“El cante nunca va a morir, es un río que no para de fluir, venga Rosalía, venga quién venga”
Estela Zatania
A veces los tópicos expresan verdades irrefutables. Se repite mucho: “no hay nada más novedoso que el cante clásico de toda la vida”. O también la famosa frase del arquitecto Mies van de Rohe: “Menos es más”.
Ahora, cuando las discográficas están en pleno lloriqueo por el menguante mercado de compradores de música grabada de forma convencional, este sistema casi casero logra poner el cante clásico, con todo el calor asociado, a la disposición de los aficionados. Grabado en directo, un cante tras otro, tres horas, Manuel de los Santos Bermúdez, hijo menor de Manuel Agujetas, con la guitarra de Antonio García, las palmas del Quini y El Baldo y la producción de Chemi López nos presenta “Amaró”.
Tuve el privilegio de estar presente en el Centro Cultural Flamenco Don Antonio Chacón aquel día. Unas 20 personas en sillas plegables, copitas de Jerez, conversación informal entre cante y cante, “ponlo al uno, primo, hazme caso” …“¿no hay una mijilla wiski?”…el ambiente se siente y se respira.
Manuel, heredero y continuador de esta familia de referencia, entregó su cante con el inconfundible eco del padre, cálido y comunicativo, menos salvaje, más contenido. Versos clásicos y originales en mezcla acertada, dulzura que hiere y nunca empalaga, cante que te suena a sincero y natural.
El guitarrista, Antonio García, a pesar de su juventud, acompaña como los antiguos, mirando al cantaor, pendiente de él en todo momento. Prescinde de la armonía contemporánea, y le sale un aroma a Morón y a Melchor con falsetas clásicas de otra época.
Martinetes, con versos cortitos y escuetos, y algún hilillo de melodía que te sorprende. El Viejo Agujetas parece asomarse. Un viaje por soleá, seco y sin frivolidades. Malagueña de Torre, fandangos de Cepero y del Pena hijo, taranto evocativo de Torre. Con siguiriyas clásicas de Jerez nos lleva de Sanlúcar al Palmar, aterrizando en la Plazuela por bulerías sabrosas, y el delicioso cierre del disco se hace con la inocencia arcaica del romance del rey moro, medio cantado, medio hablado.
En la emblemática Plaza del Arenal de Jerez, charlamos con Manuel Agujetas hijo, bonachón y amable, acerca de “Amaró”:
Enhorabuena por el trabajo, Manuel, ha quedado muy bien, admirable. ¿De quién fue la idea de grabar en directo? ¿Se hizo por motivos económicos o artísticos?
Lo de grabar en directo fue como creí yo que iba a salir bien, para sentir el calor del público. No es por motivos económicos ni por nada, o sea esa idea la llevaba yo pensando mucho tiempo, hablé con Chemi de La Droguería Music, él lo vio bien así que lo hicimos.
¿Hay un trabajo posterior, o se pasa directamente de la grabación tal cual?…no sé cómo funciona eso, suena tan perfecto…
Bueno, se graba en directo, y normalmente se lleva a masterizar para que tenga mejor sonido, no es como esto de las discográficas, que meten la voz más grave, luego corta aquí, pega allá, ahora te has equivocado…no. Esto está tal como se grabó aquel día, masterizado, y se ha mejorado un poco la calidad.
¿Cómo se ha seleccionado el repertorio?
No había ningún plan, fue improvisado. Además, con Antonio García, el guitarrista, no había cantado nunca, esa ha sido la primera vez que estábamos juntos. Entonces el repertorio ha sido “voy a hacer soleá, voy a hacer siguiriyas…”, etc., que no fue meditado, sino tal como salió.
¿Has cantado para baile, o siempre “alante”?
Tuve una época en que sí, en mis comienzos, más jovencito, pero soy un cantaor de alante, en la compañía de Eva Yerbabuena estuve hace muchos años, y estuve en una compañía de Triana también, lo he hecho y no me ha costado ningún trabajo.
¿Qué significa el título “Amaró”?
Pues mira, en el habla que tenían antiguamente los gitanos, “amaró” significa “nuestro” en el idioma caló. Se me ocurrió la idea, me pareció buena, porque allí es lo que somos, los Agujeta.
En el texto que acompaña el CD dices: “El cante de mi casa, no puede perderse”. ¿Porqué no se puede perder?
No se puede perder, porque viene de 300 años patrás, a mí me llena de orgullo llevar el apodo de Agujetas, entonces, yo no quiero que eso se pierda, mientras que yo esté, que soy el más joven de los hermanos, por mí no se va a perder, yo voy a seguir.
¿A tu padre le agradaba que tú cantaras?
Sí sí, porque él siempre ha dicho eso, que el nombre de Agujeta hay que mantenerlo. Lo ha dicho en muchas entrevistas, decía que “mientras esté yo, el nombre no se va a perder”, ahora él no está, pero estoy yo. Pero siempre quería que cantáramos de verdad, que lo sintiéramos, no cantar por cantar, porque se ha hecho un nombre o por el dinero…que cantara de verdad, era lo que él quería.
He visto el corto que habéis hecho, el “making of”, comentas que tu famosísimo padre nunca ofreció enseñarte alguna cosa de cante.
Me dejó a mi aire que fue una manera suya de decir no forzar la cosa, él tenía que ver que yo prestaba interés, pero no me enseñaba.
Es decir, has escuchado cante, y te ha salido por la boca.
Sí sí. Esto nace en mí de una manera natural. Yo he estudiado cante para cantar bien, porque tú puedes tener el don de cantar bien, pero tú tienes que practicar, escuchar a cantaores que te gustan, y los que no te gustan también, porque tú tienes que escuchar todo.
“Las identidades se pierden porque lo que hacen es copiar. Uno tiene que ser auténtico”
¿A quién escuchas en casa o en el coche?
A mí me gusta escuchar mucho mucho mucho, aparte de mi padre y mi abuelo, escucho mucho a Juan Talega, Manuel Mairena, escucho al Chocolate, Vallejo, escucho al Bizco Amate, bueno, él no tiene grabaciones, pero he escuchado cositas. Escucho a muchísimos cantaores porque me aportan, lo que no quiere decir que yo hago el cante como ellos los hacen, yo voy poniendo cositas de esos cantaores, algunos matices, y los llevo a mi terreno…lo que hago es personalizarlo, es lo que falta hoy en día, identidad en el cante. Las identidades se pierden porque lo que hacen es copiar. Uno tiene que ser auténtico.
Tengo amigos que han conocido mucho a tu padre, y me comentan que él estudiaba sus cantes durante horas, todos los días, que no fue salir y cantar cualquier cosa.
Es totalmente cierto, mi padre fue un gran profesional, y siempre siempre estaba cantando, estudiando cómo podía mejorar, cómo hacerlo de otra manera, y todo lo tenía en la cabeza, de treinta o cuarenta años se acordaba de las letras. Él dormía, y estaba pensando en el cante.
¿Tu padre llegó a escucharte bien, que tú pudieras decir “mi padre va a estar orgulloso de mí”?
Mi padre sí que me ha escuchado bien, sí. Yo canté en el Teatro de la Villa de Madrid por allá por el año 94 o 95, y no sé de qué manera lo grabaron, era un teatro, que no se podía grabar, ¡pero lo grabaron! Hay un sitio que conocerás en Madrid que se llama La Soleá. Mi padre paraba mucho allí cuando iba a Madrid. Él llegó y estaba la cinta puesta de cuando yo había cantado en la Villa.
“¡Oye Manuel, hazlo bien, que tenemos que dejar a los Agujeta en buen lugar!” Siempre estaba encima de mí.
¿Te conoció?
¡Sí, me conoció! Y se quedó…”¿es mi Manuel esto?” La sorpresa fue muy grata para él, porque llegar a Madrid y escuchar a un hijo, el más chico, claro que le agradó. Luego, antes de cantar aquí por ejemplo en el 2014, él me llamaba porque él sabía que me iba a presentar oficialmente en la peña Los Cernícalos. Entonces, un mes antes no paraba de llamarme. “¡Oye Manuel, hazlo bien, tienes que hacerlo bien! Que tenemos que dejar a los Agujeta en buen lugar!” Siempre estaba encima de mí, que lo hiciera bien, que si no sabía hacerlo que no cantara, pero si tú estás seguro hazlo. Y bueno, lo hice, y aquello fue…
¿Crees que a él le hubiera gustado este disco?
¿Este disco nuevo? Sí. Sí, porque está hecho como a él le gustaban las cosas, naturales. Y sin imitar. A él no le gustaban las imitaciones, lo que no era auténtico. Y tenía razón, si tú copias a una persona, no eres tú. Le hubiera gustado este disco, porque además viene el romance, las siguiriyas…
Tú tienes hijos grandes, ¿alguno canta?
Tengo dos, uno de 15 y otro de 23, uno está estudiando y el otro canta, pero canta moderno, él no va a salir por ahí. El de 15 tiene un compás con las palmas, pero no le gusta el cante…palmas por alegrías, por tangos, por bulerías…y nadie le ha enseñado.
En Jerez has cantado relativamente poco, siendo el cante de tu familia del gusto jerezano.
Aquí lo que pasa en Jerez es que hay muchos artistas, entonces, donde hay un plato de comida, hay veinte artistas. Hay cosas, que no quiero hablar de ellas, pero Jerez es como es, y será siempre así. El cante de los Agujeta gusta aquí, sí, pero las instituciones, las peñas van por otros cantaores más sencillitos…cada uno puede hacer lo que quiera evidentemente, pero sí que es verdad que yo estoy aquí y me gustaría participar más en eventos de Jerez.
¿Crees que hay un público para el cante clásico en la época de Rosalía que estamos viviendo?
Sí, hombre, el cante clásico, eso nunca va a morir. Mientras haya un cantaor que cante por derecho, y haga los cantes como se tienen que hacer, el cante nunca va a morir, es un río que no para de fluir, venga Rosalía, venga quién venga.