Luis El Zambo
En Jerez, el primer día de marzo de 2003, coincidiendo con el concurrido festival de esta localidad, tuvimos la oportunidad de entrevistar al cantaor Luis Fernández Soto ‘El Zambo’ [Jerez de la Frontera, 1949] en torno a su reciente grabación en solitario «Gloria Bendita» que ha realizado para el sello discográfico Palo Nuevo. Nacido en una época cuando la ópera flamenca estaba en declive, Antonio Mairena empezaba a indicar el sendero de la ortodoxia y Camarón aún no había hecho su aparición, es un cantaor que ha llegado tarde a la profesionalidad a pesar de una vida entera con el cante, y por este motivo su perspectiva es tan fresca como lo es relevante. Sonriente, bonachón, hablador, y por encima de todo, flamenco hasta los tuétanos, es uno de los cantaores más jóvenes de los pocos auténticos que nos quedan.
Luis, vienes de una familia formidable, prácticamente estás vinculado con toda Jerez…
Sí que es verdad, porque me coge de las dos partes, me coge los Fernández, y me coge los Sotos…me coge también la Periñaca, me coge to’, to’…
¿Y eso te pesa o te anima?
Hombre…más responsabilidad ¿no? tú sabes lo que pasa, que uno se acuerda de esos genes, y si la cosa no sale, las pasas canutas.
«Uno se acuerda de esos genes, y si la cosa no sale, las pasas canutas»
¿En tu casa se cantaba siempre?
Sí, en mi casa siempre… cuando venía mi tío Sordera de Madrid… ¡ojú, no veas! Luego mi padre cantaba en las reuniones, se hacía sus cantecitos por fandangos, sus cositas de él por bulerías, tú sabes… no era artista, era pescaero. Y en mi casa el cante se ha vivido siempre, mi tía también, todos venían a mi casa y formábamos… no fiestas, que entre hermanos no… a ver cómo te digo… todos aquí sentao, y cinco o seis…
Muy jovencito pero también he vivido algo… mi abuelo Luis Rincones era manijero, de la familia de esta gente de Juanichi, y llevaba la gente al campo… cuando era chico siempre estaba con él, y aprendí muchas cosas muy buenas. Aquello era precioso… me acuerdo cuando las mujeres y los hombres venían de trabajar y había un pozo, se lavaban sus caras, se aseaban un poco, las mujeres primero y los hombres después, y luego cuando terminábamos el rancho, que era un lebrillo, todo el mundo comiendo garbanzos, que era to’ lo que había antiguamente, después nos sentábamos en el suelo en las espaldas de los colchones de paja recogíos, un fogón allí de leña, el cante, pasa la tostaíta por la mañana y s’acabó… yo vivía muchas fiestas de esas, muy buenas muy buenas, sin guitarra ni na’. Se cantaba por soleá, luego siempre uno que se casaba, pues por alboreá, por bulería mucho, se cantaba por cuplé, fandangos, en fin, los cantes alegres… lo que ahora dicen los ‘cantes de gañanía’ son esos, ¡que yo no sé quién ha puesto eso de ‘cantes de gañanía’! Antiguamente en los cortijos lo que se cantaba era bulerías. Pero hoy quieren modificar la verdad, y eso es imposible. Había cantes de trilla, en el campo… pero el campo es una cosa y la gañanía es otra, la gañanía era pa’ divertirse, que no había otra manera de divertirse que cantando por bulería. Se cantaba la trilla cuando se estaba trillando, en medio de la era… la gañanía era donde paraban los gitanos. Yo me acuerdo cuando era yo chiquitito las muchachas cantaban coplas, y una decía una estrofa, y otra otra, y toda la cuadrilla iba cantando, y era cuplé, pero la fiesta se hacía en la gañanía y era bulería.
¿Cómo te ha ido el cambio a cantaor profesional?
Pues mira, hombre, no te voy a decir que me va muy bien, pero bueno, vamos tirando, mejor que la pescadería, al menos últimamente…
«Me divierto mucho más ahora porque
ya estoy haciendo lo que me gusta…»
¿Te divierte con el cante igual que antes?
No, me divierto mucho más ahora porque ya estoy haciendo lo que me gusta, porque siempre me tiraba ¿sabes? el artisteo, la noche… Mi padre era un hombre que no le gustaba que sus hijos fueran artistas, entonces me metí a pescaero, me casé con diecinueve años, y luego los niños… En aquella época tampoco los artistas ganaban mucho… ahora hay dinero importantísimo para el cante, pa’ quién se lo lleva… habemos otros que no llevamos más que las migajitas [se ríe]. Ya con lo que yo he vivío, porque ya llevo cuarenta años de pescaero, y con cinco hijos, al final acabo haciendo lo que más me gusta, o sea que no me puedo quejar mucho. Todavía canto en las fiestas… lo que más me gusta es cantar en la calle. Cuando tengo muchas ganas de cantar, como pasó el otro día, voy por la calle cantando, dos días, sin parar… y claro, llega un momento en que las cuerdas vocales te se ponen como ‘deos’… ahora estoy mejor…
«Hay muy buenos cantaores, pero hoy hay muchas
cosas que se están atravesando, que está to’ liao»
¿Estás satisfecho con el CD?
Sí, estoy muy satisfecho, además, aparte de los cantes que hay allí, estoy muy contento con el trabajo que ha hecho mi amigo Alfonso [marido de Tere Peña, encargado de documentación, coordinación y textos], que de verdad ha hecho un trabajo de lujo, todo perfecto, fotos, documentación… Además, toda la serie de Palo Nuevo es casi de lo poco que hay hoy en día… yo qué sé, que he entrado muy tarde en esto y seré yo que estoy equivocado, pero la verdad que hay cosas que me descuadran, porque a todo lo quieren llamar ‘gitano’ y a todo lo quieren llamar ‘flamenco’, que ni todo es flamenco ni todo es gitano. Hay muy buenos cantaores, pero hoy hay muchas cosas que se están atravesando, que está to’ liao. Pa’ mi corto entender creo que debían de distinguir las cosas. Falta un poco de sentido común, y sabiduría… ahora han venido todos los extranjeros a Jerez para el festival, pero el flamenco no es para quince días… Mira la siguiriya… si tú vas a cantar por siguiriya te tienes que limitar a la siguiriya de Manuel, del Gloria, de toda esta gente que había… ¿cómo vas a hacer una siguiriya ahora como este ….? Bueno… no lo voy a nombrar, que es un hombre que respeto mucho pero es que…»creador» na’ más que fue Dios. No te digo que a lo mejor mañana no cante cualquier cosa, pero está to’ fusionao, lo han liao todo, que lo sé yo, ¡y me alegro de haber llegado tarde!
Joaquín El Zambo delante de la pescadería
«Hoy lo que menos hacen
los buenos tocaores es acompañar»
¿Se cantaba mejor antes?
¡Diez millones de veces mejor! De la época de Terremoto p’atrás… ¡Y los tocaores!… hoy en día están encima de los cantaores… ¡todos!… cuando en la vida esto ha sido así… hoy lo que menos hacen los buenos tocaores es acompañar. Ellos van a su lío, pero no se puede poner a un cantaor y quemarlo.
Casi me estás diciendo que a partir de Camarón el cante empezó a perder el camino…
Camarón fue un hombre especial. Todo lo que no vale, lo tenemos ahora, porque resulta que Camarón sí, que Camarón era uno, pero todo el mundo no puede cantar por Camarón, y lo único que hacen con su cante es desvirtuarlo, todos. Camarón tenía el duende en la voz, y escuchaba a t’ol mundo. Yo me junté con él porque tenía la misma edad que yo, y lo llevé a escuchar a una tía mía, que era Lola, a la choza donde vivía, que quería escucharla. Llevó su aparato de grabar y ha escuchao, escuchao, escuchao… Luego la gitana se levantó y dijo «sobrino, ¿cuándo vas a hacer un cantecito?» y le dice Camarón «tía, después de escucharla a usté, ¿quién va a cantar?» y me sorprendió, porque ya era un hombre mayor, no era ningún niño Camarón. Así que todo lo que escuchó lo pasó a su forma de cantar y él no creó, lo que pasa es que tenía esa voz tan preciosa, que te gustaba tanto… eso es crear… crear una forma de cantar sin salir de la base. El mundo no se puede quedar quieto, ni la música, pero una cosa es la música, y otra cosa es el cante gitano. El cante te lo tiene que dar Dios, y tienes que llevarlo en los genes, si no, es imposible… si Dios no te da a ti un buen eco, tú no puedes ser cantaor, seguro.
«Lo único que hacen con el cante
de Camarón es desvirtuarlo»
¿El título del CD, ‘Gloria bendita’?
El título lo puso mi prima Tere [Peña], que es una fenómena y a la cual tengo ganas de agradecerle que se haya acordado de mí. Por otra parte, tiene mucha afición y sabe de qué va el tema mejor que nadie, con sus hermanos Juan el Lebrijano y Pedro, su tío Perrate…
Luis El Zambo con Estela Zatania
¿Y esta bulería de ‘regalo’, «A las claritas del día», que no estaba prevista?
Esa bulería, ocurrió que estábamos cantando por siguiriya y no salía… te llevas cuatro, cinco o seis horas y no sale, y ya marchándonos, como esto está grabado en una bodega, pues había un salón grande al lado y empezamos allí a cantar, a las cuatro, las cinco de la mañana, y enseguida Morao: «¡tráete los micros, corre!». Y está maravillosa… ¡allí podría yo decir que son cantes de gañanía!
¿Te gustaría añadir alguna cosa para terminar?
Que estoy muy agradecido a la casa de Palo Nuevo que además, el disco está hecho con todo el cariño del mundo para toda la afición del mundo entero, que aunque yo sea un cantaor que he salido mayor, pues no he querido salir tampoco de la banda de mi edad, y estoy muy feliz con el disco, gracias a mi amiga y prima Tere Peña y a su marido, y a ti por haberme hecho la entrevista.
Estela Zatania