Entrevista: José Manuel Gómez Gufi
Fotos: Marta Vila
Rycardo Moreno. Cuatro citas y un pedazo de guitarrista.
I Parte.
Rycardo Moreno es de Lebrija. Su disco “Varekay” es la contundente muestra de que vivimos en la edad de oro de la guitarra flamenca. En una semana el periodista se encuentra cuatro veces con el guitarrista.
CITA 1. CON MAUI, UNA RUMBA Y UNA SOLEÁ
En la puerta de la sala Galileo de Madrid Rycardo Moreno comenta la jugada tras intervenir en el concierto de presentación de Maui. Ha tocado dos temas, los que ha grabado en el disco, una rumba y una soleá, y la cantante de Utrera ha puesto énfasis en que es vegano, que se alimenta de semillas.
-¿Y aguantas sin filetes?
Rycardo- Ni carne, ni pescao, ni huevos, ni leche.
Tenemos un cita para hablar de su disco “Varekay”. Hace poco me dijo Lin Cortés asombrado ¿No conoces a Rycardo? Luego me di cuenta de que era el productor del “Infundio” de Tomás de Perrate y que también estaba implicado en “Lebrija son” de Yelsy Heredia. Dos discos que me vuelven del revés.
CITA 2. LA ENTREVISTA
La conversación se celebra en Karonte. Rycardo tiene muchas ganas de contarlo.
Tras la conversación decido que tiene que venir a mi programa de radio “Planeta Jondo” sintonizamos. Supongo que su curiosidad hacia el jazz y otras músicas es comparable con mi curiosidad hacia el flamenco.
CITA 3 LA JAM DEL CAFÉ BERLIN
Rycardo es el artista invitado en la jam de Diego Guerrero en el café Berlín. El local está medio vacío y me lo encuentro calentado con su guitarra en un rincón.
Rycardo-¿Qué te ha parecido el disco?
-Me he equivocado en la manera de escucharlo.
No es habitual dar explicaciones sobre cómo te enfrentas a un disco pero en el de Rycardo confieso que me perdí al intentar buscar referencias.
-Igual es que le falta al disco el single, el “Entre dos aguas”
-Eso es lo que no quería hacer. Estaba harto de que la gente me conociera por una canción.
Rycardo sigue calentando mientras saluda a un rosario de músicos que le desean lo mejor. Rycardo no esconde su admiración hacia sus colegas. Por la tarde me había llegado su mensaje de que iría a la cita del día siguiente en el programa de radio con dos músicos más
-Creo que voy a ir solo a tu programa de radio, me dice.
-Como te sientas más cómodo.
Un buen rato después llega Diego Guerrero le presenta y la música de Rycardo inunda el local.
Aprovecho el descanso para volver a casa rumiando la mejor manera de presentar “Varekay”. Llevo un par de días escuchando el “Kind of blue” de Miles Davis. Hay paralelismos con “Varekay” salvando todas las distancias.
CITA 4. EN UN PLANETA JONDO
-¿Qué tal acabó la noche en el Berlín?
-Bien, luego apareció Alaín Pérez y se armó una gorda. Pero el público de ayer estaba más frío que otras veces.
-Es lo que tienen las jam sessions que no hay dos iguales.
Rycardo va a tocar dos temas en directo en el estudio de Gladys Palmera. Es un guitarrista minucioso, después de calentar un buen rato se toma su tiempo para ecualizar a su gusto el sonido de su zapato. Luego le pido que me toque su versión de “Blue in green” del “Kind of blue”. Me pierdo escuchando su música, me suele ocurrir cuando esos sonidos te invitan a soñar.
LA ENTREVISTA: SIGUIENDO LAS HUELLAS DE “VAREKAY” (parte primera)
¿Estuviste en Senegal con Raimundo Amador?
-No, yo hice parte de su gira “Medio hombre, medio guitarra” Voy ahora con “Varekay” el 21 de mayo a Cabo Verde y Senegal. Es a través de la embajada. Tocamos en una ciudad pequeña que es patrimonio de la humanidad, en la plaza, una cosa superbonita.
¿Qué es “Varekay”? ¿Qué querías contar?
Es un concepto muy amplio, muy filosófico. Lo que trato de transmitir son varios conceptos dentro de una palabra. “Varekay” significa “en cualquier lugar”. Una palabra en romaní, trato de reivindicar la lengua gitana que perdimos en la España de los Reyes Católicos, de las persecuciones, del maltrato que sufrimos nuestra raza. Creo que es un buen momento para que os jóvenes gitanos empecemos a recuperar nuestra lengua. “Varekay” está dedicado a mis mayores, a mis ancestros que no están físicamente. A ellos les digo “en cualquier lugar donde estéis, en cualquier lugar conmigo permanece, vaya donde vaya. Musicalmente hablando es un paseo por el mundo. Los viajes que he tenido.
-En cualquier lugar donde estés… encontrarás a un gitano con el que te entenderías si supieras hablar romaní.
Pues sí (risas). En el disco está la raíz flamenca de Lebrija, de mi familia, un sello de peso en el compás, en el soniquete.
Hablemos de la familia ¿De dónde vienes?
Una familia gitana por una parte, por otra parte de los primeros negros que llegan a Lebrija, por parte de mi padre. Me he criado en una casa donde se ha escuchado cante toda la vida. Mi abuela, sobrina de La Rumbilla, una de las cantaoras más importantes de Lebrija, con estilo propio, sello particular. Mi abuela, sobrina de Diego Flores ”El Lebrijano” un cantaor de mil ochocientos que inventó la debla.
-Osea que no dejó cantes grabados.
-No.
-Está en la memoria de los antiguos. Así que no llegamos a saber cómo ha cambiado en el paso de padres a hijos.
-Nuestra cultura siempre se transmite de generación a generación. No hay nada escrito. Y si lo hubiera habido nos lo habrían quemado. Lo enriquecedor de todo esto es que tú me lo trasmites a mí a tu manera y yo se lo voy a transmitir a mi hijo a mi manera.
¿Y quién te enseñó a tí?
Mi abuela, mi tío, mi padre
¿Y el guitarrista de la familia?
Mi padre, pero no es de profesión guitarrista. Mi padre tenía un bar en Lebrija donde pasaban todos gitanos, y no sólo los de Lebrija. Paraba el Agujetas después de trabajar en la Bienal porque allí siempre había cante. Por allí pasaban Miguel Funi? Aurora Vargas, José Mercé… Todos los cantaores que te puedas imaginar. Yo tenía ocho años, salía del colegió, llegaba al bar para comer y me encontraba un pedazo de fiesta…que, a lo mejor no tenía ni hambre.
¿De qué año eres?
Del 81, tengo 33 años.
¡Qué jóven! ¡Qué asco! Háblame de las diferencias entre Lebrija y Utrera ¿cómo os lleváis?
Increíblemente bien
Pero ¿Hay diferencias?
Siempre. Utrera tiene un estilo por bulerías, el cuplé que viene del bolero, de Antonio Machín, de la copla. Lebrija tiene un estilo por romance.
-Ya, en Utrera Bernarda o Bambino
Pero después hay mucha similitud. La soleá de Fernanda puede ser perfectamente de Lebrija, hay una hermanamiento muy grande.
-La soleá de Fernanda, cómo duele eso
-La soleá tiene una sabiduría y esa manera de expresar la melodía, la armonía. Lo que te digo, te remueve to.
¿Cómo pasas de la afición a la profesión?
Yo trabajaba en el invernadero cortando claveles. Tenia 18 años, trabajaba en el invernadero de mi padre, estaba otra cantaora…
Un momento. ¿se puede cantar mientras se cortan flores?
Todo, yo compuse el disco de “Ojana Ná” en el invernadero y fue un éxito. Llegaba a la casa y tenía un tema nuevo. Luego en casa estudiaba guitarra.
Espera, si un martinete se creaba a partir de yunque y martillo ¿a tí el compás te salia con el corte de las tijeras?
Sí, pero yo cortaba menos que el resto. (risas)
El paso siguiente es…
Una gira con grandes músicos de Sevilla y me voy metiendo en la música cubana y en el jazz. A estudiar la guitarra. Pero he tenido muchas etapas. Cuando era niño tenía un grupo de 14 niños, nos llevaba un fraile Fray Juan. Nos pasábamos el día tocando. Un día estaba tocando en la iglesia una misa y una de las mujeres de más dinero del pueblo dijo. “A ese niño le quiero pagar la universidad de música donde él quiera”. Y yo decido que no me quiero ir de Lebrija.
-¡Vaya! Y cómo fue la discusión con tu familia?
Tenía 14 años y me pagaba cualquier universidad pero yo tenía un rollazo con los 14 niños, estaban mis primos y nos pasábamos el día tocando y yo digo que no quiero dejar de vivir ese momento. Y ella dice bueno pues te lo pago en Jerez o en Sevilla y entonces me voy a Jerez a estudiar con Antonio Jero “Cagalera” vive en en el barrio de Santiago pero es de Lebrija.
¿Qué diferencia hay entre lo que te llevabas de Lebrija y lo que te encuentras en Jerez?.
Imagina el toque de Jerez, tan rico, tantas dinastías… los Moraos, los Parrilla, los Jero. Se enriquecen entre ellos.
Ah el soniquete de Jerez
Yo no llego a eso, yo siempre hago el toque de Lebrija. Antonio Jero me ponía falsetas de Tomatito, de Vicente Amigo, las suyas. Cosas más avanzadas de lo que yo tocaba en Lebrija, que lo que hacía era acompañar al cante. Con él empiezo a distinguir un toque del otro. En Lebrija era la afición y el día a día. Con él empiezo a entender la guitarra.
——– Fin de la primera parte —————–
En la segunda parte:
- Encuentro con Diego del Morao
- Camino de Nueva York
- En Roma con Rumi, una soleá iraní.