Nos inspiramos en un músico, Sombert, que vivió
a principios de siglo y que hacía música
contemporánea
«El
Sorbo» es más como un experimento, un
desahogo que he tenido.
Hago
una soleá muy bonita, una soleá de concepto.
… la
guitarra es muy rica y nunca se puede conocer totalmente,
siempre se pueden aprender cosas.
Luego
se lo he puesto a mis primos y a ellos les ha gustado,
yo pensaba que me iban a decir: «quita el disco,
primo».
El nombre de Niño
Josele está muy ligado a Dieguito El Cigala,
ambos forman desde hace años una de las parejas
más sólidas del panorama flamenco. Almeriense
de nacimiento, procede de la misma mata que su tío,
Tomatito. Se fue a Madrid para abrir horizontes musicales
e incorporarlos a su campo artístico, la guitarra
flamenca.
Ahora está de estreno,
tiene un papel importante dentro de «Corren Tiempos
de Alegría», el disco que El Cigala sacará
al mercado el próximo 17 de septiembre, también
acaba de grabar un trabajo en solitario, «El
Sorbo», composición experimental que se
presenta el día 1 de octubre en Madrid.
Nuestro encuentro tiene
lugar sobre el albero de la Plaza de Toros de Estepona.
Quedan pocos minutos para que comience su actuación
junto a Diego El Cigala y Sara Baras, en un espectáculo
repetición del que, pocos días antes,
sirvió para abrir el Festival de las Minas
de la Unión.
Josele, háblanos de tu
nuevo disco «El Sorbo». La última
vez que nos vimos estabas ilusionado con este proyecto,
me contabas que es un disco muy diferente a los que
has hecho antes, incluso a los discos de guitarra
flamenca compuestos hasta la fecha.
Sí, tenía ganas
de hacer un disco flamenco, pero es muy difícil
componer una buena soleá, unos tangos, seguiriya…
Me costaba lanzarme. Entonces, Javier Limón,
el productor, y yo, decidimos componer algo diferente,
y nos ha salido una cosa un poco rara. Nos inspiramos
en un músico, Sombert, que vivió a principios
de siglo y que hacía música contemporánea.
Me gustó mucho esa onda, la propuesta de acercar
el flamenco a la música contemporánea.
El disco es de corte tonal y mezcla ritmos flamencos
con hindúes y africanos, que son músicas
que a mí me gustan mucho. Hemos hecho un 5×4,
ritmo atrevido que no se había hecho nunca
en flamenco, es un ritmo hindú. Pero, tampoco
es como lo hacen ellos, hay que poner bien la antena
y te das cuenta de que me lo traigo hacia el flamenco,
que es lo que yo sé hacer. Cambio la clave
y le meto otra forma de medir.
Mucha innovación pero,
estás bien arropado, te acompañan unos
colaboradores de lujo.
Sí, canta Potito,
Montse Cortés, José el Francés,
también toca Paquete, un guitarrista de la
Barbería que me gusta mucho, hay una bulería
de piano con Javier Limón y, por su puesto,
también está El Cigala.
Entonces abres un nuevo campo
de la tan traída fusión de la guitarra
flamenca. Tu tío Tomate está a la avanzadilla
en el Jazz, pero con estos ritmos exóticos
hay menos experiencias, ¿no crees?
No, sí se hacen. La
bulería, por ejemplo, tiene algo de ritmo hindú.
A ellos les llama mucho la atención este palo
porque tiene un sentido del ritmo que se guía
por la inercia. Cuando tocamos por bulerías,
lo mismo cortamos en el tres que en el seis, en cualquier
ritmo. El ritmo hindú es casi lo mismo. Es
más bien un ritmo de claqueta, tendrías
que medirlo como si estuvieras dando golpes con un
palo. Es muy difícil, yo estoy empezando ahora,
en el próximo disco voy a meter un once, tío.
Entonces piensas seguir por esta
línea que has abierto ahora.
Sí, pero en el siguiente
quiero meter más flamenco. «El Sorbo»
es más como un experimento, un desahogo que
he tenido.
Ese componente exótico
e innovador del que hablas, ¿también
se extiende a los instrumentos que intervienen en
la composición?
No, todo es guitarra, lo
que pasa es que la forma de tocar es muy distinta.
Hago una grabación extraña, tiene un
concepto de tonal. Hago una soleá muy bonita,
una soleá de concepto.
Pero tienes otras influencias,
sobre todo después de conocer a Jerry González,
te ha marcado mucho, ¿verdad?
Sí, he tenido la suerte
de tener un pedazo de maestro. Él me ponía
a los autores de Jazz que más le gustaban,
los mejores temas de cada disco. Yo también
le he puesto lo mejor del flamenco, hemos intercambiado
nuestras músicas.
Es una buena fórmula, así
se ahorra mucho tiempo, porque hay cada disco por
ahí…
(Risas) Sí. La verdad
es que con esos dos maestros que colaboran con nosotros
en «Corren Tiempos de Alegría», Jerry
González y Bebo Valdés, he aprendido
mucho. Aunque a mí lo que más me gusta
es el cante, lo que más me alimenta para hacer
falsetas bonitas es el cante.
Eso lo demuestras en tu nuevo
disco, el cante está muy presente, es extraño.
En los discos de solistas de guitarra se suele marginar
el cante para que no le robe protagonismo al tocaor.
A mí eso me da igual,
conmigo han cantado los que más me gustan.
Lo que a mí me inspira es el cante, es lo que
alimenta cada pellizco, cada falseta que hago. De
un tercio bonito que haga un cantaor, se pueden sacar
veinte discos, como digo yo.
Josele, ¿Porqué le llamas «El Sorbo»?
«El Sorbo» son
seis temas enlazados en uno, empieza de forma extraña,
ahí es donde le he metido efectos. Hay un efecto
de guitarra que suena parecido a una eléctrica,
pero no lo es, sigue siendo mi guitarra.
En está parte de los efectos,
supongo, es donde más se nota la mano de Javier
Limón y su técnica para la producción.
Sí, él es un
maestro para eso, se desenvuelve como quiere en el
estudio. Tiene un protagonismo especial en el disco,
se puede decir que lo hemos compuesto entre los dos.
Además de estos seis temas enlazados ¿qué
más hay en tu disco?
Hay cinco composiciones más
normalitas, aunque tampoco es lo convencional. En
ellos uso ritmos de 5×4 pero, aunque es extraño,
te puede sonar familiar, te parece un tanguillo o
algo por el estilo.
Ante este panorama nuevo y, tal
y cómo tú lo describes, tan extraño
¿Cómo piensas que reaccionará
el público?
Tengo mucho miedo (risas).
Desde el principio se nota el cambio. También
he evolucionado mucho desde que me fui a Madrid, allí
he tocado con muchos músicos. Influyen también
las ganas que tengas de aprender, la guitarra es muy
rica y nunca se puede conocer totalmente, siempre
se pueden aprender cosas.
Entonces has compuesto pensando
en tu evolución y no has prestado atención
a la reacción del público ni al éxito
que pueda tener en el mercado.
Al principio tenía
miedo, pero Javi Limón me dio ánimos.
Luego se lo he puesto a mis primos y a ellos les ha
gustado, yo pensaba que me iban a decir: «quita
el disco, primo». Pero no, dicen que es una forma
nueva de tocar. Hago un rasgueo donde no paro… También
me ha servido para tocar en el disco de El Cigala
que es otro concepto musical. Algunos se pensarán
que esa música no se puede hacer, pero todo
es mentalizarte y atreverse. Musicalmente no es complejo,
yo creo que las cosas más bonitas son las más
sencillas. También hay una rumba muy comercialita,
suena muy al día. Aunque, a veces, me parece
que «El Sorbo» es un disco muy pretencioso,
futurista.