Entrevista: Pablo San Nicasio Ramos
¿Proyectos de futuro? Con defenderme cada día en el escenario me vale
Estaba especialmente alegre Juan José Heredia, “Niño Josele”, cuando nos recibió. Tenía ganas de hablar, y fuerza. No le pesaba tratar cualquier cosa, por espinosa que fuera. Ahora, el guitarrista del barrio almeriense de Pescadería regresa al flamenco de guitarra y pocos detalles externos. Una vez pasadas las épocas de giras y tournées con los grandes, su guitarra vuelve a mirar a los orígenes. Se lo pedían los suyos. Y, nos reconoce, él también lo necesitaba.
¿Y eso de que tu hijo toca el piano? ¿Le has puesto más a Bill Evans que a Paco de Lucía? “Pues ya ves, lo que son las cosas. Tiene trece años. Va a entrar en el conservatorio. Hace tiempo me lo llevé a mi barrio, a Pescadería, y a raíz de aquello me pidió tocar la guitarra. Veía que allí todos los niños hacían algo, algo musical, me refiero. Pero con el tiempo vimos que realmente lo de la guitarra fue una nube pasajera. A pesar de que lo cogía todo bien, tenía buenas condiciones. Tenía un oído muy bien desarrollado. En mi casa siempre se ha escuchado a Morente, Caracol, Pat Metheny, ópera… y andando el tiempo empecé a trabajar con Chick Corea. Así que entraba material de piano en casa, mucho y bueno. El chaval empezó a oírlo y esta vez sí, eso era lo que quería hacer. Le salió solo. Y ahí sigue. Yo le dejo hacer, pero a la vez le digo lo complicado que es este mundo.” Acaba de salir tu séptimo disco, “El Mar de mi Ventana”. Son muchos para la edad que tienes, vas “en moto”. “Puede ser, y no solo eso. Aparezco en muchísimas colaboraciones. Llevo años en muchos proyectos. Y fíjate, lo mejor que extraigo de eso es el trato humano con esos músicos bestiales, hacer amigos…por ejemplo Calamaro, con quien me sigo llevando estupendamente.” Personaje controvertido, ahora casi se mete a torero “Yo no entiendo de toros, me gusta ser torero en la vida (risas) pero de eso no entiendo. Así que no hablo con él de estas cosas. Pero vamos, si te dijera que realmente tampoco es que tenga claro que entiendo de flamenco…” ¿Cómo? “Sí, yo conozco los palos, claro. Pero vale, tú te pones a estudiarlos, como cuando yo me puse con trece años de guitarrista oficial en la peña “El Taranto” de Almería ¿estamos? Me creía el rey. Pero un año después un cantaor me paró la guitarra y me dijo que no sabía acompañar por ahí, en el palo que fuera, no me acuerdo. Imagínate qué trance, qué impresión. Me fui a casa con otra idea del asunto. Es que era así. Aquel hombre tenía razón. No tenía ni idea y debía empezar de cero. Me dijo mi padre que por acá y por allá y ahí sigo, carrera de fondo total. Y estoy convencido que aún no le he cogido las vueltas a esto. Me puse a Caracol, a la Niña de los Peines, a todos… están muy lejos de nosotros.” “Un cantaor me paró la guitarra y me dijo que no sabía acompañar por ahí, en el palo que fuera, no me acuerdo. Imagínate qué trance, qué impresión. Me fui a casa con otra idea del asunto. Es que era así. Aquel hombre tenía razón”
Vale, pero de ahí a no saber… “Si tienes afición puedes llegar a comprenderlo mejor, pero desde luego será al final de tu vida, si vives en flamenco. Paco de Lucía y Morente lo dicen, que no saben. Y luego es que mira Pablo, yo componiendo una minera o una soleá le doy mil vueltas, grabo, regrabo…y no sé si está bien o no, yo mismo me doy cuenta de lo poco que sé. Ahora también te digo: prefiero estar perdido a tener conciencia o creer que sé algo, ahí sí que la estaría cagando bien.” Tú has salido y entrado de esa “vida flamenca” que dices no comprender bien en algunas ocasiones, a lo mejor por saturación “Bueno, me he ido a otros terrenos para aplicarlo luego a lo mío. Miles Davis hizo flamenco para luego llevárselo a su terreno. En el disco de Bill Evans cogí sus temas para ponerlos a compás flamenco, llevarlos a mi terreno y sacar conclusiones musicales. Necesito información de fuera para aplicarla al flamenco. La música es el mar, que veo en mi ventana, de ahí el nombre del disco; y luego el flamenco es mi río, más pequeñito, donde pongo lo que pesco fuera.” De ahí se puede concluir que este disco te habrá llevado menos tiempo que, por ejemplo “Española”, más jazzero. Ahora tendrías todo más claro. “Sí, creo que sí. En general no trato de demorarme mucho en la elaboración de los discos porque las ideas tienen que estar frescas, si no no grabes. Hacer este disco no habrá supuesto más de tres meses. Si me plantease hacer un disco de aquí a tres años no me aclararía nunca”. A la vez que “Española” salió “La Venta del Alma”, un discazo flamenquísimo que apenas tuvo eco, y me pareció injusto. No sé a ti… “Bueno, la verdad es que tampoco le doy vueltas, puede que sí, que fuera injusto, pero había que escoger, o publicar o no. Fue todo muy rápido. Había sacado “Española” pero en el proceso de composición me salían cosas flamencas que no podía dejar en el olvido. Se lo dije a la compañía y accedieron a sacarlo todo, fíjate, veintipico temas. Pero le dieron prioridad a “Española”, era lo que estaba pactado. En “La Venta del Alma” no hay nada editado, está todo en directo, en bruto. Y me gusta por eso, es más para guitarristas que otra cosa.” Eres de los guitarristas, entonces, que son capaces de pensar en dos cosas a la vez… “(Risas). Si, como las mujeres, que dicen. Bueno, puede ser. Me acuerdo que en las “noches de Harlem en la Pescadería”, que es como llamábamos mi primo y yo a nuestros encuentros musicales en mi casa, él insistía en ponerme flamenco y yo en ponerle jazz, clásica…y la cabeza nos iba dando vueltas. Eso, y que el padre de Tomatito, que tocaba el clarinete en la banda municipal y era vecino, me ponía cosas de todo tipo. Eso te educa el oído y te abre mucho. Quieras o no.” Supongo que para ti el secreto además ha sido el plus que supone enriquecerte con gente de todo tipo y nivel. “Sí. Porque hasta de los malos se aprende. En la Peña “el Taranto” acompañé a muchísima gente, pero también mucho antes. Durante mi época en Mallorca. Hablo de mi infancia y adolescencia. Recuerdo que en Palma mi padre tenía unos cuadros de baile y los iba girando por los tablaos de allí. Él tenía cierto nombre, así que había trabajo y actuaciones por la isla. Y eso lo aprovechó como escuela para mí. Quería que fuera con él para acompañar al baile. Pero de modo que los días de diario acompañase a bailaores sin apenas compás. Con muchísimas carencias. Además ¡¡sin cantaor!! Para que yo hiciera la melodía de la voz con la guitarra y además fuera a compás para llevarles a ellos. Qué manera de aprender…imagínate. Claro, luego los domingos se juntaban en la Plaza de toros todos los cuadros que llevaba mi padre y ahí podía disfrutar más, porque había artistas más preparados. Así que aprender no sólo se aprende de estar con los maestros, o los genios. Si no hubiera sido por aquello quizá no hubiera dado los pasos que dí después.” “Yo allí, en medio, alucinando con lo que sabían ellos y al final llegaron a la conclusión de que no estaban seguros. Así que imagínate yo…allí viendo como Paco en el sofá acompañaba a Morente y a la vez debatían.” Y ahora que no nos escucha ni ve nadie, ¿Tú por qué crees que Paco de Lucía y Enrique Morente nunca grabaron? “Pues mira, no es ningún secreto o tabú. Las circunstancias no lo permitieron. Y te lo dice uno que ha trabajado con los dos por separado y que ha estado con ellos, los tres juntos, en un estudio de grabación. Creo que hasta cierto punto los he tratado mucho y puedo opinar. Precisamente yo a Paco lo conocí en la grabación de “El Pequeño Reloj” de Morente. Luego estrechamos amistad en los ensayos de los recitales para los directos de ese disco. Y Enrique y él hablaban mucho de flamenco. Una vez, una tarde, coincidimos los tres y estuvieron discutiendo sobre unas cosas de la grabación de Enrique, de si esta guitarra de Manolo de Huelva es de aquí o de allá…y ninguno al final tuvo claro quién tenía la razón. Yo allí, en medio, alucinando con lo que sabían ellos y al final llegaron a la conclusión de que no estaban seguros. Así que imagínate yo…allí viendo como Paco en el sofá acompañaba a Morente y a la vez debatían.”
Podías haber puesto el móvil o la grabadora, yo qué sé… “Pues la verdad es que sí. Pero es que no quería ni toser…” “El mar de mi Ventana” supongo que tendría su revival directo en el futuro ¿Cómo lo planteas? “Requiere de muchos y buenos músicos. Estoy buscando y probando la gente con quien quiero expresar esto. Es un reto, defenderlo. Que quede bonito y con fuerza. Así que no me preguntes por los próximos discos o proyectos de futuro, porque con defenderme en público tengo de momento suficiente. Como te digo, le estoy dando vueltas a la cabeza para que haya novedad y suene fresco. Que tenga el mismo espíritu optimista que conseguí cuando lo compuse. No están las cosas para muchos optimismos, pero no somos políticos y no podemos hacer más que tocar y dar alegría a la gente en la medida de nuestras posibilidades.” ¿Qué crisis atraviesa un guitarrista normalmente, que sí pueda resolver? “La del odio a la guitarra. Es un infierno a veces escuchar al instrumento y pensar…joé la de horas que tengo que echarle para repetir y repetir… el guitarrista tiene que ser fuerte y superar el miedo, la pereza. Tiene que tener ganas de echarle horas y no descansar por vacaciones. Si estás mentalizado, superarás esa crisis, pero es duro.”
Niño Josele y Mariscal en Formentera – Mediterrania El arte de vivir es el mensaje que Mariscal transmite a través de una micro historia de amor dibujada con música del Niño Josele, donde una pareja de enamorados bailan muy cerca del mar. Anécdotas románticas, mudas, expresadas con gestos de complicidad entre ellos, Mariscal recrea esos momentos felices en un paisaje muy mediterráneo como si fueran postales animadas bellísimas que duran unos pocos segundos y, sus protagonistas convierten, esos instantes, en momentos mágicos. El verano hace estallar los olores de los pinos, las chicharras cantan bajo el sol y el amor tiene ganas de bailar, reír y refrescarse. Las curvas de los dibujos de Mariscal bailan al son de la guitarra sensual de Josele celebrando ese calor mediterráneo.
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