«Los mejores músicos españoles que he conocido son flamencos»
Juan Carlos Garvayo, pianista, es Catedrático del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y cuenta con una larga trayectoria profesional como solista y como músico de cámara. Como miembro del prestigioso Trío Arbós, que fundara en 1996, ha actuado en las principales salas y festivales internaciones en el ámbito de la música clásica. En el año 2013 recibe el Premio Nacional de la Música en la modalidad de interpretación. Mirando en la Wikipedia podemos ver que cuenta con al menos 34 grabaciones de piano, piano con orquesta, en trio, formando parte de óperas, y por supuesto con el Trío Arbós que es el que suma mayor número de grabaciones.
Nos hemos citado con él para hablar de su última grabación, el CD ‘Travesías’ que con el Trío Arbós, acerca la música clásica al flamenco, uniendo su trío de piano, violín y chelo al cantaor flamenco, Rafael de Utrera.
¿De dónde viene tu afición al flamenco?
De toda la vida. A mi siempre me ha gustado el flamenco. Realmente cuando quiero escuchar música, me pongo flamenco. Procuro estar al día de todo lo que sale; es algo vital para mi.
El clásico y el flamenco, dos caminos paralelos que no se miran entre sí.
Son estilos estancos y es muy difícil llevarlos de un sitio a otro. En mi ámbito, la música clásica, cuando yo digo que me gusta el flamenco, les da un poco de risa. ¿Cómo es posible que a un catedrático que ha tocado las músicas más obtusas le pueda gustar el flamenco? El flamenco es como un virus, una vez inoculado no hay manera de quitarlo; es una música poderosísima y es una pena que desde el ámbito clásico no se le haga más caso. De hecho, siempre se le ha tratado como a una música inferior, se le ha visto con recelo o directamente se la ha ignorado.
Hay un problema histórico, en el 1922 Falla ideó el Concurso de Cante Jondo. Ahí la tradición estaba emparentada: la una vivía de la otra. La generación del 27 musical, los seguidores de Falla, beben de la esencia del cante popular, no solo del flamenco. Con la guerra civil esto se pierde; se abre una grieta tremenda y muchos de esos compositores pasan al exilio. En los 50 llegó a España la vanguardia centroeuropea: música sin referencias al canto popular y que desprecia lo anterior. A la dictadura franquista le venía muy bien: esas músicas le daba un cariz de modernidad. Como es abstracta es inocua; incluso hay informes que revelan que hasta la CIA les apoyaba. Así que todo lo que había con anterioridad se oculta, se elimina de la historia oficial de la música. Toda esta estética ‘contemporánea’ ha despreciado al flamenco, algo que nunca he entendido y me duele.
Que en el Conservatorio de Música de Madrid no haya estudios oficiales de flamenco me parece una barbaridad. Debería haber manifestaciones. Existe un corporativismo muy grande, un núcleo de músicos con cierto poder que relegan al flamenco a algo residual. En el fondo piensan que no se tiene que estudiar de forma seria. Aparte, están los del flamenco con una pequeña parcela de poder, que quieren manejar lo que se haga de flamenco.
«Que en el Conservatorio Superior de Música de Madrid no haya flamenco me parece una barbaridad, debería haber manifestaciones”
Esas reticencias quizás nazcan del hecho de que los clásicos tienen que estudiar largas carreras y los flamencos parece que ya nacen sabiendo.
Ni una cosa ni otra: entre los flamencos he conocido a enciclopedias andantes del cante que yo creo que han estudiado tanto o más que los clásicos. Lo que pasa es que algunos clásicos intentan ridiculizar las cosa que ellos no saben hacer o comprender… un músico que lleva 20 años en el conservatorio y es incapaz de tocar a compás… o distinguir una seguiriya de una soleá…
El otro día decía Cañizares que no es verdad que para ser flamenco estudiar sea perjudicial, que todo es enriquecimiento. Es verdad que el flamenco tiene esa vertiente visceral y pasional muy fuerte que también está presente en la música clásica, pero en esta existe un control exhaustivo a través de la partitura y un refinamiento estructural del que el flamenco a veces carece.
“Un músico que lleva 20 años en el conservatorio y es incapaz de tocar a compás…”
En la guitarra flamenca, muchos de los mejores artistas han aprendido sin saber leer música, sin partituras.
Te puedo decir, que los mejores músicos españoles que he conocido son flamencos. Personas que son capaces de reproducir cualquier material musical inmediatamente de una manera convincente, definida y precisa. Eso solo me lo he encontrado en el flamenco. Gente con oído absoluto que te habla de la taranta que cantó tal o cual en alguna grabación y te la reproduce de manera exacta y en el mismo tono. Esto supone disponer de una capacidad musical y de una memoria increíbles.
Cuéntame tu experiencia, desde el clásico al flamenco.
A mi me gusta hacer experimentos. Cuando nos acercamos al flamenco en una sala del circuito clásico, con público acostumbrado a lo clásico, nos sacan en volandas; así que me cuesta entender que no exista un mayor acercamiento. También hemos tocado en festivales exclusivamente flamencos y la recepción es buenísima; ellos aprecian el esfuerzo que hacemos de acercarnos al flamenco. No es lo que se llama habitualmente fusión: lo que intentamos es llevar al flamenco a nuestra manera de entender la música, intentando conocer, escuchar mucho, experimentar las sonoridades de los diferentes instrumentos; no solo para simplemente reproducir una guitarra, si no buscar un timbre nuevo. En nuestro caso se requiere una partitura bien pulida, aprender un idioma, además aprender a comunicarnos con un cantaor que te explica las cosas con códigos a veces distintos. Es un ejercicio de traducción en el que a veces se pierden unas cosas pero se ganan otras.
El acercamiento al flamenco del Trio Arbós, imagino que ha sido de forma gradual y sin flamencos…
Nosotros nacimos como grupo en el año 96. El trío para violín, chelo y piano es una de las formaciones de música de cámara por excelencia junto al cuarteto de cuerda, así que tenemos un peso histórico en la clásica. Por ejemplo, hacer una bulería con un trío con piano es casi una locura, no tiene nada que ver con lo habitual.
Nosotros hemos hecho muchos estrenos en la música clásica y nos preguntábamos por qué casi nadie se ha acercado al flamenco, salvo maravillosas excepciones como la del Maestro Mauricio Sotelo.
Hace unos años se nos ocurrió llamar a 7 compositores internacionales de renombre y les pedimos que hicieran una obra para trío con el flamenco como referencia el flamenco. La respuesta fue muy buena. Presentamos el proyecto a una fundación española y nos encontramos con que varios compositores españoles ilustres de la comisión dijeron literalmente que eso del flamenco ‘es una porquería’, y que no nos daban financiación. Dos meses después lo pedimos a una fundación alemana, la Ernst von Siemens y nos dieron el dinero para pagar los 7 estrenos. Llegaron las obras, cada una de su padre y su madre, y pensamos en crear una especie de interludios con cantaor flamenco tradicional, relacionándolo con el material de los compositores. Ese fue el germen del proyecto Flamenco Envisioned que primero presentamos junto a Jesús Méndez en el Auditorio Nacional Madrid. Finalmente, en el Maestro Rafael de Utrera encontramos a la persona que mejor entendía el proyecto y sabía lo que queríamos hacer.
¿Cuál es la aportación de Rafael de Utrera al proyecto?
Es fundamental. Cualquier comentario de Rafael, que afortunadamente se involucra mucho, se ha tomado en consideración. La mayor parte de las cosas que él canta han sufrido una evolución de lo pensado inicialmente hasta como lo hemos acabado realizando. Ha encajado a la perfección dentro del proyecto, también como consejero y guía. Rafael ha estado siempre atento a cada detalle de la grabación del disco: un asesor impagable.
Los instrumentos que tocáis hacen el papel de la guitarra en el flamenco. Sustituir al cante es más difícil…
En un concierto en Israel, me atreví a cantar yo unas letras por bulerías, pero casi nos prohíben la entrada al país… Con los instrumentos es difícil sustituir al cante, no digo que no se pueda.
“Travesías” es la palabra que mejor define este proyecto, este disco.
La travesía es un camino corto entre dos caminos paralelos o adyacentes, yo lo visualizo así: la clásica y el flamenco, dos músicas con una personalidad e historia muy importantes y la travesía es la de ir de uno a otro, a veces en zigzag, entramos, salimos… hemos disfrutado mucho y también en ocasiones nos hemos llegado a desesperar…
¿Qué temas tiene ‘Travesías’?
Queríamos que estuvieran reflejadas cosas históricas, tradicionales, pero con otra sonoridad. Está también Paco de Lucía con ‘Canción de Amor’ que a mi me parece una melodía prodigiosa a la altura de las cosas mas inspiradas que podía hacer Schubert, yo siempre quise tocarla, pero como no toco la guitarra, la única manera era hacer un arreglo para trio y parece que el resultado está gustando mucho.
Hacer una bulería para nuestro grupo con un cantaor no es nada fácil. En los cantes a compás, un guitarrista puede tomar decisiones inmediatas, acompañar por aquí o por allí, escuchar y reaccionar. Con tres personas haciendo de guitarra con instrumentos muy distintos, hay que tener una estructura fija y un margen de improvisación mínimo, en la que el cantaor también participa. Por eso decidimos hacerla solo instrumental y transcribir ‘Buleriando’ de Moraíto, lo que resultó ser un gran reto. En la guitarra, esta música suena natural y traspasar la sonoridad de la guitarra a trío es muy difícil. Rasguear un acorde en las cuerdas metálicas dispuestas en semicírculo de un violín o un chelo es otra cosa y si hablamos de soniquete, ni te cuento. Hemos intentado que nuestra aportación sea única, mezclando como si fuera alquimia las características tímbricas de nuestros instrumentos para conseguir que suene un solo instrumento entre los tres. No queremos que nuestros instrumentos ‘clásicos’ estén de adorno o de maquillaje sobre la base de una guitarra, como tantas veces se ha hecho.
También, entre otros temas, metimos unas alegrías, ‘Rebalaje’ un tema original mío, un homenaje a mi tierra, Motril. Eran instrumentales pero Rafael al escucharlas me dijo, ‘aquí quiero estar yo, el cante iría muy bien’, así que esa misma noche trabajamos unas letras mías y las incluímos.
También hay un fandango natural, unos tientos-tangos, una estupenda soleá apolá, una obra original compuesta por Jesús Torres y dos obras lorquianas: ‘Gacela del amor imprevisto’ y ‘La leyenda del tiempo’.
Al final, el disco es consecuencia de vuestros directos y la experiencia en los conciertos.
Sí. Empezamos con Rafael de Utrera en estas 7 obras que te he contado y después los interludios han ido creciendo y evolucionando hasta llegar a lo grabado en el disco. La malagueña de Chacón que tocábamos inicialmente ha ido evolucionando hacia una rondeña, que luego encadenamos con abandolaos, bueno, en realidad con un fandango de Frasquito Yerbabuena, cantaor albaicinero.
“La música cuando es buena, si está bien hecha, y bien servida atrapa a cualquiera”
Vuestro directo, entre el clásico y el flamenco, ¿va bien a los festivales flamencos? ¿o en el circuito del clásico?
Realmente, el problema es llegar; que se entienda que puede estar en un tipo de festival u otro, porque una vez en el escenario la acogida es excelente, bien con público clásico o con público flamenco. Tengo una anécdota: en el festival Música de Sur -que se celebra en Motril- y que yo dirijo, traje un cuarteto de cuerda francés para hacer el penúltimo cuarteto de Beethoven, una obra impresionante, casi de otro mundo. En la primera parte del concierto había cante jondo… Entre el público, gente de todo tipo. Una vez terminado el flamenco, comenzó a sonar el opus 132 de Beethoven y en mitad de un pianissimo, un ‘aficionao’ rancio con su sombrero de ala ancha, soltó desde uno de los palcos: ‘Pepe, vámonos, que esto es un coñazo’. Sin embargo, otros se quedaron y lo disfrutaron al máximo. Terminó siendo un concierto emocionante.
La música cuando es buena, si está bien hecha, y bien servida atrapa a cualquiera que tenga sensibilidad; el poder de seducción es enorme.