Así se denominan en su página web, Torres Bermejas «La Catedral del Flamenco», y bajo dicho título, la palabra clave «Camarón de la Isla», que estuvo trabajando largo tiempo en este tablao del centro de Madrid.
Y se sigue utilizando como principal referente el nombre del genio de la isla, y también como reclamo, pues aún, se sigue asociando el nombre del tablao al de Camarón, aunque de eso ya hace muchos años, inevitablemente.
Si que fue uno de los tablaos referentes en la época dorada de los tablaos, junto a otros tablaos, algunos desaparecidos y otros que permanecen. Torres Bermejas lo tiene todo, por historia, por su inmejorable situación, por tamaño del local, por su singular decoración, para ser uno de los mejores de la capital.
Estuvimos una noche de invierno, quizás no era la noche adecuada, había pocos clientes, apenas unos 15, en un salón muy grande, una luz poco cálida, que no cambia durante el espectáculo, no hay música ambiente, y sí, silencios incómodos, tan sólo murmullos no disimulados –y no de los clientes, sino que vienen desde la cocina, antes y durante el espectáculo- una situación bastante incómoda.
Comienza el espectáculo, no hay megafonía, sin micrófonos, 3 artistas en escena, guitarra, cantaor, un bailaor, otras tres bailaoras más que salen a escena cuando corresponde, según la estructura del espectáculo montado. Se echa de menos la megafonía cuando los murmullos que vienen de la cocina impiden que se escuche la guitarra. El cantaor se impone, el baile nos recuerda que estamos en un tablao. Baile por soleá, un baile por bulerías, un paso a dos por tangos, vestuarios impecables. De repente un descanso, sin aviso alguno, 10-15 minutos vuelven los silencios incómodos y los murmullos. No nos vamos, esperamos para seguir disfrutando de un baile por alegrías con bata de cola, y le sigue otro baile por alegrías, esta vez por Juan Carlos del Pozo, único artista que reconocemos, buscamos en la web del tablao y aunque si hay fotos no conseguimos saber del nombre del resto.
Lo mejor del tablao, los artistas, a pesar de estar atrapados en la dinámica de funcionamiento del local, que parece empeñado en seguir funcionando con las inercias adquiridas de hace 50 años, pero con todas las condiciones para volver a ser un tablao importante de la capital, a poco que actualicen procesos y pongan el calendario a 2017.