Texto: Silvia Cruz Lapeña
Fotos: Remedios Malvarez / Paco Barroso (b/n)
La cantaora y compositora trianera estrena «Delirium Tremens», su tercer álbum.
“El flamenco es una carrera de fondo y no se puede decir que alguien lo ha revolucionado porque ha grabado dos o tres discos”
En una tanda de preguntas cortas y respuestas rápidas, sólo hay una que Rosario “La Tremendita” no contesta como un rayo: ¿Es el aficionado flamenco más exigente que el de otras músicas? “Difícil pregunta”, dice y es suficiente respuesta. En esta parte de la entrevista cuenta que su principal miedo es perderse a sí misma, que las palabras que más emplea son “miedo y libertad”, puro contraste, y que le gustaría tener más memoria que la que tiene porque se le olvida todo.
De sus bienes materiales, no salvaría nada más que sus instrumentos, con lo que recuerda que ella no sólo es cantaora sino también música, compositora y letrista. Su aparición cantando y tocando el bajo en el último show de Andrés Marín, “Don Quixote”, es buena muestra de sus inquietudes. También lo es Delirium Tremens, su tercer disco tras A tiempo y Fatum. Cree que en el flamenco se lee poco y cuando se le pide que cite un libro, habla de la Poesía completa de Anne Sexton (Linteo, 2013), alejándose de los versos y los estilos más trillados en el mundo jondo.
Agradecida
“En el arte es más difícil mentir y cuando una hace un trabajo tan personal, es muy complicado ocultar cómo me siento”. Rosario reconoce de esa forma que Delirium Tremens es una confesión en toda regla. No hay en el disco chismorreos, pero sí estados de ánimo y sobre todo el reflejo de las fases emocionales por las que ha pasado en lo que ella describe como “una crisis personal que duró casi cuatro años”.
En Delirium Tremens le influye Anne Sexton pero también José Ángel Valente y se le nota en los temas y en el tono, pero la mayoría de las letras son suyas. “También hay letrillas populares y dos regalos: la que escribió Carlos Marquerie, ‘Mi infierno es tu gloria’, y otra de Rocío Molina, ‘La lava ablanda la paja’, una especie de trabalenguas muy de su estilo que no dice nada y lo dice todo y por eso cada cual tendrá que hacer su propia interpretación”.
Liberada
La cantaora de Triana confesaba hace tres años en esta revista que vivía un momento en el que creía que debía “demostrar menos y disfrutar más”, pero hoy reconoce que aquello no era del todo cierto. “Mantengo lo del disfrute y lo elevo al cubo. Sin embargo, en aquel tiempo decía esa frase para ver si me la creía y se hacía realidad, pero no la aplicaba. Ahora sí, ahora estoy en esa etapa”.
En su nuevo disco hay rumba, serrana, bulerías, zambra, cantes de levante y abandolaos, romance o soleá de Triana, pero que nadie busque los palos en su forma reglamentaria porque “La Tremenda” ha tirado por ecos más contemporáneos donde se escuchan trombones, su guitarra eléctrica, el piano y la batería. “Es un trabajo experimental, pero con una raíz muy tradicional porque ambas premisas son imprescindibles para mí”.
Una nueva generación
Rosario dice que se siente liberada, que estos años de pensar y buscar el modo en que quiere hacer las cosas han tenido premio. “Yo empecé con cinco años en las peñas y me ha costado mucho salir de ahí y hacer mi camino”, dice pero asegura que no tendría problema en volver a actuar en una peña porque en ellas aprendió mucho de cante, disciplina y responsabilidad.
Habla con bravura y energía quien dice no tener tiene ninguna intención de revolucionar el flamenco. Cree que se abusa mucho de ese término. “Hay una generación que esta haciendo cosas distintas, que somos valientes y tenemos un discurso, pero el flamenco es una carrera de fondo y no se puede decir que alguien lo ha revolucionado porque ha grabado dos o tres discos”. Pone el caso de Enrique Morente como ejemplo de lo que fue un antes y un después y añade que “para hablar de cambio o de aportación real tiene que haber una carrera larga y que pasen años para comprobar lo que un artista ha aportado.”