“Viaje al Sur”
Ballet Flamenco de Andalucía
Teatro Movistar de Madrid
Del 10 al 27 de agosto
“En el flamenco
transmitimos lo que es la vida”
por Manuel Moraga
Desde pequeña inició un viaje
que le ha llevado a conseguir página propia en
la historia del flamenco. Luchadora, corredora de fondo
y comprometida con la vida y con el arte, Cristina Hoyos
lleva sobre sus hombros la responsabilidad de representar
oficialmente al baile flamenco de Andalucía y
estos días lo está haciendo en Madrid.
Cristina Hoyos está embarcada en su particular
“Viaje al Sur”.
“Viaje al Sur”
son tres momentos que expresan sentimientos diferentes:
alegría, tragedia y pasión ¿El
Sur es más generoso con los sentimientos?
No sé si es más o menos generoso… Es
a nuestra manera, a la manera que tenemos de sentir
en el Sur. Así tratamos de hacerlo en este espectáculo.
Creo que en el flamenco transmitimos lo que es la vida
y en este momento transmitimos esos tres sentimientos
que son muy importantes. Sentimientos que desarrollamos
con nuestro flamenco intentando que lleguen a los adentros
de todo espectador.
“La coreografía
es una cosa y hacer pasos es otra”
¿Cómo traduces
la alegría, la tragedia y la pasión al
código flamenco y al lenguaje escénico?
A palos flamencos el primer sentimiento lo traducimos
con alegrías, con guajiras, con zapateados, con
los ritmos más alegres. En el vestuario utilizamos
tonos beige, tonos claritos. Son colores que dan luz,
claridad. En la tragedia pasamos al negro y hacemos
el martinete, la serrana, cantes muy profundos, muy
de llevar una pena dentro. Después pasamos a
la pasión y al amor porque es lo que te ayuda
a salir de la tragedia: el amor a tu pareja, el amor
a los demás. Hacemos un canto a la vida y salimos
de rojo. Ahí tenemos las bulerías por
soleá y tangos.
El estreno fue en Córdoba
y lo habéis rodado en Polonia y Alemania ¿va
madurando?
Lógicamente, después del estreno va cambiando
algo. No mucho, porque el concepto del espectáculo
ya lo tienes, pero sí puedes matizar algunas
cosas, cambiar algunos pasos: unos porque son largos,
otros porque son cortos, otros que suenan mejor con
la guitarra… Siempre se van rectificando algunas cosillas,
pero el concepto del espectáculo es el mismo
desde el primer día. Ramón Oller es quien
lo ha dirigido, él lo ve por fuera y está
muy contento. Se rectifican sólo algunas cosas.
Claro, también el día del estreno todo
el mundo está nervioso, y los primeros días
ocurre lo mismo, así que es el escenario el que
te hace madurar y cuajar el espectáculo.
¿Cómo sueles
trabajar para diseñan un espectáculo como
este: partes de una idea o vas experimentando hasta
que encuentras una idea donde encajan tus movimientos?
Este espectáculo parte de una idea fija. Hace
tiempo que quería hacerlo, que quería
matizar mucho esos tres sentimientos y desarrollarlos
y ver las diferencias a la hora de bailarlos, es decir,
cómo puedes expresar la alegría y la pena.
Lo tenía madurado, lo hable con Ramón
Oller, le pareció estupendo, hablamos con el
guitarrista, que fue componiendo la música y
así fue surgiendo. Ha sido un trabajo de conjunto:
a medida que íbamos haciendo las cosas, el guitarrista
iba también creando y se iba haciendo la coreografía.
Esa es la manera que he tenido de trabajar con José
Luis Rodríguez desde hace tiempo.
“Uno baila a través
de los sentimientos y tiene que sentir lo que está
escuchando”
¿Cómo
es Cristina Hoyos como coreógrafa? ¿A
qué le das más importancia?
La coreografía es una cosa y hacer pasos es otra.
Hay quien tiene una gran habilidad en hacer pasos, pero
luego no saben mover a la gente. La diferencia está
en que hay que saber mover a los bailaores, tener un
equilibrio. La coreografía para mí es
mover y expresar lo que quiero dar a entender. No sé
cómo definirme, pero lo importante para mí
es eso: la evolución que tiene que haber en un
escenario de varias personas para hacer un conjunto
de cosas y dar a entender tu mensaje.
Hace poco me comentaba Belén
Maya que para ella eres una maestra sobre todo en el
aspecto de la interpretación. La interpretación
en el baile es cada día más importante,
y en tus obras se ve.
Mira, uno no interpreta por interpretar: uno interpreta
porque lo siente. Yo no puedo bailar un taranto igual
que una bulería. Si a mí me están
cantando que se ha muerto un minero y la guitarra está
triste no puedo ponerme a sonreír. Uno baila
a través de los sentimientos y tiene que sentir
lo que está escuchando. No se trata de querer
interpretar, sino de que sientas aquello que escuchas.
Creo que hoy se escucha poco la música: se hacen
muchísimos pasos, muchísimas cosas, pero
hay que saber lo que estás bailando. Tienes que
sentir lo que te está diciendo el cante y la
guitarra. Yo he interpretado siempre no por poner gestos,
sino porque me estoy acordando de la mina, o de la muerte
de un ser querido, o del desamor. No se trata de interpretar
por interpretar, sino de sentir.
“Yo nací
en una familia muy pobre, así que ¿cómo
podía tener una calidad de vida mejor? Pues bailando
mejor y por mí misma”
Otra de tus características
es la fuerza de voluntad. Lo has demostrado muchas veces.
Siempre dices que hay que ir “despacito y a compás”,
que viene a traducirse como que hay que ser constante.
Esa constancia la has aplicado también en tu
vida personal y creo que es una de las claves de que
Cristina Hoyos tenga hoy el lugar artístico que
tiene.
Siempre he sido una mujer muy trabajadora y muy luchadora
desde que empecé a bailar. Mi objetivo era bailar
cada día mejor. Yo nací en una familia
muy pobre, así que ¿cómo podía
tener una calidad de vida mejor? Pues bailando mejor
y por mí misma. Siempre me decía “tengo
que hacer las cosas mejor, tengo que dignificar al máximo
nuestro arte”. La época en la que empecé
pues era, ya sabes, los shows por ahí en la costa
Brava, en la Costa del Sol… Entonces yo decía
“hay que dignificar al máximo este arte”.
Por suerte encontré a Antonio Gades con el que
he estado veinte años. Así que luchadora
al máximo, sin fijarme en los demás, sin
fijarme en que aquella tuviera éxito o no, o
si la otra daba las vueltas así y le aplaudía
la gente… No. Yo siempre he intentado llevar mi línea,
mi trabajo, mi sudor, mi sacrificio, y siempre siguiendo
para adelante. Así he llevado mi vida y mi lucha.
Y si he tenido algún tropezón he dicho
“adelante, Cristina”. Y con el tropezón
del cáncer, lo mismo: “esto no me va a
quitar de trabajar”. Mi línea ha sido siempre
mirar hacia delante, sin pensar en lo que hacen los
demás, o sea, sin pensar en que otras tuvieran
más éxito o no. Siempre he tratado se
seguir mi forma de sentir y de pensar, y así
he salido de todo y así sigo, porque no es fácil
mantenerte tanto tiempo con el respeto de los demás…
Belén Maya también es una persona muy
luchadora y la quiero mucho.
En tu etapa de formación
¿ha habido algún maestro o maestra que
te haya influido en la enseñanza de pasos, sino
en el aspecto más filosófico del arte,
como Pilar López hizo con Gades o Mario Maya?
Bueno, yo empecé en Sevilla en la academia de
Adelita Domingo. Ella me decía “A ti no
te he enseñado a bailar, porque tú ya
sabías, Cristina”, pero la verdad es que
me enseño a hacerme grande en el escenario. Después
estaba Enrique El Cojo, que era un maestro caro y hasta
que no empecé a ganar dinero no pude tomar clases
con él. Pero yo veía que los grandes ballets
y los grandes eventos estaban en Madrid y puede decirse
que no conocía casi nada hasta que no llegué
allí. Igual que en el caso de Antonio o Mario
Maya, creo que Pilar López ha hecho cosas muy
bonitas. Yo escuchaba a Antonio hablar de que Pilar
le había enseñado la ética y la
estética: cómo había que salir
a un escenario, etc., y de alguna forma también
yo me reflejaba en eso. La verdad es que le tengo muchísimo
respeto a todos los de aquella época, porque
hay que tener respeto a todos los que han abierto los
caminos anteriores
El Ballet Flamenco de Andalucía
es la cara oficial del baile flamenco andaluz. Muchos
ojos se fijarán en ti y supongo que eso debe
ser una gran responsabilidad.
La responsabilidad es grandísima, porque uno
quiere que esto sea el reflejo de todos los ballets
y que sea el mejor. Yo bailo cada vez menos porque lo
que quiero es, dentro de no mucho, no bailar y quiero
que la gente diga “voy a contratar al Ballet Flamenco
de Andalucía” porque es estupendo, porque
hay unos bailaores y bailaoras muy buenos. Es una responsabilidad
muy grande, pero ahí tengo mi empeño.
¿Cómo va el
Museo del Baile Flamenco?
Muy bien. Eso va para adelante. Va a ser un punto de
encuentro para la gente que venga a Sevilla y le interese
el baile: va a haber una escuela de baile flamenco,
habrá libros, todo tipo de información,
cursillos que se den en otros sitios, actuaciones, incluso
que la gente que vaya pueda ver a maestros que ya no
dan clases tomándose un café. Quiero que
sea algo muy vivo, hacer conferencias, presentaciones
de libros. En fin, un punto de encuentro. Yo no puedo
estar encima, pero ahí está mi familia
la que lo lleva con gran esfuerzo y esperemos que para
final de año ya se puedan abrir las puertas.