Silvia Cruz Lapeña
Fotos & video: La Bienal
El intérprete de música antigua vuelve al flamenco de la mano de la cantaora onubense para amenizar las matinales de la Bienal de Sevilla
Especial XIX edición de La Bienal de Flamenco de Sevilla 2016. Toda la información
Un templo desacralizado es el mejor lugar para tocar el flamenco de otra forma. Rocío Márquez y Fahmi Alqhai, cantaora y músico, se presentaron en lo que fue una iglesia barroca, de día y en domingo, para presentar “Diálogos de viejos y nuevos sones”. La mezcla, de música antigua y jondo, ha dado frutos tan delicados como un “Cant dels Ocells” en clave flamenca. “Esa es una de las huellas que me queda de haber trabajado diez años con Jordi Savall. Tengo varias versiones de la pieza de Pau Casals y tenía ganas de presentar una cantada por Rocío”, explica Alqhai a Deflamenco. El resultado es casi una nana, una canción de cuna con la que ablandar toda ortodoxia.
Fahmi Alqhai es un sevillano de Siria o viceversa, director del Festival de Música Antigua de Sevilla (FeMÁS) e intérprete de viola da gamba, muy empleada en la música del Renacimiento y del Barroco. “Es un instrumento con posibilidades aunque no negaré que es muy difícil tocar con ella una seguiriya.” Junto a Rocío Márquez ha sido el encargado de darle brillo a las mañanas de la Bienal de Sevilla en San Luis de los Franceses, templo cerrado durante diez años por reformas y lugar que a Fahmi le trae buenos recuerdos. “Aquí debuté con mi proyecto Accademia del Piacere hace más de una década.” Con esta formación trabajó con otro cantaor, Arcángel, con quien exploró las raíces de lo jondo y la música colonial en un show que ha girado por medio mundo y que el 8 de octubre podrá verse en el Festival Connexions de Barcelona. “Ese es un proyecto más grande, implicaba a once músicos. Los que hago con Rocío es más íntimo, más recogido, pero fruto de una indagación personal y artística que ha durado nueve meses.”
Alqhai dice que para venir a la Bienal habría sido más fácil coger una partitura ya existente y hacerla sonar como en el siglo XVII o XVIII. “Pero eso ya lo hago en mis conciertos de música antigua.” Para el evento flamenco más importante del panorama nacional quiso arriesgar, probar otra cosa. Y llamó a Márquez, con quien ha compartido la gestación de “Diálogos de viejos y nuevos sones”, que repetirán los días 18 y 24 de septiembre y el 2 de octubre. El resultado es impactante pues ponen a rodar piezas como el “Si dolce è’l tormento” de Claudio Monteverdi con aires de guitarristas como Paco de Lucía y Miguel Ángel Cortés; la versión del “Cant dels ocells” con letra del poeta sevillano Manuel García o fandangos del Alosno con reminiscencias del siglo XVII.
Sin miedo a la crítica
Pero “Diálogos…” no es una mezcla. Lo que plantea este dúo es un hermanamiento y para conseguirlo, ambos han buscado en la tradición oral y en manuscritos, han tirado del propio bagaje y se han mirado dentro, por eso en el resultado se escucha a Andalucía, el folklore americano, chaconas del siglo XVII o cantos en ostinato. A esa unión, le ha puesto Rocío Márquez sus extensos conocimientos musicales y una de las voces más afinadas y hermosas del panorama flamenco. “Ha sido un gusto porque es una currante, le gusta colaborar, probar y meterse en proyectos distintos. Es respetuosa con la música pero no tiene miedo.”
Cuando dice “miedo” Fahmi piensa, en parte, en la crítica. “Los flamencos han sido más benévolos pero también nos dieron de lo lindo cuando hicimos lo de Arcángel. Me duelen las críticas de gente con la mente abierta, pero los cancerberos de la tradición me hacen reír.” Menos gracia le hace el panorama que ve en la música, las condiciones en las que trabajan los artistas, y culpa a políticos y promotores. “Pero también a algunos compañeros que aceptan trabajar a cualquier precio.” Él se siente afortunado y reconocido: es solista desde 1998, director del FeMÁS desde 2009, tiene su propio sello discográfico y está considerado uno de los mejores con la viola da gamba, instrumento al que se empeña en dotar de un sonido para el siglo XXI.
De momento, disfruta con “Diálogos..”, proyecto en el que ha embarcado también a Agustín Diassera, uno de los percusionistas más dotados del flamenco, a quien reclaman desde hace tiempo desde otros géneros. Él no aplica la furia de otros palmeros, es contenido, y esa suavidad se acopla de maravilla a la viola da gamba (instrumento que no se pulsa, se frota; se sujeta entre las piernas, pero no toca el suelo) y a la especialísima voz de Márquez. El resultado es dinamita, una conjunción delicada y explosiva a la que el espacio, iglesia ya sólo en el nombre, vuelve aún más poderosa.