Entrevista con el cantaor Juan Peña 'El Lebrijano'.

Texto: Gonzalo Montaño Peña

«Estudio y hago ejercicios a diario, porque no estoy dispuesto a que me 'mojen la oreja', todavía»

En un magnífico día soleado de invierno sevillano el maestro Juan Peña “El Lebrijano” charló con nosotros cerca de su casa en el barrio de la Macarena, viene de hacer sus ejercicios de rehabilitación y su aspecto es bastante bueno. Se acerca tarareando y antes de comenzar la entrevista ya nos confiesa que se siente listo para cantar y que está deseando hacerlo, que no ve el momento de volver a los escenarios y promete un regreso triunfal con más fuerza que nunca.      

P.-Toda la afición ha estado pendiente de las noticias sobre tu enfermedad así que lo primero es saber ¿Cómo estás de salud?
R.-Ahora mismo estoy bien, lo que pasa es que hasta  el trece febrero en Madrid no voy a cantar, todo el mundo sabe que he tenido  problemas con la salud, he tenido tres operaciones grandes y ahora estoy intentando reforzar los músculos del abdomen.

P.-Supongo que habrán sido momentos difíciles, ¿Cómo lo has llevado?
R.-Lo he llevado mal porque dos de las intervenciones fueron muy grandes y todavía no se me ha quitado de la cabeza, aún me despierto por la noche sobresaltado con los fantasmas de una enfermedad que yo creía que me quitaba la vida, pero después de todo eso lo único que he intentado es recuperarme porque gracias a Dios no había ningún tipo de cosa maligna y por eso me estoy recuperando bastante bien. Hombre con la nostalgia de no poder cantar, de reposar mucho, de no tener irritaciones y siguiendo todas las pautas de los doctores para poder tener una recuperación buena sin posibilidad de recaer.

P.-Tenías previstas actuaciones para la Bienal de Flamenco de Sevilla y se tuvieron que suspender, ¿Cómo llevaste no poder estar en el evento?
R.-Pues te duele, la añoranza te juega malas pasadas porque ves que todos los compañeros están trabajando. También he tenido la posibilidad de presentar la obra “Cuando Lebrijano canta se moja el agua” y no he podido, pero después de todo tienes que darle gracias a Dios porque no ha habido nada malo y eso te conforta. Pero bueno, la bienal la he pasado muy tranquilo, no he ido a ninguna actuación ya que no estaba yo como para escuchar cantar y la verdad es que no se  muy bien como ha ido; bueno me han llamado algunos amigos críticos y por ellos me he enterado de cómo iba.

P.- Recientemente tu última obra  “Cuando Lebrijano canta se moja el agua”  ha sido galardonada con el premio “Demófilo” de la Fundación Machado.¿Cómo  has recibido este premio?¿Cómo se reciben los premios a esta altura de tu carrera?
R.-Los premios siempre son bonitos por muchos años que se tengan. Los premios siempre se reciben como algo especial y más teniendo en cuenta la importancia que tiene éste,  viniendo de quien viene y lo que representa el padre de los Machado para la cultura española y el flamenco en concreto. Otro motivo que me enorgullece es que se haya premiado al disco que es un trabajo para el que yo sólo puse la semilla y mis sobrinos Dorantes y Pedro Peña, además del resto de músicos, han hecho un trabajo fabuloso ya que era una labor complicada cuadrar esas letras, escritas en prosa.

P.-Creo que no has podido dirigir esta obra como hiciste con anteriores, ¿Cómo fue la grabación del disco?
R.-Una grabación difícil porque coincidió cuando yo estaba poniéndome malo, cada vez peor. Empecé fuerte pero me di cuenta que no podía  y cuando metí la voz del último tema les dije a mis sobrinos que lo terminaran.  Confié en ellos porque sé el concepto que ellos tienen y además  conocen muy bien mis gustos y saben de cante y de música incluso más que yo, y ahí está el resultado. Estoy contento y espero que los aficionados lo disfruten y traten con cariño.  

P.-Pero aunque no has participado en la dirección, ni en los arreglos ¿sigue este disco sonando a “El Lebrijano”?
R.-Sí, totalmente, ten en cuenta que la semilla la puse yo, lo demás lo han cultivado ellos y muy bien cultivado, pero la base es mía.

P.-En el discurso de entrega de los premios “Demófilo” dijiste que varias de tus obras fueron tomadas como locuras y pasado el tiempo se te reconocieron.¿Cómo viviste esos momentos?
R.-Es verdad, fíjate que cuando grabé “La palabra de Dios a un gitano” la gente, a veces, me abucheaban porque metí una orquesta sinfónica, eso fue en el año 1971, y entonces parecía una “chuflería”, luego me volvió a pasar cuando hice lo de los árabes en el disco “Encuentros” y con “Ven y Sígueme” con Manolo Sanlúcar y Rocío Jurado, “Casablanca” o “Lágrimas de Cera”… en fin, son cosas del arte, que ha ocurrido y ocurrirá siempre.

P.-Pero cuando sacas tu trabajo y le gente se pone en  contra, ¿qué sientes?
R.-Yo no sabía porqué, no lo entendía, pero la gente estaba tan en contra que hubo un tiempo en que no me contrataban para ningún festival porque según ellos yo había traicionado la causa de no sé que. Con el tiempo estas obras se han reconocido y yo me quedo con la alegría de haber hecho lo que sentía, no haberme quedado en que va a pensar tal o cual.  Tampoco hay tanta gente que entienda de flamenco, ellos no lo admitían porque lo había hecho yo; si lo llega a hacer otro tiene un monumento cerca de la catedral.

P.-Este año próximo se va a celebrar el centenario del nacimiento de Antonio Mairena, tú lo conociste bien. ¿Cómo era tu relación con el maestro?
R.-Yo tuve una relación muy bonita con Antonio, lo que pasa es que Antonio quería poca gente que cantaran bien a su vera, esa es la auténtica verdad. Le daba cancha a quien a él no le dolía. En aquel tiempo había una serie de cantaores como Terremoto, Chocolate y algunos más a los que él no nos quería ver, sin embargo a otros, y no voy a dar nombres, protegía y promocionaba. Por eso mi amistad con Antonio se fue deteriorando con el tiempo, aunque yo siempre le he admirado. Recuerdo que cuando hice “La palabra de Dios a un gitano” y “Persecución” dijo que quién era yo para sacar los trapos sucios de los gitanos a la calle y le contesté, con todo respeto, que un pueblo sin historia no es un pueblo. Pero yo sé, porque me lo han contado sus amigos íntimos, que le gustaba y mucho.

P.-Encontramos en tu carrera discos como “Persecución” o incluso un trabajo en contra de la dictadura de Pinochet en los que se reivindican los derechos humanos. ¿Te consideras un artista con conciencia política?
R.-Yo creo que los artistas debemos apoyar a las minorías. Entre otras cosas porque nosotros formamos parte de ellas y contamos con una tribuna privilegiada para decir cosas. Aunque cantemos para todo el mundo, debemos estar con los más débiles.

P.-No son pocos los que dicen que la actualidad del cante parece no tener claro hacia donde ir, ¿qué echa de menos El Lebrijano ahora?
R.-Echo de menos que se cante flamenco, porque a veces me parece que se canta otra cosa. Me parece que muchos de los que hoy están cantando no tienen ni idea de cómo cantaba Antonio Mairena, ni la Niña de los Peines o Caracol, ni siquiera tienen conciencia cantaora, solo se dedican a cantar y si pega el disco pega, utilizando solamente la voz; cuando para cantar hay que tener voz, cabeza y corazón; ellos utilizan el sistema “chaconero” que dice que para cantar hay que tener voz, voz y voz; pero eso no creo que sea suficiente para emocionar.

P.-¿Conoces la nueva hornada de cantaores?¿Cómo lo están haciendo?
R.- Hay algunos jóvenes en Jerez, Utrera, Lebrija y otro lugares que vienen con fuerza, pero si creen que ya lo saben todo, estarán perdidos. Hay que escuchar a los maestros una y otra vez. Estudiar y estudiar, porque fíjate, yo tengo 67 años y todavía me cuesta entender misterios del cante.

P.-Qué es lo último que has comprendido del cante?
R.-Que  es muy delicado  y que no se puede fusionar tan fácil. Hay que conocerlo muy bien para adentrarte por esos caminos.

P.-Eres un hombre que ha viajado toda su vida y ha estado en con muchísima gente que supongo que te han ido marcando ¿Qué conserva el  Lebrijano de Lebrija?
R.- De Lebrija conservo muchas cosas,  el ritmo, las vivencias de mi casa que ha sido un conservatorio natural donde impartieron clases magistrales los más grandes de la época… muchas cosas. Recuerdo de manera especial el cante de mi madre “La Perrata”. También a Pastora, a la que admiro profundamente y que tanto me enseñó; a Mairena, mi tío “Perrate”, “Borrico”…De todos tomé conocimientos, pero partir de ahí yo hago mi cante y le doy mi matiz.

P.-¿Cual es la próxima sorpresa que nos guarda el Lebrijano?
R.-Tengo pensado entrar a grabar a finales del año que viene, pero aún no debo desvelarla.

P.-Muchos piden en el Lebrijano una vuelta al cante más ortodoxo ¿Tienes pensado grabar algo de este tipo?
R.-Lo sé y lo tengo en mente. Cuando grabe este próximo disco seguramente haré uno de Soleá y Siguiriyas para que se queden tranquilos y no se preocupen.

P.-Hay gente que opina que el Lebrijano ya no es el mismo, que su voz no es la que era. ¿que piensas al respecto?
R.-Que tienen razón, tengo 67 años, empecé a cantar con 17 ¿Cómo voy a tener a misma voz que cuando tenía 40? Tengo la voz que tengo, pero sin embargo tengo mucha más experiencia y he ganado en templanza y en categoría cantaora. Eso de templar, vocalizar, adelantar y atrasar el tiempo, no se sabe cuando uno tiene 35 años, eso se hace cuando se tiene un conocimiento muy profundo del cante. Fíjate, yo estudio todos los días y hago ejercicios todos los días porque no estoy dispuesto a que “me mojen la oreja” (me ganen), todavía. El día que salga uno que cante mejor que yo dejaré de cantar (risas). Es broma.

P.- ¿Qué es lo mejor de ser artista?
R.-Ser artista es cruel, y a la vez, maravilloso. Lo mejor, en mi caso, es cuando cantas una noche bien y luego te metes en la cama y dices ¡Que bien he cantado hoy! Te encuentras pleno de satisfacción.

P.- ¿Y lo peor?
R.-Cuando cantas mal y no puedes dormir en toda la noche.

P.- Qué le pides a la vida?
R.- Salud, salud, salud y solidaridad entre todos.
Gracias, maestro. Salud y suerte.


Salir de la versión móvil