Entrevista a José Blas Vega, flamencólogo

Pablo San Nicasio Ramos

«Los artistas han despreciado a la flamencología»

Buceando en bibliografías flamencas encontramos su nombre más que el de ningún otro flamencólogo o experto. Y aún con los años y los achaques, no para. A pesar de encontrarse todavía en plena fase de recuperación de una prolongada convalecencia, a José Blas Vega (Madrid, 1942) se le ilumina la mirada cuando se pone a enumerar los proyectos en los que anda pensando.

Otra cosa es cuando le hablamos del panorama flamenco actual… dice entonces que prefiere quedarse en casa, a lo suyo. Escribiendo, recopilando material, preparando conferencias. Trabajando en lo que luego a otros le servirá para comprender de qué música viven…

¿Mejor de salud?
“Sí, poco a poco, a la espera de los análisis pertinentes pero sí, mucho mejor, de momento todo parece más controlado.”

Obligado a parar por causa mayor… aunque creo que mucho reposo no ha guardado
“Yo, mientras tenga el entusiasmo que suelo, tendré proyectos en la cabeza. La verdad es que nunca me faltan cosas que hacer, y al paso que voy necesitaría varias vidas para terminar con todo. Ahora, por ejemplo, estoy metido en el asunto de una conferencia y una biografía de Manolo Caracol. Un trabajo que llevaba mucho tiempo tanteando y que ya va tomando forma. Está siendo muy exhaustivo todo pero creo que merece la pena siendo uno de los grandes artistas de la Historia.”

Caracol ha sido quizá el más olvidado de los grandes…
“Es el momento de hacerle justicia. Bueno, realmente lo ha sido siempre. Pero por circunstancias, aún no se había hecho un trabajo acorde con su aportación. Cualquiera que oiga el flamenco actual puede comprobar como hay elementos de su estilo que siguen vigentes, una tremenda discografía, recursos propios… lo que sucede con Caracol es que se le reprocharon algunas cosas que hizo sobre los escenarios y parece que a veces no era flamenco lo que hacía…cuando era así. Ya tocaba, desde luego.”

Lleva hablando y escribiendo de los grandes desde hace mucho
“Sí, es cierto. Yo empecé con veintiún años dando conferencias sobre Chacón y luego, pues ya sabes, ha venido toda la obra biográfica, los estudios, etc. No era algo tampoco demasiado difícil para mí teniendo en cuenta que yo estaba en continua convivencia con grandes artistas que me hablaban de todas aquellas figuras.”

La obra de José Blas Vega no sólo se ciñe al flamenco, hay temas más “escabrosos” aún…

“Sí. Creo que refieres a la literatura erótica. A mí siempre me ha interesado mucho la historia de la literatura erótica y pornográfica en España. Y era algo que, por lo demás, no tenía apenas material publicado en nuestro país. Así que en ese tipo de estudios también he sido pionero y así se me ha reconocido”.

“Mucho se habla de la “Movida” madrileña de los ochenta, pero yo he vivido otra anterior,  en las ventas de la carretera de Aragón en los cincuenta y sesenta, donde el arte flamenco y la canción española eran el pan nuestro”.

¿Cómo trabaja José Blas Vega?
“Como te decía antes, he tenido la suerte de buscar y escribir sobre el flamenco a la vez que conocía y trataba a diario con grandes artistas, muchos de ellos protagonistas de mis obras. De ahí que mi trabajo no se limitase a copiar de dos libros y hacer el mío, cuando además no había material donde encontrar nada porque no se había editado nada.

Creo que en mi caso partía de una idea que venía sola, de la propia necesidad de saber de alguien, y luego iban saliendo otros proyectos  durante esa elaboración. Ha sido todo sobre la marcha. Además, repito, el no contar con recursos bibliográficos de referencia le hacía a uno buscarse la vida mucho más que ahora, que contamos con un buen material al alcance de todos. Las conversaciones con mis amigos artistas me supuso, quizá, la principal fuente para ir haciéndome idea de la verdadera talla de los artistas a los que estudiaba o la importancia de un estilo, por ejemplo”.

Madrid ha sido un tema importante dentro de su obra
“Si, pero realmente lo que se ha publicado de la capital se ha quedado corto. Madrid ha sido el eje de varias de mis obras. Primero porque soy madrileño y segundo porque, honestamente, creo que esta ciudad ha sido y es, en muchos aspectos, la capital del flamenco. Y, como te digo, lo que he publicado del Madrid flamenco es muy poco en comparación con todo el material que tengo. Es una de las partes de mi obra que más me gustan y que, además, más se me han reconocido. Como mi trabajo sobre los cafés cantantes de Madrid, premiado por la cátedra de Flamencología de Jerez el año pasado, donde documento la existencia y hablo de más de ochenta lugares de este tipo en la capital.

Aquí, en Madrid, es donde ha surgido todo el movimiento del flamenco como arte que mueve dinero, que genera oportunidades a artistas. Mucho se habla de la “Movida” madrileña de los ochenta, pero yo he vivido otra anterior,  en las ventas de la carretera de Aragón en los cincuenta y sesenta, donde el arte flamenco y la canción española eran el pan nuestro”.

Tendría Ud. antecedentes familiares flamencos habiendo empezado a trastear con él desde los años cincuenta.
“Pues no, realmente no los tenía. Hombre, en mi casa era lo típico poner la radio y que se escuchase a los artistas de la época. La canción española, la copla, el flamenco… eran sonidos cotidianos y agradables a todo el mundo y como yo, mucha gente habrá convivido con ellos desde bien temprano. Eso ayuda, pero la vocación salió de mí mismo. Tengo recortes de periódico del año 52 con referencias a unas actuaciones de flamenco y canción española en el Circo Price, muy cerca de donde yo vivía, así que ya me picaba a mi la curiosidad por todo ese arte, empezaba a amontonar documentación. Por lo que pudiera pasar…

José Blas Vega
Libreria del Prado, interior

Y luego todo viene rodado, ir a ver a las figuras del flamenco al Teatro Calderón, conocer y leer el libro de Fernando el de Triana… lo fui viendo claro.

También un punto interesante en mi carrera fue el hecho de entrar en Hispavox en las tareas de producción de discos. Ahí me metí de lleno en la elaboración de un material que, si no recuerdo mal, llega a los trescientos discos, con todo tipo de artistas: Manolo Cano, Carmen Linares, Fernanda y Bernarda, Serranito…

Todo ayudó para ponerme sobre la idea de hacer obras cada vez más grandes y llegar a las antologías o enciclopedias del flamenco, donde creo que dejé lo mejor de mí”.

Estamos hablando de obras esenciales. ¿Se las puso como meta en sus inicios?
No, ya te digo que  fueron saliendo como proyectos sobre la marcha. Lo que sucede es que  los reconocimientos y premios que me iban dando me iban motivando para seguir en la estela de la investigación. Siempre sabiendo que no tenía apenas material de ayuda y que era yo el que tenía que ir abriendo camino. Uno se va exigiendo más con los años.

Además, yo trataba de no ser un mero transcriptor de las biografías o anécdotas del flamenco. Lo interesante es ir más allá, hay que hacer un estudio de los estilos de cada artista, la evolución de sus cantes, sus aportaciones reales, documentándolo todo…y creo que ahí es donde sí se puede decir que marqué una tendencia”.

“Si bien muchos artistas son grandes, otros muchos son impresentables, no han estado a la altura, se han despreocupado de la evolución, el estudio de su arte…”

¿Y no se ha quedado con algo por hacer? Lo veo difícil pero…
Hay tantas cosas por hacer, lo que te decía al principio, me harían falta varias vidas para completarlo todo, pero creo que no me puedo arrepentir. Algo habré aportado cuando soy el escritor más referenciado en los libros de flamenco”.

¿Hoy como se investiga? ¿De una manera muy diferente a como cuando empezaba Ud.?
Está claro. Cuando yo empezaba, o no había libros de flamenco o los que había  trataban el tema de una manera muy superficial, sin ahondar en la esencia de los cantes, la técnica, la evolución. Pero con las aportaciones de gente como Anselmo González Climent, a partir de mediados de los cincuenta, el rigor ya fue mayor.

Se empezó a hacer uso de las hemerotecas y se sacó un material muy relevante para las investigaciones. Me viene a la mente el caso de José Luis Ortiz Nuevo, que se volcó con la prensa sevillana y de ahí extrajo información valiosísima. De lo que se trataba era de documentar las cosas tal y como había sucedido. Nada de tradición oral, rumorología o falta de fundamento.

Así hoy día hay muchos puntos de arranque válidos cuando queramos analizar un aspecto del flamenco. Hay archivos, discografía, instituciones que cuidan este material…etc.”

¿Y los artistas, se documentan tanto como ustedes los investigadores?
No, ellos no leen, hasta se han “cachondeado”…nos han tomado un poco a broma, han despreciado al sector de la flamencología. Siendo ellos además los que se han aprovechado de las aportaciones de todos estos estudios. Y te diré más, siendo la mayor parte de nuestro trabajo la principal razón para el hecho actual de ensalzar y elevar de categoría a los propios artistas flamencos. Son profesionales reconocidos que no se buscan la vida de cualquier manera como antes, precisamente porque se ha escrito y valorado en su justa medida su labor, y en eso no tenemos la valoración adecuada.

Me atrevería a decir que, si bien muchos artistas son grandes, otros muchos son impresentables, no han estado a la altura, se han despreocupado de la evolución, el estudio de su arte…otros sí, claro. Ahí están Fosforito, que siempre que puede acude a conferencias, se preocupa por estas cosas,  el mismo Mairena en su tiempo, que recopiló material, renovó y recuperó cantes, impulsó a artistas, José Menese, Morente… esa gente siguen siendo casos excepcionales. Ya digo que lo normal no es que se interesen mucho por esto.

Creo que los artistas flamencos hoy escuchan más que leen. Desde su casa pueden acceder a los cantes que quieran, otra cosa es que luego los sepan desarrollar bien…”

“Hoy día el flamenco suena de otra manera, una tendencia a mezclarse con otras músicas, a hacer fusión, con más confusión quizá…más acorde con lo que demanda la juventud.

También hay gente actualmente que procura tener cosas de ambas tendencias y contentar a todos…el acompañamiento con guitarra ha dejado paso a otro tipo de  instrumentaciones,  se dan más desafinaciones, se grita,  se ha introducido el cajón…”

 

¿Ha comparado las épocas que le ha tocado vivir?
Hemos pasado de un “informalismo” total en el XIX a lo que conocemos hoy. Y el gran cambio llega con Chacón, su técnica, su aportación estilística, su huella… a partir de él se abre la Edad de Oro, la más gloriosa del flamenco, hasta los cincuenta. Con unos artistas que dan una forma concreta a lo verdaderamente flamenco, profesionalizando de verdad este arte y sentando sus bases de repertorio.

A partir de la flamencología se reconstruye mucho, mitad de siglo, pero también queda todo un poco marcado por la huella del laboratorio, es una especie de Renacimiento que casi llega hasta nuestros días.

Hoy día el flamenco suena de otra manera, una tendencia a mezclarse con otras músicas, a hacer fusión, con más confusión quizá…más acorde con lo que demanda la juventud.

También hay gente actualmente que procura tener cosas de ambas tendencias y contentar a todos…el acompañamiento con guitarra ha dejado paso a otro tipo de  instrumentaciones,  se dan más desafinaciones, se grita,  se ha introducido el cajón. No digo que este flamenco sea ni mejor ni peor…es un concepto totalmente diferente a cualquiera de las etapas anteriores”.

¿Pero esas innovaciones no se han dado siempre?
Puede ser. En el primer flamenco había mucha huella folclórica, luego en los cafés cantantes se nota quien es profesional y quien no. Sobre todo en su técnica, en su saber estar…la malagueña apareció como una innovación frente a los cantes tradicionales, la bulería apenas se hacía hasta los años treinta, cuando hasta entonces se le recriminaba usarla a los artistas…se introducen los arreglos orquestales y ahí se mete Vallejo, la Niña de los Peines, el Sevillano…luego se combina la canción y el cante…siendo muy criticados Caracol, Pepe Pinto, Manolo el Malagueño, Farina, Príncipe Gitano, Valderrama… y mira que eran grandes todos…”

Hábleme de su negocio, la Librería del Prado, ¿Vienen muchos flamencos?
Nació en la calle Espíritu Santo a modo de inversión mía y luego yo me hice en el 82 con este local de la calle Prado.

No vienen muchos flamencos, la verdad, el flamenco sigue siendo muy minoritario y más en los libros. Tengo mi archivo, mi sección de libros antiguos de flamenco por si viene algún curioso y tal…pero no es lo normal que vengan preguntando por ellos”.

¿El flamenco le ha aportado una filosofía de vida?
Si, totalmente. Te condiciona mucho. Todo lo que te decía de convivir con artistas de una talla tan grande te marca. Y aprendes porque no sólo ves la cara buena, la que se ve en el escenario. También convives con el lado oscuro, con el de las miserias de la vanidad, de la droga, algo que apareció en los últimos años…”

Fenómeno que sería digno de tratar por la flamencología, lo mismo ha condicionado en parte la producción del último flamenco…
Desde los setenta veía como funcionaba el asunto…y lo cierto es que a nivel flamenco no influyó mucho, pero arruinó físicamente a tantos artistas…les ha recortado sus trayectorias una barbaridad…pero a nivel estilístico no lo veo tanto, quizá no se ha analizado.”

“Desde los setenta veía como funcionaba el asunto… (las drogas) y lo cierto es que a nivel flamenco no influyó mucho, pero arruinó físicamente a tantos artistas…les ha recortado sus trayectorias una barbaridad…pero a nivel estilístico no lo veo tanto, quizá no se ha analizado.”

No se le ve mucho por los conciertos
Es que no voy casi. Después de tantos años viendo a los grandes necesito una motivación extra para ir hoy día a un concierto. Voy más por compromiso a veces que por otra cosa… no sé, no me llamarán tanto los artistas de hoy. Siempre veo a los mismos… me gusta Arcángel…no sé, prefiero quedarme en casa, a lo mío”.

Deje la firma maestro
Que no hagan como yo y vayan a ver y oír flamenco, sobre todo los jóvenes, porque es un arte tan grande y tan multidisciplinar…es un arte que se seguirá siempre manteniendo y que estará vivo, merece la pena”.

José Blas Vega con Pablo San Nicasio
 

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