«Soy un guitarrista moderno que no se olvida de los clásicos»
Alfredo Lagos nace en Jerez de la Frontera en 1971, una época en la que Paco de Lucía sólo había empezado a revolucionar la guitarra flamenca. Unos años más tarde, los nuevos conceptos del algecireño habían inspirado a cientos de jóvenes maestros en potencia, y contribuido a provocar un interés sin precedentes en el género. Lagos pertenece a esta movida, no cabe duda, pero ha logrado destacarse del montón. Largos años tocando para los mejores bailaores y cantaores, desde Sara Baras, Manuela Carrasco, Manolete, José Mercé, Capullo o Estrella Morente, hasta Israel Galván o Fernando Terremoto, le han aportado conocimientos, dimensión y amplitud de miras. La suya es una perspectiva contemporánea basada en el flamenco más clásico y jerezano. En enero, en el Festival de Nimes, Alfredo Lagos realizó un difícil triplete, tocando un día para el cante de Fernando Terremoto, otro día para el baile de José, Israel y Pastora Galván y otro día, ofreciendo un recital en solitario. Además de polifacético, es serio y trabajador, competente, creativo, y buena gente también, cualidades que le han hecho uno de los guitarristas más solicitados de su generación.
“Soy un guitarrista moderno que no se olvida de los clásicos”
Alfredo, ¿con qué edad empezaste a tocar la guitarra, y cómo te aficionaste? ¿En qué espejo te has mirado? Empecé a tocar con unos 10 años. Al principio como un juego, entre otras cosas porque en realidad era un niño. En mi casa había una guitarra, que andaba por allí, como en la mayoría de las casa andaluzas, que debía ser de una tómbola o algo así, y que yo le pedía a mi madre cada noche antes de dormirme que me dejara tocarla. Ella me la traía y allí me pegaba yo un rato sonándola, sin tener ni idea, claro, pero me encantaba el sonido, y me quedaba intentando hacerla sonar hasta que me dormía. Por aquella época paraba en mi casa un tío mío, mi tío Álvaro, hermano de mi madre, y que ahora canta y está en Japón, por cierto. Él convenció a mi madre para que me apuntara a las clases de El Carbonero y José Luís Balao, donde han aprendido casi todos los guitarristas jerezanos de mi generación, y allí empecé. Primero un poquito por tientos, por solea, un poquito por bulerías. Poco a poco hasta que aquello empezó a sonar un poquito, y luego un poco más. Así estuve unos años, a la vez que estudiaba en el colegio. Estaré siempre agradecido a mi padre y mi madre, que económicamente no estaba la cosa para muchos gastos, y supongo que lo lógico es que con 18 o 20 años te busques un trabajo «serio». Lo de tocar profesionalmente aún no lo pensaba…vino solo. Te empiezan a llamar de una academia de baile, para que toques con un cuadro, o de una peña para que acompañes a algún cantaor local, y te vas metiendo en el mundillo casi sin darte cuenta. Luego ya estas en algún festival de verano, y te empiezan a salir cosas para el extranjero, etc. A mí me pasó eso, y me metí de lleno. También reconozco que he sido un chaval responsable para mis cosas, la verdad. No sé, creo que también he tenido suerte de no aburrirme porque te aseguro que conozco a muchos compañeros que empezaron conmigo, y se quedaron en el camino cuando quizás podían haber sido buenos guitarristas.
foto: Rafael Manjavacas
Recuerdo Jerez en los años 70 y 80, había un ambiente celosamente cerrado ¿De joven pudiste participar en la movida flamenca jerezana? ¿Qué recuerdos tienes? ¿A qué figuras jerezanas has conocido, o acompañado? Pues mira, he conocido a algunos. De la época de Tío Borrico y Terremoto y eso, pues no, ojalá. Me pilló muy chico, pero sí un poco los posteriores. Unos ya no están con nosotros, desgraciadamente. Y de todos, quizás el que recuerdo con mas cariño es Luís de la Pica. Ese era un genio. Tuve ocasión de tocarle dos o tres veces, y las recuerdo con mucho cariño. Me acuerdo una vez que después de tomar unas copas por varios sitios, llegamos a un local donde tenían una guitarra, y estuvo cantando horas. Cuando llegó la hora de irse, me agarró del brazo y me dijo: «Sobrino, el viernes que viene canto en Ifeca, en los Viernes Flamencos, y quiero que me toques tú”. ¡Imagínate! Yo no lo conocía antes de nada, y además, era un chaval, tendria 17 años o por ahí. El hombre confió en mí, y encima se quedó muy a gusto aquel día. Luego, pues sí, he trabajado con casi todos…Capullo, El Torta, Fernando de la Morena…yo qué sé. Porque esta tierra tiene una cantidad de buenos artistas, que la lista es interminable.
Con Israel Galván y Fernando Terremoto; foto: Estela Zatania
Tocas para el cante más clásico, pero también el más contemporáneo. ¿Cuáles son tus gustos en este respecto?… A mí me pasa una cosa curiosa, y es que me gusta lo antiguo, o clásico, y me gusta lo nuevo, pero siempre que sea bueno. En realidad, de lo antiguo casi todo es de calidad, casi todo lo que hay grabado es muy bueno. De lo moderno ya hay menos calidad. Pero también, lo que es bueno es muy bueno. Así que me gusta aprender de todo el mundo, y la verdad es que cuando voy con un cantaor me gusta sacarle todo lo mejor, así que me propongo acompañarle como le «pega» a ese cantaor. No puedes acompañar a Duquende de la misma forma que a Carmen Linares, o a Enrique Morente, o como le tocarías a Fernando Terremoto por ejemplo. A cada uno hay que darle lo suyo, eso sí, sin perder tu identidad como guitarrista. De todos modos, en general, creo que soy un guitarrista moderno que no se olvida de los clásicos, por definirlo de alguna forma.
“La guitarra ha abandonado el segundo plano que tenía antiguamente”
¿Te consideras de la escuela jerezana del toque? En caso afirmativo, ¿en qué consiste dicha escuela? Como te decía, a cada cantaor le va un tipo de acompañamiento. Así que cuando trabajo con alguien de Jerez, me acuerdo de Parrilla o de Morao en muchos pasajes, por seguirillas o por soleá. Si eso es pertenecer a la escuela jerezana, pues quizás sí. Desde luego, está claro que ellos sí que marcaron un estilo y una escuela. Es una forma particular de sentir la guitarra, muy flamenca y muy auténtica
¿Crees que la guitarra flamenca supera al cante en cuanto a su interés para el público? ¿En qué se diferencia el público nacional del extranjero? Antes, los guitarristas siempre seguían al cantaor, pero hoy en día a menudo parece que funciona a la inversa. No creo que la guitarra tenga mas interés para el público. Bueno, aunque depende para qué público, claro. Hombre, en general, en el extranjero, al público que no entiende mucho de flamenco, le llama la atención el instrumento, la sonoridad. Pero también he visto rendirse en Alemania o en Japón mucho más con un cantaor que con el guitarrista, que además era muy bueno. Desde luego, la guitarra ha abandonado el segundo plano que tenía antiguamente, en el siglo pasado, y ahora es muchísimo más protagonista. Pero cada público tiene sus preferencias. También está el público que casi exclusivamente va para ver baile. Si no, mira el festival de Jerez.
Algunos aficionados creen que el acompañamiento de cante y baile estropea al guitarrista para tocar en solitario. También algunos lo dicen en cuanto al cante, que después de cantar para baile, no se canta bien 'alante'. ¿Qué opinas de estas teorías? Para nada. Un guitarrista en solitario engrandece mucho más su espectáculo con buenos acompañantes, sea de cante o baile. A la hora de tocar completamente solo, tendrá su sitio. Con un buen grupo, todo sonará mejor. Lo de los cantaores, tampoco lo creo. Es una buena escuela el cantar para bailar, y te da soltura a la hora de defenderte solo después, eso, seguro.
¿Piensas que el flamenco contemporáneo o fusionado está desplazando al clásico, o pueden ambos existir paralelamente? ¿Alguna vez te has sentido presionado para tocar de una manera determinada para complacer al público? Como te decía antes, yo convivo un poco con las dos formas, y no creo que sean incompatibles. Yo nunca me he sentido presionado por eso. Lo importante es que estés seguro de lo que haces y que lo sientas. El flamenco más clásico no debería perderse nunca. Para eso tenemos una buena cantera en Jerez.
“El flamenco más clásico no debería perderse nunca”
El nombre «Paco de Lucía» ¿qué representa para ti? Mucho. Ha sido un referente para todos nosotros. Nadie de mi generación puede decir lo contrario. Gracias a él, tiene sentido casi toda esta entrevista, por el hecho de que por él, empezamos casi todos a tocar, y también gracias a él, la guitarra flamenca está en un sitio privilegiado hoy en día. Yo tuve además la suerte de conocerlo hace muchos años,en el 90, cuando yo empezaba. Yo estaba en Japón con Grilo y Sara Baras, y él venía casi a diario a vernos tocar. No me dio ningún consejo directamente, pero te aseguro que aprendí más que si me hubiera dado mil. Entonces, yo era una esponja. Y me quedé con muchos detalles.
¿Qué piensas de las nuevas afinaciones alternativas para soleá o siguiriya por ejemplo? ¿Las empleas? Sí, alguna utilizo. En la obra nueva de Galván por ejemplo, hago una siguiriya con varias cuerdas transportadas. Está bien, hay que buscar nuevas sonoridades.
¿Te parece bien que haya mujeres guitarristas, o te resulta antiestético como dicen algunos? Me parece genial. ¿Quién dice que sea antiestético? La mujer, siempre es algo bonito, y si toca bien, imagínate. Conozco alguna que toca muy bien, y tengo alguna amiga guitarrista, como Antonia Jiménez. En Cuba conocí a una chica que tocaba guitarra clásica y estaba aprendiendo flamenco, que tocaba maravillosamente. Luego me enteré que la invitó Leo Brower para tocar con la orquesta de Córdoba, creo que ha seguido tocando flamenco, y ya te digo, era una virtuosa. En el festival de Jerez este año se han podido ver algunas que tocan muy bien.
Te he visto bailar por bulerías a lo Israel.¿te gusta bailar? ¿Te hubiera gustado ser cantaor como dicen tantos guitarristas? ¿Bailar..? [Se ríe]. Yo no bailo mucho, la verdad, pero nos lo pasamos bien, que es lo que importa. Salgo a veces en el fin de fiesta, pero no sé bailar, hago lo que me sale, y nos reímos mucho, imagínate, me canta Israel. Lo de cantaor…no sé, quizás. Pero no profesionalmente ni nada. Aunque sí, cantar en una fiestecita, eso sí me hubiera gustado. Pero desde luego, no soy un «cantaor frustrado».
¿Cómo es trabajar con un genio como Israel Galván? ¿Es muy exigente? Pues estoy muy a gusto. No creo que dure toda la vida, porque tendré que pensar en hacer otras cosas tarde o temprano. Pero por ahora, nos sentimos muy bien trabajando, y nos hemos encontrado dos buenos tíos. Sobre todo es buena persona, que es lo mas importante para trabajar tanto tiempo juntos. Aparte de eso, pues es un fenómeno, un genio. Tiene ideas que no se le ocurren a nadie, y son buenas. Y eso es muy difícil. He aprendido mucho de él también.
“Cuando voy con un cantaor me gusta sacarle todo lo mejor”
Hace poco estuviste en el Festival de Nimes donde no sólo has acompañado el cante de Fernando Terremoto y el baile de la familia Galván, sino que diste un magnifico recital en solitario. ¿En cuál de estas facetas te sientes más realizado? Sí, la verdad es que salió un buen trabajo. Estoy contento con lo que hice. Claro que me gustaría tocar mas en solitario, pero creo que es complicado, porque la guitarra solista en general, está difícil contratarla, a no ser que seas muy conocido. Aunque lo seguiré intentando.
¿Alguna vez has pensado en ir a vivir a Sevilla o Madrid como han hecho tantos? Tuve mi época de querer irme a Madrid, hace unos años cuando estaban casi todos, Juan Diego, Bolita, Grilo… Y era un buen momento, con muchos guitarristas allí. Pero nunca lo hice. No me encontraba a gusto, la verdad. Quizás es que soy demasiado de mi casa y mi gente. Al final, afortunadamente, creo que no me hizo falta, y ahora ya mucho menos, porque con las facilidades que tenemos, puedes estar en Madrid y volver en el día, y con internet y esas cosas, ya no hay que estar en los sitios físicamente. Puedes estar en contacto con todo el mundo. Ahora la gente se viene para acá ya. Madrid no está tan saturado de artistas. De todos modos, nunca descarto nada. Nunca se sabe que puede pasar, y a dónde te lleva la vida.
¿Has dado clases? ¿Qué consejos darías a un joven que quiere tocar flamenco hoy en día? He dado alguna clase, pero no valgo mucho para eso. No tengo la paciencia para dar clases, que es fundamental. Un consejo… Pues que oiga a los viejos, y a los jóvenes maestros. Que la guitarra es un instrumento muy grande y muy bello, y sobre todo, que nunca piense que ya ha terminado de aprender. Entonces será cuando tendrá que empezar a hacerlo.