Entrevista a Rocío Márquez.

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Entrevista & fotos: Rafael Manjavacas

Rocío Márquez nos habla de su último proyecto, «El Niño. Andando por los campos marcheneros» que acaba de salir en disco donde homenajea al inigualable Pepe Marchena.

Un disco con referencias al Marchena “clásico” por un lado y al Marchena “creador” por otro, siempre desde el punto de vista valiente de Rocío Márquez.

Nos encontramos con Rocío en Madrid, en la promoción del mismo, aún lo estamos asimilando entre admirados y sorprendidos, el trabajo que ha realizado la onubense, tomando como referencia a uno de los grandes del Flamenco, José Tejada “Pepe Marchena”. Y con los ecos de la crítica y público que tuvieron la oportunidad de ver su presentación en la Bienal de Sevilla.

Andando por los campos marcheneros, que  no debe de ser fácil. Menudo reto te has marcado.

Marchena era la figura que me proponía los retos que en esto momento necesitaba tener, tanto en la parte más clásica, como en su parte más creativa. Me apetecía andar por esos campos, era una necesidad que parte de la admiración que siento por su figura. Una vez que te metes en su mundo,  te va atrapando y te va llevando a más… de hecho,  el planteamiento del disco ha ido cambiando según más me iba metiendo. Un proceso muy interesante, un reto atrevido, si quieres, pero que motiva mucho. 

¿Quién te animó a hacerlo?

Ha sido idea mía, con las personas que lo hable  de hacerlo me apoyaron, aunque también me avisaron, si estaba segura.

¿Quién te desanimó a hacerlo?

Me quedo con los que me animaron, ha sido una experiencia estupenda todo el proceso y ahora estoy empezando a disfrutar el resultado.

Pero si es cierto que Faustino Núñez te avisó de las dificultades.

Me hizo planteármelo, y se lo agradecí… Es un trabajo que hay que hacer desde la conciencia, ya sabemos cómo es el tema de la afición en el flamenco. Desde el principio dije, que mi intención no era imitar a Marchena, no tendría sentido, Pepe Marchena era un fenómeno y hacía lo que quería, yo solo intento hacer una propuesta alrededor de su personaje, todo lo que me inspira, no solo sus cantes, transmitía mucho más, la creatividad, esa libertad, creo que la tienen como pocos.

Ahora hay menos libertad.

Con el tema de la tradición hay un arma de doble filo, amamos tanto la tradición, con el miedo a que se pierda, que se tiende a agarrarla, precisamente agarrándola es como se pierde.

Pepe Marchena fue muy importante en su tiempo, pero quizás no haya sido valorado como debiera, visto desde la perspectiva de ahora.

Se han pasado por muchas etapas, como en  cualquier arte, siempre ha tenido sus corrientes, momentos en que lo que prima es la voz laína, la más dulce, el gusto por la estética, y otros momentos en el que se le daba más importancia a la fuerza, al desgarro… por péndulo histórico creo que estamos volviendo a esa manera más dulce.

Aunque parezca que esto es una declaración de intenciones a esa forma, a esa estética, es un sí a que cada uno exprese lo que siente. Así lo siento yo,  quien lo sienta de otra forma que lo haga como lo sienta. Lo interesante es tener propuestas y que cada una las pueda expresar como quiera, siendo coherente. 

Con este trabajo reivindicas la figura de Pepe Marchena.

Sí, yo lo admiro muchísimo y en este trabajo es el referente, pero hemos tenido cuidado en que no se vea como un “homenaje a… “ minusvalorando al resto, lo que más me interesa de él es la libertad, implica valorar otras maneras de hacer.

Una vez tomada la decisión de hacer el disco, ¿cómo se afronta la selección de cantes, la interpretación de las mismas, recreaciones?

Ha sido muy interesante, un trabajo con temas clásico y otros más abiertos, los clásicos he seguido la propuesta de Faustino Núñez. Se grabaron del tirón, casi en directo, se grabaron tres veces los temas y se eligió lo que más nos gustó. 

La selección la hemos hecho entre los dos, obviamente tenían que estar los cantes de ida y vuelta, el punto, la milonga, la guajira, los cantes más populares de Marchena, los que se asocian a Pepe, igual que los fandangos, también tenían que estar. Y las plañideras –como él decía las seguiriyas-, por solea, ese punto que le daba tan interesante… y los cantes libres taranta, levantica, por malagueña… intentar mostrar un abanico amplio. 

¿Qué guitarristas te han acompañado?

Maravillosos, Manolo Herrera –que siempre va conmigo-, Manolo Franco, Pepe Habichuela -que acompañó a Pepe Marchena en vida- es muy interesante ver las distintas escuelas o maneras de acompañar, ver cómo te pueden llevar a un lado o a otro. El ‘Tres cubano’ de Raúl Rodriguez, dentro de la parte clásica, para la guajira y el punto cubano ha ido genial.

Pepe Marchena no se planteaba si una cosa era o no flamenco, simplemente dejaba que saliera y lo que quedaba es lo que a él le servía. 

Y en la parte más creativa, ¿de quién te acompañas? 

La parte más abierta, la ha producido Raúl Fernández “Refree”, usando una metodología totalmente diferente. Me fui a Barcelona, estuve allí mes y medio con él… toda una experiencia, ese punto de respirar la verdad, sin problemas en poner límites. Esa es mi propuesta, donde tenía la necesidad de hacer… sin intentar gustar a todo el mundo, yo necesitaba tirar por ahí. Ese punto abierto de ir haciendo pruebas y dejar fluir… ver un tercio que me gusta y ponerle música. 

Y como ves tú que reacciona el público en esa parte más transgresora, ¿como te  fue en La Bienal?

En el público vi buena reacción, creo que era bastante abierto, no creo que estuvieran solo los aficionados a Marchena. Ese día salimos encantados y me parece que la gente disfrutó, la crítica es otro tema. 

La crítica también fue a buscar a Marchena en ese concierto.

Todo lo que es constructivo yo lo escucho, lo que no, lo ignoro, soy tan drástica para una cosa como para la otra… yo estoy muy satisfecha con el trabajo. 

Si antes de escucharlo ya llevan la idea en cómo se debería ir, por un sitio o por otro… no dejarían espacio a los creativos, al momento, dejar espacio a nuevas propuestas. 

Escuchar el disco antes de ir al concierto, les puede ayudar, para ir avisados. A los que van al concierto con una imagen preconcebida y superestructurada esperando escuchar una cosa u otra…   Para mí,  es más fácil un recital de guitarra y voz, pero me apetece apostar por este formato y creo que es más interesante. 

Me preocupa que haya gente que se quede en la superficie, escuchar un nombre y creer que va a ser una imitación y una reivindicación de ese nombre a muerte, para mí, el fondo y la esencia van mucho más allá, por eso no quería que nos quedáramos  en eso. 

En una crítica de tu concierto en la Bienal, se decía que había que desenmascarar a Pedro G. Romero. Desenmascáralo.

Yo estoy encantadísima con su trabajo, todo lo que sea rodearse de personas que aportan, que te enseñan, que te abren camino que no llevas andao. Siempre pasa cuando no se sabe bien que es lo que se está haciendo, se puede reaccionar interpretando la sorpresa como algo positivo, de cambio, sin tener que negar la anterior,  o  se puede reaccionar cuando se ve algo que no sé sabe lo que es… sin referencias históricas, como el miedo a perder lo puro, pero bueno, hay que respetar todas las posturas.

Pero Pedro G. Romero ¿qué es lo que ha aportado al disco?.

Yo le comenté, me dio su opinión, en algunas cosas hemos estado de acuerdo y en otras no, pero él ha sido en el tema de la imagen, la portada del disco, ponerme a mí con el pelo muy estirado, ese punto masculino, básicamente en la estética del disco, intentando buscar otro punto de vista. Yo creo que la imagen que se ve, corresponde a lo que es el disco.

Me proponía maneras en las que no me había visto.

¿Y esa granaína invertida? cuéntanos que es lo que has hecho ahí.

Yo la iba a grabar normal, en la parte clásica, con la falseta de Montoya, pero ya estaba la malagueña, la taranta… me apetecía darle una vuelta de tuerca, así que lo dejamos para la otra parte. Hablando con Refree, le dije que quería invertir los papeles, la melodía que yo canto es la de Montoya y las respuestas que doy, los acordes que doy,  son las respuesta de guitarra, no inventamos nada… sólo un cambio de papeles, una propuesta, me hacía falta para reproducir las melodías sin que fuera demasiado evidente. Pusimos el texto de Benedetti que me gustaba, con la base de la falseta que Montoya acompañaba, hacerla con la voz… son sólo dos cuerdas, la guitarra tiene seis, pero jugando con la polifonía… dando las distintas notas. Y con la guitarra de Miguel A. Cortés,  que es un fenómeno, cogiendo los melismas de Marchena, un intercambio de papeles que requiere mucho cariño y confianza.

Y la historia de “El Venadito”.

A partir de la teoría de que proviene del zortziko vasco y corrido mejicano… la curiosidad era ver el origen, cuando él lo creo… ¿Qué tenía Marchena en la cabeza? Así que tiramos por ahí, con el corrido mejicano, intentando recuperar el proceso que hizo en el momento de crearlo. 

Y en “La Rosa”,  dudé mucho si poner ‘La Rosa’, ‘Otra Rosa’, ‘La Rosa 2’… una pieza de Marchena que me gusta mucho y le intentamos poner  otra letra, pero con la temática de la rosa, musicándola con instrumentos que pensamos que podían adornarla, nos gustaba el sonido y por ahí tiramos.

Esa locura de ‘Los esclavos’… con el Niño de Elche.

Es una historia muy interesante, a partir de unos textos del “Gitano de oro”, que él hacía cuando iba con Marchena… nos apeteció mucho recuperarlo… además Paco ya lo había hecho antes, así que lo tomamos como punto de partida.

Y ese caramelo que es el “Castillo Invulnerable”.

Hicimos dos versiones… entre unos y otros, no sabíamos cual elegir, así que me pareció divertido poner las dos versiones. 

 

 


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