Entrevista con Miguel Poveda. Tierra de Calma. Premio Deflamenco.com 2007

MIGUEL POVEDA, Premio DeFlamenco.com al Mejor Disco y al Mejor Espectáculo en Directo 2006

“El aburrimiento es lo peor que le puede pasar a un artista”

 por Manuel Moraga

Es el disco más premiado de 2006. Lo distinguió la crítica nacional con el Premio Flamenco Hoy al mejor disco de cante y lo han premiado más de 15.000 lectores de Deflamenco.com como mejor disco y como mejor espectáculo en directo del pasado año. Es muy significativo que crítica y afición hayan coincidido en destacar el disco flamenco más arriesgado de Miguel Poveda.

 ¿Cómo defines “Tierra de calma”
“Tierra de calma ” es un disco con un cierto compromiso con el género en cuanto a seguir creando música dentro de los palos más tradicionales pero conservando la esencia y sin que se note el paso del tiempo. Es decir, siempre se han creado nuevas malagueñas, nuevos cantes de levante, nuevos cantes por soleá, pero hubo un parón en una determinada época y parece que la creación se había acabado, o bien porque se impuso que eso ocurriera o porque quizá se terminó la creatividad en ese sentido. Retomar ese proceso ahora es mucho más complicado porque hay mucho hecho y muy bien hecho, pero Juan Carlos Romero ha apostado por esa línea y yo tenía ganas de hacer un trabajo de flamenco, pero distinto. También las letras tienen en ese sentido un papel muy importante en cuanto a la utilización de ese lenguaje de la poesía popular andaluza.

¿El disco es un conjunto de piezas o es una obra con una lógica propia?
No, no. Es una obra. Quizá el “Alfileres de colores” con Diego Carrasco se salga un poco del concepto, pero aun así también entra en él porque el mundo taurino también forma parte importante del Sury además representa la parte jerezana que en mis discos he utilizado siempre a través de Luis el Zambo o de Moraíto. Y también están las coplas, que tenía muchas ganas de grabarlas y al final han encajado muy bien. Los dos temas han quedado muy bien encajados y de hecho, si hubieran quedado muy disparatados no los hubiera metido. Esas dos propuestas las hice yo a Juan Carlos, pero el resto del disco tiene el mismo concepto. Y ya el hecho de que sea él el creador de la música y de la mayoría de las letras le da una uniformidad al disco.

 Juan Carlos Romero está siendo reclamado por muchos artistas: Carmen Linares, Arcángel, ahora contigo… En tu caso ¿qué le encuentras a Juan Carlos Romero?
Compromiso. Un compromiso con la música, con el género, con el flamenco. Le veo una persona inquieta, que va por donde no va nadie y que está muy alejada de cualquier elemento banal, de cualquier elemento de cara a la galería. Es un tío muy auténtico, tiene mucho talento a la hora de hacer música, con una gran sensibilidad a la hora de escribir y es muy aficionado al cante. Y, por otro lado tiene un sello muy particular que te gustará o no, pero tiene una personalidad muy marcada. 

“No hay nadie en este planeta que no encuentre cosas que borrar en sus vidas, pero esas mismas cosas te han llevado a otras. Pero cuando uno tropieza, se levanta y procura no volver a tropezar, casi es bueno que haya tropezado la primera vez.” 

 De las piezas de “Tierra de Calma” ¿ha habido alguna especialmente difícil de definir?
La obra de Juan Carlos es complicada de cantar, la verdad, porque hay elementos que parecen muy sencillos, pero lo cierto es que en cada nota, en cada pasaje hay un mundo. Él lo tenía muy claro, pero en algunas ocasiones yo no lo tenía tanto. Yo hacía la melodía, eso sí, pero él buscaba otra esencia que iba más allá. El cortar frases, el ir a la nota, el quitar información gratuita, toda esa limpieza… Fue un trabajo duro para mí, y uno de los temas que más me costó en ese sentido fue la soleá “Náufragos del hambre”, con texto de José Luis Ortiz Nuevo. A nivel rítmico, de fraseo, de intención, de que aquello tomara un carácter, era muy complicado.

Además, al salir de la estructura clásica de las letras flamencas -que ya van medidas- y ponerte a defender letras con otro ritmo interno, que piden otra forma de decirse, la dificultad aumenta.
Claro, porque tu escuela es otra. También es cierto que el hacer otros trabajos, como comentábamos antes, me ha enseñado a ser más rápido en ese sentido. Por ejemplo, el disco con letras de Alberti me costó incluso algún ataque de ansiedad, porque eran cuatro meses para aprenderme esa obra que tenía unos pasajes musicales muy dispares. Así que ya tenía esa escuela cuando me enfrenté a la obra de Juan Carlos. De modo que ha sido más fácil, a pesar de la dificultar que tiene. Por eso estoy contento de participar en otros proyectos diferentes: me han despertado mucho.

De los discos flamencos que has hecho este es el más arriesgado y sin embargo es el que te han premiado los más de 15.000 lectores de todo el mundo a través de deflamenco.com y es también el que ha premiado la crítica en sus premios anuales ¿Cómo valoras esa circunstancia?
Sí, es el más arriesgado de los que hecho de flamenco pero es el que más satisfacciones me da. Desde el momento que lo presenté en la Bienal de Sevilla, donde nos dieron el Giraldillo al cante y al momento mágico en la Bienal. También nos han dado otro premio en Canal Sur. O sea que satisfacciones me ha dado todas. Así que estoy muy contento de haber podido hacer este trabajo. Y también estoy en un punto en el que tengo ya una trayectoria, ha habido una evolución. No puedo negar que mi ida al Sur me haya influido mucho y artísticamente supongo que habrá habido un crecimiento. Quizá la gente que antes me veía como promesa hoy me vea ya como realidad. Y además, hay aficionados que quieren –y lo digo con toda la humildad del mundo- que este arte tenga una continuidad, que desean que pasen cosas, que haya artistas que tengan compromiso… Este tipo de trabajos hacen que esa gente tenga un poquito más de esperanza en que esto no se va a acabar. Así que ser partícipe de todo eso -dicho sea sin soberbia alguna, sino porque simplemente soy aficionado y tengo el compromiso de hacerlo – pues a mí me da mucha alegría.

“Cuando entendí que tenía una parte que mía que no tenía que esconderla, cuando empecé a sentirme un poco más libre es cuando la crítica empezó a reconocerme.” 

 Has comentado alguna vez que tu tierra de calma es Sevilla…
Más que Sevilla, el Sur. Sevilla es donde vivo, pero el Sur en general me gusta mucho. Me gusta Cádiz, me gusta mucho Málaga donde tengo amigos desde que vivía en Barcelona, en Huelva… Mi tierra de calma es el Sur, Andalucía, y no sólo por el flamenco, sino también por la forma de vida, con todos sus defectos –que los tienen como los tienen en Madrid o en Cataluña- y con todas sus virtudes. Para mí tiene más virtudes que defectos: necesito esa luz, esa calma, esa forma de vida, esa filosofía de tener tiempo para tomarte un café con un amigo, el que el invierno sea mucho más corto, el tener las playas… No sé, todo. Andalucía me gusta. Es genial en muchos aspectos.

 He sido testigo de tu evolución. Te vi por primera vez en una peña flamenca de Albacete cuando acababas de ganar la Lámpara Minera. Después he podido encontrarte muchas veces, en sitios distintos y tiempos diferentes. Nunca te he visto igual. Siempre has estado buscándote, creciendo… ¿La comodidad te es incómoda?
Por supuesto. Soy muy inquieto. Para los que tenemos la suerte de tener entre las manos algo artístico, el aburrimiento es lo peor que puede suceder. Yo no puedo aburrirme en un escenario. Habrá momentos en que lo haya pasado mejor y otros en los que lo haya pasado peor, bien porque no sea tu día, bien por el sonido, bien por no estar bien de voz, etc. Esas son cosas lógicas, pero el aburrimiento es lo peor que le puede pasar a un artista. Me veo capaz de participar en otros proyectos, los necesito para ir creciendo. Cuando empezaba tuve muchos complejos. No consideraba que estuviera a la altura en aquel momento. El hecho de ganar en La Unión fue algo inesperado ¿pero ya? ¿tan pronto? Me dejó en una situación en la que tenía que demostrarlo, y eso me ha obligado a trabajarme continuamente. No he rechazado ninguna oferta o ningún proyecto en el que haya tenido la sensación de que podía ayudar a ese crecimiento como profesional.

 Ese es tu marco, pero ¿cuál es tu tierra de clama interior?
Me aporta tranquilidad el hecho de que tanto yo como mis seres queridos tengamos salud. Una de las cosas que más pánico me da es que alguien de mi familia o de mis amigos tenga algún problema de salud o sufran algún accidente. Me obsesiono mucho con eso. Teniendo eso controlado ya tengo una calma. Y también me la dael poder desarrollar mi trabajo, expresarme a través de la música, porque me limpia mucho espiritualmente. Probablemente en mi ser más íntimo soy más reservado que al salir al escenario, de modo que el mero hecho de cantar me sirve de terapia, me produce placer, me descarga.Cuando termino un concierto me quedo bien. Eso me da calma. Y también aprecio mucho el poder estar en casa y que no suene el teléfono, cosa que hoy día es casi imposible.

“La música me limpia espiritualmente. el mero hecho de cantar me sirve de terapia, me produce placer, me descarga.”

 El día que deje de sonar será para empezar a preocuparse
Sí (ríe), será para pensar que nadie me quiere.

A la crítica ¿le haces mucho caso, poco o ninguno?
Soy bastante dejado para eso. Después de los conciertos, al día siguiente suelo levantarme tarde y no compro la prensa. Es la gente la que me llama y me comenta lo que se ha publicado. Procuro no hacer demasiado caso, ni a las buenas ni a las malas críticas.Nosotros necesitamos a los críticos y los críticos nos necesitan a nosotros y su labor es muy importante para el flamenco, pero sus opiniones no son decisivas para la carrera de un artista. Yo, la verdad, no puedo quejarme de la crítica y, al revés, le estoy muy agradecido, pero sé que no es algo decisivo para un artista. Por ejemplo, Enrique Morente, Paco de Lucía o Camarón –salvando las distancias, porque no puedo compararme con ellos- han sido gente muy machacada por la crítica, pero su genialidad ha estado por encima. En mi caso, he encajado muy bien todas las malas críticas de mi primera época, porque yo estaba de acuerdo: era verdad que estaba verde, que no transmitía; yo quería hacer todo muy justo, hacer todo lo que yo escuchaba de los discos, no mostraba nada de mí. Cuando entendí que tenía una parte que mía que no tenía que esconderla, cuando empecé a sentirme un poco más libre es cuando empezaron a reconocerme. De modo que la crítica constructiva es importante tenerla. Te enseña. Sin embargo en Sevilla hay un par de críticos que son ofensivos, llegando incluso al insulto y poniendo la crítica al nivel del suelo. Eso no es bueno para el flamenco. Pero a mí, de momento, no me ha insultado nadie.

“No he rechazado ninguna oferta o ningún proyecto en el que haya tenido la sensación de que podía ayudar a ese crecimiento como profesional.”

 Muchos compañeros tuyos alaban tu voz: tus registros, tu forma de colocarla… ¿La cuidas?¿Vas al foniatra de vez en cuando?
Nada. Me cuido menos de lo que debería. De hecho soy fumador. Pero tampoco me descuido. No soy fiestero de salir todas las noches y en cuanto al tabaco, un paquete me puede durar tres días. Ni me cuido ni me descuido.

José Antonio, el director del Ballet Nacional, me comentaba hace unos días en una entrevista que somos consecuencia del pasado, y a su vez, el futuro será consecuencia del presente ¿Dónde tiene puesta más la mirada Miguel Poveda: en el pasado, en el presente o en el futuro?
Los tres tiempos son necesarios. Tengo la mirada puesta en el pasado porque es necesario para desarrollar en trabajo en el presente y que ese trabajo tenga futuro. Mi mayor sueño es que lo que haga en mi vida sirva para algo. Cuando tienes conciencia de que esto que te ha dado Dios no es sólo un don para cantar y que te aplaudan, sino que es un compromiso con el género, con la música, con la vida, que te haces portavoz de otras muchas cosas, cuando tomas conciencia de todo ello, lo que pretendes –al menos en mi caso- es que el trabajo sirva para algo en un futuro. No lo digo como soberbia, sino porque sería vano pasar por esta vida y no haber dejado ninguna estela que sirva para algo. Tengo algunos discos que no valen para nada, peroya tengo otros que sí pueden servir para abrir una puertecita a alguien ¡ojalá!. Y así quiero seguir, porque el futuro es muy importante, no sólo para mí, porque yo iré perdiendo facultades, cantaré cada vez peor y me tendré que retirar, sino que hablo de un futuro más remoto. Conforme está todo ahora en la televisión, en la cultura, etc., sería una pena que esto se perdiera, de modo que si yo puedo aportar algopara que eso no ocurra, junto con otros muchos compañeros, pues estaré mucho más feliz.

¿Eso te crea responsabilidad?
Mucha, pero la quiero asumir. Quizá lo que haya hecho no sirva luego para nada, pero lo voy a intentar.

¿Te arrepientes de haber hecho algo?
Si tirara para atrás no haría algunas cosas, porque siempre hay puntitos que se quedan ahí y que te chirrían, pero forman parte de la vida. Hay que pasar por todo. No hay nadie en este planeta que no encuentre cosas que borrar en sus vidas, pero esas mismas cosas te han llevado a otras. No hay mal que por bien no venga. Todo es un aprendizaje y lo malo es tropezar muchas veces con la misma piedra. Pero cuando uno tropieza, se levanta yprocura no volver a tropezar, casi es bueno que haya tropezado la primera vez.

El flamenco es un arte muy personal ¿el intérprete también es autor?
Claro, porque la misma cosa en cada cantaor suena muy distinta. Yo puedo hacer la malagueña de Enrique el Mellizo y me sonará de una forma, y si mañana la hace El Pele, por ejemplo, le sonará totalmente distinta a mí, haciendo la misma malagueña.

De uno a diez ¿cuál es tu grado de satisfacción con el disco?
Doce (ríe). Al menos ahora. Con el tiempo seguiré haciendo cosas tan interesantes como “Tierra de Calma”, pero hoy la satisfacción está a tope.

Toda la información de Miguel Poveda en deflamenco.com