“La mayor verdad del flamenco está en su capacidad para conmover”
El guitarrista granadino acaba de lanzar al mercado ‘Detrás de la verdad’, un disco “emocional” en el que recorre prácticamente todos los palos y que ha contado con las colaboraciones de El Pele, Antonio Canales, Pepe de Pura, Bernardo Miranda o Encarna Anillo, entre otros artistas.
Sara Arguijo
Alberto López de pequeño se quedaba dormido con los últimos cassettes (tiene 27 años) que su padre, carpintero por circunstancias y flamenco de corazón, le iba pasando de artistas como la Niña de los Peines o Juan Valderrama.
Así, de manera natural, empezó a coger una guitarra que le habían regalado a su hermano y tuvo claro desde entonces que sería el instrumento que le permitiría expresar sus emociones y compartir -palabra que más repite durante esta entrevista- la pasión que ya sentía por la música y que mantiene intacta. Por eso, lo pillamos con la sonanta entre manos al otro lado del teléfono y recurre a sus melodías para ilustrar lo que describe con palabras.
Su afán por aprender y por no arrastrar limitaciones le llevó a formarse primero en la guitarra clásica y después en la flamenca. A partir de ahí, y tras continuar su aprendizaje junto a maestros como Miguel Ángel Cortés, Gerardo Núñez, Manolo Franco o Niño Pura, el granadino empieza a cosechar sus primeros premios internacionales y a compartir cartel con primeras figuras como El Pele, Estrella Morente, Arcángel, Tomatito e Israel Galván, entre otros. Además, de desarrollar sus inquietudes artísticas como director musical y productor de espectáculos ajenos y propios.
Fruto de esta evolución nace ‘Detrás de la verdad’, el disco con el que se presenta en el mercado discográfico como solista y con el que pretende “mostrar mi manera de vivir y sentir la música”.
-¿Por qué ‘Detrás de la verdad’?
-El nombre del disco parte de una pregunta: donde está la realidad. La realidad se esconde muchas veces detrás de lo que nosotros creemos que es la verdad. Esto lo he tratado de expresar musicalmente haciendo que un palo, como por ejemplo unas alegrías, puedan empezar sonando a nostalgia hasta que se vayan acercando a lo que son. Escenográficamente en mis espectáculos también busco esta idea jugando con el espectador para que crea que estoy tocando en un sitio en el que realmente no estoy. Al final, es cuestionar los límites.
-Esto, entendemos, tiene también un proceso de búsqueda personal…
-Sí, claro, personal y también psicológico porque con el tiempo, cuando maduras, te das cuenta de que muchas de las cosas en las que creías no son así. Eres consciente de los prejuicios y los clichés que tenemos.
-En este sentido, ¿cuánto tiempo ha necesitado para dar forma a este álbum?
-El disco lo llevo trabajando desde hace mucho. De hecho, hay temas más antiguos y otros, como la soleá, que los he compuesto prácticamente al final… La verdad es que ha sido un proceso largo, para ir dándole forma a la música y a las letras y, luego, ir contactando con los artistas que me apetecía que colaboraran en los temas. Pero ha sido muy satisfactorio.
-En el repertorio abarca prácticamente todos los palos (tangos, alegrías, seguiriya, taranta, tientos, soleá…), ¿diría que es un disco ambicioso?
-Quería que no fuera como los típicos discos de guitarra que se suelen hacer hoy día, todo a base de palos rítmicos. Por ejemplo, quería acordarme de un palo que prácticamente no se hace como es la zambra, del que los guitarristas no tenemos prácticamente nada más allá de la de Sabicas y algunas falsetas más tradicionales… Quería retomar el concepto antiguo, recordando la melodía antigua pero con un nuevo lenguaje y añadirle una letra que tampoco fuera la típica sino que recordara a la Granada mora y sultana. Aunque siempre digo que no me gustan mis temas porque estoy harto de escucharlos, creo que aquí ha quedado reflejado ese peso de la zambra que quería. Más aún con la voz de El Pele, que puso la guinda perfecta.
-Además de la de El Pele, ha contado con la colaboración de muchos otros artistas. ¿Cómo ha sido la experiencia?
-Ha sido un aprendizaje mutuo porque quería rodearme de esos artistas y esos músicos. A mí me gusta compartir la música, las ideas. Es verdad que tenía las ideas claras, pero ese contacto siempre enriquece. Te permite evolucionar y estar bien contigo mismo.
-También incluye un homenaje a Antonio Canales, ¿por qué a él?
-Me apetecía porque es un bailaor al que admiro muchísimo. Y desde luego, un homenaje a Canales tiene que ser por tangos, que es donde es un maestro. De hecho, la primera letra que dice eso de “báilame, que tú eres la magia del flamenco, derramas artes y majestad, solo tú paras el tiempo”, se la compuse a él. Fue una alegría porque cuando la escuchó le encantó y, luego, ha surgido la conjunción perfecta porque la siguiente letra es suya. Ha sido genial.
-¿Qué cuenta ‘Detrás de la verdad’ de usted mismo?
-Es el punto de inicio, por eso siento tanta responsabilidad. Este disco cuenta mi manera de ver la música. No hablo solamente de flamenco porque el flamenco es solo un tipo de música. Cuando estudié clásica, por ejemplo, lo hice porque veía que había otro mundo y otros lenguajes que me podían interesar y que me podían aportar muchísimo. Creo que la música está por encima de todo. Este disco es mi manera de vivir, compartir y sentir la música. Mi visión y mi evolución hasta ahora.
-¿Piensa como muchos otros artistas que la guitarra está en su mejor momento?
-Creo que sí porque cada día los guitarristas estamos trabajando más solos y si eso pasa, si podemos tocar solos y que el público llene el teatro, es porque hay nivel para eso. Además, hay mucho movimiento en la guitarra, ganas de aprender los unos de los otros y absorber de otras músicas. Queda mucho que trabajar, claro, pero como en todo lo cultural.