“El flamenco son versos, y si esos
versos los extiendes dejan de tener el propio
sentido de la estructura”
por Manuel Moraga
Le ha tocado ser flamenco, pero bien
podría haber sido tanguero, sonero o jazzero,
porque lo importante para él es la música
como forma de comunicación, como tesoro
a compartir. Espiritualmente, Miguel Rivera es
músico confesional y, en sus adentros,
flamenco practicante. Su sentir es flamenco, pero
su estructura mental y creativa es capaz de procesar
cualquier combinación de notas, venga de
donde venga y vaya a donde vaya. Manolo Sanlúcar,
Serranito o Joan Manuel Serrat son personajes
que han marcado su camino. Esa amplitud existencial
le hace concebir obras como “Contrastes”,
su último disco, muy recomendable para
los amantes de la música en general y para
los flamencos sin prejuicios.
¿Cuántas
guitarras tienes?
Ahora mismo tengo seis guitarras
¿Cada una con
una personalidad diferente?
Sí, sí. Tengo una de Palosanto de
Río, que ahora ya no dejan construir, también
tengo una de ciprés de Esteso del año
1966, otra de Esteso de 1981, otra de 1985, otra
de 1995, y también tengo un regalo de cuando
toqué en El Salvador: una guitarra de cocobolo,
una madera de Centroamérica parecido al
Palosanto
En “Contrastes”
utilizas una de Arturo Sanzano y otra de Conde
Hermanos ¿Con qué criterios selecciones
el instrumento?
Lo importante en este caso es que la guitarra
con la que grabo afine muy bien, que no te diga
bien por un sitio y que por otro no. Y luego,
que esté bien balanceada, que tenga un
buen balance entre graves y agudos. Y también,
por otro lado, que tenga la comodidad requerida:
la guitarra con la que tocas en un estudio no
suele ser la misma que puedes llevar en directo.
Para estudio son guitarras más cómodas,
Y, sobre todo, que sea una guitarra muy flamenca.
¿Cómo
definirías tu estilo?
Abierto al diálogo. Espiritualmente requiere
ese intercambio de comunicación, de ideas,
que es la única manera de sacar realmente
conclusiones o lecturas positivas. Siempre he
investigado la posibilidad de tocar con un piano
o, como en este disco, meter una cuerda, que también
es todo un reto. Persigo ese tipo de mezclas,
buscar armonías que permitan meter voces
saliendo un poco de la estructura, no rígida
pero sí ortodoxa flamenca. En este momento
me he identificado con este tipo de sonoridades
o de planteamientos.
“Este disco
es como una composición, no coreográfica,
puesto que no hay baile, pero sí estética”
El mismo dibujo de
la carátula, ese avión de papel
que recorre diferentes espacios habla un poco
de esos diálogos.
Esta conversación la tuvimos con Matía
Herrera, que es quien la creó. Ella es
una pintora venezolana, una mujer muy considerada,
joven y con un talento evidente. Consideramos
estos comentarios que te decía en referencia
al porqué de la música. Hay un tema,
por ejemplo, que es consecuencia de la amistad
que tengo con Eduardo Martín, un compositor
cubano muy reputado en toda América a nivel
Conservatorios y sus obras se estudian en guitarra
criolla o clásico-sudamericana. Entonces
todas estas conclusiones las tuvo en cuanta la
pintora. Hay un lenguaje común, que es
la música y una cultura común que
es la hispana pero, por supuesto, puenteándola
al flamenco. Este tema de Eduardo Martín
es cubano, pero yo le hice un arreglo, compuse
también una tercera parte y se ha transformado
en un toque de ida y vuelta, entendido como un
zapateado. Evidentemente es un toque autóctono
cubano que he transformado en un zapateado. El
título, “De La Habana a Cádiz”,
refleja este proceso.
¿En qué
momento personal y artístico nace este
disco?
El trabajo es un cúmulo de experiencias
de los últimos cinco años, en los
que compongo algunas obras. He trabajado algunas
veces en Japón y he hecho algunos libretos,
de manera que son conclusiones de estas experiencias
de mis viajes con Serrat a Sudamérica,
de trabajar en este tipo de formación.
Por ejemplo, con Serrat tocas y estás escuchando
por cascos una claqueta de ritmo o una base de
guitarra sobre la cual tienes que tocar. Es decir,
que hay elementos difíciles pero que todos
armonizados, el resultado es muy positivo y, sobre
todo, con una gran pulcritud en lo que se refiere
al ritmo, al tiempo, pulcritud de la sonoridad.
He intentado tratar al máximo estos aspectos
y creo que dan resultados.
Escucho
el disco y entiendo que todos los elementos musicales
están dispuestos para favorecer la melodía.
Efectivamente. La melodía es para mí
primordial. Es la esencia del mensaje, independientemente
los arreglos o de las armonías que se utilicen.
La melodía está cuidada y todo redunda
o apoya esa melodía inicial o vital dentro
del tema.
Y valoras mucho la
limpieza y la nitidez de cada una de las notas
Es lo que te comento. Esa exigencia me viene de
tod0s esos requerimientos previos en los que tienes
un compromiso muy concreto en un determinado momento
y requiere una presencia específica de
esas notas o ese pasaje en concordancia con todo
lo que está ocurriendo alrededor. Hemos
cuidado eso mucho, sí. Para nosotros ha
sido muy importante.
“Con Serranito
he aprendido con él muchas cosas, como
la vida en el teatro, la complicidad, la complejidad,
la experiencia… Le estoy agradecido por
toda esta enseñanza”
Hay muchos títulos con invocaciones a los
sentidos: “Cálida brisa”, “Dulce
pasión”, “Arcoiris”…
¿Buscas el sentimiento a través
de la sensación?
De alguna manera, eso te sugiere algo. Muchas
veces lo comento con amigos: ¿qué
te sugiere esto? Y luego contrastamos posibles
ideas. Por ejemplo, el título “Burbujas
de nácar” me lo propuso mi hija Eva
cuando escuchó el tema. No significa nada
pero suena hermoso. En “Arcoiris”
se refleja la mezcolanza de esos colores vitales:
hay cuerdas, pianos, hay un cúmulo de sonoridades.
“Amanecer en Madrid” también
sugiere algo: una melodía suave que va
in crescendo, como en el caso del amanecer hasta
que llega la luz total del mediodía. “Cálida
brisa” es una rumbita que evoca ciertos
caracteres de la música cubana; Cuba es
para mí una seña muy importante
en mi música.
Me sorprendía
escuchar tanta cuerda en un disco de flamenco
y, la verdad, queda muy bonito. Me recordaba un
poco al trabajo de Serranito con la Camerata Romeu.
En realidad no puedes apreciar el resultado hasta
que el trabajo no está hecho. Evidentemente
lo has oído antes en tu cabeza, pero siempre
deriva en terceras personas, en responsabilidades
que no son ya las tuyas en lo que se refiere a
la afinación, al tempo y a la dinámica
que pueda llevar el tema, pero sí, el resultado
queda muy atractivo, hermoso. La guitarra empasta
muy bien con la cuerda.
Es como si te fuera
sosteniendo los silencios de guitarra
Efectivamente, ahí hay silencios y respuestas.
En “Amanecer en Madrid” hay contestaciones:
uno sugiere algo y el otro contesta. Esos lenguajes
son en sí la música, un diálogo,
pero el mensaje es flamenco. En ningún
momento me aparto de lo que son las sonoridades
flamencas o lo que es ese poso nuestro, esa raíz
que no sólo no se pierde en ningún
momento, sino que definitivamente siempre está
ahí.
¿Hay alguna pieza
del disco que te haya costado más trabajo
terminarla, darla por cerrada?
Hubo piezas que se quedaron planteadas, estructuradas,
pero a falta de acabado, sobre todo en la resolución
de ciertos pasajes y eso me planteó algunas
dificultades. Por ejemplo, en la taranta y en
los solos de guitarra, donde el compromiso es
más fuerte al no tener el abrigo de nada.
Este tipo de temas han sido más dificultosos,
quizá por el puro concepto y no por el
hecho de composición, sino por conseguir
algo que realmente transmita alguna emoción.
Eso no siempre resulta fácil.
¿Cómo
es tu trabajo de composición?
Es un trabajo de investigación y también
de análisis de otras músicas dentro
de la esencia de la guitarra. Eso te va sugiriendo
otras cosas y en ese tipo de sugerencias es donde
entra la definición de ideas que luego
hay que plasmarlas. Una vez definidas hay que
ver qué métrica se le da y qué
estructura, es decir, dentro de qué palo
puedes encauzarla.
No veo “Contrastes”
como un disco expansivo, sino que llama más
bien a una escucha reflexiva
De alguna manera he intentado eliminar elementos
añadidos innecesarios, decoraciones que
quizá sean sobrecargadas. Creo que un mensaje
tiene unas determinadas frases y es como un verso:
si lo haces prosa pierde la pegada que en sí
tiene la poesía. No por ello deja de ser
profundo escribir en prosa, por supuesto, pero
el flamenco en gran medida son versos, y si esos
versos los extiendes deja de tener el propio sentido
de la estructura. Aplicando ese concepto, sí
cabe determinar el trabajo en estos parámetros.
El trabajo puede sugerir muchas cosas, pero lo
que sí es cierto es que hemos tratado de
esencializar, de dar una esencia, una sensación
o sobre una emoción.
“No me
han limitado ni me han impuesto nada, y eso facilita
la claridad de ese posible mensaje”
Te has rodeado de un puñado de colaboradores
den gran calidad artística, como Eva Durán
o Mariano Cruceta, que para mí es un bailaor
y coreógrafo de gran talento y aquí
le escuchamos en la percusión.
Mariano es un extraordinario bailaor. Su concepto
de la danza la refleja muy bien en le misma estética
de la rítmica, de la percusión (por
cierto, hay coreografía en todos estos
conceptos). Mariano es un artista extraordinario.
Ya habíamos colaborado juntos en distintos
proyectos y por esa amistad, y por su talento,
le propuse colaborar también en este disco.
¿En qué
sentido hay coreografía en este trabajo?
Coreografía en el sentido estético.
Por ejemplo, en el caso de “De la Habana
a Cádiz” va de menos a más,
y se trata de que en cada pasaje se le incorporen
ciertos instrumentos percutidos… Es como
una composición, no coreográfica,
puesto que no hay baile, pero sí estética.
Dedicas el disco al
maestro Serranito
Sí porque he trabajado con él quince
años y he aprendido con él muchas
cosas, como la vida en el teatro, la complicidad,
la complejidad, la experiencia… Le estoy
agradecido por toda esta enseñanza. Ya
no colaboro con él porque tiene ahora otros
esquemas, otra gente, otros amigos. Pero este
disco quiere reflejar, además de ese agradecimiento,
su labor en el teatro y la personalidad que, sin
duda, representa Serranito como el artista más
importante de la guitarra flamenca, al menos en
Madrid. A Víctor le he regalado el disco
y lo hemos escuchado juntos, como también
lo he hecho con Rafael Riqueni, y las sensaciones
que hemos tenido han sido agradables y positivas.
De alguna forma, compartes la música, que
es de lo que se trata
Viene muy bien que
salgan discos con ideas tan claras como las que
propones. Es bonito que haya estéticas
diferentes y se agradece que haya guitarras tan
limpias, con mensajes tan definidos…
Lo que ocurre es que dentro de la búsqueda
interna que tenemos todos, hay propuestas que
pueden ser más acertadas o menos independientemente
del talento del artista. En mi caso, PeerMusic,
que es quien ha editado el disco, no me han limitado
ni me han impuesto nada, y eso facilita la claridad
de ese posible mensaje. Quizá en otras
circunstancias la gente graba materiales que a
lo mejor están previamente condicionados
por un marketing o por una serie de propuestas
que no van siempre de acuerdo con el contenido
en sí.