«Cada artista tiene que ser sincero consigo mismo y expresarse de la manera que lo siente. A mí me gusta cantar y contar lo que siento»
La personalidad en el cante es virtud apreciada y perseguida, ya que es la materia prima de la que se forjaron los más grandes artistas de la historia. Cuando muchas voces critican la falta de personalidad propia en el cante de hoy nos encontramos con la sorpresa de que un onubense de 22 años no solo tiene un conocimiento importante de las formas cantaoras y un concepto complejo y maduro de las mismas, sino que además apunta una poderosa personalidad. Se llama Jesús Corbacho y a pesar de esa escasez de años ya está bastante curtido profesionalmente, sobre todo en el acompañamiento al baile. Pero poco a poco su nombre en solitario va dejándose ver cada vez más en los carteles. Hace unas semanas actuaba en la Facultad de Bellas Artes de la Complutense de Madrid. El 18 de marzo canta en la Universidad de Alcalá de Henares… ¿Queréis saber quién es Jesús Corbacho? Ya os adelanto que es un joven inteligente y comprometido con el arte y con su tiempo.
¿Te gusta el público universitario para cantar? La verdad es que es muy respetuoso. Además el hecho de que tanto yo como cualquiera de mis compañeros trabajemos en una universidad facilita que los estudiantes, que serán intelectuales o los profesionales del mañana, se acerquen más flamenco. Eso es muy positivo.
¿Es cierto que ya cantabas con dos años? Con dos no lo sé… Lo que sí tengo es una grabación en cinta de cassette cantando un par de fandangos con dos años y medio… No tiene desperdicio. Cada vez que la escucho me harto de reír. Es que de pequeño somos esponjas y como mi padre me dormía cantándome parece ser que algo se me pegó de aquella afición.
¿Por qué en el siglo XXI un chico de 22 años vive del cante flamenco? Creo que el vivir del flamenco es una consecuencia de vivir para el flamenco. No hay cosa que me guste más en este mundo y creo que esa afición es la que te hace tener constancia en el trabajo y progresar para llegar a sobrevivir del cante. Claro está que aparte de todo esto tienes que tener el instrumento, algo de suerte, y una serie de cualidades innatas que hay que pulir con el tiempo, ya que si solo hiciera falta afición cantaría mucha más gente. Pero lo que sí es cierto es que sin afición no se va a ningún lado.
“Una de las cosas que más gustaría hacer en mi vida es tomarme un café con Don Enrique y charlar con él, no necesariamente de flamenco… De los cantaores en activo es el maestro por excelencia”
Te declaras admirador de cantores como Caracol, Marchena, Rafael Jiménez “Falo”, Chacón o Morente… ¿Qué tienen en común? Son artistas que han creado escuela desde el conocimiento, ya que son cantaores bastante largos. Han sido y son artistas que tienen una personalidad arrolladora. Los escuchas y no se parecen a nadie. Cada uno dice el cante de forma diferente, a su manera, pero todos de forma muy flamenca.
¿Conoces personalmente a Morente? La verdad es que no he tenido el placer. Una de las cosas que más gustaría hacer en mi vida es tomarme un café con Don Enrique y charlar con él, no necesariamente de flamenco, aunque no sé si yo hablaría mucho. De los cantaores en activo es el maestro por excelencia. Recuerdo que lo vi grabar un programa de televisión que presentaba Miguel Ríos y en el primer “ay” de la segunda letra se me saltó una lagrima… Fue la primera vez que me emocionaba tanto escuchando a alguien. Te lo cuento y me da repelús. Si hablas con él dile que ponga la cafetera que yo llevo los piononos.
“Si te equivocas de camino no puedes llegar a la meta”
Tu repertorio es amplio ¿eres un cantaor inquieto? Bueno no sé si definirme como inquieto. Me gusta mucho escuchar cosas antiguas y darles otra forma, siempre con el mayor respeto, y no con el propósito de modernizar ningún cante ni mucho menos, sino porque creo que cada artista tiene que ser sincero consigo mismo y expresarse de la manera que lo siente. De este modo siempre salen cosas diferentes, ni mejores ni peores, y a mí me gusta cantar y contar lo que siento. Lo que sí es verdad es que me gusta embarcarme en proyectos nuevos que tengan que ver con otras músicas u otras manifestaciones artísticas.
Tu cante es complejo, riguroso y al mismo tiempo, agradable al oído ¿A qué das más importancia: expresión, melodía, compás…? Importancia le doy a todo, porque el cante tiene que ser un conjunto de todas esas cosas. Hay que expresarse para llegar a la gente, no perder nunca el compás, estar afinado en todo momento, evitar que la melodía se vaya por los cerros de Úbeda por querer rizar el rizo y, como te comentaba, hay que hacerlo queriendo contar lo que se siente.
Sueles llevar a tus recitales cantes poco usuales hoy como la soleá de Córdoba, la serrana o la vidalita ¿por qué te llaman la atención esas formas? Pues por eso mismo, porque aunque hay cantaores que los llevan en sus recitales, están un poco olvidados, , aparte es que me gustan mucho y creo que se le pueden sacar más partido al estar menos vistos. Además así evitas comparaciones con otra gente (ríe).
“Me indigna la injusticia, la falta de compromiso de las personas que tienen en sus manos el poder para ayudar a que las cosas estén mejor.”
Tienes una voz muy peculiar ¿Crees que los aficionados se fijan más en la voz que lo que el cantaor hace con ella? Imagino que a cada persona le transmite una cosa de cada artista. Tus compañeros se suelen fijar más en los giros y donde tiras el pellizco. Creo que eso es lo que arranca el óle. Al menos cuando yo escucho a alguien, lo que más me llama la atención son las intenciones con la que se canta, aunque un metal particular también te da personalidad.
¿Estás a gusto con tu faceta de cante para el baile? Agustísimo y agradecido a la profesión, porque además de ser mi sustento se aprende mucho atrás. Creo que es una etapa por la que debe pasar todo cantaor. De hecho, la mayoría de las figuras del cante para adelante han trabajado atrás, desde Chano a Poveda. Además he tenido la suerte de trabajar con unos pedazos de artistas y personas como Milagros Mengíbar, Merche Esmeralda, Rocío Molina, Rafael Campallo, Olga Pericet, Marco Flores, Manuel Liñán, Daniel Doña, mi Belén Maya… y el maestro Mario Maya que ya se nos fue y de quien aprendí mucho –y no solo en las cosas del arte- y para el que ya estamos trabajando en un homenaje. Trabajar con gente así es un lujo y sólo puedes aprender cosas buenas.
Veamos cómo es la vida de un joven flamenco… Por ejemplo ¿utilizas las nuevas tecnologías para tu profesión? Si, la verdad es que hoy lo tienes todo al alcance de la mano. Ya no es necesario ir cargado de Cds a las giras: te llevas el ipod y ya está. Veo mucho flamenco en internet y utilizo el portátil para grabar temas nuevos, y para corregirme.
“Como mi padre me dormía cantándome parece ser que algo se me pegó de aquella afición.”
¿Cómo vives tu época? Respecto al flamenco creo que pasa por buen momento en todos los aspectos. Hay mucha demanda fuera, pero echo en falta más programación de flamenco en los teatros españoles fuera de circuitos flamencos y también más apoyo a los jóvenes, que no gozamos de muchas oportunidades. Por eso es digno de elogio lo que hace la AIE con su ciclo “Flamencos en ruta” que es la que ha hecho posible que esté trabajando en las universidades… Como ocurre en casi todas las facetas artísticas, el sistema se realimenta y las subvenciones siempre van a los mismos… Pero bueno, también hay que currárselo. Pero igual que te digo que estaría bien que apoyaran a los jóvenes, nosotros también deberíamos pensar en que podemos ayudar a otras personas regalando nuestra música a instituciones solidarias, que no cuesta nada. Ojalá y se organizaran más festivales con este cometido.
¿Qué te indigna? Me indigna la injusticia, la falta de compromiso de las personas que tienen en sus manos el poder para ayudar a que las cosas estén mejor.
¿Qué amas? Amo a mi familia, que en todo momento me ha apoyado en lo que he querido hacer y que siempre están ahí… A mis amigos de verdad, esos que se cuentan con los dedos de una mano. Amo mi profesión, el flamenco… ¡que no a los flamencos, ojo! (ríe).
“El camino es el trabajo diario, el querer aprender, la constancia, la afición… Y desde luego, el de la verdad y la sinceridad cantando y siendo persona.”
¿Qué le falta o qué le sobra a este mundo que vivimos? Falta humanidad y sencillez, y sobra mucha hipocresía.
¿Te interesa la actualidad? Sí, claro, por eso que te decía que me da mucho coraje la injusticia y la falta de compromiso, sobre todo de compromiso político, porque es verdad que se cierra Guantánamo -mucho han tardado- pero ¿lo hacen realmente porque ven que aquello no tenía ni pies ni cabeza o para rebajar su cargo de conciencia respecto a otras bestialidades que no quieren solucionar? porque la gente se sigue matando en Gaza y Palestina.
¿Qué tipo de prensa sueles leer? Veo prensa por internet, la diaria con el cafelito matutino y el deporte, que me encanta verlo y practicarlo.
¿Cuál es el último libro que te has leído? El último fue “El Niño del Pijama de Rayas”
¿Te ha gustado? Mucho. De hecho ha salió la película y no tengo pensamiento de verla: es mucho mejor ponerle cara a los personajes en la imaginación de uno. También estoy leyendo un Antología poética de Machado y Juan Ramón Jiménez, porque tuve que musicar un poema de éste último con motivo de un disco homenaje de la diputación de Huelva.
Las películas que más te ha gustado últimamente “La Vida en Rosa” de Edith Piaf, “La Vida es Bella” de Roberto Begnini y última que vi en el cine fue “El Intercambio”.
¿Algún proyecto discográfico? Bueno, tengo prácticamente el repertorio seleccionado. Ya hemos presentado el proyecto y lo están estudiando. A ver qué pasa. Aunque tampoco me desagrada la opción de autoproducírmelo para poder hacerlo como a mí me gusta sin que me pongan pegas. La verdad: sin prisa… pero sin pausa.
¿Cómo sería ese primer disco de Jesús Corbacho? Primeramente sería algo que pudiera defender en directo, un repertorio de cantes y estilos poco usuales, aunque con arreglos musicales de hoy. Pero un trabajo de carácter tradicional.
Decía Mario Maya -con quien has trabajado- que conocer la juerga era una obligación para un profesional del flamenco, aunque después llevara al escenario elementos más refinados ¿Tú conoces la juerga? ¿Cuál ha sido la última? Si, gracias a Dios. Lo que pasa es que aunque se formen fiestas buenas no son como las que me contó en alguna ocasión el propio Mario. Pero lo bueno es que se escucha a gente que a lo mejor no canta en otro sitio porque no son profesionales, pero que cantan de una forma increíble. El verano pasado me pegué una buena en Granada, en “El Camino” con el nieto de Juan Habichuela, su padre Antonio y algunos amigos más: echamos una noche my flamenca.
Para Jesús Corbacho ¿es más importante la meta o el camino? El camino sin lugar a duda. Si te equivocas de camino no puedes llegar a la meta.
¿Cuál es la meta? Ponerse una meta es ponerse límites, así que espero no llegar a ninguna meta, pero sí andar un camino muy largo.
¿Cuál es el camino? El camino es el trabajo diario, el querer aprender, la constancia, la afición… Y desde luego, el de la verdad y la sinceridad cantando y siendo persona.
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