Su discurso es como su guitarra: habla suave, te envuelve, le entiendes a la primera y todo parece perfectamente correcto. Pero lo que José Antonio Rodríguez dice y piensa lleva cargas de profundidad. Su guitarra es la antítesis de la corriente y sus palabras son pura militancia. Romántico como él solo se defiende su música con las uñas y los dientes de su sensibilidad artística, porque un año después de su concierto inaugural del Festival de la Guitarra de Córdoba, José Antonio Rodríguez presenta con el sello Universal los sonidos y las imágenes de aquella noche en un doble formato (CD y DVD) titulado… Sí… Es cómo veo yo Córdoba en el transcurso del tiempo desde la lejanía de Sevilla… pero también el título hace referencia al tiempo como medida musical… Y era un título que me sugería mucho desde el primer tema, porque si tuviéramos que buscar un argumento al concierto sería el río, el agua, la que nos va llevando a cada tema. El concierto empieza con un sonido que quiere significar ese proceso. En el fondo es un capricho que me he dado y que es ponerle música a los recuerdos de mi tierra. Hay gente que no se explica por qué dedico una soleá a Guadalcázar, que es una aldea muy pequeñita, pero para mí tiene mucha importancia sentimental porque mi padre nos llevaba de chicos a pasear por esas carreteras secundarias, y qué mejor que ponerle música a algo que uno ha vivido. En mi caso eso ya viene siendo norma e incluso ya me preocupa porque todo lo último que estoy haciendo consiste en ponerle música a algo que he vivido. A ver si cambio un poquito y rompo por otro lado. ¿Estaba ya planificado que ese concierto iba a transformarse en un CD/DVD? Para nada. El concierto fue un encargo del Festival de la Guitarra de Córdoba utilizando medios técnicos distintos a los de un concierto habitual, con un equipo de sonido tremendo, con tres técnicos… el planteamiento de la grabación fue bueno, teniendo en cuenta que disponíamos de todos esos medios. Además tuvimos el Teatro a nuestra disposición durante cuatro días para poder realizar pruebas de luces, pruebas de sonido, etc. Evidentemente eso no es lo habitual, sino que en cualquier sitio que vayas, si te dan dos horas ya es mucho. De modo que mi técnico, Eduardo Ruiz, me propuso que ya que teníamos todos esos medios y facilidades, alquilar un multipista. Total que lo hicimos y llamamos al técnico que habitualmente graba mis discosY ya puestos ¿por qué no contratamos un par de cámaras para poder verlo? Y de dos pasaron a seis cámaras. Así que el concierto tuvo lugar el 3 de julio de 2006 y el disco se terminó de mezclar a primeros de 2007, porque nos tomamos la cosa con tranquilidad y sin tener claro que se fuera a editar.Pero nos gustó tanto el trabajo y la gente de vídeo hizo una edición tan estupenda que decidimos plantearlo a Universal y les gustó mucho la idea. Y aquí tenemos el primer adelanto de “Córdoba en el tiempo”, porque el año que viene se completará con el DVD íntegro de lo que ocurrió allí y que incluirá algunas pruebas de luces y sonido que también se grabaron. “Nadie discute que un movimiento de una sinfonía pueda durar 20 minutos. No creo en la idea de que la música tenga que durar tres minutos y medio para que la pongan en la radio” ¿Son piezas creadas expresamente? Hay de todo. Por ejemplo hay músicas creadas por mí pero no para mí, sino que fueron de encargo para el Ballet Nacional de España, por ejemplo. Así fui retomando algunas cosas y luego también hay otras que sí son creadas para este disco. Son composiciones largas para lo que suele ser habitual ¿Te sientes más cómodo en esos formatos? Sí. Yo he sido criticado a veces porque ser muy denso o muy “indefinido”, pero nadie discute que un movimiento de una sinfonía pueda durar 20 minutos. No creo en la idea de que la música tenga que durar tres minutos y medio para que la pongan en la radio. Eso es estupendo, pero cuando me planteo una obra lo hago desde el punto de vista musical y en mi caso,cuando empecé a hacer mi música, me desligué de la forma tradicional de falsetas que se suelen utilizar en el flamenco sobre todo para el acompañamiento al cante.Y a mí, desarrollar un tema en tres o cuatro minutos me cuesta mucho trabajo. En este caso éramos diez músicos en escena y hay que repartir sonoridades en función de lo que tienes. Así que el tema que menos dura está en ocho minutos y pico… Quizá se me quedó corto (ríe)… Es cierto que alguna cosa se quitó: en la siguiriya, que no está en este disco pero que estará en el DVD, quité alguna cosa que me pareció que no quedaba bien en el conjunto, pero en general no me planteo ponerle fin a la obra en función de una determinada duración. Justamente tenía pensado comentarte ahora que tus composiciones no responden a una sucesión de falsetas más o menos estructuradas (un trémolo por aquí, una escala por allá…) sino más bien a una idea o, yo diría, a un hilo sentimental. Bueno, no estoy inventando nada. En el flamenco, al no existir metodología uno va dándose golpes hasta que las cosas caen. Nos cuesta más tiempo. Lo que yo estoy haciendo es desarrollar. Hace muchos años me lo decían ya Astor Piáosla o Leo Broker: con una falseta del flamenco se podía hacer una obra entera. Lo que hacemos los flamencos es condensar todo en un minuto y medio. Particularmente, me lo creo a medias, porque justamente el flamenco es eso, es la falseta, es lo rápido, es decir tanto en tan poco, pero también es verdad que podemos aprovechar el conocimiento que nos dan otras músicas y otros músicos para desarrollar lo que hacemos. Hoy el flamenco llega a un teatro, a una escuela oficial… Hoy es otro tipo de música. Incluso a veces he comentado que llega a ser una música elitista, y eso no molesta. Tenemos de lo más tradicional a lo más innovador. Hay gustos para todo y no se debe cortar ese amplio abanico de colores. El flamenco ha tenido a muchos artistas marginados en cuanto a su conocimiento por el gran público, grandes creadores que no han tenido la popularidad que su genio ha merecido. Por ejemplo, me he alegrado mucho al ver el nombre de Cobitos en tu disco. Al ser un arte tan vivo y tan inquieto, en el flamenco también entra el juego de las modas. Eso es inevitable y hay muchas injusticias en ese terreno. Ha habido gente que ha hecho muy buena música y han sido fundamentales para la gloria de otros. A esa pequeña vía que queda entre estación y estación no se le ha dado la importancia que merecepor no ser conocidos a nivel popular. A mí me hubiera pasado lo mismo con Cobitos de no haber sido por Luís de Córdoba, a quien toqué en algunos festivales y con quien hace muchos añosgrabé varios discos junto a Enrique de Melchor. Fue Luís de Córdoba quien me habló de Cobitos y me cantaba una taranta suya, cuyaletra no recuerdo ahora mismo, pero en la que había unos giros muy particulares. A mí siempre me impresionaba ese cante y le pedía que me la hiciera. Así que cuando compuse esta obra pensando en mi tierra, en Córdoba, no sólo me vinieron recuerdos de lugares puntuales, sino también de vivencias y, en este caso, aquellas vivencias con Luís de Córdoba fueron fundamentales. Gracias a Luís conocí una serie de cantes que sin él probablemente no hubiese escuchado nunca. “No sólo me he arrimado sino que he estado varias veces en la enfermería con cornadas graves por mi compromiso con el flamenco” Esa taranta de tu disco es preciosa. Está tratada con mucho cariño y hay una sensibilidad exquisita. Sí, tengo especial cariño por los toques de levante porque fueron las primeras cosas que empecé a componer. También es verdad quemi primer premio fue en La Unión, en el año 1981 –que ya ha llovido- y lo primero que tuve que componer para el concurso fue una taranta.Para mí los toques de levante son muy especiales y son muy naturales en mi forma de sentir y de tocar. Y aunque el Fa sostenido tiene para mí muchos misterios, afortunadamente, me siento bastante cómodo en él, en esa tonalidad, en ese sentir. En “Alquimia” utilizas unos versos de Félix Grande, que a pesar de ser un autor tan vinculado al flamenco y desde hace tanto tiempo, son pocos sus versos que se han llevado al cante, exceptuando al Lebrijano y alguno más… Pero es que en esa pieza Rafael de Utrera hace la soleá apolá de Cobitos Félix es un poeta increíble, un gran aficionado al flamenco y un amigo. Con Félix Grande tengo una deuda desde mi primer disco porque me hizo un texto, que luego publicó en un libro y cuyo título fue a su vez el título de otro disco mío: “Luna al atardecer”. De modo que tenía una deuda con él. Tenía que musicar cosas suyas. Planteé esto con la voz de Rafael –un cantaor excepcional que tiene un tiempo y un brillo en la voz que a mí me pone los velos de punta- y elegí un poema que Félix hace sobre el pintor Antonio López. Hay una introducción de bulería por soleá ¡de tres minutos y medio!… Pero no veía justo cortar eso. Fue un capricho que me di en el concierto. Me apetecía… La música es música… después ya metemos el cante, la guitarra e incluso el baile de Rosario Toledo. Es un tema que engloba a toda la formación que aparece en el concierto. Cuando escucho tu música -y no sólo en tus discos, sino también la que compones para obras de baile como “La Leyenda” del Ballet Nacional de España-, me da la sensación de que tu no es sólo una idea y un desarrollo… parece que la guitarra vaya situando la acción en un espacio, en una atmósfera en la que hay un determinado paisaje, unos colores concretos… Sí, lo que pasa es que físicamente no se puede tocar y es una putada. Me gustaría poder expresar lo que pienso. En este disco precisamente está la siguiriya de La Leyenda, que gracias a José Antonio la pude tocar en directo para el Ballet Nacional , porque antes era solo playback del ballet…. Cuando hice esa obra me interesaba mucho, como otra que hice para guitarra y orquesta sobre la época azul de Picasso, que sabe Dios cuándo saldrá si es que sale alguna vez… Entonces, no sólo me gusta desarrollar la idea, la melodía o una armonía determinada, sino ir cambiando. No sé si llamar a eso atmósfera o ambiente. Tú puedes hacer la misma frase con distinto traje. Me gusta ir cambiando, pero sin dar pistas, sino jugando, buscando la sorpresa con las emociones de la gente. Eso me agota. Me cuesta mucho trabajo porque necesitas mucho tiempo que físicamente con el trabajo habitual y los conciertos no tengo. Pero cuando tengo algún encargo en que el tiempo está para ese trabajosí intento meterlo. Y luego aprendo mucho de este tipo de cosas. Aprendizaje para mí. “Me gusta ir cambiando, pero sin dar pistas, sino jugando, buscando la sorpresa con las emociones de la gente” ¿Hay cada vez más lirismo en tu guitarra? Yo siempre fui un defensor de la melodía. Siempre.Por supuesto, con una armonía interesante, pero por mi forma de ser romanticona, si algo sigo manteniendo es mi forma de expresar música. De aquél niño que empezó a grabar el año 1984 queda muy poco musicalmente, porque uno va pasando etapas, pero sí que la forma de expresar, la forma de utilizar los mecanismos sigue siendo la misma desde los primeros discos. Y a estas alturas no creo que lo pueda cambiar. Una de las cosas que más me gustan de tu guitarra, y en las obras largas se aprecia muy bien, es que viene a ser como leer un libro con los ojos cerrados. Tu música se entiende perfectamente. Sólo hay que dejarse llevar… pero si te paras a pensar y a analizar lo que se escucha te das cuenta de lo complejo que es, de la riqueza de elementos y de variaciones que tiene ese discurso. A mí me pasa también y como guitarrista eso es una cosa que me da coraje. Tiro del DVD, me pongo la teley a veces me parece hasta ciertamente facilón… Pero cojo la guitarra y yo sé lo que estoy haciendo. Cuando tengo algún curso o alguna master class y lo toca algún guitarrista no se espera que lo que ha escuchado es eso que está tocando porque por dentro es mucho más complejo de lo que parece. Incluso a mí me pasa estudiando.Mi mujer dice que me complico mucho la vida, pero siempre lo he hecho, porque siempre he sido admirador de Serranito y en esto se nota. Aunque a Serranito le admiro también por otros muchos valores. El caso es que siempre me he complicado la vida porque soy muy inquieto. Pero bueno, ver que si soy interesante para el guitarrista y entendible para el público, me parece bien. Esa reflexión siempre la hace Serranito “Tengo la manía de complicarme mucho la vida”… Me acuerdo de los quince días que estuve en casa de Serranito, en Arturo Soria, y estaba alucinado porque era un ídolo y estar todos los días viéndolo tocar por la mañana y viendo las barbaridades que ese hombre hace con el instrumento… Yo me enrabié con eso. Recuerdo que Leo Brouwer me decía que soy un guitarrista flamenco polifónico… al principio me extrañó, pero luego me di cuenta de que era eso precisamente lo que pretendía, hacer polifonía con la guitarra. Se pierde parte de los efectos que tenemos en el flamenco pero ganas otro tipo de sonoridad. “Siempre me he complicado la vida porque soy muy inquieto” Y más profundidad al trabajar varios discursos al mismo tiempo. Claro, yo no puedo hacer una melodía a cuerda pelá, como se decía antes, que es muy efectiva -y a veces necesaria-, pero mi formación fue por este lado y eso es lo que intento. Otra cosa que sorprende es el concepto gráfico del trabajo. La misma caja del soporte viene con las esquinas redondeadas y, sobre todo, la portada es una fotografía difuminada donde apareces tú sin la guitarra… pero con la guitarra… Y la tipografía es también especial… Un concepto actual. Aquí cada uno de los que han participado en el trabajo ha tenido su papel. La fotografía es de María Moya, una amiga cordobesa desde la infancia, y toda la parte de portada y libreto fue idea de Universal, del equipo de Fernando Crespo y Javier Pozo. Las fotos que teníamos eran un reportaje de las pruebas de sonido y del directo. La portada es de una prueba de luces: el diseñador me dijo que me pusiera como para tocar la guitarra para ver qué hacía con el cañón de luz, para ver qué fondo había detrás y todo eso. Y como estaba loco por tocar porque me quedaban dos días, estaba ya metido en el concierto, de modo que la posturala hago tocando, pero sin tener la guitarra. Un amigo mío diseñadorme dice que la guitarra y la música están representadas aunque no se vean… creo que ha sido un acierto de este equipo y hay que reconocérselo. Yo estoy encantado… y abrumado con todo: con la originalidad, con la acogida que está teniendo… Decías antes que ha llovido mucho desde tus inicios… ¿te has puesto a cubierto o te has mojado? ¿En qué sentido? ¿Te has resguardado o te has expuesto? No hay que mirar atrás ni para coger impulso, reza el dicho. Yo no miro para atrás. Sólo lo hago cuando tengo que arreglar mis cajones y me encuentro con esos premios que me han ido dando a lo largo de estos veinte o veinticinco años… O cuando me enfado con mi hijo y me doy cuenta de que llevo treinta años con la guitarra y pienso en lo que ha llovido… Con lo que sé ahora me gustaría tener veinte años para poder seguir matándome con la guitarra, porque esta profesión es un gusto pero también es un agobio por muchas cosas: te quita mucha energía, y es un ejercicio mental y físico increíble. La artritis no perdona a nadie, nos quedamos con las articulaciones gastadas del sobreuso y como tratas de sacarle veintiocho horas al día, luego lo terminas pagando… Ha llovido mucho pero yo sigo con el paraguas para adelante. Pero ¿has toreado más con el pico de la muleta o te has arrimado? Hombre, por mi trayectoria no musical, sino con respecto a la música no sólo me he arrimado sino que he estado varias veces en la enfermería con cornadas graves por mi compromiso con el flamenco. Tengo un compromiso personal con mi música y con mi cultura. Además intento luchar por el flamenco a nivel institucional o incluso contra las instituciones. No soy agresivo ni mucho menos, pero a veces me enfadan las injusticias que están pasando. No es que el flamenco no esté valorado, no. Eso son tonterías. Lo que es grave es lo que pasa a nivel institucional con el flamenco, porque al finalestamos de marionetas de los políticos. Entonces, alguna vez sí he sacado el hacha de guerra contra alguna gran institución y entonces, claro, te vetan, te ponen en las famosas listas negras que nadie ha visto pero que todo el mundo sabe que existen. Trato de defender la música flamenca. Es cierto que los primeros que tenemos que hacer un acto de conciencia somos nosotros, los que somos, digamos, artistas para estar al día de todo. El flamenco se mueve y no podemos seguir diciendo que el flamenco es el duende, el arte y la gracia, que sí, que también la tiene, pero que el duende también se explica. Y seguir diciendo “mira qué salao toca” y ese tipo de frases son sólo para petit comité, porque todo tiene explicación, todo es traducible. Hoy en día hay mucha información y mucha cultura para evitar que sigamos siendo como los graciosos de la cultura española. Un maestro que suele sacar también su hacha de guerra es Mario Maya. Él dice que lo importante en el arte no es lo efímero, sino lo que trasciende, lo que se graba en la conciencia ¿Qué tiene que tener la música para que trascienda, según tu punto de vista? Creo firmemente que la música que estamos haciendo va a trascender con los años. Sinceramente, no creo que el público esté preparado para lo que estamos componiendo ahora. Hay mucha gente que dice que lo que estamos haciendo ahora no es flamenco y que lo que es flamenco es lo que hacía Ramón Montoya. Y, por supuesto, lo era. Pero al cabo de unos años nos hemos acostumbrado a una sonoridad, a una serie de temas, de falsetas y poco a poco se irán acostumbrando a lo que estamos haciendo ahora. De momento no es fácil, pero trascenderá con los años. Yo toco para que el público disfrute, pero también necesito disfrutar yo, porque si no, no podría expresar lo que llevo dentro. En el flamenco se irá disfrutando cuando se vaya tomando conciencia de todo lo que se está haciendo. Ahora, si la industria discográfica sigue así puede que no se disfrute porque nadie lo va a escuchar. Y esa es la labor institucional a la que me refiero, la que falla porque la difusión del flamenco no está en manos de las discográficas. Las discográficas son instituciones comerciales que están para una cosa puntual, pero quienes deben asegurar que este disco dentro de uno o dos o tres años siga estando en el catálogo aunque no sea comercial son las instituciones que velan por el flamenco, que además hay muchas. No entiendo tantas instituciones para tan poco resultado. ¿Qué expectativas tienes para este trabajo?… Y no me digas que esperas que te lo pinchen en los 40 Principales. No, con este disco no. Eso ya se me ha olvidado. Antes sí luché por ello y lo conseguí con un disco anterior, que lo programaban cada hora, aunque sólo durante una semana, pero para mí ya fue un éxito. Yo creo que con este disco ya las tengo cubiertas. Primero, el hecho de que esté ya aquí, hecho… Eso nunca lo había pensado. Después, también hay mucho interés en contratación para el directo y hay mucho trabajo para después de octubre. Y también he estado hablando con la compañía de una serie de expectativas para el disco, pero que por supuesto, no te las voy a contar (ríe). No quiero decir que sea gafe, porque no pienso así, sino que no quiero ser pretencioso y lo veo muy lejos. Me conformo con que el disco haya nacido y ya me encargaré yo de que tenga pañales para un tiempo. Hablando de pañales ¿cuántos hijos tienes? Uno, que tiene ya quince años ¿Le gusta el flamenco? Mucho. Le gusta mucho el flamenco y la música en general, pero no toca ningún instrumento. Empezó a tocar varios. Por ejemplo, la flauta travesera, a la que yo no he sido capaz de sacarle ningún sonido todavía, él le sacaba alguna melodía en media hora. Pero creo que él identifica al músico como una persona que se pasa ocho horas sentado en el salón de su casa dando guitarrazos. De pequeño me decía ¿otra vez vas a tocar lo mismo? Es decir, que tiene rechazo. Sin embargo tiene mucho tiempo, mucho sentido del compás y mucho oído. A veces lo escucho tararear alguna cosa que he hecho y yo no soy capaz de hacer eso. Está y no está… está como en un doble juego. Si un día te dice que quiere ser guitarrista flamenco ¿le metes en el armario hasta que se le pase o le dejas? Que haga lo que él quiera. De hecho nunca se le ha presionado en casa para los estudios y saca todo sobresalientes. Hombre, tal como está esto hoy ya no tiene edad para dedicarse a la música. Él tiene quince años y yo, con diecisiete ya gané en La Unión el Premio Nacional.De todas formas puede ser un gran aficionado que cante, que toque la guitarra o su cajón… Y que disfrute, porque también nos hacen falta buenos aficionaos, porque poco a poco también van faltando.
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