Entrevista: Silvia Cruz Lapeña
Fotos: Rafael Manjavacas
La cantaora presenta el 6 de junio su último disco, «La vida del artista», abriendo la programación de la Suma Flamenca 2017.
“Nunca más serás mi juez / nunca más morder el cebo”. Así arranca Argentina su último disco, La vida del artista. No son versos populares, de Machado, ni de Lorca: son de Benajamín Prado, poeta, novelista y tertuliano muy del siglo XXI, uno que escribió para Joaquín Sabina o Coque Malla y que por primera vez se atreve con una cantaora. “Coincidí con él en una Suma Flamenca y decidimos pedirle una letra. Nos pareció muy flamenca, me siento bien con ella porque como está metida por tanguillos, no suena vengativa sino guasona”. También aparece en este álbum la voz intensa y rasgada del actor Juan Diego, que recita “Elogio a Morente”, tema en el que la de Huelva pasa a un segundo plano para que el intérprete, amigo y compadre del granaíno diga cosas como esta que firma Alberto Manzano: “El tiempo se paró a la hora que no era”.
Hay otra colaboración que es contrapunto y da cuenta del interés de la onubense por adentrarse en otros terrenos: es una farruca dulce y futurista con el sello del flautista portugués Rao Kyao que suena a sal del Atlántico. “Hice una gira con él por Italia y Portugal antes de empezar mi carrera como solista que fue preciosa. Él intentaba adaptarse a mis canciones y yo él y tengo un recuerdo precioso de todo aquello. Por eso está aquí”.
Concienciada con el medio ambiente
Cuando dice “aquí”, Argentina se refiere a su quinto disco, cinco en poco más de diez años, pero a ella le parece que no es tanto. “Soy inquieta, no paro, siempre estoy maquinando algo, pensando en lo próximo que voy a hacer”, dice en una conversación que plaga de pequeñas carcajadas. Al hablar de José Quevedo “Bolita”, productor del disco, asegura que para qué cambiar cuando algo funciona. “Algunos me preguntan si no temo que al ser siempre el mismo equipo todo suene igual, pero es que ‘Bolita’ siempre me sorprende, siempre sale con algo que no espero. Y yo creo que vamos los tres por buen camino”.
En esos “tres” está su marido, Luismi Baeza, en cuyas manos dice que pone su carrera. Dice que tiene confianza “ciega” y que como ella es una persona fácil de llevar no tienen mayores problemas por compartir casa, vida y trabajo. Él ha escrito también algunas letras, por ejemplo las de las alegrías que llevan por título “Viva la tierra viva”, una composición en la que la cantaora habla de una de las cosas que más la angustia del mundo en el que vive. “Me aterran las consecuencias del cambio climático. Es algo sobre lo que leo y me informo porque me da terror lo que pueda pasar, el mundo que vamos a dejar. Y quería que tuviera sitio en este disco”.
Una técnica vocal propia
La vida del artista contiene 18 cortes, entre los que hay bulerías, nana por soléa, romance, temporeras, alegrías, tarantos, fandangos… “Lo que más me gusta es indagar en el flamenco y descubrir cantes y cantaores. En el flamenco, me siento aficionada antes que artista. Sólo hay algo que me gusta más que cantar y es abrirle camino a los que vienen detrás”, cuenta esta ex alumna de la Fundación Cristina Heeren. “Ese fue un tiempo estupendo, tengo recuerdos maravillosos. Allí coincidí con Rocío Márquez y conocía a gente como Virginia Gámez o Laura Vital. Me da mucha alegría encontrármelos. ¡Volvería a esa etapa encantada!”
En el disco le pasa a la de Huelva como en directo: que da la sensación de que no le cuesta nada abrir garganta y pecho para quedarse colgada a una nota que a otros les costaría sudor y sangre alargar y mantener. “Pues la verdad es que acabo siempre con agujetas porque para no lastimarme la garganta aprieto mucho las piernas… sobre todo la izquierda y también los brazos. Y siempre acabo con dolor de espalda”. Dice que en sus años de formación se le resistía la teoría y que de la técnica vocal aprendió a adaptarla a su manera. “Calentar, por ejemplo, es primordial para mí. Y estar callada todo el día antes del concierto, reposar la voz, dormir bien y beber mucha agua. La técnica es muy buena si la llevas a tu terreno porque si no, puedes parecer un robot”.
Dice que cuando escucha grabaciones de hace unos años se nota niña, con la voz muy aguda. “Bolita me dice que se me está poniendo la voz grave y yo creo que también. ¿No dicen siempre que hasta pasados los 40 no se ha hecho la voz? Pues a mí se me empieza a hacer, lo noto”.
Abrir caminos
En el nuevo disco hay también un fado al que Argentina le da un punto jondo que le cae muy bien. “Es la música que me gusta junto al flamenco. También hago un tango argentino porque son las músicas que me atraen, las del pueblo, pues tienen verdad y son viscerales. Para mí es más fácil meterme en esos terrenos”. Asegura que fuera de esa música de raíz, siempre le han gustado Mariah Carey o Whitney Houston, voces femeninas que, como la suya, se caracterizan por la potencia, la buena afinación y el dominio de las notas altas.
Argentina no da clases porque le da vergüenza. Es un rasgo sorprendente de alguien que se sube al escenario con un temple considerable y asegura que disfruta muchísimo los directos. “Ya me pasaba en el colegio: me daba vergüenza preguntar pero no subirme a un tablao a echarme un cante”, cuenta divertida mientras recuerda cómo la reñían los profesores por esta contradicción. “Será porque cantando es como me siento segura, es mi medio, lo que sé hacer”.
Dice que lo de abrir caminos se lo ha tomado como algo personal. Por eso convocó un premio de 3.000 euros para pintores e ilustradores de donde salió la imagen de portada del disco. “Fue idea de Luismi, pero me pareció estupendo porque serviría para dar a conocer al artista que ganara. Es algo que me gustaría seguir haciendo porque hubo gente que era la primera vez que se presentaba y les sirvió de escaparate”.
Un caparazón contra los ataques
Dice que el contacto entre artistas que le cuentan los mayores no se da del mismo modo entre los flamencos más jóvenes aunque ella dice estar muy pendiente de lo que hacen sus compañeros. “Siempre sé quien saca disco, dónde actúa este o el otro, si le han dado un premio… ¡Es que me interesa” Le gustan las anécdotas que le contaban José de la Tomasa o Paco Taranto sobre cómo aprendieron ellos el cante, pero reconoce que darle a una tecla y poder escuchar a Mojama es una suerte para el que aprende. “Creo que se han perdido algunas cosas, pero en otras soy consciente de que me ha tocado vivir en un tiempo privilegiado”.
No le gusta que le digan que lo ha hecho bien cuando ella misma se ha dado cuenta de que no ha dado un buen recital. “Cuando la crítica es muy mala y yo no lo veo así, me molesta, pero no me lo tomo a mal. Luego están los que quieren hacer daño, pero mi cuerpo está creando un caparazón contra eso desde hace tiempo”, cuenta alguien que dice no haberse agobiado nunca por este tema, pero que ha visto a compañeros destrozados por un comentario hecho con mala baba. “Diría que con eso soy pasota, o práctica, pero lo que tengo claro es que no permito que me coma la moral”. Lo que dirán en esta ocasión crítica y público se comprobará de nuevo el 6 de junio en los Teatros del Canal, donde Argentina volverá a mostrarle a Madrid lo que sabe una vez más.