitarra, sin más acompañamiento. Y, por ejemplo, en Turquía, en un anfiteatro al aire libre con cinco mil personas, empezó a llover y se estropeó el micrófono, pero no se movía nadie: se escuchaba sólo el sonido de la lluvia y mi guitarra sin amplificar… Y ni una mosca… No se movió nadie. Aquello fue impactante. Después ya arreglaron el micrófono, pero creo que te tiene que gustar mucho algo para aguantar la lluvia.
¿La experiencia te da tranquilidad antes de salir a un escenario o todo lo contrario? Creo que es peor que antes. Cuando eres más joven tienes más inconsciencia, aunque siempre me he puesto tenso antes de salir, pero lo justo. Si te pones demasiado tenso es malo porque entonces pierdes el dominio. Ahora quizá me ponga más nervioso porque sé que el público me va a exigir mucho. Pero lo que sí se hacer bien es dominarme.
¿Qué te ha preocupado más en tu investigación con la guitarra? No he tenido metas en ese aspecto. Me gusta coger la guitarra, ponerme a tocar y empezar a descubrir, y lo primero que descubro es lo poquito que sé. Lo digo sinceramente. Se pierde muchísimo tiempo a lo largo de la vida y la vida es más corta de lo que parece, sobre todo profesionalmente, porque la guitarra ha ido evolucionando muchísimo, si bien es verdad que los de mi generación partimos de cero. Hoy día hay muchísimas más posibilidades de estudiar, el nivel de vida es muchísimo mejor y, por tanto, no se tiene la necesidad de tirarse a la profesión con doce años para ganarte la vida y ayudar a tu familia, aunque es verdad que en el flamenco casi todos empezamos muy jóvenes. Hoy todo eso es más fácil. Pero volviendo a tu pregunta, como te decía, no tengo una meta en ese aspecto, sino que cada música requiere una falseta u otra. Por ejemplo, yo no practico a través de cuatro acordes y saco una melodía, sino que saco una melodía y después la voy armonizando. Y, eso sí, me complico mucho la vida, demasiado diría yo. Pero soy barroco y esa es mi forma de sentir la música.
“Sólo con la guitarra en las manos se consigue dominar la depresión”
¿Qué ideas te inspiran para crear? No lo sé. Un poco el estado de ánimo, o una experiencia, o algo que has oído, porque nadie inventamos nada del todo. Todos aprendemos unos de otros y uno siempre está influido por otras músicas. Por eso, aunque me gusta muchísimo escuchar a los compañeros, no me pongo la misma cosa muchas veces: la escucho y la dejo, y si un día me apetece la vuelvo a escuchar, ya que corro el riesgo de que después, intuitivamente, aparezca en mi música algo parecido. Aun así, las influencias siempre están e imagino que a los demás les pasará lo mismo. Incluso los músicos clásicos como Liszt o Beethoven tenían influencias unos de otros, como es lógico.
Alguien dijo que un ser muy inteligente sólo podría tener tres ideas únicas y originales en toda su vida. Lo demás son recreaciones y transformaciones sobre las ideas ya existentes. No cabe duda. Hablando con Paco sobre la guitarra me decía eso, que siempre te queda algo de lo que escuchas, aunque luego cada uno lo desarrolle a su manera. Hace muchos años atravesaba un período de sequía creadora “No se me ocurre nada, Paco”y él me aconsejaba “Pues escucha”. Era un consejo muy sabio, porque Paco es un sabio en este trabajo.
Tu último disco hasta ahora es “Sueños de ida y vuelta” editado por la Fundación Autoren 2003, pero hasta entonces hubo un vacío discográfico. Sí. He tenido mala suerte en mi vida discográfica y es que he cambiado mucho de sello. Unas porque se cerraban y otras porque terminaba mi contrato. Por ejemplo, con Columbia -que fue cuando más conocido me hice con mi guitarra- resulta que cerró, mientras que otros compañeros siguen grabando en la primera cada de discos que empezaron, y eso hace que en las tiendas encuentres todos los trabajos, desde el primero hasta el último. Yo no he tenido esa suerte.
Nunca he pensado jubilarme. No se me pasa ni por la imaginación”
¿Y estás pensando en algo nuevo? Sí, por supuesto. Estoy trabajando para ello, pero lo difícil es encontrar un sello que te apoye, que lo distribuya bien y todo eso. Y ya sabemos que en nuestra música eso es bastante complicado porque, como es lógico, las empresas tienen que vender para ganar dinero. Pero dentro de eso, deberían cuidar más la calidad para que no sólo se conozca aquello que no es tan profundo. Así que si encuentro ese sello, grabaré con mucho gusto, porque yo siempre estoy preparando cosas. A ver si tengo esa suerte porque ya voy cumpliendo años y sería bonito dejar algo actual, algo de lo que siento en este momento.
¿Cómo define Víctor Monge a “Serranito”? Serranito es un artista que ha tenido la gran suerte de vivir de aquello que le gusta y de ser feliz y, al mismo tiempo, muy infeliz con su trabajo. Eso es lo que ha marcado mi carácter en la vida
¿El arte hace infeliz al artista? Muchísimas veces. Hay momentos en que nos sentimos tremendamente deprimidos. A mí me ha pasado muchísimas veces en mi vida. Es lógico porque si la fuente de inspiración no te fluye y no tienes la suerte de coger la guitarra por la mañana y empezar a crear, te sientes frustrado. Pero sólo con la guitarra en las manos es como se consigue dominar la depresión: no hacen falta pastillas.
“Mi sueño es dejar algo mejor de lo que he hecho hasta ahora, algo que me llame la atención a mí mismo”
¿Tocas todos los días? ¡Claro! Decía Pau Casals que si un día dejaba de tocar el chelo, al día siguiente lo notaba él, a los dos días lo notaban sus amigos, y si lo dejaba tres lo notaba ya todo el mundo. Yo me levanto por las mañanas, me tomo mi café con leche y lo primero que hago es tocar la guitarra. Me divierte, me lo paso bien.
Algunos guitarristas te ha buscado para aprender ¿Eres generoso enseñando? Mira, la pedagogía no es lo mío porque como mi aprendizaje no ha tenido unos principios, yo tengo ahora poca base, pocos principios para saber enseñar. He tenido alumnos, pero casi sin querer. Los guitarristas que han trabajado conmigo habrán aprendido algo y he hecho por ellos todo lo que he podido. Después, algunos profesionales me han pedido opinión para hacer alguna cosa determinada, algún detalle… Y luego está la escuela que se va quedando, que muchos jóvenes la siguen sin saber de quién es, no por el tema o la falseta que toquen sino por las formas, las maneras de tocar la falseta.
¿Qué le queda por hacer a Serranito? Todo. Todavía tengo la ilusión como si fuera un hombre joven. Creo que eso lo decimos todos los que ya empezamos a cumplir años, pero nunca he pensado jubilarme. No se me pasa ni por la imaginación ¿Qué hago yo si no toco la guitarra? ¿Leer? Me aburriría. Me gusta leer pero no para dedicarle tantas horas todos los días. Yo cojo la guitarra con gusto cada día y tengo muchísima ilusión, por ejemplo, con la grabación de ese disco que hablábamos antes, y todavía deseo con toda mi alma desarrollar mi mente lo bastante como para poder crear más cosas, y además hacerlo con lo actual, es decir, con formas que no son mis principios, sino con aquello que voy descubriendo porque por suerte cada día vas descubriendo más cosas. Por eso sabes que no sabes nada, como decía el sabio.
Cuando se ha conseguido tanto como has conseguido tú, que tienes escrito tu nombre con letras de oro en la historia del flamenco ¿los sueños están más próximos o se hacen más inalcanzables? Mucho más inalcanzables porque no te conformas con nada. Hoy sacas algo y cuando lo escuchas mañana ya no te gusta. Te exiges mucho más.
¿El enemigo eres tú mismo? Yo creo que sí, pero eso también es bueno porque hace que vayas para adelante. Una falseta nueva no descubre nada, por muy bonita que sea: yo estoy descubriendo ahora muchas cosas, como formas de armonizar diferentes, que para mí es un mundo completamente nuevo,.Eso me lleva horas, además que no es nada fácil desarrollar mi técnica de tantos años con armonías nuevas. Yo creo que eso nos pasa a todos. Es normal.
¿Qué sueño de Serranito no debería quedarse sin cumplir? No tengo un sueño especial, pero sí me gustaría, como he dicho antes,volver a grabar dentro de poco y hacerlo bien, es decir, dejar algo, si puede ser, mejor de lo que he hecho hasta ahora, algo que me llame la atención a mí mismo. Ese sí es mi sueño.
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