Nos encontramos con Javier Latorre de forma telemática, con el fin de que nos hable de su espectáculo “El rayo que no cesa” que ha preparado para la presente edición del XV Festival Suma Flamenca y en el que vincula a Enrique Morente y al poeta Miguel Hernández. El espectáculo se estrena el próximo 18 de diciembre en los Teatros del Canal de Madrid en el que baila junto a su hija Ana Latorre, Marco Flores y Karen Lugo.
Hemos echado un vistazo a la extensa biografía de Javier Latorre y solamente en el primer párrafo ya dice que dio sus primeros pasos en la danza con cuatro años y que en el año 1979 ya formó parte del Ballet Nacional de España bajo la dirección de Antonio Gades, lo hizo como solista bajo la dirección de Antonio Ruiz Soler y ya como primer bailarín con María de Ávila. A partir de ahí, la lista de premios, obras, coreografías, colaboraciones… parece infinita. Destacamos de su biografía los tres premios nacionales en el Concurso Nacional de Arte Flamenco Córdoba en 1989, el Desplante del Cante de las Minas en 1994 y el Premio Nacional de Danza en el año 2011.
Veo que lo de el rayo que no cesa también se te puede aplicar a ti.
Trato de no cesar, aunque no pueda ir como un rayo igual que antes, la verdad es que me ha cundido mucho los 53 años que llevo bailando. Empecé con 5 años bailando en espectáculos de variedades, me hacía 100 pueblos todos los veranos, y luego también en bodas, bautizos, comuniones, presentaciones de Fallas… nunca he parado.
Lo del rayo que no cesa tiene dos motivaciones, primero la pasión que Enrique Morente tenía por Miguel Hernández, siempre comentaba lo especial que había sido la noche que cantó en Orihuela en el homenaje al poeta y la segunda la evidente analogía de ese título con la figura de Enrique Morente, ese si que es un rayo que no cesa y no cesará nunca de iluminar y dar energía al flamenco, una luz de guía para todos los que nos dedicamos a esto.
¿Compartiste mucho con Enrique Morente?
No mucho en cantidad, pero de una intensidad absoluta, una de mis primeras obras fue ‘Cosas de payos’ sinfonía para cante y orquesta de Enrique Morente en su disco ‘Alegro, solea y fantasía del cante jondo’, aquella obra fue la primera colaboración, no de forma directa, pedimos permiso para usar su música. La primera colaboración directa fue en el encargo de la coreografía para los directos de Omega, ya tuvo una primera versión con Israel Galván, Adrián Galia, Javier Barón,… luego Enrique le quiso dar una vuelta más a sus directos y quiso hacer una coreografía en el espectáculo, digamos, menos libre, más estructurada con 4 bailarines. En esos conciertos de Omega yo descubrí el mundo del rock, conciertos multitudinarios con más de 12.000 personas, era una brutalidad y una experiencia maravillosa, además de compartir viajes, camerinos, el poder escucharlo a diario, era una enciclopedia inacabable, con una ironía y un sentido del humor increíble, cada frase que decía era una sentencia.
También hicimos Fedra de Miguel Narros con Lola Greco, Alejandro Granados, Carmelilla Montoya que se estrenó en Mérida e hicimos unas 80 representaciones, el no estaba directamente, era con su música y sus arreglos musicales… yo sólo le ponía el marco visual a esa música y así enriquecer su presentación.
Siempre le he tenido gran admiración, creo que es uno de los grandes genios que ha cambiado el rumbo del flamenco radicalmente, al menos en la época que yo he vivido, Paco de Lucía, Camarón y Morente, han dado el paso adelante que ha cambiado todo.
Y en el baile, ¿quién ha cambiado todo?
Del baile ha sido una labor conjunta, viví una época de una fertilidad inmensa, tuvimos el privilegio de trabajar con los grandísimos de la historia del baile, tanto de la danza española y del flamenco, que la siguiente generación a la nuestra ya no disfruto, Antonio Gades, Antonio el Bailarín, Mariemma, José Granero…
Te hablo de mi generación, en la que yo me crié, la de Antonio Canales, Lola Greco, María Pagés, Antonio Márquez, Javier Barón, … lo que era la escuela del Ballet Nacional, ahí coincidimos todos los de mi generación con los genios que estaban muy vivos y en activo, ese caudal de conocimientos que tuvimos no lo ha tenido la siguiente generación. Yo lo que hago es intentar traspasar toda esa información a las siguientes generaciones, esa es mi labor. Siempre me preguntan que me satisface más si coreógrafo, intérprete o docente, y con mucha diferencia es la docencia, esa labor es inacabable y es lo que mas me satisface, es lo que queda de uno para la posteridad, la herencia que dejes a tus alumnos.
Es lo que trato de decirle a mis alumnos, que aquí no hay dogmas, yo les digo a mis alumnos ‘de cintura para abajo se ejecuta y de cintura para arriba se firma’, que no crean en las escuelas, ni en los profesores que digan como hay que pasar el brazo, los profesores son simples canales de información y sobre todo de contagio de pasión, lo primero es apasionar al alumno y luego darles todo el conocimiento que podamos.
Háblame del espectáculo que vais a presentar. Lo que me puedas contar.
Te puedo contar todo, excepto lo que se va a ver. Me llamó Antonio Benamargo, director de la SUMA FLAMENCA, que sabe la relación artística que tuve con Enrique y me encargó un espectáculo para homenajear a Enrique. Yo que ya estoy cansado de mi mismo, me gusta colaborar con jóvenes, alimentarme de su sangre, de sus ideas, gente con la que me encanta trabajar, por que ya lo hecho antes o por que estoy loco por trabajar con ellos. Está Karen Lugo que ya he trabajado mucho con ella, está mi hija Ana Latorre que está en un momento dulce y pletórico y Marco Flores que para mi es uno de los tres o cuatro bailarines/bailaores integrales que tiene este país. Y que además son tres maravillosas personas.
Tal como el nombre indica “El rayo que no cesa” es un libro de poemas y hemos hecho un poemario dancístico dedicado a Enrique Morente, cada uno ha coreografiado sus poemas basándose en muchas épocas artísticas de Enrique utilizando músicas, algunos temas originales y otros temas de Enrique tratados en el estudio por otros artistas. Hemos elaborado un collage, un poemario en el que se ve el estilo coreográfico de los cuatro, donde se ven cuatro épocas y visiones diferentes según la edad de cada uno, en la que nos hemos puesto a disposición unos de otros con apertura de miras y una inconsciencia por mi parte muy grande, mezclarme con esta gente y tratar de estar a su altura es complicado.
Realmente se te ve en un buen momento.
Si, me siento muy bien, la felicidad se nota, estoy recién casado y lleno de amor por todas partes, ilusionado con todo lo que hago, además acabo de descubrir el mundo online, estoy alucinando con la respuesta de la gente a las clases online, le he cogido el punto a estar sólo en el estudio grabando clases.
He leído en una entrevista del año 2002 donde decías que te ibas a retirar.
Yo tenía uno de estos pensamientos estúpidos, cuando uno tiene ciertas crisis, tenía la obsesión de retirarme a los 40 años, consideraba que o se estaba al 100% o no se estaba, de hecho anuncie mi retirada y lo hice en el festival del Monte… me regalaron un Dupón como agradecimiento por elegir dicho festival para decir adiós, no sé en que sentido lo decían, quizás querían decir ‘gracias por retirarte’… cualquier día vienen a pedirme que devuelva el mechero. Pasaron una serie de cosas en mi vida y estuve unos 8 años retirado, regresé, volví a estar bien físicamente, hice algunas colaboraciones, pocas realmente, en proyectos en los que aparezco, siempre apropiadas a mi estado físico actual, a lo que puedo dar de si en el escenario, soy un incontento patológico, autocritico, no soporto verme bailar en video, mi baile se basa mucho en el control de la técnica, a partir de ahí es cuando puedo prestar algo. También es cierto que la visión externa cuenta y si al terminar la función en la que has hecho una pincelada y la gente se emociona y te pide que sigas bailando, hace que los pensamientos cambien, ahora me encuentro físicamente mejor que los últimos 20 años, seguro. Y con la ilusión y la pasión intacta.
Siempre has estado muy involucrado en proyectos internacionales, en la búsqueda y reunión de jóvenes valores de todo el mundo.
Yo soy valenciano, a efectos del flamenco es como ser sueco, la única diferencia entre un australiano y un jerezano es la ventaja que tiene de mamarlo desde chico, pero la pasión puede ser la misma. Y si me apuras, cuando no tiene el alcance de la mano lo que es su pasión se esfuerza más en conseguirlo. Yo monté, gracias al Festival de Jerez y a Shoji Kojima la compañía flamenconautas un espectáculo reivindicativo de lo que es mi filosofía. El flamenco no será Patrimonio de la Humanidad hasta que en el Festival de Jerez o en La Bienal haya 4 o 5 compañías extranjeras como lo hay en cualquier Festival de Jazz o de Ballet Clásico o Danza Contemporánea, cuando el flamenco esté al máximo nivel en todo el mundo. Y hay mucho talento en el flamenco, muchos de ellos los congregue en un espectáculo que algunos pensaban a priori que sería un fin de curso ‘apañao’ y fue uno de los pelotazos del festival con artistas flamencos de 12 países, tanto músicos como bailarines. Lejos de la idea que promulgan algunos, proyectar el flamenco en todo el mundo, no hará que vengan de fuera a quitar el trabajo, sino que lo van a multiplicar.
Foto portada: Valkina