Entrevista: Manuel Moraga
Fotos: T. Jarrín
«Estoy interesado únicamente en la belleza intrínseca del cante y en la reivindicación de los autores»
Para quienes nos gusta el flamenco hecho desde el rigor, para quienes defendemos que la personalidad es fundamental en el arte, y creemos que ser personal no es lo mismo que tener personalidad, esta novedad discográfica de Rafael Jiménez “Falo”, titulada “El Cante en movimiento”, es una gran noticia. Estamos hablando de uno de los cantaores con más conocimientos y con más capacidad de reflexión que podemos encontrarnos hoy día: no es un juicio de valor, sino hechos demostrados independientes de las militancias particulares de cada aficionado. Rafael Jiménez “Falo” sabe perfecta y exactamente lo que canta y por qué lo canta de la forma que lo canta. Solo desde esa interiorización de la información musical se pueden elaborar conceptos. Y solo desde ese conocimiento puede surgir una obra como “El Cante en Movimiento”. Más de una vez le hemos definido como “flamenco de autor”, pero yo iría más allá todavía: Falo es un flamenco de culto.
Lo primero que llama la atención es el título del trabajo: “El cante en movimiento” ¿a qué responde? En la presentación del disco a los medios, el pasado 19 de octubre, en el Espacio Escénico las Tablas de Madrid, el crítico Alfredo Grimaldos destacaba que hace ahora justamente 15 años vio la luz tu primer disco “Cante gitano”. ¿Por qué tanto tiempo para volver a grabar? ¿es decisión personal? No es por compararme, ni muchísimo menos, pero por ponerte un ejemplo: el disco más importante del siglo XX quizá sea el recopilatorio de Tomás Pavón, que da escasamente para un CD. Hay artistas que durante todos estos años han grabado muchísimos discos, pero no sé si verdaderamente eso les ha ayudado mucho. Yo no lo he hecho por una cuestión mediática, sino por tratar de aportar algo, que me parece que es más importante. Ahora bien, dicho esto quiero añadir también que volver a llenar el saco de ahorros requiere mucho tiempo, y 15 años me parece un buen periodo para reflexionar e indagar. Tampoco es que haya estado parado en absoluto, porque parece que cuando no grabas un disco, estás parado: he estado haciendo música continuamente, por ejemplo, para Belén Maya, para Manuel Liñán, Marco Flores, Rocío Molina… Mi trabajo ha sido constante. También he tenido una experiencia muy interesante haciendo música en Finlandia con la compañía de Kaari Martin. Y he colaborado en trabajos discográficos de otros artistas. Ahora, hacer un trabajo en solitario y tratar de que aporte algo y tenga vigencia, lleva muchísimo tiempo; es un trabajo de investigación y de reflexión muy complejo. Un disco se puede realmente grabar en una tarde o dos, pero no es el caso… “He puesto en este disco todo mi capital musical” Nos encontramos ante un trabajo no solo de contenido muy diverso, sino también lleno de contrastes, de ambientes diferentes, con piezas conceptualmente muy distintas unas de otra. Cada una tiene un universo sonoro peculiar: no tienen el mismo sonido, ni el mismo concepto de arreglos los tangos que las soleares, por ejemplo ¿cómo es tu proceso de construcción de una pieza?
Te preguntaba antes por tu proceso de “construcción”, y esa palabra no ha salido por casualidad, sino que en tu caso, para mí tiene un doble sentido: no solo el de armar una estructura, sino también quiero referirme a la construcción frente a la deconstrucción… En los últimos tiempos parece que innovar fuera necesariamente sinónimo de deconstruir. En el baile lo hemos visto mucho, quizá demasiado. En el cante, no tanto, pero también se ha intentado… sin embargo, tu proceso es justamente al contrario: intentas aportar construyendo: estudiar un cante para enriquecerlo más si cabe extrayéndole la máxima belleza posible con arreglo a cómo fue pensado, es decir, sin desvirtuarlo… Cuando llegué a Madrid, allá por los años 90, me daba mucha pena lo que pasaba con el cante: estábamos, por ejemplo, en una actuación maravillosa con el maestro José Antonio Galicia, y tocando Pedro Sarmiento; y yo estaba abiertísimo a la música, disfrutando; pero cuando llegaba el cante, se retiraban todos los músicos y nos quedábamos la guitarra y el cantaor. Y yo decía: Dios mío, ¿por qué maltratamos tanto el cante? Aquí puede traerse a colación la fábula que ya he contado otras veces del mono y el pez. Era un mono que, desde su árbol, estaba enamoradísimo de un pez, le parecía algo bellísimo. Entonces, hubo una subida del río e intentó sacarlo del agua para que no se ahogara, y el pez se murió. Pues en el flamenco yo estaba viendo esto mismo: unos músicos maravillosos que, cuando llegaba el cante —yo no sé por qué influencia, quizá por esa idea de que el cante es intocable— no participaban, y aquello se convertía en una repetición de lo que ya se había hecho antes. Esto me parecía terrible. El flamenco se ha desarrollado en cuanto a ritmos: los bailaores han buscado golpes imposibles, se han buscado en la guitarra los picados más difíciles… Y quizá sea la armonía lo que menos desarrollado está. Yo como músico que soy, y enamorado de la música, he intentado que eso también llegase al cante, porque es una cosa que quizá, como cantaor contemporáneo e hijo de mi tiempo, pueda aportar. “Todos nuestros antecesores trabajaron desde la ortodoxia. Si nosotros, los cantaores del siglo XXI, no hiciésemos lo mismo ahora, no estaríamos siendo fieles a lo que hicieron ellos. Yo intento serlo.” Hablábamos de universos sonoros diferentes en cada corte de este disco. El que cierra son unas soleares vistas desde el retrovisor más tradicional: no hay más “arreglos” que los nudillos en la mesa y la guitarra de David Serva -que incluso ni siquiera acompaña en la parte de cante-, tu respiración está en primer plano… Has creado o recreado un entorno sonoro único, quizá buscando más la idea de la raíz, porque además, esas soleares se titulan “Cantes de autor” Otra de las razones de hacer este tema fue porque me parece que, tristemente, el cante por soleá se está interpretando bastante mal en algunas grabaciones que estoy escuchando últimamente. Yo nací en 1964 y, en esa época, estos cantes seguían vigentes en boca de los hijos y sobrinos de los creadores, con lo que podían escucharse con todo lujo de detalles. Y es curioso ver lo mal que, salvo excepciones, se respira ahora, lo poco que se conocen los detalles: lo que aquellos artistas hicieron en su tiempo era verdadera orfebrería. Así que me parecía totalmente necesario hacer una grabación en el año 2011 que tuviese los matices, las melodías y las respiraciones correctas, el ritmo adecuado. También me parece que esa pieza, aunque sea aparentemente lo de siempre, está enmarcado en un lugar diferente, por lo creo que resulta moderno. Es prácticamente un directo. Se hicieron tres tomas, y se escogió la mejor de las tres. “Lo que aquellos artistas hicieron en su tiempo era verdadera orfebrería. Así que me parecía totalmente necesario hacer una grabación en el año 2011 que tuviese los matices, las melodías y las respiraciones correctas, el ritmo adecuado” En la presentación de tu disco me apunté una frase dicha por ti y que me pareció de una gran sabiduría: “Nunca me planteo hacer grandes cosas. Sólo quiero hacer cada día lo que esté al alcance de mi mano”…
Para mí, tu primer disco “Cante Gitano” es un clásico. Clásico en el sentido de obra que no solo no pierde vigencia, sino que gana con el tiempo porque lo que contiene –en fondo y forma- tiene universalidad. Creo sinceramente que “El cante en movimiento” también lo va a ser. Y con respecto al primero, se nota que ha habido muchísimo más trabajo de concepto, de producción… ¿Te ha costado decir “ya tengo lo que quería”? “Nunca me planteo hacer grandes cosas. Sólo quiero hacer cada día lo que esté al alcance de mi mano” Hemos hablado antes de las soleares que cierran el disco y nos has contado el largo proceso reflexivo que te ha llevado a ellas: el romance de José el Negro, las soleares de Juaniquí José Illanda y el Chozas con el piano de Pablo Suárez, la guajira, el pregón homenaje a Vallejo, la espléndida malagueña del Mellizo, la forma tan personal de hacer los tientos… si hubiese enfocado la entrevista para diseccionar pieza por pieza, probablemente necesitaríamos tres entrevistas más que nos pudieras explicar el porqué de cada una… Lo mejor es que el lector busque tu música, la compre, la escuche e intente leer tu mensaje y disfrutar de tu música… Pero no quisiera cerrar esta conversación sin hablar de los tangos. Me interesan mucho esos aires musicales que surgen de la convivencia luso-portuguesa ¿es una música olvidada? |