“¿Por qué hay que tocar sucio
y agresivo para que sea flamenco?”
Por Manuel Moraga
Desde la sierra madrileña, este manchego nos
presenta su nuevo trabajo, un disco generoso en forma
(casi una hora de música más otro CD con
los mismos temas interpretados sólo con la guitarra)
y generoso en espíritu (está el lleno
de homenajes y agradecimientos), que tiene entre sus
puntos fuertes la colaboración de Enrique Morente.
El corte que abre también da título genérico
al álbum: “Abantos”, un homenaje
más, en este caso al monte que lleva ese nombre
y que ha sido testigo –si no partícipe-
de la inspiración de Oscar Herrero.
Y, efectivamente, la ventana
de tu estudio da directamente al monte Abantos. Desde
aquí lo ves todos los días…
Claro, es mi compañero… Con el único
que hablo cuando estoy aquí. Y aquí es
donde el disco se ha creado –aunque había
algunos temas de antes-, y se ha grabado también
aquí, en la habitación que estás
viendo, que es mi estudio. Aquí me paso horas
y horas con mi guitarra, y lo que veo es al amigo Abantos,
así que algunas veces, como te digo, hasta le
hablo.
¿Cuántos años
llevas con este compañero?
Cuatro
“Abantos” es
el título del disco y es el primer corte, el
que abre el trabajo. Tiene dos partes: comienza con
melancolía y luego hay un cambio muy marcado.
Es como si tuviera dos personalidades.
Una se llama “horizonte” y está claro
lo que hay en el horizonte (dice mirando la ventana).
Es una parte lenta, melancólica. La guitarra
está acompañada de unos arreglos con otros
instrumentos. Luego entra el ritmo y aparece la otra
parte del tema, que se llama “Compañero”,
donde cuento con la colaboración de algunos músicos
y de Enrique Morente, que interpreta el diálogo
entre el monte y yo. Lo meto en tonalidad de taranta,
que le da mucha profundidad, y al mismo tiempo le meto
el ritmo de bulería.
Las alegrías están
dedicadas a Javier Barón. Muchos bailaores cuentan
que se sienten más a gusto con determinados cantaores
y guitarristas ¿A ti, como guitarrista, te pasa
también algo parecido? ¿Sintonizas con
unos bailaores más que con otros, no por cuestión
de calidad, sino porque los mundos expresivos de cada
uno conecten mejor?
Pasa exactamente igual que con las personas y aquí
influye mucho el tema personal, aparte de la faceta
artística. Uno tiene una forma de ser o de pensar
o de sentir más parecida a otros y se congenia
más. En este caso es una alegría que hice
hace ya unos años. Estábamos de gira con
Víctor Monje “Serranito” y venía
Javier Barón. Le tocábamos Miguel Ribera
y yo, y él bailaba una alegría. Eso me
inspiró para hacer una alegría de concierto
para guitarra pero con la estructura del baile. Está
pensada en el baile, con su silencio, su escobilla,
su bulería al final…
“En mi estudio me
paso horas y horas con mi guitarra, y lo que veo es
al amigo Abantos, así que algunas veces hasta
le hablo”
Más
dedicatorias. “Carnaval” son los tanguillos
que dedicas a Serranito, con quien has estado mucho
tiempo ¿qué has aprendido de él? Lo que más me han aportado tanto Serranito
como Enrique de Melchor -que son los dos guitarristas
con los que he trabajado acompañándoles
en concierto- es, lógicamente, la personalidad
que te transmiten. He aprendido a estar en un escenario,
a saber cómo funciona profesionalmente este mundo
del flamenco, aparte de todos los consejos que me han
dado y de estar escuchándoles constantemente.
Más que el hecho de que te enseñen una
falseta o un tema –que eso lo puede aprender uno-
son las otras cosas que se aprenden conviviendo con
ellos.
¿Y qué me dices
de “Triguito”, a quien dedicas la minera?
“Triguito” fue un guitarrista sevillano que
influyó mucho en mi formación como guitarrista.
Comencé el aprendizaje con mi padre, que me enseñó
lo justo, lo que sabía, y después mi padre
me buscó a un maestro que fue Triguito. Él
me puso el toque de Sabicas, de Ricardo, de Montoya, me
enseña los ritmos y me da la base más importante
de lo que soy ahora.
En esa minera interviene
un cantaor que no conozco, Basilio Villalta.
Es un gran amigo. Es un cantaor semiprofesional que
en mis comienzos me ayudó mucho. Me llevaba a
todos los sitios de guitarrista. He recorrido muchos
escenarios con él y he aprendido a acompañar
el cante con él, al menos en parte. Quería
que estuviera también aquí.
Tiene una voz preciosa para
los cantes mineros.
A mi me encanta, desde luego. Es uno de los más
acreditados para hacer los cantes de levante.
“Hay que ser agradecido
a quien ha hecho algo por ti”
Hay un desarrollo melódico
muy bonito en esa minera.
Y además, hay una cosa que me gusta mucho: al
principio aparece el saxo de Pedro Esparza, que hace
de guitarrista. Hace su falseta y llama al cantaor y
acompaña una letra de minera a Basilio Villalta.
Después entra la guitarra, le acompaña
otra letra y ya sigue el solo de guitarra.
¿Por qué le
dedicas a Enrique de Melchor “Rumbulé”,
esa mezcla de rumba y bulería?
Igual que a Serranito, es un homenaje a Enrique, pero
podía haber sido cualquier otro tema. No hice
el tema pensando en él, sino que cuando ya lo
tenía pensé en dedicárselo a Enrique.
La soleá es muy sosegada
y, al tiempo, muy intensa, cargada de emoción
en todo momento.
Es un poco mi forma de tocar y la soleá te lo
permite, sobre todo cuando se toca solo de guitarra,
sin cante ni baile. Puedes jugar con el tiempo, estirarlo,
acelerarlo… La soleá es un toque majestuoso
y hay que intentar transmitir. Si a ti te ha causado
eso, me alegro porque algo eh conseguido.
La dedicas a Claude Worms,
perdona mi ignorancia, pero tampoco le conozco.
Es mi compañero, hemos trabajado mucho juntos.
Es un guitarrista francés que está haciendo
una gran labor labor por la guitarra flamenca. No es
andaluz, ni siquiera español, es francés,
lo que no quiere decir nada, sino todo lo contrario.
Tiene muchísimo mérito. Tiene cantidad
de libros y con él inicié mi primera labor
didáctica en publicaciones, que es una serie
de cinco libros que acabamos de terminar ahora el quinto,
dedicado a la bulería, y creo que es una obra
bastante importante dentro de la guitarra flamenca.
Lo hemos publicado con una editorial francesa.
Es un disco lleno de dedicatorias.
Está lleno de generosidad.
Pienso que hay que ser agradecido a quien ha hecho algo
por ti, y todas estas personas han hecho algo por mí.
Lo menos que puedo hacer es dedicarles un tema.
Esa reflexión denota
un punto importante de madurez, creo yo.
No sé si de madurez, pero sí de ley: reconocer
todo lo que ha pasado por mí y agradecer a quien
se lo merece.
“La guitarra es un
instrumento que tiene muchas posibilidades y no nos
podemos quedar toda la vida haciendo lo mismo”
Otra de las curiosidades
de este trabajo es la taranta-petenera. Cuéntame
eso.
Surge al hacer una actuación en directo en la
que venía Sonia Cortés. Yo quería
que cantase una petenera, pero por el tono que tenía
había que poner la guitarra al 4, y como tocaba
una taranta al 2, que es el equivalente, es la misma
tonalidad, se me ocurrió meterlo ahí.
La taranta es un toque libre y la petenera es un cante
que se hace libre también, entonces creo que
encajaba muy bien, porque la taranta es un toque y un
cante con mucho sentimiento, y la petenera igual. Creo
que queda bastante encajado, y también es por
darle otro colorido, no hacer siempre lo mismo. La guitarra
es un instrumento que tiene muchas posibilidades y no
nos podemos quedar toda la vida haciendo lo mismo.
La taranta suele ser un toque
triste, a veces rabioso, pero en esta ocasión
se ve casi dulce ¿tiene que ver con que dediques
esta pieza a todas las madres?
No. Es porque quizás me salió así
o tú lo ves de esa manera. Cuando hago un tema
normalmente no pienso qué voy a decir.
En mi opinión, tus
mensajes están muy bien contados, tu guitarra
se sigue muy bien, tu toque es limpio, la guitarra se
oye. Creo que eso se agradece en este punto que tiene
ahora la guitarra, que parece que te lleva a empujones.
Tus planteamientos, tus desarrollos y tus desenlaces
se entienden perfectamente.
En la guitarra flamenca mucha gente piensa que hay que
tocar con mucha fuerza y mucha velocidad porque si no,
no eres flamenco. A mí me tildan de que no soy
flamenco precisamente por lo que acabas de decir, porque
cuido más la melodía, porque hago dinámica,
porque me preocupo de que tenga sentido lo que hago…
En fin, lo que acabas de decir. Yo creo que no está
reñido. En la música flamenca estamos
de acuerdo que sale de dentro, que es muy visceral,
no como otras músicas como la clásica
en que cada compás está pensado cómo
hay que expresarlo… Pero eso no está reñido
con que tú puedas hacer un piano, con que tú
puedas tocar limpio ¿por qué hay que tocar
sucio? ¿Por qué hay que tocar sucio y
de forma agresiva para que sea flamenco? No lo entiendo.
Hay quien dice que Manolo Sanlúcar no es flamenco
porque toca también con mucha melodía…
La verdad es que al principio te duele que te digan
estas cosas, pero ya paso un poco de esto. Sigo por
mi línea, intento hacer música de la forma
que a mí me gusta e intento transmitir cuidando
timbres y todo lo que a mí me parece.
“La música
es un lenguaje que no hace falta entenderla para captarla”
En cuanto a los arreglos,
no estorban. Va todo encaminado a que la idea que estás
expresando vaya nítida. Hay trabajos en los que
los arreglos no dejan escuchar la guitarra. En este
disco, nada estorba y todo suma.
Me da mucha alegría escuchar eso. Ahí
influyen muchas cosas, empezando por el gusto personal
de cada uno. Como sabes los instrumentos se suelen grabar
por separado y luego hay que mezclarlos al final. Ahí
hay un porcentaje importantes de aciertos y desaciertos.
Yo he intentado hacerlo a mi gusto con la ayuda de un
técnico extraordinario que es Oscar Herrador,
que es quien ha hecho la mezcla, aunque lógicamente
bajo mi supervisión. Y luego ha influido también
un gran músico que me ha hecho arreglos para
varios temas, que es Fran Villarrubia, que también
intervino en las mezclas para dejar todo más
o menos claro.
¿Cómo conseguiste
a Morente?
La verdad es que la relación que tengo con Morente
es de estar dos ratos con él, pero este verano
coincidimos aquí, en El Escorial, en unos cursos
que hicimos en la Complutense y en esos días
yo estaba justamente grabando el disco. Él interviene
en el tema “Abantos”, en la parte de la
bulería, que no es exactamente una bulería,
sino una melodía a la que he metido un ritmo
de bulería o bulería-vals en tono de taranta.
Y yo lo veía ahí. Veía que en ese
tema encajaba perfectamente. Me dije que se lo iba a
proponer, pensando que no lo iba a conseguir. Pero parece
ser que Enrique me aprecia bastante por la labor que
llevo haciendo en la guitarra y él es un enamorado
de la guitarra, además de ser una persona encantadora,
maravillosa. Me dijo que lo que quisiera de él.
Estuve esperando todo el verano a que acabara “Sueña
la Alhambra” y después me fui a Granada,
a su casa, y allí grabó magistralmente,
como hace él. Metió varias voces y le
estoy muy agradecido: por tenerle y por lo que significa
Enrique Morente.
El CD es doble: además
del trabajo completo hay otro Cd con las mismas piezas,
pero sólo con la guitarra.
Eso se me ocurrió grabándolo, porque ya
sabes que hoy día grabar un disco sólo
de guitarra es casi imposible, entre otras cosas porque
vende menos, y aparte porque pienso que el flamenco
no es sólo guitarra, cante y baile, sino que
cualquier instrumento puede sonar flamenco y cuando
estás bien acompañado puedes hacer muchas
cosas. Pero aparte, también hay mucha gente que
le gusta la guitarra, escucharla sola, y como son temas
que están pensados para guitarra y se pueden
tocar solos sin otros instrumentos, pues se me ocurrió
esa idea y ahí están los dos disco, para
el que gusta una cosa, o la otra, o las dos.
¿Qué te gustaría
trasladar con este trabajo a quien lo escuche?
Música. Sea flamenco o sea lo que sea, la música
es un lenguaje que no hace falta entenderla para captarla.
Yo he tocado en muchos países y en algunos de
ellos no habían escuchado nunca el flamenco,
pero si transmites emociones y sensaciones con un determinado
lenguaje, en este caso la guitarra flamenco, la gente
es capaz de captar tu sensibilidad y tus expresiones.
Y en último término quisiera conseguir
una sensación de paz.
¿Te ha quedado algo
por grabar?
No. Por eso este disco dura bastante. Tiene una hora
de duración. He querido meter todo, no dejar
nada para empezar otra etapa nueva para el próximo
disco.