Entrevista y fotos: Rafael Manjavacas
El guitarrista onubense nos presenta su cuarto disco «Paseo de los Cipreses».
«Paco era la voz de todos nosotros, él conseguía decir lo que todos quisiéramos decir»
En «Paseo de los Cipreses» homenajea a grandes del Flamenco como Enrique Morente, Paco de Lucía, Félix Grande o Niño Miguel, que nos han dejado recientemente. Pero también a otras personas que han sido muy importantes en su vida como su padre o su amigo Antonio Moreno.
“Se canta lo que se pierde”, con esta frase del poeta Antonio Machado nos cuenta Juan Carlos Romero, en el texto que acompaña su disco, como ha ido desgranándose en ocho composiciones que recuerdan y homenajean al numeroso e ilustre obituario que se nos ha venido encima, sin darnos cuenta, con el natural e inmutable designio de la guadaña. Tangos, Taranta, Bulería, Granaína, Rumba, Vals flamenco, Buleria y un tema de composición libre conforman este disco que nos presenta Juan Carlos Romero.
– ¿Cómo se debe recordar a quien nos ha dejado, sea artista o persona cercana?
La nostalgia es inevitable, pero quiero que prevalezca la alegria sobre cualquier otro sentimiento, recordar lo bueno que nos dejaron esas personas mientras estuvieron con nosotros.
– Hablar de ‘Paseo de los cipreses’ da la impresión de una especie de luto, de dolor.
En cierta manera si, así debe de ser, lo que hace que podamos digerir lo que ha pasado en el mundo del flamenco es que se haga el duelo de las cosas, que se asuman, se digieran. Si tienes la suerte de poder hacer música con todo eso, prácticamente te permite liberarte. Como me dijo Félix Grande, el flamenco nunca me pareció triste, es cierto que a alguna gente le parece triste, a mí nunca me lo ha parecido. Félix me dio la respuesta “El flamenco es una herida que ya viene cauterizada, el flamenco no produce tristeza, sino consuelo”, eso es lo que espero que produzca este disco.
– ¿Cómo afrontas la composición de los temas, con la mente puesta en cada uno de ellos?
No exactamente, es una sensación general de pérdida, lo que ocurrió es que se iban acumulando en breve espacio de tiempo, tu cabeza no deja de estar con alguno de ellos varios momentos del día, cuando te pones con la guitarra te aparece todo eso, es inevitable, al menos en músicos como yo que estamos acostumbrados a trabajar con tus propios sentimientos, con sus sensaciones, con su mundo interior. Aunque no lo pretendas, aparece.
– ¿Has grabado primero los temas y luego decides a quién va dirigido o cuando lo grabas ya tienes el pensamiento para quien va a ser?.
Pues hay de todo, en este disco yo había pensado hacer una granaína, cuando estoy en el trance de buscar que granaína, sucede lo de Enrique, evidentemente la granaína tenía que ser para Enrique, por supuesto, la granaína que sale es distinta a la que hubiera salido si no ocurre lo de Enrique.
En el caso de Félix Grande, le asigno el tema después, lo que hago pensando en él es el texto que le escribo, unos tangos que interpreta Pedro El Granaíno, el único cante que hay en el disco.
– ¿Cuándo piensas en alguien la motivación es mayor y la creatividad sale antes?
Ese estado de ánimo de desasosiego, tristeza, melancolía, es un estado fructífero artísticamente, por eso es peligroso, corres el riesgo de instalarte en el, esperando que dé frutos, la creatividad es algo que nos gusta a todos, pero si nos instalamos en esa desventaja anímica se puede llegar a perder naturalidad, hay que hacer las cosas en función de lo que la vida te va proponiendo, y como es la vida la que propone las cuestiones hay que afrontarlas según se plantean.
– A la hora de crear cada uno de los temas, cambian mucho desde que lo piensas, la búsqueda de la música, melodías y el resultado final del mismo. ¿Encuentras rápidamente lo que buscas en cada tema o hay muchos descartes?
Se desecha mucho, es la sensación de ir alumbrando cosas que estaban allí, veladas por la oscuridad, luego le quitas el velo y aparecen, pero hay varias capas, se van quitando hasta que te quedas con lo último, ese es el proceso de selección y de tirar cosas que entiendes que no ayudan. Empieza siendo un esbozo y lo que queda se parece a lo inicial pero como un primo a uno de nosotros.
– El primer tema, que da título al disco es una Rumba, “Paseo de los cipreses” dedicada a quién fue técnico de sonido tuyo muchos años, Antonio Moreno. ¿Porque la rumba para Antonio?
Podía parecer que pretendía hacer un homenaje a figuras del flamenco que nos han dejado, yo no he querido eso, quería hacer homenaje a amigos míos que me han dejado, es una cuestión muy personal, por eso incluyo a gente que no tiene trascendencia para el mundo del flamenco, pero si para mí. Esta rumba se la dedico a Antonio porque creo que es el tema que más le apetecería escuchar.
– Y que a Paco de Lucía, hay que darle “Gracias innumerables” no cabe ninguna duda, a nivel del Flamenco, de la Guitarra y en tu caso, también a nivel personal.
Para los guitarristas nos ocurre que Paco es tan cercano, lo llevamos escuchando tanto tiempo que es alguien de la familia. La primera vez que oí a Paco fue por un disco que llevo mi padre a casa “La fabulosa guitarra de Paco de Lucía”, desde ese día, Paco forma parte de mi vida, al margen de que lo conociera personalmente y que siempre fuera una persona muy cercana, sobre todo con los guitarristas. Su condición como persona y la música que hacía forma parte de mi memoria, de mi infancia, de mi crecimiento, Paco me ha acompañado siempre, las gracias se las doy como guitarrista y personalmente, me ha ayudado a crecer y a entender mejor el flamenco. Paco era la voz de todos nosotros, él conseguía decir lo que todos quisiéramos decir. No hay guitarrista de la tendencia que fuera que finalmente no confluyera en la figura de Paco de Lucía, es la primera vez que alguien consigue unanimidad en un mundo como el flamenco en que afición por la discusión forma parte de la idiosincrasia del flamenco.
Ahora está saliendo una generación de nuevos guitarristas que están apostando fuerte, Dani de Morón, Diego del Morao, … pero tu llevas ya muchos años en la guitarra, ¿cuál es tu generación?
En mi generación es la de Rafael Riqueni, Gerardo Núñez, Vicente Amigo, Tomatito, que estamos ahí entre 4 o 5 años de diferencia de edad, luego, efectivamente, vienen los guitarristas que has nombrado y que tocan muy bien. Nuestra generación tiene la ventaja de que hemos cogido los últimos coletazos de cómo se vivía el flamenco, la tradicional, ellos lo tienen más difícil, prácticamente ya no existe, una generación que se está formando con otras herramientas, Internet, discos, hay mucha información pero las vivencias son más limitadas. El conocimiento verdadero va ligado a las vivencias, la información es positiva, pero no es conocimiento.
– Empezaste muy joven con la guitarra flamenca de la mano de tu padre.
De la mano de mi padre y de la del padre de Niño Miguel que es quien me introduce en serio en el mundo de la guitarra. No es que tuviera una relación directa con Niño Miguel, yo no recibí clases de él directamente, pero cuando su padre lleva a Niño Miguel a mi casa y lo escucho tocar me impresionó, yo con 9 años y él tendría 20 o 21 y tocaba increíble, he tenido mucha admiración y cariño por él. Luego voy creciendo y la distancia de edad ya no se notaba tanto, llegué a tener buena amistad, aparte de la admiración que he tenido siempre. He tocado su Vals Flamenco, en los años 70 alcanzó mucha popularidad para ser guitarrista, era la época de mayor esplendor y quería recordarlo así.
– Y de Félix Grande, estabas muy vinculado con él, ¿cuál era tu relación?, ¿cuánto te ha aportado? Y porque “Encogiéndome de hombros”, parece una resignación.
Ante un acontecimiento como es que se te muera alguien, sólo queda resignarse. Félix era un gran aficionado a la guitarra, a mi gusta mucho la literatura y Félix me aporta muchas cosas, yo le enviaba mis discos, él me enviaba sus libros, un maestro en la vida y en la literatura, un hombre inteligente y sensible, daba gusto ser amigo de Félix.
– El disco se cierra con una bulería “La vida al encuentro”.
A mí no me gusta regodearme en las cosas negativas, yo no quiero eso, quiero asumir el pasado lo antes posible, pero con la mochila cargada seguir adelante, en el presente, construyendo el futuro día a día. En el video clip que acompaña el disco aparecen muchos niños, creo que el retrovisor es importante, pero con proyección hacia adelante, con alegría.
– Dentro del disco hay un video clip incluido donde salen unos niños en clase de música, ¿Cómo crees que se afronta la enseñanza del flamenco en España?
Siempre lo es, realmente los políticos nunca se terminan de creer que el flamenco tenga importancia, lo interpretan como elementos para la identidad regional, pero en el fondo no se lo creen, lo dicen, pero es mentira. Creen que se encuentran en la obligación de defenderlo pero no lo ven como una música importante, tendrán que venir desde fuera a recordarle lo importante que es lo que tienen.
– Lo de los conciertos de guitarra flamenca está muy complicado, al menos, eso es lo que constatamos, ¿Cómo es posible? En todos los festivales, grandes o pequeños, la guitarra siempre queda relegada.
España es el país de la guitarra, si los gestores culturales, la dirección política de la cultura llegaran a entender de la importancia que puede tener, comprenderían que la gente acudiría si tuvieran una formación musical. Aquí no se le da importancia a la formación musical, por lo que es difícil que acudan a conciertos de guitarra o de otro instrumentista, por la carencia en la formación y la poca atención que se le presta a la música, ahora todo se mide por cuestiones económicas, si es o no rentable. Pasa por la base, que la gente esté formada musicalmente, si se considerara la música como algo importante en la formación, como lo es en el resto de países desarrollados. En Europa no es necesario que te conozcan personalmente, lo que vende es que eres un músico flamenco, aunque el nombre no sea conocido. Yo entiendo que una empresa privada, que se juega su dinero, quiera resultados económicos y recurra a los nombres que le ofrecen más garantías, pero cuando es dinero público ese recurso ya no me vale.