Entrevista: Sara Arguijo
En el último año todos parecen haberse puesto de acuerdo en situar a Antonio Reyes como una de las figuras más relevantes del flamenco actual por su cante sutil e intuitivo, su eco dulce y la frescura de su timbre añejo. En esta entrevista cuenta para deflamenco.com cómo está viviendo este momento tan dulce.
“Sentir el calor del público me gusta más aún que cantar”
Tiene una timidez de las que resultan creíbles. Se muestra vulnerable cuando baja inconscientemente la mirada y sus respuestas son breves. Sin embargo, resulta cercano, afable y familiar. De esas personas a las que rápidamente uno le confiaría su perro o invitaría a una barbacoa de domingo.
Antonio Reyes habla con tono relajado y pausado, como dándole importancia a cada una de las palabras que pronuncia, o a ninguna. Igual que hace con su cante, tremendamente sutil e intuitivo. De los que tienen arañada la garganta. Entre los corrillos de aficionados se comenta que fueron precisamente estos matices por los que se hizo con el Giraldillo en la pasada Bienal de Sevilla en el espectáculo ‘Cantaores’, donde compartió escenario con otra fiera del flamenco actual, Jesús Méndez. El jurado reconoció en sus actas su capacidad para “incorporar su personalidad al legado de los grandes maestros”. La polémica estaba servida: ¿por qué a él sí y no al de Jerez? Por supuesto, prefiere no pronunciarse. No le gusta hablar de sí mismo ni hacer alardes y esto, claro, potencia esa dulzura natural y esa prudencia elegida. Además, “Jesús es un gran cantaor y estoy seguro que tendrá su Giraldillo”, cierra la cuestión.
En cualquier caso, no ha sido el único ni el último gran reconocimiento que ha tenido el de Chiclana de la Frontera (Cádiz) en los últimos meses. Ha sido galardonado con el Premio Flamencoradio.com por ser el artista más destacado en 2014 y le han otorgado el Premio al mejor recital del año en la Peña ‘El Taranto’ de Almería, entre otros. Parece como si todos se hubieran puesto de acuerdo para realzarle como artista y situarlo entre las primeras figuras. “Soy consciente de que me queda mucho por aprender pero es cierto que siento que estoy en mi mejor momento artístico”, admite.
Evidentemente Antonio Reyes tiene autoridad para sostener esta afirmación. Es artista flamenco desde que nació –“nunca he hecho otra cosa”, apunta- y desde que debutara a los seis años en Ojén no ha parado de pasear su cante por peñas, festivales y teatros, formándose desde arriba, creciendo frente al público. Es decir, Reyes ha estado expuesto siempre ante los aficionados, equivocándose y rectificando. Por eso, se reconoce más seguro y “con mucha más confianza”.
“Lo que trato es de ofrecer mi verdad en el cante, sin ojana. No intento fingir”
Su voz se ha ido haciendo más redonda y lo que antes le podría haber limitado es lo que ha acabado por hacerle más reconocible. Cualquier cantaor sabe que lo más difícil es encontrar una personalidad propia, sonar a uno mismo. Y esto es, quizás, lo que más le aplauden a Reyes. La frescura marinera de su timbre añejo. Su eco melodioso. Su gusto exquisito. El ser capaz, como decía Félix Grande de Caracol de hacer de cada tercio una dentellada al aire o a la garganta de los que escuchábamos; en que, aunque cantase fandangos o zambras, su sonido siempre llevaba la dignidad de la seguiriya. “Yo lo que trato es de ofrecer mi verdad en el cante -apunta ahora más contundente-, sin ojana. No intento fingir. Sólo acordarme de los maestros (entre los que menciona a Camarón, Mairena o Caracol) e intentar ser yo mismo”, dice. Ni más ni menos que lo de él se espera.
“Jesús Méndez es un gran cantaor. Estoy seguro que también tendrá su Giraldillo”
Con esta filosofía prepara en estos momentos un disco “cien por cien flamenco” que espera sacar en mayo y para el que ya ha grabado una bulería por soleá y unos tangos con Manuel Parrilla. Además, contará también con la colaboración de Diego del Morao, Antonio Higuero y Manuel Valencia.
Claro que, pese a la agenda de conciertos que le espera en los próximos meses, la intención de Reyes no parece ser la de convertirse en estrella. Es de esos cantaores que precisan de distancias cortas. “Te puedes sentir inspirado en cualquier sitio, pero en las peñas se escucha muy bien el cante”, defiende. Tiene claro que lo que le hace sentirse artista es el público y que “sentir el calor de la afición me gusta más aún que cantar”. Le preguntamos: -Con esta racha, ¿cuál es su deseo artístico más inmediato? No se lo piensa: “Seguir como estoy, viviendo del flamenco y teniendo el respeto del público y de los compañeros. No puedo pedir más”.