“Mi
meta es que el público se enamore del flamenco»
El último montaje del bailaor
Antonio el Pipa “De tablao” ha sido
elegido por los lectores de deflamenco.com, como
el mejor espectáculo de baile en directo
del año 2005, aún sin haberse estrenado
en numerosos lugares de España. Es evidente
que la idea de Antonio el Pipa de llevar al teatro
una noche de un tablao, de forma sencilla y directa,
ha encandilado al público. Aunque el Pipa
es un bailaor que siempre cuenta con el cariño
incondicional de muchos aficionados, y es que
su baile jondo, con pellizco, que derrocha arte
jerezano por los cuatro costados, ejerce una seducción
irresistible.
¿Qué
planteas en este espectáculo “De
tablao” ?
– “De tablao” es un espectáculo
muy sencillo. Sobre todo rinde homenaje a los
artistas de tablao y para ello hemos tenido una
visión teatral de lo que es una noche de
un tablao al uso, de cualquier tablao, ya pueda
ser madrileño o andaluz. Tiene una visión
muy contemporánea, pero siguiendo la antigua
usanza: el cante, el baile y el toque. Es un espectáculo
muy directo, con muchísima calidad artística,
porque las colaboraciones son extraordinarias,
desde el baile de Angelita Vargas y de mi primera
bailaora, María José Franco al cante
de Mariana Cornejo y Juana la del Pipa. Resumiría
diciendo que tengo todo lo racial de Juana y Angelita
y todo el donaire y sabor de Cádiz de Mariana
y María José, aparte del elenco
habitual de la compañía, Luis Moneo
y Manuel Tañé al cante, Pascual
de Lorca y Juan Moneo a las guitarras, las niñas
del cuerpo de baile y mi equipo habitual de vestuario,
técnicos, etc… Creo que es un espectáculo
que cuenta muchísima verdad y que está
creado para el gozo, no contamos ninguna historia,
sólo ponemos una noche en un tablao.
“Recibir el
premio al mejor espectáculo de baile, que
viene del público, eso es para mí
un gran reconocimiento»
¿Es
una sucesión de estilos?
-Exactamente, pero lo dividimos en escenas. Nos
acordamos de las rencillas que pueden existir
en los tablaos, de los amoríos que puede
haber, de las atracciones del tablao, de las niñas
del cuerpo de baile… Por lo menos eso lo he
intentado hacer de una forma muy elaborada, cuidando
mucho la estética, el vestuario, las luces,
recuperando mantones, lunares, peinetas, castañuelas,
volantes, abanicos, el sombrero cordobés,
incluso la capa española en una coreografía
muy bonita que hacemos con Mariana Cornejo, que
es un encanto de persona. Recuperamos el tanguillo
de Cádiz, pero de esos que parecían
casi un rap y nos acordamos de una plaza de Cádiz.
Ahí se ha cuidado mucho el vestuario y
que la coreografía sea muy acorde con la
personalidad de Mariana y con la personalidad
de Cádiz en sí.
Para tu generación
el escaparate artístico ya no son tanto
los tablaos, es mas el teatro. ¿Cómo
te has curtido en el montaje de un tablao?, ¿de
pequeño has visto a los artistas en el
tablao?, ¿tu comenzaste en ellos?
– Tú bien lo dices, yo poco he vivido en
el tablao. No he tenido experiencia en el tablao,
pero te voy a contar una noche mágica que
me ofreció Blanca del Rey en el Corral
de la Morería. Blanca me invitó
a pasar al tablao. Los dos nos admiramos muchísimo,
nos queremos muchísimo, yo le guardo muchísima
admiración a Blanca y la vi trabajar con
un mantón de no sé cuanto peso y
no sé cuanta medida en dos metros cuadrados
que tiene el tablao y dije: “¿cómo
se puede tener tanto arte en tan poco espacio?,
¿cómo se puede sentir tanta energía,
como yo estoy sintiendo esta noche aquí?
¡olé!” Y sobretodo me salieron
muchos oles de mi boca. Ese fue el empujón
en el que dije: voy a intentar llevar la magia
que se cuece en un tablao en un sitio cerrado,
pequeñito, y solamente lo que voy a quitar
son los cubiertos, las comidas y las bebidas.
Vamos a dejar que el público se siente
y vea lo que tiene que ver que es bailar, cantar
y tocar la guitarra.
“Si cuidamos
esa joya que nos han dejado los mayores y la llevamos
con respecto al teatro, creo que estaremos aportando
algo más»
Has querido rendir
un homenaje al tablao que tuvo gran protagonismo
en otra época.
-¿Quién no se acuerda de los grandes
éxitos de los tablaos de los años
70? El mismo Camarón, Mario Maya, Güito,
Manuela Carrasco… pasaron los más grandes
por los tablaos. Eso hoy en día no sucede
y no tenemos que olvidarnos que el templo del
flamenco siempre fue el tablao. Si cuidamos esa
joya que nos han dejado los mayores y la llevamos
con respeto al teatro, con una mirada vanguardista,
que sea estéticamente aceptable y digna
en un gran teatro, creo que estaremos aportando
algo más.
Toda la responsabilidad
de lo que haces recaé sobre ti, bailaor,
coreógrafo, director.
– Sí, hay veces que es muy difícil,
pero en esta ocasión tenía muy claro
que quería dirigir este espectáculo
y como lo quería coreografiar. En otros
espectáculos he contado con colaboraciones
para la coreografía o para la dirección
artística. Para “De tablao”
lo tenía muy claro. He asumido la responsabilidad,
creo que con dignidad, sabiendo a lo que me arriesgaba
y espero que el público lo sepa entender.
Yo he gozado, ya me llevo mi propia recompensa,
que es haber disfrutado montando, dirigiendo y
coreografiando “De tablao” y luego
si a esto le sumamos que el público lo
ve así, el éxito será completo.
Y si me das la noticia de que he recibido el premio
al mejor espectáculo de baile que concede
esta página web, que viene del público,
eso es para mí un gran reconocimiento.
Entre todos tus colaboradores
has nombrado a tu tía Juana la del Pipa
, ¿con ella formas ya un tándem
inseparable?
– Para mí Juana se ha convertido un poco
en mi comodín, un poco en mi escudo protector.
Creo que cuando veo a Juana detrás de mí,
siento que estoy contando la verdad, que no estoy
engañando a nadie, porque si hay alguien
que mantenga la fuerza de la pureza, de lo más
tradicional, de lo mas arraigado, esa es la voz
de Juana la del Pipa y encima tengo la suerte
de que es mi tía.
Aunque tu bailas con
solvencia todos los palos, quizás lo que
engancha mas al público es esa picardía,
ese salero, ese pellizco a los que das rienda
suelta en los estilos más festeros. ¿Crees
que es tu punto fuerte?
– Sobre todo porque tengo claro una cosa y esto
los que bailamos lo entendemos. Para ser profesional
de la danza hay que pasar muchas fatigas: estudiar
mucho, sacrificarte mucho, tomar muchas clases,
romper muchas botas o muchas zapatillas, entonces
cuando ya tienes la suerte de estar en un escenario,
solo puedes gozarla. Tienes la obligación
de gozarla, porque ya hemos tenido muchas horas
de ensayo, de sacrificio, de gastarnos dineros
en maillotes, en mallas, en zapatillas, en maestros,
en pagar nuestras clases. Entonces no veo justo,
ni oportuno, que a la hora de levantar un telón
vayas a sufrir, por eso puede ser que yo me lo
pase tan bien en el escenario y sobretodo porque
cuando subo a un escenario intento hacer cómplice
al público de lo que acontece en escena.
“Cuando ya
tienes la suerte de estar en un escenario, sólo
puedes gozarla»
Algunos bailaores tienden
a los tradicional, otros a lo vanguardista, otros
a lo contemporáneo. ¿Cuál
es tu línea, cuál es tu camino?
-No soy quién para juzgarme, no lo hago,
porque no sé hacerlo. Yo me considero muy
fiel a mi propio criterio y me siento muy orgulloso
de nunca haber vendido mi alma al diablo. Yo soy
bailaor gitano de Jerez y creo que sigo manteniéndome
como un bailaor como tal. Por mucho que se este
evolucionando o revolucionando, fusionando o confusionando,
yo no quiero entrar en discusiones. Creo que quien
lo haga merece mi respeto, pero yo tengo que bailar
como siento y como siento es como se baila en
Jerez, como me enseñaron mis mayores, siempre
con la disciplina justa de mi edad, con la técnica
justa de mi edad y con la visión futurista
de llevar tu arte al mundo. Yo no quiero hacer
un falso localismo, porque la semana que viene
me marcho a Nueva York por lo cual ¿de
qué me serviría? Y después
viajamos a Londres, a Paris, ¡sería
absurdo!. Creo que tengo la mirada puesta en el
mundo, pero sabiendo de donde vengo, de Jerez
de la Frontera, del sur de Andalucía.
Tu das clases, cursillos.
¿Qué es lo que te gusta infundir
a la gente que va a esas clases?
– Yo aclaro que no me dedico a la enseñanza,
doy cursillos, algunas clases. Te hago esta aclaración
porque como yo no me considero un maestro, cuando
voy a hacer un cursillo considero que soy un colega
mas, un compañero que va a compartir lo
que sabe, eso creo que hasta ahora me funciona
genial, porque pienso que para la palabra maestro
hace falta tener mucho peso. Entro en un cursillo
pensando que voy a compartir mis experiencias,
las que como bailaor y ahora como director y coreógrafo
puedo permitirme compartir. No pretendo enseñar,
pretendo compartir, ¡mira! estas son mis
emociones, cuando me subo a un escenario siento
esto, mis pasos me funcionan de esta manera y
si os apetecen aquí están.
“Creo que tengo
la mirada puesta en el mundo, pero sabiendo de
donde vengo, de Jerez de la Frontera, del sur
de Andalucía».
Pero de tu experiencia
¿harás hincapié por ejemplo
en el movimiento de brazos?
-Ah, sí, sí. Yo tengo muy claro
que soy bailaor de brazos, evidentemente. Soy
bailaor de estética, soy bailaor de cuerpo,
de utilizar cada parte de mi cuerpo, desde el
tobillo hasta el último pelo de la cabeza,
porque creo que es nuestra obligación,
los bailaores o bailarines tenemos la obligación
de hacer de la expresión corporal nuestra
lengua. Mi cuerpo es lo que va a llegar al público,
sino sería cantaor.
Entre tus objetivos
¿te queda algún sueño pendiente
por plasmar?
– No soy de plantearme metas. De momento no tengo
metas en mi carrera. Una meta final sería
cansarme de bailar. Quiero seguir bailando hasta
que físicamente no pueda más. Los
bailaores tenemos unas limitaciones, me gustaría
que Dios me ayudara muchos años a bailar,
pero no me planteo metas. Mis metas son a corto
plazo. Mi meta es que el público se enamore
del flamenco cada vez que ve un espectáculo
y si lo hace con la compañía de
Antonio el Pipa, me sentiré genial.
