Entrevista: Manuel Moraga
fotos: Rafael Manjavacas
«En la soleá me rompí por completo»
No exagero si afirmo que respira arte por todos los poros de su cuerpo. Basta escucharla cantar entre músicos de jazz o entre una orquesta clásica… Basta con verla cantar y bailar en el “Café de Chinitas” del Ballet Nacional de España junto a José Antonio… Y sobre todo, basta verla hacer su música, la música de su gente, la música flamenca. Esperanza Fernández presenta su verdad cantaora construida a base de “Recuerdos”. Con este argumento indagamos en el corazón y en los asuntos de la artista trianera.
¿Todo lo que hay en este nuevo disco son recuerdos? Todo. Desde el primer tema, “Manolito Reyes” que se lo escuché por primera vez a mi abuela Salud. A partir de ahí he cogido recuerdos de todos mis conciertos. Los tangos del Titi son también algo muy mío porque también le escuché desde chiquitita al Titi y siempre lo he tenido en mi pensamiento cada vez que cantaba y bailaba sus tangos. La farruca de Pastora la he hecho a mi manera, lógicamente, porque no hay dos Pastoras ni dos Fernandas ni dos Bernardas. Como el flamenco es libre de expresión yo lo he hecho como lo he sentido. Los fandangos de Lucena son de Fosforito, muy antiguos. La siguiriya es un recordatorio a Lebrija y, en concreto a un tío de mi madre que era un seguiriyero muy bueno, el Chache Lagaña… Todo son recuerdos.
Tienes la mitad de tu sangre trianera y la otra mitad lebrijana… Sí, mi padre es de Triana y mi madre es lebrijana.
¿Qué herencia tienes de Lebrija? Además de esa siguiriya también te hemos escuchado las bulerías al aire lebrijano… Sí, la bulerías “romanzás”, que se cantan en Lebrija y en Utrera… Por ejemplo, los Peña son familia de mi madre. Pero también es familia de mi madre, por una ramita, Diego del Gastor. Y por parte de mi padre tango cantaores y toreros: Gitanillo de Triana, Curro Puya, El Culata.
“Yo no doy gato por liebre y eso lo sabe todo el mundo”
A pesar de ese cincuenta por ciento, se te asocia más a Triana que a Lebrija… Bueno, porque he vivido toda la vida en Sevilla y me he criado en Triana, pero también he pisado mucho Lebrija, de manera que yo me asocio a los dos casi por igual. Tengo muchos buenos recuerdos de Lebrija. Nosotros íbamos prácticamente todos los fines de semana a Lebrija y recuerdo escuchar a mi Chache Lagaña cantar por siguiriyas desde una esquina mientras yo jugaba con una muñeca. Estábamos siempre de fiesta… Recuerdo cantar al Funi, a la Inés, al Lebrijano, al tío Pedro Peña… son recuerdos que se van acumulando en mi mente.
El disco es muy sobrio: cante, guitarra, palmas y el piano de David “Dorantes”. Y ya está. Bueno, y una percusión muy sutil que se acopló muy bien a la idea que marcó José Antonio Rodríguez.
¿Y la idea original era así? ¿tú pensabas en un disco como este o ha sido José Antonio el que ha diseñado el concepto? Cuando decidí que José Antonio Rodríguez fuera mi productor –de lo cual me alegro mucho porque me captó la idea instantáneamente- y le conté lo que tenía en la cabeza, él ya supo que no cabía más nada que unos buenos arreglos de guitarra y unos buenos guitarristas, incluyéndole a él. Y en realidad ya no pega hacer más cosas con lo bien hecho que está.
Y eso curiosamente llama la atención cuando lo habitual son discos con muchos arreglos, coros, viento, cuerda, etc. Es que yo quería que fuera un disco de flamenco tradicional, como lo que se grababan antiguamente. Esa era mi pretensión y José Antonio la vio clarísima. De hecho casi todas las piezas del disco, exceptuando la guitarra de José Antonio que estaba grabada con anterioridad, son tomas prácticamente enteras. No hay trocitos cogidos y arreglados. Y hay temas que están íntegros, tal cual, grabados en directo, no ante público, pero sí en directo.
“Recuerdo escuchar a mi Chache Lagaña cantar por siguiriyas desde una esquina mientras yo jugaba con una muñeca”
¿Qué son cuáles? Las siguiriyas, las cantiñas, la soleá y el himno de los gitanos
Por cierto ¿Qué dice la letra del himno? Pues mira, te la voy a leer..
No, mujer, no hace falta… Me refería a la idea general Sí, si… te lo voy a leer, porque aquí hay poca gente que habla romanó. La historia viene del holocausto, cuando además de judíos, también mataron a muchísimos gitanos…
“Anduve, anduve por largos caminos Encontré afortunados romà Ay romà ¿de dónde venís con las tiendas y los niños hambrientos?
También yo tenía una gran familia fue asesinada por la Legión Negra hombres y mujeres fueron descuartizados entre ellos también niños pequeños
¡Arriba Gitanos! Ahora es el momento Venid conmigo los romà del mundo La cara morena y los ojos oscuros me gustan tanto como las uvas negras”
Y lo que he querido hacer es una reivindicación. Hay quien me pregunta que por qué no se ha grabado en castellano, y no lo he hecho porque quiero dar un pequeño pie para que, por ejemplo, mis hijos y otros gitanos puedan apreciar esta lengua tan bonita.
Me parece perfecto… ¿Tus hijos son David y Miguel? Si.
¡Vara remate de soleá que haces para ellos! Sí, si, si… Son letras populares que todo el mundo conoce, pero que las he hecho mías. Ha cogido una letra aquí, otra allá y he hecho una unión para una soleá… Y está dedicada a mis hijos, porque son las columnas de mi cuerpo que me mantienen en pie.
A mí me pone la piel de gallina cuando escucho esa soleá final… Parece que te vas a romper. No es que lo parezca: en la soleá me rompí por completo.
“Cuando mis hijos van a jugar se ponen mi disco de fondo”
¿Cuántos años tienen? Miguelito cumple ahora ocho años y David ha cumplido cinco.
¿Van por el camino de los padres? Ellos son músicos de nacimiento porque lo llevan. No es que se tiren cantando y bailando todo el día en casa, pero apuntan. Miguelito baila y toca la percusión muy bien desde que tenía dos años y medio. Nadie le ha enseñado. Y David canta. Y lo más gracioso es que cuando mis hijos van a jugar se ponen mi disco de fondo: bajan a su cuarto de juego y se llevan mi Cd y se ponen a jugar a las cartas o a lo que sea, pero siempre con el disco de su madre. Esa es la satisfacción más grande que me puedo llevar, porque los niños tienen unos sentimientos muy especiales… Y si a ellos les llega… Yo me dejo llevar mucho por sus sentimientos. Cuando hice la maqueta, lo primero que hice fue ponérsela a mis hijos… Y cuando ellos me dieron su aceptación, entonces tiré p’adelante.
Es un disco, entonces, cargado de sensaciones. Totalmente. Todo tiene su por qué.
Hay repertorios que son clásicos en ti: la soleá, la siguiriya… pero también hay otros que, si bien los haces en directo, no es menos cierto que no están dentro de tu tradición trianera y lebrijana, como los abandolaos o los fandangos de Huelva… Respecto a la abandolaos, he escuchado mucho a Fosforito, porque es uno de mis grandes espejos…Mi padre es un enamorado de Fosforito. Tengo muchos discos suyos y para mí es un maestro. La última vez que le escuché fue en los fandangos de Lucena que tiene en el disco del Himno de Andalucía y me emocioné muchísimo viendo que no podía y viendo esa fatiga que tenía… era una sensación tan hermosa que yo quise hacer un honor a Fosforito. No sé si lo habrá escuchado ni si le habrá gustado o no, pero cogí un disco antiguo y extraje unas letras… En la carátula de ese disco, Fosforito podía tener veinte años. Y los fandangos de Huelva están hechos especialmente para mí. Los ha hecho José María de Lepe, un gran guitarrista que canta y compone muy bien. Tenía muchas ganas de hacer un fandango de Huelva, y él viendo de donde yo venía me hizo la letra: menciono a Fernanda, al Titi, a mi barrio de Triana, a mi río, a Paco Toronjo… Es el único tema que no son letras populares y que está hecho especialmente para mí.
“Fosforito es uno de mis grandes espejos”
Vayamos de tus asuntos a tu corazón. Estás de promoción en Madrid y supongo que ahora vendrán las presentaciones del disco… Además tienes el Centro de Arte y Flamenco en Sevilla… Eres madre… Esposa… Artista… El otro día me preguntaron que si era la superwoman. No sé cómo calificarlo, pero lo único que pasa es que estando bien contigo misma y sabiendo realmente lo que quieres, sacas fuerza de donde no hay. Si tienes gente alrededor que te quiere y que te mima, todavía te da mas fuerza. Tengo a mis hijos que me quieren, tengo a mi marido que me apoya, que me quiere… Todo eso me da fuerzas y para mí es una satisfacción y un orgullo hacer lo que me gusta. Además, lo compagino todo: no por ser artista dejo de lado a mis hijos. Mis hijos no se pierden absolutamente nada… Ni siquiera un cumpleaños de un amigo, porque su padre o su madre están ahí para llevarlos.
Da la sensación de que eres muy madraza, muy esposa… Y también muy amiga, porque sé que cuando vienes a Madrid no te metes en un hotel, sino que vas a casa de tu amiga Elena Andújar… ¿Te gusta cultivar afectos? Hombre, es que necesito tener a mi alrededor a mis amistades, a mis amigos y a la gente que me quiere. A mi comadre Elena la conozco desde que éramos chiquititas, soy la madrina de su hijo, de mi Antonio, y como no la tengo allí porque el destino la trajo a Madrid, pues cuando nos vemos queremos estar siempre juntas y hablar de muchas cosas: de nuestra niñez, de lo que nos pasa hoy… Eso hace falta.
Bien, volvamos al tajo. Aunque hoy estés aquí para hablar del disco, no puedo dejar de preguntarte por esa carta escrita por Morente que salió publicada hace unos días en deflamenco.com con la firma de diversos artistas, entre ellos, Esperanza Fernández: “Crítica a la crítica” se titulaba. Bueno, era crítica a una persona en concreto.
Ya, pero al margen de eso, lo que quiero preguntarte es cómo te has sentido tratada tú por la crítica. Yo, en general, no puedo tener quejas de los críticos porque siempre se han portado bien conmigo… Pero también es cierto que se han portado bien porque yo he hecho lo que tenía que hacer en el escenario. Yo no doy gato por liebre y eso lo sabe todo el mundo. Puedo respetar que un espectáculo le pueda gustar más que otro, o que un artista no haya estado a la altura que el crítico esperaba porque el artista tiene sus estados de ánimo, es un ser humano y es normal. Hasta ahí lo respeto. Pero lo que pido es que la crítica diga lo que pasó, pero que también se diga lo que se ha trabajado, si el público ha aplaudido, si el espectáculo ha sido digno… En ese plan yo le puedo dar hasta las gracias a la persona que sea. Pero lo que no se puede es hundir a un artista sin tener razón ninguna. Puede que la noche no haya sido lo que se esperaba pero ¿tú sabes los meses que llevamos trabajando para poner un espectáculo en pie? Tú te sientas esa noche a ver el espectáculo ¿y no valoras lo que se ha hecho más atrás? Eso me parece muy fuerte.
Vale, vale… volvamos al disco, volvamos a “Recuerdos”… ¿Qué te gustaría que se recordara de este trabajo? Mi recuerdo está ahí y cada uno tendrá una opinión de cada tema. Cada uno lo va a sentir diferente: a uno le va a gustar más “Manolito Reyes”, a otro la soleá, a otro las cantiñas… Me conformo con que cada uno lo recuerde con lo que le ponga el vello de punta.
“Estando bien contigo misma y sabiendo realmente lo que quieres, sacas fuerza de donde no hay”
Y a Esperanza Fernández, que ya es historia viva del flamenco ¿cómo le gustaría que la recordaran cuando pasen muchos años? Llevo trabajando desde muy chiquitita y lo único que le pido a Dios es que me conserve la voz para que siga cantando muchísimos años más… Y sobre todo, me gustaría dar satisfacción a mis niños para que puedan decir “mi madre es cantaora de flamenco”. En el colegio hay un libro de texto donde ya se habla del flamenco y sale una foto mía: la cara de satisfacción de mis hijos es lo máximo que me puede pasar…Y la gente, que me recuerde como quiera, y si cuando pasen unos años yo soy un referente eso sería el honor más grande del mundo.