Entrevista por Pablo San Nicasio
Fotos: Lolo Vasco
«Para ser guitarrista hay que saber estar solo»
Corren buenos tiempos para el flamenco en Huelva, por cantidad y calidad de artistas. Y aunque él no lo diga, de eso tiene buena culpa su buen hacer. Juan Carlos Romero era ya uno de los guitarristas y productores de moda. Uno de esos dos o tres nombres que un cantaor tiene en la cabeza cuando se quiere enrolar con garantías en algo serio.
Ahora, además, su faceta concertística tiene el peso que da poseer el último Giraldillo del toque. Todos de acuerdo. Crítica y profesionales. Huelva tiene un nuevo epicentro de la guitarra y además nos regala tercer disco en solitario.
“Agua Encendida”, aparte de ser su mejor trabajo, es uno de los grandes álbumes del año que se cierra. Si antes este craeador buscaba romper ataduras, ahora su sonanta quiere volver a oler a Romero.
Supongo que sonará mucho más el teléfono “Pues hay más ajetreo, la verdad, para qué engañarnos. Lo del Giraldillo ha sido una alegría muy grande porque hemos sido capaces de poner de acuerdo a la gente y a la crítica. Es, a nivel personal, lo que más repercusión ha tenido en mi carrera. Ya digo, a nivel personal, porque cuando sacamos “Tierra de Calma” con Miguel o “Raíces yAlas” con Carmen, tuvimos muchos elogios y reconocimientos. Pero reitero, a nivel estrictamente personal sí, es lo que más me ha llenado y repercutido”.
¿Te lo esperabas? No paran de decir que fue tu mejor concierto “Hombre, estuvo bien, pero no te puedo decir qué fue diferente de otras veces. No planteé para mi recital una estrategia concreta. Yo había actuado antes en algunas bienales. A veces como solista, otras como acompañante, otras como compositor…y siempre tratando de mostrar lo que sentía en cada momento, como ahora. Ni más ni menos. Quizá sean los años, que ya voy entrándoles a todos…
Me alegra especialmente que haya llegado a la crítica, que muchas veces va a un concierto con una coraza, porque realmente es su obligación, por otro lado. Y hemos sido capaces de romperla mostrándonos como somos”.
Es toda una garantía para un disco que ni había casi salido al mercado “Es de agradecer. Porque los instrumentistas lo tenemos francamente difícil hoy. No digo sólo los guitarristas, me refiero a los instrumentistas en general. En España no se nos tiene demasiado en cuenta. Esto no es Alemania o Francia, hay que decirlo, y todo lo que sea apoyar una causa como este proyecto es de agradecer. Falta educación y cultura musical, todos lo sabemos”.
No pareces sonar aquí tan rompedor como antes. “Es una vuelta, quizá, al pasado. A la esencia de lo que a mí me llenó cuando empezaba a tocar la guitarra. Aquel flamenco, bien es verdad, era extremadamente ortodoxo. De “tu toca aquí esto y no pongas aquí estas notas porque así lo hace Menganito y punto”. De ahí que en mis comienzos necesitase salir de esa dinámica. Era un poco asfixiante.
De hecho si uno ve mis primeras composiciones para Enrique Morente, en su disco de Lorca, por ejemplo, ve que eso los más ortodoxos me lo tirarían a la cara. Pero era lo que necesitaba y lo que sentía en ese momento. Por supuesto que era flamenco, pero desde mi visión natural, la que me salía. Ahora es otra, pero siempre sincera”.
¿Tú notas a un artista cuando le sale la originalidad forzada? “Se nota en todo. Porque la verdad da fuerza, llega mucho más. Hay gente que dice que es original por el simple hecho de serlo y al final queda forzado, artificial. Y esa originalidad, que muchas veces ni parte del conocimiento, me repele.
En este momento de mi vida buscaba un flamenco de cuarto de cabales, de la tradición, y ya está. Y mira, es algo que si sale de forma espontánea sale mejor.
Luego te das cuenta de detalles del disco que no habías notado y que están en esa naturalidad flamenca, salen porque son códigos que llevamos asimilados y no tardan en aparecer si somos respetuosos con lo que se nos ha enseñado de pequeñitos”.
Aunque la originalidad venda más… “Los patrones estéticos del flamenco hoy son otros y muchas veces contradictorios con el mismo flamenco. Hoy una discográfica, por ejemplo, busca la imagen del cantaor, que sea así, alto, rubio, se peine así, que no tenga barriga…con esos códigos no tan artísticos, por ejemplo, la Fernanda o la Bernarda seguramente no hubieran podido ser artistas. ¿Alguien se lo imagina? Pues así vamos…”
“Hoy una discográfica, por ejemplo, busca la imagen del cantaor, que sea así, alto, rubio, se peine así, que no tenga barriga… con esos códigos no tan artísticos, por ejemplo, la Fernanda o la Bernarda seguramente no hubieran podido ser artistas”
La bulería “El vino de la herida” casi escuece solo de nombrarla “De eso se trata. Este disco se apoya en dos pilares fundamentales, dos presencias: mi mujer y mi hijo. Ellos son los que dulcifican las heridas y si en esa bulería el título está a flor de piel te imaginas en parte por qué es”.
No te digo nada ya del título de la siguiriya: “La hora sin remedio”. “La siguiriya es la muerte. Anuncia algo apocalíptico y el título es eso mismo, la hora de la muerte. Algo tan natural como la vida. Pero hoy en día se niega lo malo de la vida, se niega que haya sufrimiento, la cara oculta. Y convivimos con ella, y todos sabemos que existe, pero la orientación de la sociedad actual es evitar siquiera que se reconozca la existencia de algo malo. Es una mojigatería artificial y ficticia. La siguiriya es lo auténticamente apocalíptico, y tiene que serlo en plenitud”.
¿Dónde estaba el “Portalillo del Zapatero”? “En mi calle de Huelva, en la esquina. El personaje que inspira ese tema era un ser de los que abundan en Andalucía. Gente analfabeta que tiene un oficio más o menos humilde pero que poseen una sabiduría de la vida asombrosa. Es otro indicio más de mi vuelta a los orígenes, al ambiente que viví en la calle”.
¿Se sigue viviendo el flamenco a pie de calle? “Ya prácticamente nada. Si acaso Jerez…pero no…es una pena. Los tiempos cambian”
Hay dos aires de soleá “Sí, pero no tienen nada que ver uno con el otro. La primera es “Agua Encendida”, que es mi hijo. Así como suena.
En la segunda toco una soleá tradicional de principio a fin, pero de ahora, con el aire actual. Y digo tradicional de principio a fin porque, aunque mi técnica y mi sonido son de ahora, no acelero al final, como se suele hacer en las soleares de últimamente. Acabo reposado, como todo el tema”.
“mejor que mi madre no va cantar nadie por nanas para mí, porque lo que mi madre siente al cantar eso es una verdad más antigua que el cante. Y es haber parido”
Tampoco tienen mucho que ver las bulerías, “Sube la marea” es mucho más rítmica que la primera, la que comentaste antes “Y en su título recuerdo lo que te decía de mis orígenes. En Huelva siempre tenía mucho que ver en mi vida el mar. Si hacía viento de un lado o de otro, si subía o bajaba la marea. Miro hacia aquella época”.
Canta tu madre “Sí. Podría haber buscado una cantaora profesional para cantar una nana, que además es algo que también está de moda. Pero es que creo que mejor que mi madre no lo va a hacer nadie, porque lo que mi madre siente al cantar eso es una verdad más antigua que el cante. Y es haber parido”.
Aunque, dicho sea de paso, las colaboraciones son de escándalo “Me gusta mucho rodearme de gente que tenga algo que decir, claro. “La Susi” es flamenquísima y creo que no se le ha hecho justicia. Merecería estar mucho más arriba. José Mercé aparece porque nuestra relación viene de largo. Además teníamos reciente mi colaboración en su disco “Ruido”.
Y José Valencia es un cantaor del que precisamente se ha hablado mucho en la Bienal y que tiene todo, pero todo todo, para ser una figura”.
¿Quiénes son los que “Nos habitan y se van”? “Pues no lo sé, pero existen. Son seres, entes o cosas que hacen que la rondeña, que lleva este nombre me saliese en cosa de dos o tres días. Mira que este disco, por razones familiares, se iba dejando, retomando, dejando…y algunos temas te llevan meses y meses…pero esa rondeña, por algo que habita y se va…me salió casi del tirón”.
Hace cuatro años se me quedó grabada una frase tuya sobre la soledad de los guitarristas “Es que sigo pensando que para ser guitarrista hay que estar preparado para soportar mucha soledad. Meterte en un cuarto horas y horas todos los días y no ver a nadie o casi nadie. Y luego que lo que hagas le guste a la gente…esa es otra.
Que en mi caso a veces no sucedía o no lo parecía. Yo me preguntaba si lo que hacía no lo entendían o no les gustaba…ahora parece que sí pero…desde luego el éxito no me va a camelar o acunar para que me duerma…
A mi edad ya no. Alguien dijo que el éxito y el fracaso son dos impostores. Y cuando alguien se siente imprescindible tiene un verdadero problema.”
Volviendo a tu familia, de la que me hablabas al comentar el disco ¿querrías que tu hijo tocase? “Me gustaría que conociese la música, que supiese de qué va esto. Porque además será mejor persona. Pero no, no me gustaría que se dedicase a tocar o viviese de la guitarra. Esto es muy desagradecido, es muy duro, muy sacrificado. Encuentras momentos de felicidad cuando das con una melodía, con una fórmula… Pero también pierdes muchas cosas. Él hará lo que quiera, pero yo no voy a hacer nada porque él sea guitarrista”.
“La punta del iceberg del flamenco está en los creadores, y eso es lo que me atrae. A un tío que trabaja en una oficina le da igual, pero a mí no. Hay que componer y buscar”
Casi seguro que tienes algo gordo entre manos para el futuro “Aún es pronto. De momento quiero preparar a conciencia los directos del disco, moverlo y ya veremos. Se estudiará”.
Pero me sigue pareciendo injusto que los productores, guitarristas y compositores como tú, haciendo por lo menos la mitad de los proyectos, luego no tengáis la misma repercusión que los cantaores. Estoy seguro que en este disco no tendrás el reconocimiento equivalente que otros artistas a los que compusiste o acompañaste “Porque el flamenco está así establecido. Es algo que ni se plantea de momento. La figura del compositor no tiene un peso específico todavía. Y a eso ayuda nuestra pobre formación musical, la de país, me refiero.
En el mundo de la música clásica está muy claro: voy a ver una ópera de Verdi cantada por Plácido Domingo. Intérprete, obra y compositor tienen un equilibrio asimilado, asumido por todos. En el flamenco la figura del compositor tiene un cuarto de hora, como quien dice.
También porque venimos de una tradición en la que priman las letras populares, fórmulas ya creadas y muchas del anonimato, con lo cual ni se plantea la importancia del que compone.
Pero me da igual. La punta del iceberg del flamenco está en los creadores, y eso es lo que me atrae. A un tío que trabaja en una oficina le da igual, pero a mí no. Hay que componer y buscar.”
¿Sería bonito seguir en un escenario de por vida? “No lo he pensado pero no a cualquier precio. Si tengo condiciones para mostrar calidad sí, encantado. Pero no soy partidario de subirme sin tener un mínimo, me llame como me llame. Si no valgo para tocar me quedaré en las fiestas, con mis amigos.”