Entrevista al guitarrista Rafael Riqueni

Rafael Riqueni

Rafael Riqueni

Silvia Cruz Lapeña

El tocador trianero presenta el 24 de junio un repertorio flamenco y una selección de temas de discos anteriores en la Suma Flamenca de Madrid.

“No me hubiera atrevido a tocar con Paco de Lucía en un escenario”

Rafael Riqueni dice que su guitarra es alegre muy pocas veces, que suena melancólica porque uno se contagia del ritmo de las calles en las que se cría, sevillanas en su caso, y de las cosas que le pasan en la vida. Recuerda sus inicios con cariño, los primeros premios, sus giras con Isabel Pantoja o Rocío Jurado, los aprendizajes junto a sus referentes como Niño Miguel, Serranito o Manolo Sanlúcar. “Yo no soy el único artista en mi familia: soy sobrino de María Jiménez, que es la más artista del mundo”, dice como queriendo quitarle mérito a lo suyo. Asegura que quince años fuera del circuito, luchando contra los demonios que le presentó el suicidio de su progenitor y los psiquiátricos, no han menguado su amor por la guitarra pero sí le ha infundido más respeto por el escenario. Habla de todo eso con calma y sin drama aunque habla de los muertos en presente: Enrique Morente, Paco de Lucía y su propio padre, quienes aparecen en la conversación varias veces como si estuvieran vivos. Llega a Madrid con un repertorio flamenco, acompañado de José Acedo y de Manuel Amador, al que ha elegido porque dice que le contagia la frescura que sólo puede tener un hombre cuando tiene 21 años. 

¿Cómo se plantea este concierto en la Suma?

He querido que sea muy flamenco. Hay temas de mi próximo disco Parque de María Luisa pero por lo demás, habrá tarantas, soleá y una fórmula que me está gustando mucho: los dos en uno. Meto dos temas de discos míos anteriores en uno solo. Me gusta y creo que a la gente también. Por lo demás, mi propuesta es ofrecer un recital muy flamenco dándole mi aire y mi manera de entender la guitarra.

 

Se acompañará usted de gente joven. Su sobrino José Acedo y Manuel Amador. ¿Qué les gusta de ellos?

Son dos fenómenos, me gustan mucho. Los números finales los hago con José y para la rumba me llevo a Manuel porque tiene un ritmo que me encanta, una forma muy juvenil de tocar. Y los mayores tenemos que acercarnos a los jóvenes, no sólo para contagiarnos de esas vitalidad sino también para aprender. 

Usted ha empezado a dar clases. ¿Qué puede aprender Riqueni de sus alumnos?

Pues acabo de terminar un curso que empezó en enero en la Fundación Cristina Heeren y puedo decir que es la experiencia más bonita de mi vida. Lo he pasado de maravilla, he aprendido muchísimo y me da mucha fuerza ver a gente tan joven con ganas de aprender y tocar. Tengo un alumno argentino que toca en la calle, saca unas monedas, se come el bocadillo y viene a clase. Admiro esa fortaleza y ese empeño en alguien tan joven que además transmite todo eso a su guitarra. 

¿Lo que se vive se traspasa a las cuerdas?

Sin duda. Yo soy de Triana y mi guitarra es trianera, pausada. Toco la soleá muy parada, despacio porque es el ritmo que he mamado desde pequeño en las calles. Pero hay más cosas. Yo he pasado muchas fatigas y por eso mi guitarra es tan melancólica, no tengo duda. 

 

Hablemos de esos pesares. ¿Cómo se afronta el escenario después de quince años fuera de él?

Con dificultad pero debo decir que vivo una etapa llena de luz y por eso está siendo más fácil. Cuando mi padre se suicidó, entré en una situación tremenda, estuve de psiquiátricos y viví como en el limbo. No dejé de trabajar pero no podía concentrarme, ni grabar, ni por supuesto crear nada nuevo. 

 

¿De dónde viene esa luz actual?

Pues de mi hijo Rafael, por ejemplo, que tiene 25 años y está conmigo. Me da una alegría inmensa. Y de mi nueva casa. ¡Es la primera vez que tengo una casa propia! Y de mi guitarra. Estoy feliz, encantado. 

 

Algunos artistas se quejan de no haber tenido infancia, de haber empezado muy pronto y de que el circuito de concursos es agotador ¿Qué le supuso a usted ser un niño prodigio? ¿Qué les recomendaría a los padres que tienen un niño con talento?

Yo repetiría lo mismo, sin duda. Fui feliz, estaba con mi padre, aprendí mucho y conocí a los mejores. Es duro pero si una familia tiene un niño con cualidades, no debe perder el tiempo. Yo gané el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba con catorce años y en Jerez gané con quince. Y repetiría sin pensarlo dos veces. 

 

Usted es ejemplo para otros que están por venir. Cite algún guitarrista joven que le entusiasme. 

José Acedo, sin duda, pues además de tocar de maravilla es productor. Me gusta mucho la originalidad de Canito y el toque de Manuel de la luz. En Huelva hay un chaval de 16 años que toca precioso: Álvaro de Mora y en Bilbao está Yago Santos, que es un portento.

 

Usted me ha dicho que la mano derecha de Paco de Lucía no se volverá a repetir. ¿Llegó usted a tocar con él? 

Toqué en privado pero no me da vergüenza reconocer que me daba miedo tocar con él. No me hubiera atrevido a tocar con Paco de Lucía en un escenario y creo que decir eso no me hace peor guitarrista. Además, aunque a veces me escucho y hay cosas que me suenan a él, sé que éramos muy distintos y teníamos cualidades muy diferentes. 

 

La música es terapéutica pero dígame hasta qué punto lo es para el músico. 

Para mi hay una parte terapéutica porque cuando cojo la guitarra y puedo seguir un hilo, se convierte en una droga. Liberas mucha adrenalina y no puedes dejar de tocar, te ayuda a abstraerte. Ahí no hay problemas, ni nervios, ni nada. Esa es su parte sana. La menos buena es la parte de la creación. Yo creo que todos los músicos somos un poco atormentados y eso se agudiza en el proceso de creación. 

 

¿Qué le obsesiona cuando compone?

Lo que más me preocupa es no engañar al público, ser honesto con quienes me escuchan y me siguen es lo que más me preocupa.

 

Háblenos un poco del próximo disco. ¿Para cuándo está previsto?

Pues espero poder entrar a grabar Parque de María Luisa en agosto y que esté listo en otoño. 

 

Dice que son recuerdos de un parque muy especial para usted, de toda una vida. Suena a que le va a quedar melancólico.

Pues sí, porque yo lo soy pero como en la actualidad me siento feliz, estoy seguro de que se va a notar en el resultado final.


Salir de la versión móvil