Entrevista: Pablo San Nicasio Ramos
Fotos: Lola Records
«Hace falta mucha más afición entre los cantaores de mi generación»
“Espécimen” flamenco made in Carabanchel, es Enrique Bermúdez “Piculabe” (Madrid, 1981) un cantaor que se había evaporado. Nada más salir al mercado su primer disco, “Camino y Tiempo”, le perdimos la pista. Sin motivos porque madera y metales había. Pero hasta los músicos de aquel álbum preguntaban por él y no acertaban a localizarle. Camino y tiempo hasta estos días, donde aparece su segundo trabajo, “Canta y Sueña”, disco que da -asegura- un giro de ciento ochenta grados a la filosofía con la que empezó en esto de grabar.
Eres carabanchelero de Pan Bendito, una zona más alternativa, no tan flamenca como “Caño Roto”, ¿no? “Es diferente, pero creo que también flamenca. Y no sé si menos…los Losada, todo el clan vive allí, “EL Ciervo”… y hasta la forma de tocar y cantar es diferente de la de “Caño Roto”, fíjate.”
A ellos los ubicaba fuera, sólo te hacía allí a ti “Pues no, son de Pan Bendito. Hombre, cantaores sólo estamos dos o tres, el Ciervo, Pepe Morgadillo y yo.”
Alguno de ellos sería tu primer maestro “Allí nos conocemos todos, y yo les escuchaba desde siempre. Pero a mi padre el que más. Tenía un grupo, un trío, “Raíces Gitanas”, hacían rock andaluz como “Medina Azahara” o “Triana”. Incluso estuvieron a punto de fichar por Philips y hacer un contrato serio, pero dos de ellos se convirtieron a la Iglesia Evangélica y ya no siguieron.”
Una Iglesia Evangélica que tiene mucha importancia para vosotros, extraordinaria diría yo. “Musicalmente es diferente. Ahí se cantan boleros, baladas, alguna rumbita…pero es más enlutado, tiene muchas rarezas también. No es un ámbito tan abierto como el flamenco. Allí empecé de cantaor, sin pretensión ninguna”
¿Cómo empezaste para que se fijaran en ti tantos artistas a la primera? “Un cuñado de Antón Losada, vecino mío, me oyó cantar y grabamos juntos una bulería en mi casa. Yo no quería rodarla, pero él se empeñó y la enseñó; y tuvo mucho eco en las barriadas de Madrid. En Orcasitas, Villaverde, San Blas, Carabanchel… como nadie me conocía me pusieron un montón de nombres. Hasta “El Hijo de Camarón”. En aquellos años hasta “Tomatito” me dejó cantar en un concierto suyo en el teatro Coliseum de Gran Vía. Pero nadie sabía muy bien quién era yo. Me ponían motes, el “Caraqueso”…
Eso daría pie a que saliera el primer disco “Contacté con “El Negri” y me empezó a meter en los estudios de grabación. Él iba a hacer la segunda parte de “Los Jóvenes Flamencos”. Me había reconocido por la famosa maqueta de la bulería. Yo encantado en trabajar con él, claro. Él igual, pero no solo eso, sino que quería ir más allá y grabar un disco entero. Total, que así conocí a “Paquete” e hice una maqueta seria, no aquella cosa cutre que había hecho yo en mi casa. Era evidente también que yo estaba muy verde, no sabía nada de flamenco, todo hay que decirlo. Cantaba para mi Dios y punto, pero a ellos les gustó. De ahí contactamos con Fernando Crespo, de Universal, le dimos la maqueta, pero no se lo creía. Pensaba que estaba todo pinchado, así que tuvimos que cantarle en las mismas oficinas de la discográfica. Empecé a cantar y llamaron a toda la gente del edificio… Así me salió el primer contrato, pero ojo, no había pisado un tablao en mi vida. Era un verderón, un pájaro verderón, así no podía ser…”
Bueno, hombre, eso decía mucho de tus condiciones “Sí, pero el disco quedó ahí. Es un curriculum muy bueno, pero después de eso no me salía trabajo. Sí a nivel de grupo, colaboraciones y tal. Pero cuando haces un disco te sube un ego artificial malísimo y no te interesa nada. Con el tiempo dí con Víctor “el Tomate”, guitarrista de Córdoba con quien empecé a colaborar. Él me insistía en que lo que tenía que hacer era meterme en un tablao y aprender y echar horas. !!Pero si ningún tablao me llamaba!!! Eso, y que tampoco hacía yo por mostrarme. Empecé a trabajar con él y con el tiempo me llamaron Jorge Pardo, el Bola, Tomatito… y me puse a cantar de manera estable aquí cerca de Atocha, en el “Faena”, un local nuevo. Así remonté el silencio. En este tiempo conocí a José Losada quien a su vez me puso en contacto con Pepe Barroso, el dueño de “Lola Records”.
“Pepe Barroso, a quien estoy súper agradecido, me ha dado toda la libertad que no tuve en el primero. Ahora he cantado, también es que ahora sé mucho más, lo que he querido yo”
Y segundo disco “Pero nada que ver con el primero. Pepe Barroso, a quien estoy súper agradecido, me ha dado toda la libertad que no tuve en el primero. Ahora he cantado, también es que ahora sé mucho más, lo que he querido yo. Porque es lo que luego puedo defender en un espectáculo. Alejandro Sanz también me dio su apoyo, que sumando fuerzas llegamos más lejos. Aquí soy yo. Así de claro.”
Once temas variados, con alguna toná chica y todo… “José Losada, el productor, me lo dijo desde el principio. Se tenía que optar por la vía de lo ortodoxo. Y tiré de Basilio Bermúdez, un poeta madrileño familia mía, para las letras y de Juan Antonio Salazar, el genio, además de alguna popular. Este último es un referente para todos los flamencos de Madrid. No se parece a nadie. En el disco está Jorge Pardo, Luis Dulzaides, Niño Josele…”
No te valía pinchar y pinchar “Eso es, es que además eso rompe la inspiración, que muchas veces se quita en las ediciones.”
Se lleva eso, sí “Y luego que hay que meterse a cantar para bailar, en un tablao…es que es fundamental. Si lo hicieron Paco y Camarón, cómo no lo vamos a tener que hacer nosotros.”
“Hace falta mucha más afición. Muchas veces nos creemos los jóvenes que con lo que sabemos nos vale, y vamos tirando. Pero no, esta carrera nunca se acaba”
Entonces los de tu generación tendréis que aplicaros “Mira, sinceramente, en los flamencos de mi generación sólo algunos estudian. Hace falta mucha más afición. Muchas veces nos creemos los jóvenes que con lo que sabemos nos vale, y vamos tirando. Pero no, esta carrera nunca se acaba. El mismo Camarón o Paco de Lucía no pararon nunca de estudiar o escuchar aquello o lo otro. He escuchado mucho a Camarón, pero necesitas muchas más fuentes. Ahora estoy con Manuel Torre, Tomás Pavón, Fernanda de Utrera, Aurelio Sellés, Enrique Morente, Pastora Pavón… que son los padres. Un cocido no puede tener un solo ingrediente. El mismo Ramón el Portugués me dijo que no fuera tonto, que yo valía y que no me podía quedar con sólo una fuente.”
¿Dónde quieres llegar? “Que se me respete. Hacerme un hueco. Estar ahí. Que digan “Fulano, sí, muy bueno”.