Sara Arguijo
Fotos: Ana Palma
Hablamos con Rosario Toledo por su nuevo espectáculo «ADN» estrenado en el Festival de Jerez y recientemente presentado en el ciclo Flamenco Viene del Sur de Sevilla.
“En el baile flamenco sobra tensión”
Anotamos este titular antes de ver el espectáculo del que nos habla, como intuyendo que es en esa idea en la que Rosario Toledo ha encontrado su mejor hallazgo y donde marca su mayor diferencia. Ella misma reconoce que hace falta tener trayectoria para dar con la tecla de lo que se es y lo que se quiere, para saber qué nos convierte en genuinos. Luego, además, hay que manejar la respuesta inteligentemente y convencer al público con lo que somos capaces de ofrecer. Precisamente, lo que ha logrado la bailaora indagando en su ‘ADN’, nombre de la nueva propuesta con la que ha arrasado en el Festival de Jerez y en el ciclo Flamenco Viene del Sur de Sevilla. Y esto último sí que lo decimos a posteriori.
Es evidente que la gaditana no es la única bailaora conceptual, creativa y con dotes dramatúrgicas del panorama flamenco actual. Tampoco la única innovadora, vanguardista o atrevida entre sus contemporáneas. Pero Toledo sí que ha sabido construir con todo eso un sello personal y convertirse –que podría cantar Sabina- en la más moderna de todas las flamencas y la más flamenca de todas las modernas.
Es decir, si agotó las entradas del Teatro Central en el día de su estreno en la capital andaluza con espectadores de lo más variopintos y muchos compañeros de profesión fue porque Rosario genera sorpresa y unifica. Ha sabido tender un puente entre los puristas y los aficionados culturetas con un baile luminoso, canalla, natural y pícaro que muestra desde el humor la tragicomedia que es la vida. Ya sea en su revisión nocturna de la milonga de Pepa Oro con bolso y luces discotequeras, desnudándose por tanguillos, riéndose de su sombra en los fandangos del Chacarrá, emocionándose con las profundas soleares de Juan Villar o convirtiendo las alegrías en penas y las penas en alegrías. De Cádiz tenía que ser…
“ADN es un viaje iniciático en el que me reivindico como persona y como artista”
-¿Por qué ‘ADN’?
-Pues porque quise buscar la esencia que tengo y me di cuenta que además de ser mujer y artista, uno de los factores que determinan tu personalidad es el lugar donde naces. Por eso empecé a mirar qué herencia me ha dado mi tierra en su vertiente flamenca, cómo ha afectado su idiosincrasia en mi carácter y en mi baile.
-Y como resultado esta propuesta se ha convertido en un canto a ese espíritu de supervivencia tan de su tierra…
-Por supuesto. De hecho, lo que me ha costado más esfuerzo trabajar en la escena han sido los continuos altibajos dramáticos que exige el guión y que no vienen sino de querer reflejar la propia vida. Tenía muy claro que en esa búsqueda personal tenía que estar el sentido del humor que me ha salvado tantas veces -entendido en su concepto más amplio- pero también la soledad o las inseguridades a las que te enfrentas como artista. ‘ADN’ es una forma de decir se acabó, hay que tirar hacia delante.
-¿Cree entonces que ahora es necesario reivindicar ese arte genuinamente gaditano?
-Creo que ahora hay una nueva generación de artistas de la que me siento muy orgullosa y que si mi trabajo contribuye a que la gente conozca ese Cádiz flamenco, bienvenido sea.
-En este sentido, ¿cuáles han sido sus referentes?
-Hay muchísimos, Chano, el Beni, Manolo Vargas, La Perla, Mariana Cornejo… Me gustan todos y además creo que todos son muy diferentes pero comparten la misma característica. Son flamencos creadores, que hacen las cosas a su manera.
“Me interesa el Cádiz creador”
-¿Y de esa generación actual de la que dice sentirse orgullosa?
-Pues en el cante, por ejemplo, mi David Palomar que para mí representa un Cádiz nuevo y distinto frente al maestro Juan Villar con el que tengo la suerte de haber podido contar y que es pura sabiduría. Además de David, está José Anillo que es la prueba de que no se ha roto el cordón del cante viejo gaditano. Además, ninguno de los dos copia a nadie y llevan a Cádiz donde van. También está Encarna Anillo, que es una artista maravillosa. Y en el baile… Eduardo Guerrero, María Moreno, Ana Salazar, Juan y Pili Ogalla, El Junco… En fin, hay una cantera impresionante para elegir y para todos los gustos. Me interesa mucho este Cádiz creador.
“El tanguillo de la Guapa de Cádiz es un homenaje a Mariana Cornejo y a la gracia gaditana”
-Mencionaba antes a Mariana Cornejo, ¿el tanguillo de la Guapa de Cádiz está en el espectáculo por ella?
-Claramente sí. De alguna forma en este tanguillo está la capacidad que hay en Cádiz no para cantar sino para contar las cosas, para narrar. Por tanto, es un homenaje a ella pero también a la gracia gaditana. En mi caso, he traído la letra a mi terreno como una respuesta personal a todas las críticas que recibimos para decir basta ya.
-Viendo la respuesta del público a las piezas más cómicas ¿cree que está el flamenco necesitado de humor?
-Puede que sí. Es verdad que es algo difícil de manejar y que no siempre ha estado igual de valorado. Pero lo que no puede ser es que se esté bailando por alegrías desde el apretamiento o la tensión. Hace falta ver a los bailaores con las caras relajadas y disfrutando de lo que hacen. Mi forma de entender el baile es así. Si me está cantando Juan Villar procuro vivir ese momento intensamente y expresar todo lo que me produce. No ajustarme a una coreografía que me tenga encorsetada.
-Usted, de hecho, habla constantemente del proceso creativo, del concepto…
-Sí, pero es que es así como estoy acostumbrada a trabajar. El baile es el canal desde el que libero mis emociones. Me gusta que las cosas vayan fluyendo. En esto me ha ayudado mucho mi profesor de Pilates (risas).
“Si no tuviera el flamenco habría momentos donde no sabría dónde ir”
-Y después de buscar su herencia genética, ¿cuál ha sido su mejor hallazgo?
-Comprobar que si yo no tuviera mi baile, mi arte, mi flamenco, probablemente habría muchos momentos donde no sabría dónde ir. Es decir, ha sido un viaje casi iniciático que me ha servido para reivindicarme en lo que soy como persona y como artista.
-¿Podría entonces Rosario Toledo haber llevado a cabo este espectáculo antes?
-Qué va. Tiene que haber una madurez. Mirar atrás para ver lo que has hecho, al lao para ver lo que tienes y adelante para ver lo que buscas. Al principio vas actuando de una forma más espontánea y esto es un espectáculo para el que es necesario asentarte. Ahora tengo claro qué tengo para ofrecer.
Video Rosario Toledo «ADN» – Festival de Jerez