“La labor de Gades como
coreógrafo trasciende a la de bailarín. El bailarín
se nos fue, pero su obra permanecerá siempre”
Nadie ha situado la danza española y flamenca
a la altura que la llevó Antonio Gades, tanto dentro
como fuera de España. El 20 de julio de 2004 nos dejaba
y el 20 de julio de 2005 la Fundación que lleva su
nombre ha presentado “Antonio
Gades” (editado por la Fundación Antonio
Gades y la Fundación Autor) el primer libro sobre el
genial bailarín y coreógrafo: una selección
de 400 fotografías salpicadas de sus pensamientos.
El responsable de este trabajo es el presidente de la Fundación
Gades, el musicólogo e investigador flamenco Faustino
Núñez
por Manuel Moraga
¿Dónde empieza tu relación
profesional de Gades?
Después
de que Gades hiciera “Fuego”, año noventa
o noventa y uno, disolvió la compañía
y se fue a Cuba. En el 94 crea Fuenteovejuna y ahí
es donde entro yo como autor de la música. Hicimos
la obra y en el noventa y ocho Antonio se retira definitivamente
y se dedica a navegar; la enfermedad le va comiendo hasta
que el 20 de julio del año pasado se nos fue. Y seis
meses antes de irse, me llamó para proponerme la presidencia
de esta Fundación. Le dije que para mí era un
honor que una persona tan importante del arte y de la danza
quisiera contar con un musicólogo gallego, que es lo
que soy yo al fin y al cabo. Él tendría sus
razones, pero no me las pidas porque no las sé. Yo
lo llevo con todo el orgullo y con toda la disciplina que
creo que debe tener este trabajo. No es fácil, porque
este mundo de la danza en España es muy difícil:
hay mucha gente de este mundo demasiado preocupada por cosas
que no tienen que ver con la danza.
“El mundo de la danza en
España es muy difícil: hay mucha gente de este
mundo demasiado preocupada por cosas que no tienen que ver
con la danza.”
¿Cómo encaja la Fundación en el pensamiento
de Antonio?
Por definición, las fundaciones tienen que tener una
labor sin ánimo de lucro. El primer punto de los estatutos
dice que la fundación se crea para velar por la promoción
y la conservación del patrimonio artístico de
Antonio Gades y para ayudar, en la medida de nuestras posibilidades,
a la formación de futuros profesionales de la danza
española. Así que, por un lado se trata de que
su patrimonio artístico no se degrade, se conserve,
se promocione y salga adelante a través de libros,
publicaciones e incluso a través de una compañía
que haga sus ballets y los lleve por el mundo entero.
Y después, en cuanto a formación, hemos estado
ya en el conservatorio de Murcia montando con los alumnos
tres escenas de “Carmen”. Recuerdo que El País
dijo “Vuelve Gades”, porque fue un éxito
enorme. Daba gusto ver a los niños y niñas de
dieciséis años dejándose la piel con
las obras de Gades.
Gades con Vicente Escudero- Foto: Isabel Steva 'Colita'
¿Desde cuándo lleva trabajando
la Fundación?
La Fundación se creó en marzo de 2004, pero
ha sido desde junio-julio de ese año cuando hemos comenzado
a trabajar en condiciones. A Antonio le hizo mucha ilusión
el hecho de que encontráramos un local en la Carrera
de San Jerónimo. Compramos armarios para archivo y
aquí vamos trabajando poco a poco, porque estamos sólo
tres personas.
“He preferido que todo fuera
en primera persona, porque Antonio era muy suyo. Hablar en
su nombre es muy complicado.”
¿El libro ha sido el primer
proyecto?
Efectivamente. En vez de escribir una biografía sobre
Gades he preferido que todo fuera en primera persona, porque
Antonio era muy suyo. Hablar en nombre de él es muy
complicado. En la web estoy haciendo una biografía
en diez capítulos pero en primera persona también.
La estructura la tomamos de la que realizó Mosco Carner
para su monografía sobre Puccini, que la hizo en tres
partes: el hombre, el artista y la obra. O sea, que no es
invento mío. Puccini es mi compositor favorito y en
la universidad hice mi tesis sobre él. Y un libro de
cabecera mío de toda la vida era el de Mosco Carner,
que la había dividido en el hombre, el artista y la
obra. A mí me encantaba, así que cuando planteé
hacer este libro me tracé esa estructura.
En realidad, “El hombre” no es su vida personal,
porque eso es muy delicado: está con Alberti, con García
Márquez, con el doctor Barros… Antonio era un hombre
muy polifacético. Tenemos un armario lleno de recortes
de la prensa del corazón. El los años sesenta
y setenta era el rey de corazones. Pero él es un bailarín
y un trabajador. Aquí se le ha conocido más
como el marido de Pepa Flores o el amigo de Fidel que como
bailarín, y nosotros, como Fundación, no podemos
entrar en eso, sino que tenemos que preservar su prestigio
como grande de la danza.
“Las obras de Gades
son como partituras de Bach: no te dejan nada a la improvisación”
¿Cómo ha sido el proceso
del libro?
Nos ha llevado bastante trabajo: seleccionar las fotos, contactar
con los fotógrafos, los textos, ver dónde iba
cada foto, restaurarlas. Antonio era enemigo de todo lo que
tuviera que ver con editoriales y demás. En sus más
de cincuenta años de carrera jamás llevó
merchandinsing: ni un abanico, ni un libro, ni un llavero,
ni una camiseta. Cuando íbamos a Cuba hacía
camisetas, pero para nosotros. Cuando asumí la presidencia
le dije que yo pensaba hacer muchas cosas para compensar su
ausencia. Y lo primero que pensé fue en un libro, porque
no hay ni un libro de Antonio Gades. Entonces me propuse que
el primer trabajo de la Fundación fuera un libro.
Pero este no es un libro al uso
Es un libro de imágenes. Pero también Antonio
era muy aficionado al aforismo: a plasmar su filosofía
en una frase: “lo importante no es el paso, sino lo
que hay entre paso y paso”… “en esta Compañía
todos somos necesarios pero nadie es imprescindible”…
“En mi hambre mando yo”… “Yo soy como
Buñuel: ateo por la gracia de Dios”… Estas
cosas son de Antonio. No son frases suyas, pero sí
son de su filosofía. Y luego teníamos un montón
de imágenes suyas de gran valor. Para la portada hemos
elegido una foto de Colita con la farruca de Antonio.
Gades – Foto: Isabel Steva 'Colita'
Y también está en
puertas la web
Todavía la estamos llenando de contenidos y esperamos
que pronto se pueda visitar. Y después tenemos mucho
trabajo de archivar y ordenar todo su legado, porque Antonio
nos ha dejado todo su archivo fotográfico, de prensa,
vídeos, audio, documentos más toda la escenografía
y el vestuario de todas sus obras. Todo lo tenemos catalogado.
Nos hemos dejado un dinero que nos dejó para limpiarla
y tenerla preparada. Y ahora estamos preparando un homenaje
que se le va a hacer el día 2 de septiembre en el Teatro
de La Zarzuela, donde haremos una pequeña suit de las
obras de Antonio. Ese homenaje va a ser el germen de la Compañía.
“Gades decía
que la danza, y sobre todo el flamenco, estaba muy prostituido,
que todo iba en función del espectáculo vulgar
para turistas”
¿Es difícil montar
sus obras sin él?
Las obras de Gades son como partituras de Bach: no te dejan
nada a la improvisación. De hecho el Ballet Nacional
de España está haciendo Fuenteovejuna, la Compañía
Andaluza de Danza ha montado “Bodas de Sangre”,
o sea, que la obra de Gades trasciende lo personal. Hombre,
no es lo mismo que Antonio esté o no esté en
el escenario, pero por ejemplo, en Fuenteovejuna, Frondoso
que es el solista lo bailó Antonio, pero no lo hizo
para él, porque representa a un chaval. Antonio le
sacaba cuarenta años a Laurencia. Él la coreografió
pensando en que la haría un joven. Quizá el
papel más personal de Antonio sea Leonardo de “Bodas
de sangre” y el baile de la farruca. Cuando ves la farruca
de Antonio en otro bailaor no tiene el mismo efecto. Pero
Don José, Fondoso o Carmelo no son personajes personales.
Su labor como coreógrafo trasciende a la de bailarín.
El bailarín se nos fue y sólo nos quedan sus
vídeos y sus películas, pero su obra permanecerá
siempre.
Nuestra labor consiste en hacerlas de tal manera que preservemos
todos los detalles que él quería para sus obras.
Además, el arte de Gades no es complicado de montar
ni de bailar. Sí es difícil de interpretar,
porque es teatro bailado. Hay que ser actor: no vale con ser
bailarín. Antonio nunca pidió bailarines que
supieran dar ocho piruetas. Es más, en su compañía
no había gente que destacara por sus cualidades de
baile, sino por ser actores que bailaban o bailarines que
actuaban.
¿Qué significó
Pilar López para Antonio Gades?
Antonio reconocía a Pilar López como su verdadera
maestra, la que le enseñó no sólo la
estética sino la ética de la danza. Él
siempre repetía esto. Pilar López le enseñó
a respetar la danza, a los compañeros de profesión
y al trabajo digno.
Dignidad que intentó llevar
al flamenco y a la danza.
Antonio era un hombre muy inquieto con a cultura. Estuvo
cerca de Picasso, de Dalí… No era un hombre de bingo
ni de llegar a casa y poner la televisión. Entonces,
después de estar en Italia llega a España y
habla con Emilio de Diego para darle un cambio a esto. Gades
decía que la danza, y sobre todo el flamenco, estaba
muy prostituido, que todo iba en función del espectáculo
vulgar para turistas. Él quería hacer una cosa
sobria, estilizada, donde realmente predominara la estética
austera propia del arte flamenco y de él. Y la llevó
a cabo. Fue el primero que prohibió sacar vasos al
escenario o escupir a los cantaores. Fue el primero en poner
un cenital, una luz, un oscuro… esto ya en los tablaos.
¿Por qué se definía
como un “trabajador de la cultura”?
Ese armario lo tengo lleno de contratos. Mira, por ejemplo,
1971… No paró. De enero a diciembre, cada día
en una ciudad prácticamente. Desde que empezó
hasta que murió no paró de trabajar. Se definió
como un trabajador de la cultura. Decía que “a
mí lo de artista, no… Lo que percibe el público
puede ser arte, pero yo no, yo soy un obrero”.